Capítulo dieciséis: Reflejo en el agua.
Narra Leander:
Sueños, durante toda la noche, en repetición... y en todos estaban sus condenados ojos.
O me he vuelto más demente de lo normal o la chica ha puesto un hechizo sobre mí para no dejar de ver esos dos círculos claros. En muchos de los sueños solo permanecía frente a mí, su cabello tan claro como sus ojos, era movido por una constante brisa y su mirada permanecía fija en la mía. No estaba seria, su semblante era dulce y encantador.
No entendía por qué me miraba de una manera tan buena si yo soy solo una escoria, ella no me miraba como todos los demás lo hacen. A sus ojos, era diferente, miraba a través de mis paredes... tenía miedo ya que era la primera persona en destruir semejante trabajo que creé durante años y yo nunca le tengo temor a nada. Solo le temía a un estúpido sueño.
Me despertaba de golpe en busca de Lillai, para ver si enserio me estaba observando, pero la mujer estaba completamente dormida frente a mí y al lado de su hermana. No dormí en toda la noche, ya que, aunque pensara antes de dormir en los gritos de las personas cuando las mataba, terminaba soñando en la bruja. En muchos sueños no hablaba, solo me observaba y yo a ella, de pie, en un espacio vacío. Pero en otros ella me hablaba, con esa maldita voz calmada que tiene.
Muchas conversaciones no las recuerdo, pero otras sí, me decía lo mucho que quería entenderme, pero antes de que le pudiera responder a cualquiera de sus palabras me obligaba a mí mismo despertar. Siempre terminaba buscándola con la mirada y me la encontraba con sus ojos cerrados y en una posición no tan cómoda.
Me pregunto si es capaz de controlar los sueños, pero no quiero preguntarle, ya que puede que no sepa de lo que esté hablando y quede como el idiota que sueña con una chica desconocida sin sentido alguno. Pero aun así, Lillai no parece estar desconcertada esta mañana, luce relajada y conversa más de lo normal con su hermana. La voz que escuchaba en sueños regresa siempre que Lillai habla y ya me estoy desesperando.
La bruja mete a su apestosa mascota, que lo único que hace es estorbar, y guarda su espejo. Si pudiera partirlo en dos sería maravilloso...—. ¿Me estás escuchando? —Eliza me despierta de mis pensamientos perturbadores—. ¿Aún tenemos tiempo para restregarnos con esta agua? —señala el balde de agua de donde toman los caballos—. Desde ayer no me doy un pequeño baño y necesito encontrar una manera para sentirme limpia.
—Sí sí, aún no sale el sol, tenemos tiempo.
Concuerdo mentalmente con la chica cacatúa, también necesito agua, comienzo a oler a sudor y no es lo más agradable. Me quito la capucha y la camisa sucia con rapidez, tomo un poco de agua entre mis manos y la paso por mis brazos. Eliza actúa con mucha velocidad, se quita la camisa y me da la espalda para limpiarse un poco. La vuelve a colocar sobre su cuerpo, levanta su falda larga hasta los muslos y repite el mismo proceso hasta llegar a su rostro.
No la miro mucho, no quiero darle el gusto de pensar que me interesa su cuerpo, así que solo me comporto de una manera indiferente, casi burlista, al ver cómo es capaz de desvestirse de esa manera mientras yo estoy a su lado—. Se siente bien... —sale del establo y quedo a solas con Lillai.
—¿No vas a refrescarte? —evito ver sus ojos, podría perder el autocontrol y arrancarme los cabellos de la cabeza, que mierda, necesito olvidarme de esos estúpidos sueños de una maldita vez, me urge tomar un poco de alcohol...
—Yo... este...
Dejo de restregar agua por mi cuerpo y me giro hacia ella, sus ojos son aún más claros a la luz del sol, antes de que estampe mi cabeza contra el suelo, aparto la vista—. Si lo que tienes es miedo de que te mire te daré la espalda —me giro, teniendo entonces el balde a mi derecha—. No seas cobarde...
Escucho cómo llega a mi lado—. No te des la vuelta —me advierte con la voz temblorosa, puedo imaginarme cómo juega con sus manos y como se mantiene tiesa detrás de mí.
—Que no lo voy a hacer, no me interesa verte semidesnuda en lo absoluto —continúo lavándome la cara.
Mis oídos captan como Lillai se comienza a desvestir, escucho cómo deja su blusa y falda larga a un lado para que no se ensucien, mientras que la mía, está en el suelo. Ha quedado en solo ropa interior, ella comienza por tomar un poco de agua y la escucho quejarse cuando el líquido toca su cuerpo, está fría, pero solo es cuestión de algunos momentos para que se llegue a acostumbrar a la temperatura. Me quito los pantalones, asegurándome que ningún arma salga de su escondite y se pierda por ahí, me quedo en ropa interior al igual que la chica a mis espaldas.
Cuando me giro para tomar más agua con mi manos, veo su reflejo en el agua y me quedo quieto sin apartar la mirada. Mis ojos pasan de su clavícula a sus pechos cubiertos por su sostén color blanco, me quedo sin aire al ver que son abundantes y para nada lo que me imaginé, las curvas de estos me hacen tragar con tanta fuerza que duele, la piel sensible de ellos me hace querer girarme y tocarlos sin importar su reacción; el contraste de su piel blanquecina y su cabello solo hace que su cuerpo brille de una manera extraordinaria.
Bajo la mirada a su abdomen, la piel es fina. Veo las curvas de su cintura e imagino mis manos encajando sin dificultad. Mis ojos se pierden en su trasero y cómo la tela de su calzón se ciñe sobre su parte femenina. Se secan mis labios y me quedo impresionado observando su reflejo. Los dos tomamos agua al mismo tiempo y la esparzo por donde sea, sin dejar de ver el agua. Espero a que se calme y la imagen vuelve a ser clara, definitivamente debe de ser mejor verla en vivo y a todo color que por la refracción.
Pienso en voltearme tan solo unos momentos sin que ella se entere, pero es muy tarde, ya que se comienza a vestir. Yo me apresuro y me coloco la ropa con rapidez para voltearme y ver la piel de su espalda sin la necesidad de tener que observarla a través del agua. Termino de ponerme la capucha y la miro justo a tiempo antes de que se ponga esa horrenda blusa. Mis dedos se acercan con lentitud, pero me detengo en el aire mientras ella acomoda su cabello para colocarse la blusa por completo, la tela cubre su piel y aún más cuando se pone la capucha. Me giro antes de que me encuentre viéndola—. Ya he terminado, gracias por respetar y no girarte —la vuelvo a ver, ella me sonríe amablemente y sale del establo.
Si solo supieras que ya te he visto sin la necesidad de voltearme...
(...)
Su piel... casi he acariciado la piel desnuda de su espalda. La punta de mis dedos arden con solo aquel vívido recuerdo de hace unas horas, agradezco, ya que he dejado de pensar en los sueños, pero aún así sigo pensando en ella y en cómo desearía tocarla sin que se queje de mis caricias; mi manera de aturdirme lo único que hace es crecer con insistencia cada vez más, ya me duele la estúpida cabeza y el sol bastardo no hace más que burlarse de mí. Lo he dicho antes y creo que lo diré por siempre: la maldita hija de puta de la madre naturaleza me odia más que a nadie y está comprobado... por mí.
Tomo los hombros de ambas para que bajen el paso, cuando coloco mi mano sobre el de Lillai trago en seco, necesito encontrarme con una prostituta y pronto, es por la falta de cogerme a una—. Dijiste que necesitas ir a una biblioteca para encontrar más de esos libros tuyos —me dirijo a la bruja. Su rostro está mas cerca del mío que de costumbre, puedo oler su aliento y concentrarme más en su semblante—. Hay una justo al lado...
Las dos giran su rostro y divisan la tienda con grandes ventanales en donde se pueden ver miles de libros colocados a la perfección justo para llamar la atención de las personas. Caminamos y entramos a la librería haciendo sonar una campana que se escucha parecida a la voz de Eliza—. ¿Nos separamos? —Lillai es la primera en hacerme una pregunta para ver si acaso estoy de acuerdo, me gusta que busca mi consentimiento para hacer algo.
Le pego un ojo al ambiente del lugar y al que atiende, el viejo es más ciego que mi bisabuelo y solo hay tres personas interesadas en las aburridas páginas de los volúmenes—. De acuerdo, cuando encontremos algo útil se lo mostramos aquí a la... —iba a decirle bruja, pero me detuve—. Dama... —señalo a Lillai—. Y cuando acabemos nos vemos en este mismo punto —estrujo los hombros de las dos—. No quiero que llamen la atención de nadie —aprieto la quijada—. Si por alguna razón alguien se entera de nuestra existencia quiero dejen caer muchos libros al suelo para así yo saber ¿Entendido? —ambas asienten—. Genial, vamos.
Nos adentramos en la biblioteca con olor a anticuado y techos estropeados, hay muchas estanterías llenas de libros que deben de tener más de mil años de existencia. Por el momento no encuentro nada interesante, toda esta sección habla sobre recetas culinarias extranjeras, salgo y me voy a otro estante, tomo el primer título ''Bestias'', está desgastado y las hojas manchadas de sustancias no identificadas, pero debe de servir de algo. Después de ese libro encuentro otro aún más interesante que el pasado ''Brujas y su pacto con el Diablo'', me encojo de hombros, es insolente, pero debe de ayudarle a Lillai a entender algo.
Después de esos dos se ha vuelto más difícil encontrar algo que hable sobre la existencia de Lillai y su magia, debieron de destruir cada uno que hablara sobre ella y solo han dejado los que expresan puro odio. Encuentro el rostro analítico de Lillai y me coloco a su lado—. ¿Has encontrado algo? —mira lo que llevo en la mano—. A mí se me ha hecho difícil, es como si todo se hubiera desvanecido —los toma entre sus manos, su ceño se frunce cuando lee el segundo título—. Esto es un poco grosero... —su forma de hablar es como la de una niña pequeña o como la de una persona muy respetuosa.
—Lillai encontré un libro que te puede interesar —Eliza se coloca a mi lado y extiende lo que lleva, el libro es verde y está rasgado, pero el título se puede leer con claridad ''La magia de las brujas'' —estaba en un bote de basura —susurra—. Si no me hubiera puesto a revisar jamás encontraríamos información tan importante —cuando lo abre polvo sale de él, todos apartamos los rostros para no llenarnos la cara de pura porqueriza—. Aquí... —tose—. Habla sobre muchas cosas que eres capaz de hacer... sanar heridas, cambiar tu rostro por el de otra persona, ver el futuro... —le muestra la página a la bruja asombrada.
—¿Estas diciendo que Lillai es la mina de oro? —me miran sin saber a lo que me refiero, pongo los ojos en blanco—. Si ella aprende a hacer toda esa mierda nos salvamos más que el pellejo, piénsalo, si cambia el rostro de todos y nos hace lucir como simples campesinos no tendremos porque escabullirnos, todo sería más fácil.
—Estas olvidando que mi magia no está muy desarrollada, después de años sin usarla esta es la primera vez, es terreno desconocido para mí —me mira con los ojos muy abiertos—. Aun tengo que practicar todo esto —mete los tres libros en su mochila, volviéndola más pesada, la bruja hace una mueca cuando vuelve a colocarse la bolsa sobre los hombros.
—Déjame llevar uno —Eliza mete la mano y saca otro libro para guardarlo.
—Vas a tener que empezar a practicar porque esto que acabamos de escuchar es lo mejor que he oido en días —señalo, la chica que no ha dejado mis pensamientos en toda la mañana y noche me observa con determinación, haciéndome saber que hará lo que sea para hacer crecer sus poderes y así salvarnos a los tres de mucho más peligro—. Creo que ya tenemos lo necesario, vamos.
Salimos de la biblioteca con facilidad, estamos de nuevo rodeados por el grupo de gente sudorosa, veo los carteles pegados en las paredes con nuestros rostros, pero mi concentración en los retratos se pierde al ver que más adelante hay guardias deteniendo a las personas para ver sus identidades. Nosotros frenamos al mismo tiempo, como si nos hubiéramos leído la mente. Veo como Eliza sostiene la respiración y como Lillai comienza a cobrar un color más pálido—. Leander... —la mujer parlanchina me sacude el brazo—. ¿Qué hacemos?
Veo alrededor. Estamos rodeados de policías, el corazón empieza a moverse con más fuerza y mi cerebro comienza a maquinar ideas de cómo poder salir de esta situación—. No vamos a ocasionar un alboroto, tenganlo por seguro —veo una tienda de vestidos que tenemos a la izquierda—. Van a entrar una por una a la tienda, no vayan caminando con inseguridad; irán relajadas.
Suelto a Eliza primero y hasta ahora me doy cuenta que sostenía a las dos con fuerza de los brazos. Ella entra con neutralidad a la tienda. Vuelvo a Lillai para tenerla de frente—. Leander... —cuando dice mi nombre con temor entiendo que no quiere hacerlo sola, no puede dejar de ver a los oficiales a lo lejos. Las personas chocan contra nosotros haciendo que me acerque más a la pendeja.
—Vas a tener que hacerlo —le hablo despacio, como si le estuviera dando órdenes a alguien con retraso mental—. Yo iré detrás de ti, anda —la suelto y le doy un pequeño empujón para que comience a caminar, si no lo hacía se hubiera quedado paralizada en su lugar, como si le hubieran pegado los pies al suelo con pegamento. Aseguro estar caminando cerca de ella, ya que si me alejo y personas ven a dos personas entrando a una tienda de esa manera, lo verán sospechoso. Coloco una mano sobre su hombro justo cuando subimos los peldaños de madera para entrar—. No te detengas, continua.
Entramos. Eliza ve con ''interés'' algunos vestidos, justo cuando me voy a acercar a ella una voz nos detiene—. ¿Necesitan ayuda con algo? —la mujer, dueña del local, nos habla con una felicidad que se desborda lo suficiente para hacer saltar una vena de mi cuello.
—No gracias, solo estamos viendo —tomo a Lillai por los hombros para que no la vea a la cara y nos alejamos de la tipa. Tomo unos cuantos vestidos largos y me dirijo a Eliza—. Ve a los probadores y dime si en alguno de ellos hay una ventana por la cual escapar—. Le entrego uno de los vestidos—. Apresúrate —sigue mi orden y se va con el traje.
Dejo escapar un suspiro cuando la vieja sigue molestando—. ¿Le gustaría probarse algo en concreto? —le habla a Lillai—. ¿Cuál es la ocasión especial? —finjo estar viendo unos cuantos vestidos horrendos que cuelgan hasta tocar el suelo, el aroma a menta incrementa cada vez más que la vendedora se acerca a nosotros, el olor viene de ella.
Hablo antes de que la bruja cometa una estupidez sobrehumana—. Solo estamos viendo opciones para un día especial —alejo a Lillai de la chica—. ¿Por qué no te pruebas este? —hablo con formalidad y le muestro a la hechicera un vestido celeste extravagante, no puedo evitar pensar que el color de la tela es parecido al de sus ojos—. ¿Y este? —tomo otro que es de un color rosado pálido, demasiado largo para mi gusto, cubriría mucho la piel—. Si, deberías de probártelos, si necesitamos de su ayuda la llamamos —le hablo a la vendedora, ella me agradece y luego se va a atender a otra persona, ya estaba harto de ella.
Eliza se coloca a mi lado con discreción—. El último probador tiene una ventana, es muy pequeña y demasiado alta, tú podrías llegar pero nosotras no —susurra para no llamar la atención de nadie.
—Metete ahí sin que nadie te vea, nosotros vamos en unos segundos —tomo más vestidos y los utilizo para cubrir más nuestros rostros, las telas de diferentes colores me dan ganas de vomitar. Le doy a Lillai unos cuantos y caminamos a los vestidores.
Cuando entro al ultimo veo que Eliza tiene razón, es diminuta y alta, pero servirá. Dejo caer todos los vestidos al suelo sin importar que se ensucien y abro la ventana llena de telas de araña—. ¿Y qué haremos? —su pregunta me hace gruñir, es demasiado estúpida y poco coherente.
La miro con cara de pocos amigos—. Lo lógico, las levantaré y saldrán por ahí —murmuro—. Ven —tomo a la morena de un jalón y la levanto con facilidad por la cadera—. Sal y espéranos en silencio —no es tan pesada y por cómo se siente su cuerpo deduzco que debe ser bueno. Cuando tiene su torso fuera de la ventana y puede hacerlo por sí sola la suelto, al menos no es lenta y sabe que hace... lo que significa que Lillai no va a tener ni la menor idea de qué hacer. Cuando la miro, ella figura lo que quieren decir mis ojos.
—Voy a necesitar de tu ayuda —lo dice sin mucha emoción en su voz, se puede decir que no le hace gracia que le ayude o... que probablemente la toque. Recuerdo lo de esta mañana y casi se puede decir que mi cuerpo llega a un estado de tranquilidad. Cuando veo que está cerca de mí olvidé por completo en donde estábamos y lo que teníamos que hacer, recupero mi postura.
Cuando mis manos se colocan sobre su cintura siento como ella sostiene la respiración y se tensa de pies a cabeza, dándome a entender que nunca ha sido tocada de una manera tan casual como esta. Disfruto de la sensación de tener mis manos sobre ella y por un momento estamos en aquel establo, ella desnuda y yo detrás de ella, tocándola con libertad. La levanto hasta que quede a la altura de la ventana, es menos pesada que su hermana—. ¿Qué esperas?
—No puedo... —se aferra a mis manos con fuerza. Su poca experiencia en todo siempre me deja impactado ¿Cómo es posible que alguien adulto le tenga miedo a salir por una ventana? Por unos segundos me parece cómico todo el asunto de las pocas habilidades de la inocente Lillai, no es como todas las mujeres que he conocido, extrovertidas y lanzadas a lo que fuera. Ella es diferente, en todos los ámbitos. Todas las que he conocido son de una manera como yo, pero la bruja es lo opuesto. Debe de ser por eso que la soporto un poco más que a Eliza.
—Coloca tus manos sobre el borde de la ventana y suéltame a mí —le indico que hacer.
—Está muy alto... —siento como tiembla todo su cuerpo, definitivamente ha vivido debajo de una roca durante toda su vida y tiene que aprender a vivir.
—Has confiado en mí hasta ahora, no te voy a soltar —ella coloca con lentitud las manos en donde le he dicho—. Vas a sacar un poco tu cabeza y luego tu torso —la levanto más—. Cuando estés del otro lado solo te dejas caer —no sé de donde he sacado tanta paciencia. Ella, con torpeza, hace lo que yo le he dicho, siempre con miedo en sus ojos; pero ha logrado llegar al otro lado. Cuando es mi turno de salir lo hago rápidamente. La busco con la mirada y cuando la tengo de frente le digo—: ¿No ha sido tan difícil verdad?
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¡Hola!
Que mejor forma de acabar el año 2019 con un capítulo nuevo. Además del 16 ser mi número favorito, el desarrollo de este capítulo también lo es. Espero que lo pasen lindo y que el año 2020 sea aún mejor que el 2019.
Sinceramente el 2019 ha sido muy desastroso 😂😂😂 y estoy emocionada por empezar este nuevo año.
¿Cuáles propósitos tienen para el Año Nuevo?
¿Que opinan del capítulo? Lo escribí hace meses y que por fin lo esté publicando me hace muy feliz 💕🥺 ¿Cuáles son sus personajes favoritos hasta el momento? ¿Se identifican con alguno de ellos? ¿Teorías? Quiero saberlo todo 😂
Y con esto me despido, agradezco los votos y comentarios <3 no olviden soñar despiertos, los quiero ❤️
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