Capítulo sesenta: Gruesa pared.
Narra Leander:
—No me lastimarás —responde con mucha harmonía.
Permanezco en silencio acariciando con mi pulgar su mejilla, la mierda de vida me clava una estaca en la espalda y la sangre comienza a brotar sin cesar cuando me encuentro con las cuencas celestes. Su inocente mirada me recibe y me permite, por fin, tener toda la cercanía que a mí me de la gana. Pero sus palabras hacen que me detenga. Piensa que no la voy a lastimar, lo sabe y admite. Pero ni yo creo en sus palabras, Lillai está jugando con demonios peores que los suyos; lo sabe, pero no ve con claridad la gravedad de ellos. No confío en mí mismo, ella tampoco debería; pero su maldita mirada me observa como si fuera el hombre más santo en el universo.
No la quiero lastimar, no quiero joderla y destrozarla como lo hago con todo lo que toco; pero sé que lo haré, mi instinto animal me hace saber que voy a terminar quebrantando a la mujer frente a mí. Me detesto por ello, porque soy impredecible y cometo errores de verga todos los días y aún así permito que Lillai siga divagando más en mi mundo, debería de detenerla; pero soy demasiado egoísta como para hacerlo. La simple verdad es que no puedo mantenerme alejado de ella, es la droga más adictiva, el veneno más mortal y mi arma favorita. La tomo entre mis brazos y dejo que encaje sus piernas al rededor de mi cintura, su cuerpo contra el mío hace que cierre los ojos y me acerque a su cuello para olerla como un maldito animal. Aparto su cabello y dejo su piel más expuesta, la delicada tez de sus hombros se eriza—. Leander... Eliza está muy cerca, no quiero que vaya a despertar y nos encuentre así —pasa sus manos por mi cabello, la manera en la que mueve sus dedos provoca en mi sensaciones placenteras. Con mi nariz, trazo de su hombro hasta su brazo; grabo en mi mente la forma en como se siente tibio. Siento las olas magnéticas de su magia y solo incrementan mis ganas de mantenerme así toda la noche.
—Que se joda —me abrazo a su cadera y la miro, aún hay tristeza en su mirada. Me alejo de su adictivo aroma y la observo con atención—. Cuando sientas que he sido brusco cuando te toco...—bajo el volumen de mi voz, sus ojos se ensanchan—. Necesito que lo digas —asiente—. Es una orden —regreso a su brazo y cierro los ojos de nuevo, su cercanía combinado con los nervios que emana hacen que regrese de nuevo a su cuello y plante un largo beso sobre el, la hago suspirar; sonrío sobre su piel.
—C-claro, pero no creo que vaya a ser necesario —me alejo de su cuello y la miro a los ojos, no puedo ver sus mejillas rojas, pero deduzco que arden. Acaricia mi mejilla una vez más y deja un dulce beso sobre ella, la miro con confusión; el remolino de emociones invade mi cabeza, lo hago desaparecer con rapidez. Se abraza con más fuerza de mi cuello y descansa sobre mi hombro—. Leander.
Observo como nos continuamos alejando de las montañas de arena—. ¿Qué? —acaricio su espalda, las voces de Tony y de Lalo regresan; tengo que sacudir la cabeza para alejarlas. No sé si la lejanía de estas calman mi estado o si solo empeoran todo.
—Estaré contigo, no te dejaré solo y tampoco lo permitiré, eres un buen hombre y no mereces seguir con este camino por tu cuenta —sus pequeños susurros atraviesan mi columna vertebral de una manera deliciosa—. Estarás bien, estaremos bien —y caemos en un continúo silencio.
Lo percibo, quiere domar a la bestia, piensa que puede aliviar mi patético corazón y reconstruirme, enserio cree que hay una buena persona debajo de toda esta mugre. Pero el problema con los asesinos, es que no podemos ser arreglados.
(...)
Tres semanas después...
El desierto comienza a perder su esencia calurosa y paisajes llenos de arena. Árboles y más vegetación nos dan la bienvenida a nuestra victoria, estamos a tan solo días de cruzar la frontera y llegar al país lleno de bosques. Maldita sea, estoy extasiado por salir de este hueco lleno de polvo y entrar al otro colmado de humedad. Entre la selva es más fácil esconderse y escapar, es como una carrera de obstáculos y todos sabemos que los inútiles de los guardas del Rey, no sirven para atrapar a personas que corren entre la maleza.
Los tres caminamos dentro del pueblo atemorizado, no tenemos los gorros puestos debido a que Lillai ha cambiado nuestros rostros y caminamos con completa libertad. Eliza balancea sus caderas con naturalidad, lleva el cabello suelto y presume las facciones falsas creadas por su hermana; mira a las personas de alrededor con insignificancia y muchos hombres se pierden en su cuerpo. Lillai, camina de una manera celestial. A diferencia de su hermana, ella permanece los ojos sobre un punto fijo e ignora con acierto a todos. Su postura es relajada y no le teme a los policías que saquean el lugar. Mantiene la mirada aburrida, pero cuando me encuentra mirándola; sonríe y su expresión cambia por completo. Me molesta tener que ver su rostro ser modificado.
Entramos al bar y nos sentamos sobre los primeros taburetes que nos encontramos. Lillai, con desenvoltura, llama al mesero. Este se acerca a paso rápido—. Bienvenidos a The Cave ¿Qué les gustaría? —Lillai lo atrapa con sus ojos y chasquea sus dedos con disimulo, una chispa plateada se escapa, pero solo yo la he notado. Quedo cautivado al ver lo relajada que se siente y como no le molesta usar su poder para engañar a un bastardo. El hombre por poco deja caer su libreta cuando Lillai lo atrapa con su hechizo.
—Trae tres especiales de la casa, dos vasos de agua y unas cinco latas de cerveza —pone los ojos en blanco cuando le hace saber al tipo sobre mi pedido, pero no los aparta de él—. Y no pagaremos nada por la comida, muchas gracias —automáticamente éste sale y entra por las puertas traseras que llevan a la cocina, Lillai suspira—. Bien, es muy fácil obligar a las personas a hacer cosas pero no me agrada ver sus rostros en blanco, parecen robots —aunque se haya soltado más, sigue siendo sensible, sigue siendo Lillai.
—Deberías también de compeler al chico para que le guste, se ve muy apuesto —muerde su labio inferior con exageración—. ¿No lo crees Lillai? —ruedo los ojos.
—No Eliza —se cruza de brazos y aparta su corta mirada de la mía.
El tipo regresa con la comida y Lillai hace de las suyas para hacer que aquí nunca pasó nada—. Si hubieras aprendido a hacer eso desde antes, todo por lo que pasamos habría sido más sencillo —comenzamos a comer.
Lillai mira con disimulo a unos cuantos oficiales que entran al establecimiento, no se tensa ni un poco y yo me trago la sonrisa de satisfacción; lo que puedes lograr en un par de semanas es increíble. Nosotros continuamos en silencio con nuestra comida, con mi mirada le advierto a las dos que continúen siendo normales y me obedecen al instante, como siempre. Dos policías se colocan frente nuestra mesa, yo tengo que morder el tenedor con fuerza para no clavarles a los dos en los ojos el filo de una de mis dagas. Nos miran con superioridad, como si los bastardos fueran la gran cosa. La sangre me hierve cuando uno golpea la mesa con su puño para llamar la atención de la despistada de Eliza—. Como ya lo saben hay tres personas en la fuga —no me lo digas—. La bruja —muestra un retrato de Lillai, este es nuevo, la cifra de dinero a aumentado—. Una chica, la cual aún no sabemos porqué está con ellos —muestra el dibujo de Eliza, bajo su rostro están las palabras ''viva o muerta''—. Y el asesino —enseñan el mío, saco el tenedor de mis labios cuando leo con claridad ''entregar con vida''—. ¿Los han visto? —Lillai se tensa repentinamente, al parecer no estoy alucinando, el Rey de mierda me quiere con vida ¿Por qué?
—Lo siento oficiales, pero les agradecemos por proteger al país entero del demonio —Eliza habla sin dudar, la felicitaría; pero solo subiría su ego.
El que suda cantidades excesivas entrecierra los ojos y nos observa bien a los tres—. Esto es algo serio ¿Qué hacen ustedes por aquí tan tranquilos cuando el mundo enloquece? —ladra.
—No creo que sea tan malo salir a comer con los amigos —Lillai llama la atención de los perros—. Además, no somos los únicos en este bar —señala el lugar entero—. Hay muchas personas —el otro se acerca mucho a ella, tanto que invade su espacio personal; Lillai hace una mueca y retrocede su rostro un centímetro. La toma del cuello de su vestido y la atrae a su cara sucia.
Golpeo la mesa con fuerza—. Aléjese —pero la dureza en mi voz no es suficiente, voy a enfrentar al hijo de puta, pero Eliza me toma del brazo y clava sus uñas en mi piel, gruño. Un montón de platos se caen, sé perfectamente que ha sido ella. El oficial se aleja y se fija en el desorden, empleados corren a limpiar el desastre y gritan, culpándose entre todos.
La bruja alisa su vestido y el oficial vuelve a dirigirse a ella—. No creo que recurrir a la violencia sea necesario cuando no tenemos respuestas oficial, lamento hacerlo perder el tiempo —ambos tipos se quejan por lo bajo y continuan con su cuestionario a la mesa de al lado. Ella sigue comiendo con tranquilidad y cuando no nos prestan atención, Lillai se acerca a nosotros—. ¿Por qué tu cartel dice que te quieren con vida? —susurra y después toma un trago de agua.
—Si, pensé que te querían muerto —Eliza juega con su comida, evidentemente no está cómoda al saber que ella es la única que no le importan si la encuentran muerta—. No tiene sentido.
Cierro mis ojos y divago en los recuerdos de aquel día, cuando casi lo asesino. Sonrío y las miro a ambas—. Debe de querer matarme él —me encojo de hombros—. Pero me vale verga, la frontera no está muy lejos y es imposible que nos encuentren —señalo con la cabeza a los policías inservibles—. Como pueden ver, nos tenían frente sus narices —como con indiferencia y me trago la primera lata de cerveza—. Son unos inadaptados.
Terminamos con nuestra visita en el restaurante y nos dirigimos a la casa en donde nos estamos quedando. Esta vez no tuve que matar a nadie, ha sucedido algo mucho mejor que eso, Lillai, con sus poderes, ha hecho que los dueños se larguen y nos dejen con el lugar. No la obligué a hacerlo, sino que ella se ofreció. Llegamos, cierro la puerta de mala gana y Lillai hace que regresemos a nuestros rostros originales; rasco mis mejillas y remuevo mi cabello, cada vez que hace eso siento el rostro entumecido. Con ganas observo el rostro angelical de la hechicera y me complazco con el, la observo moverse en la sala de estar hasta dar con su bolso. Saca el espejo de el y se concentra con poco esfuerzo para sacar a la bestia. Sus largos cuernos chocan con el rostro de Lillai y hacen que ella caiga sentada, quiero acercarme para asegurarme de que esté bien; pero me detengo cuando la escucho reír.
—Bien, la frontera —Eliza salta y cae sobre el sofá—. Solo quedan unos días ¿Crees que la lograremos cruzar? —aparta el cabello de su rostro y juega con su labio inferior mientras me observa.
—¿Qué te hace pensar que no la cruzaremos? —fijo toda mi atención en ella y olvido a Lillai y al animal que permanecen en el suelo—. Hemos estado huyendo por meses y preguntas esta idiotez —me burlo—. Anda, habla —me siento sobre un banco, sin apartar mi penetrante mirada de la de Eliza.
—No lo sé —niega y mira a Lillai de reojo. Suspiro.
Lillai llama nuestra atención—: No creo que sea difícil —deja sus ojos puestos sobre el animal, mientras que yo deseo en omisión que estén sobre mi—. Leander tiene razón, ya hemos estado escapando durante mucho tiempo; la frontera es lo de menos —sonrío con sus palabras—. Pero entre más rápido lleguemos mejor —fija sus ojos sobre mi, mi ensoñación se hace realidad cuando me encuentro con el celeste; me doy el lujo de observarla con intensidad, sin importar que Eliza esté presente. Lillai es la que aparta la mirada primero.
—¿No nos pedirán nada cuando la crucemos? Lillai y yo nunca hemos salido del país —limpia un poco de tierra que hay en su vestido, la prenda no será muy cómoda cuando lleguemos al país vecino.
—No hay de que preocuparse, me encargaré de cualquier bastardo que se interponga en nuestro camino.
—Te refieres a asesinar —Eliza señala con éxito.
—Nada mal linda, ya me vas conociendo —comento con sarcasmo.
Ésta eleva sus cejas y me mira con incredulidad—. Bueno —se coloca de pie—. Voy a limpiarme un poco y dormir —habla con seriedad—. ¿Van a practicar? —Lillai asiente, yo me trago una carcajada; probablemente lo menos que vamos a hacer es trabajar con la magia—. ¿Cuándo podemos nosotros dos seguir practicando? —me habla directamente—. Aún quiero saber defenderme correctamente.
Tomo una daga cualquiera y la lanzo, por como la tiré da el efecto de clavarse en el rostro del pájaro, pero roza un poco su cabeza y termina estancada en la pared tras de ella—. Tómala, será tu amiga para la práctica de hoy —la hermana menor se recupera del susto y con torpeza saca la daga. Una sonrisa maliciosa aparece en su rostro y sale a la parte trasera de la casa. Lillai le da unas palmadas al lionide para que siga a Eliza y esté pendiente de ella.
Desde hace unos días Eliza continuaba insistiendo con las clases de defensa personal, Lillai se negaba y terminaban en un puro berrinche. Ambas me daban migrañas. La bruja terminó aceptando la propuesta de su hermana y yo decidí tomar mi rol como maestro, con esto puedo seguir entrenando. Aunque la mocosa no sea la mejor adversaria, me divierto cuando la veo temblar como un conejo. Me acerco a la única mujer que es capaz de ser dueña de mis pensamientos y le ayudo a colocarse de pie—. Me sigue sin gustar esto —se aleja de mi agarre y se cruza de brazos, yo la miro divertido—. No quiero que se lastime —me ojea con cautela, me mira como perro sin dueño.
Ruedo los ojos—. Haré todo lo posible para no lastimarla esta vez —la primera vez que empezamos con la practica, le corté la piel accidentalmente con el cuchillo. La niña gritaba a todo pulmón y mis tímpanos sangraban gracias a ella. Lillai vino al rescate y yo me llevé una mirada amenazante, pero muy sensual, por parte de la hechicera—. Pero no prometo nada —le guiño un ojo y ella solo desaprueba mi elección de palabras. Debo de admitir que lastimar a Eliza aquella vez se sintió bien, se lo merecía después de todo lo que me ha hecho pasar.
—Hablo enserio Leander —me mira intensamente—. No tengo que estar sanando heridas todo el tiempo.
—Así es como más se aprende —me río cuando miro como su fino rostro hace una mueca. La acerco a mi cuerpo, dejo mi brazo alrededor de su pequeña cintura y me deleito al ver como se pone nerviosa, me encanta observar lo que causo en su organismo—. Estuviste bien en el bar —susurro muy cerca de sus labios, causando que tiemblen—. Demasiado bien —aparto un mechón de su rostro, tomo mi tiempo pasando mis dedos entre su cabellera; Lillai cierra los ojos. Aprovecho el momento para adueñarme de sus labios, soy suave con ella. Se sobresalta cada vez que hago un movimiento muy salvaje e inesperado. Aunque me gusta ver como sus pupilas se dilatan cuando soy travieso y sobrepaso la línea, no quiero eso ahora. Muerdo su labio inferior, ella suspira. Como acto reflejo la coloco contra la pared más cercana.
—¿Te parece si hoy salimos a ver las constelaciones? —sus ojos brillan más que aquellas estrellas de mierda.
—Serás tú la única que las vea —me acerco a su oído—. Yo estaré muy ocupado viéndote a ti.
Lillai ríe con mi ridículo comentario, sonrío inconscientemente. Me separo para ver su sonrisa, ésta me cautiva y me hace olvidar que Eliza está afuera esperando a que vaya a practicar—. Eres divertido cuando quieres —golpea con diversión mi hombro y deposita un casto beso sobre mis labios, dejándome embriagado y con ganas de más—. Vamos, mi hermana te está esperando —quiere separarse pero la detengo.
—¿Cinco minutos más? —acerco mi rostro a su cuello y trazo su piel con mi nariz, ésta se carcajea con el cosquilleo que debe de sentir—. Mejor diez...
Sus ojos me miran de nuevo, la comisura de sus labios llega hasta ellos y me deja sin aire. Daría mi vida para que me viera como lo hace ahora. Ésta ladea la cabeza cuando ve que he bajado la guardia, he cometido el error de dejar que me lea como un estúpido libro abierto al público—. Te quiero Leander, no te veo como el asesino cruel ¿Bien?
Mi corazón se detiene y por primera vez no me interesa seguir construyendo aquella gruesa pared.
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AWWWW demasiada miel ¿No lo creen? 🙊🙊🙊🙊
Los personajes han avanzado bastante.... y quiero saber sus opiniones acerca de ellos ¿Quién es su favorito? ¿Por qué? Éste capítulo lo tengo escrito desde hace rato y ahora que lo he vuelto a leer me han divertido bastante ciertas escenas 😂
Espero poder estar haciendo las cosas bien, aveces cuando escribo siento que todo sale bien en mi cabeza pero no sé... por otro lado, estoy a poco tiempo de tener vacaciones 😭 ¡Por fin!
¿Cómo están ustedes?
De nuevo... gracias por estar aquí conmigo y los personajes 🥺🤍🤍
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