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Capítulo cincuenta y dos: Peón.

Narra Lillai:

Sacudo mis manos con fuerza, produzco un sonido constante por la gran fuerza que impongo en el movimiento. Mis muñecas comienzan a doler, pero yo no me detengo. El problema de mi inquietud es Leander, no entiendo a lo que quiere llegar con sus mentiras ¿Qué es lo que quiere de mí? No quiero ser su muñeca de trapo y no se lo permitiré... Un estridente dolor de cabeza comienza a formarse, cierro los ojos. Nuestro objetivo es sobrevivir... No es...

Me encuentro con mis ojos perturbados en el espejo, mis orejas adoptan una temperatura alta cuando recuerdo sus labios tibios. El llamativo color vislumbra y me evoca a Eliza, cubro mis orejas con mi cabello y observo mi imagen por última vez.

Algo tiene que estar tramando y no es nada bueno. Todo lo que viene de su cabeza no trae nada justo. Salgo del pequeño baño y tomo aire con fuerza, pensé que se acabaría el oxígeno en ese pequeño espacio. Observo a Eliza caminar de lado a lado en la habitación, utiliza un vestido muy llamativo para mí gusto. Es verde oscuro, diminuto y tiene un corte profundo en su escote. La miro con desaprobación, deja poco a la imaginación y no quiero que se meta en una situación peligrosa con ningún hombre. Mi hermana, se habla así misma en voz baja, no se entera de mi presencia.

Me cruzo de brazos y camino sigilosamente hacia ésta, soy lo más silenciosa posible. Eliza es como una bomba de tiempo, el problema es que es imposible predecir cuando va a estallar. Tomo mi distancia de ésta y frunzo los labios—. Eliza —la llamo con tranquilidad, sus ojos oscuros me miran alteradamente—. Esto... —observo con poco disimulo su traje—. Es bonito, pero peligroso —mi voz flaquea al final—. ¿Segura que lo quieres llevar?

Suspira con fuerza y le da una pequeña patada al aire—. No seas ridícula hermana —se gira para verse en el espejo y sonríe—. ¡Me encanta! —muerde el interior de su mejilla—. Agh —camina de forma teatral hacia el borde de la cama y con sus manos cobre su rostro. No digo nada, me quedo al tanto para esperar lo que va a decir—. Nunca pensé que diría esto... Pero mi cuerpo se ve espantoso en este lindo vestido —se revuelve, yo entreabro los labios pasmada.

—¿De qué hablas hermana? —me acerco a ésta y aparto su cabello brillante para que no le cubra su lindo semblante—. No digas eso... Tu cuerpo está perfecto, solo que el vestido es un poco... —me mira expectante—. Revelador —acaricio su hombro con cariño, puedo destacar su energía alterada. Esta entra por la palma de mi mano y se combina con mi poder interior —. ¿Por qué no le pides a Mark otro? —recuerdo la confianza que tenía en la bata negra y me pregunto ¿Qué habrá pasado con ella?

Pero cuando aparta sus ojos oscuros de los míos sé que su cuerpo es lo menos que le preocupa de todo esto. Observo su perfil agobiado, sus labios forman un puchero y pequeñas arrugas se establecen en su entrecejo; luce más joven de esa forma. Cuando aparto mi toque de su hombro, ésta gira su cabeza hacia mi de nuevo. Sus ojos lucen más afligidos que antes, pero no logro saber que es lo que pasa por su retorcida mente de adolescente. Leander, para este entonces, ya sabría lo que le pasa por la mente—. Lillai yo...

Un toque en la puerta interrumpe nuestra conversación, la puerta se abre. Mis nervios nacen al pensar que puede ser Leander, pero mis hombros caen cuando veo el elegante traje de Mark y después sus blancos dientes—. ¡Lindas! —mira a Drako y le dedica una sonrisa insegura—. Lindo gatito.

Drako se coloca en sus cuatro patas y gruñe—. Basta Drako. No te hará nada Mark —llamo a Drako con mi mano para que le permita al millonario pasar.

Toma una gran bocanada de aire—. Casi me da un infarto —ríe con falsedad, inclusive limpia de sus ojos lágrimas inexistentes. Eliza y yo solo lo observamos en silencio. Si Leander hubiera visto lo que acaba de suceder probablemente diría una grosería. Mark observa a mi hermana con aprobación, pero su sonrisa decae cuando me mira a mí—. Lillai ¿Qué ha pasado con tu traje? ¿No te ha gustado?

Comienzo a jugar con mi colgante de amatista—. Yo... No pienso bajar Mark —éste ladea la cabeza, luce decepcionado—. No soy mucho de estar en fiestas... —nunca he estado en una de todos modos.

—No le gustan los ambientes sociales —Eliza es más directa que yo—. Pasé horas intentando convencerla, pero se ha negado rotundamente —se coloca de pie y desliza sus delicados pies dentro de unos tacones, los cuales no sabe controlar ya que nunca hemos tenido la oportunidad de tener esa clase de zapatos. Eliza tiene que erguirse de una forma muy incomoda para caminar hacia Mark, quiero detener a mi hermana para que no vaya a salir así. Pero Mark interrumpe mis palabras.

—Pero te hubieras visto preciosa en el vestido que escogí especialmente para ti Lillai —rodea la cintura de mi hermana con uno de sus brazos y ésta le sonríe. Yo observo la escena con seriedad—. Si cambias de opinión no dudes en acompañarnos —y ambos se van, escucho como en el pasillo Eliza se queja por los tacones y Mark se ríe de forma amistosa.

No han cerrado la puerta tras ellos, así que con un pequeño movimiento de mi dedo índice esta se cierra. Me quedo pensando en Eliza y su semblante triste de hace rato, estoy muy convencida de que algo le pasa... Y mi instinto dice que ese algo es un cierto asesino. Si cambias de opinión no dudes en acompañarnos... Claro, los acompañaré para ver como Leander pasa de mujer en mujer y Eliza lo ve de soslayo. Me siento sobre el borde de la cama con la cabeza gacha.

Debería de sentirme feliz, hoy logré cambiar el rostro de Eliza por el de una mujer diferente... Lo hice por unos cinco minutos. Pero no puedo sentirme orgullosa, Leander ha inundado mi mente de una forma bochornosa. No puedo sacármelo de la cabeza y tampoco entiendo lo que significa todo lo que sucede en mi organismo, es muy diferente a la sensación que produce mi magia. Me doy cuenta que estoy llorando gracias a que Drako permanece sentado frente a mí con preocupación, le dedico una sonrisa para que se tranquilice y seco mis lágrimas de un manotazo—. Es difícil Drako —sorbo por mi nariz—. Es complicado no entender las señales que tu propio cuerpo te manda ¿Cómo se supone que debo de entender? Me sentí tan bien en ese momento... Era como si explosiones de colores inundaran mi campo de visión. Pero después, una sensación en mi estómago destruye todo. No quiero ver a Leander porque me molesta, pero al mismo tiempo necesito de su cercanía —le susurro todos mis sentimientos al gran animal postrado frente a mí—. Además, todo esto está mal. Leander es un asesino sin sentimientos y no puedo...

Escucho algo quebrarse en el pasillo que nos pone a ambos alerta. Mis lágrimas se secan y la tensión se adueña del ambiente. Los dos nos colocamos de pie, cierro con seguro la puerta y preparo mi magia para cualquier situación peligrosa. Camino de puntillas hacia la puerta y coloco mi oído contra esta—. Maldita sea imbécil, ya quebraste ese jarrón y ahora llamarás la atención de alguien —habla un hombre.

—No seas tonto camarada, lo tengo todo bajo control... —dice otro.

—¿Seguro que estás en lo correcto?

—¡Ya te he dicho que si! —susurra—. Los carteles están por todo el país y ahora seguro por todo el mundo, ese asesino está aquí metido con la... Bruja —mi sangre se congela. La forma con la que ha dicho la palabra ''bruja'' me hace querer esconderme bajo tierra.

—Que suerte tenemos, solo venimos a tocar mujeres y ahora puede que seamos los hombres más millonarios del mundo.

Miro a Drako con advertencia, mi cabeza da vueltas. No hay lugar seguro para nosotros y nunca lo habrá. Personas siempre nos reconocerán y querrán usarnos para el dinero. Me sobresalto cuando escucho que intentan forcejar la puerta, me alejo de un salto cuando ambos comienzan a patearla—. ¡Abra la puerta! ¡Sabemos que estás ahí! —Drako se coloca frente a mí y yo observo con horror como la madera se mueve.

Estoy sola en esto.

Extiendo mi brazo y dejo que la puerta se abra, ambos hombres miran la situación asombrados y cuando me observan y luego a Drako comienzan a arrepentirse—. Nos equivocamos de habitación se-señorita —arqueo una ceja y mi confianza comienza a subir sus niveles al ver que estos dos no saben lo que hacen.

El más alto suspira con fuerza—. No seas idiota —saca de su bolsillo un arma de fuego, antes de que pueda disparar se la arrebato de las manos.

La dejo caer al suelo—. No les quiero hacer daño —mi voz tiembla ligeramente al recordar la voz de Leander. Si no mueren le irán a decir a otros—. Drako —ambos empiezan a retroceder—. Detenlos —no necesita tomar mucho impulso para correr y lanzarse sobre ambos hombres. Ruge con fuerza, callando los gritos de ambos. Salgo de la habitación y me acerco al lionide—. Mantenlos ahí, tengo que buscar a Leander y a Mark.

—¡No! Bruja ¡Perdón pero no llames al asesino! —grita, su voz se quiebra con el acto.

Salgo corriendo de ese pasillo escaleras abajo, el aire refresca mi piel y mis pies descalzos contra el suelo helado me dan una chispa de energía, corro con rapidez hacia el salón principal. Choco contra algunas personas ebrias y casi caigo al suelo, pero logro llegar al lugar. El escándalo y las luces neón hacen que entrecierre los ojos, la música vibra contra cada parte de mí. Comienzo a caminar entre las personas para detectar a Eliza, Mark o Leander; pero el mar de cuerpos nunca acaba. El olor a sudor es tan potente como el del cigarro, las personas pisan mis pies descalzos haciendo que deje salir alaridos de dolor, pero nadie me escucha. Giro sobre mis pies como una bailarina y me coloco de puntillas, pero ningún rostro luce similar.

—¡LEANDER! —grito—. ¡MARK! —mi respiración se acelera. Miro una mesa en donde unos tres hombres le aplauden a las chicas que bailan en el escenario, luce estable y lo suficientemente alta como para poder ver todo con claridad. Con el corazón en la garganta y poca fe me acerco a la mesa—. Lo siento —me disculpo con los tres, estos me miran con confusión. De un salto me subo a la mesa y comienzo a buscar. Estos comienzan a vitorear con fuerza, no entiendo la razón y no me importar porque tengo los ojos de Leander sobre mí. Sacudo mi brazo con fuerza para captar su atención; pero me distraigo al sentir, como uno de los hombres de traje, mete su mano debajo de mi vestido viejo.

Bajo la mirada y grito con fuerza. Su fría mano ha hecho contacto con mi muslo y sus ojos rojos me miran con hambruna. Mis labios comienzan a temblar cuando veo que los otros dos también mantienen la peligrosa expresión sobre sus rostros. Me abrazo y decido patear sobre ellos los vasos de cristal llenos de una bebida alcohólica, que para mí es desconocida. Antes de que pueda salir corriendo por lo que hice, unas manos me toman por la cintura y me bajan de la mesa. Leander me observa con aturdimiento—. ¿Qué demonios haces? —se gira para observar a los hombres, me hace a un lado y se acerca específicamente a uno. Le dice algunas palabras inaudibles y se lanza sobre él. Ahogo un grito cuando veo como lo golpea sin piedad alguna, la cabeza del hombre recibe los golpes a puño cerrado de Leander; con cada uno de ellos su cabeza rebota sobre el suelo. La sangre no tarda en cubrir su rostro y los nudillos blancos de Leander.

Con mi magia prevengo a los otros dos acercarse a la terrible escena, corro hacia Leander y coloco ambas manos sobre uno de sus hombros y jalo con fuerza—. ¡Detente! —evito ver el rostro ensangrentado del hombre—. ¡Leander! —lo sacudo y por fin logro que se detenga. Lo miro abatida—. ¡Tenemos un problema más grande!

(...)

—Ay Dios de los brujos —Mark juega con uno de sus anillos de plata y yo le escucho decir sus plegarias a todos los Dioses creados por su cabeza. Me abrazo a mis piernas con fuerza y descanso mi mentón sobre mi rodilla—. No tienes porqué estar así linda, solo olvida el hecho de que Leander los está asesinando —lo dice con una sonrisa más amplia de lo necesaria—. Vaya... Eso sonó mal... Bueno —niega con la cabeza—. Discúlpame de nuevo, desde que están aquí he estado controlando a mis visitantes pero esos dos que te han querido atacar no sé de donde han salido... Tampoco los otros tres ¿Qué hacías sobre aquella mesa por cierto? —me encojo aún más—. Ya, tengo que callarme.

Aclaro mi garganta—. ¿Y mi hermana? ¿Sí se ha ido a la habitación con Drako?

—Si si, la llevé yo mismo, no te preocupes —levanta la mirada y coloca sus ojos en algún punto detrás de mí—. Eso ha sido rápido —no me giro para verlo—. Sabes... Tampoco era necesario asesinar a los otros tres caballeros que estaban en aquella mesa, eran mis clientes más frecuentes.

Trago con fuerza cuando se sienta sobre el sofá a mi lado—. Mark, lárgate.

El hombre lleno de colgantes y joyería en los dientes, mira con indignación a Leander—. ¿Qué? ¡Pero si es mi oficina!

—He dicho que te largues —el lado oscuro de Leander le habla con fuerza a Mark.

—Ya entendí —se coloca de pie—. Estaré... —Mark lo mira con cautela—. En el bar... Por si me necesitan —sale con precisa de la habitación y cierra la puerta tras él.

Leander se coloca de pie y después de cuclillas frente a mí, yo giro mi cabeza para no enfrentarlo—. ¿Estás bien? —mi corazón salta, asiento con la cabeza—. No estoy lleno de sangre, puedes mirarme —cuando mis ojos van a los suyos mi tensión colapsa—. Has hecho un buen trabajo con buscarme para deshacerme de aquellos dos, se que no querías que los matara pero sabes que era la única opción —¿Cómo puede ser que esos ojos tan hermosos sean capaz de observar tanta violencia? Asiento de nuevo, siempre hay otras opciones...—. Lillai —me despierta de mis pensamientos. Bajo las piernas del sofá y espero... Pero los minutos pasan y solo nos vemos a los ojos, sin decir nada. Quiero que con cada respiración el dolor de estómago desaparezca, pero solo incrementa.

Lo miro con atención. Coloco una de mis manos sobre su mejilla—. ¿Por qué se te es tan fácil asesinar Leander? Solo dímelo ¿Cómo es posible que te has convertido en esto? —acaricio con mi dedo pulgar su piel—. Cuando miro tus ojos no me lo puedo terminar de creer Leander, simplemente no puedo —susurro—. Eres más que un asesino, eres un ser humano —el aire abandona mis pulmones y se me es difícil volver a recuperarlo—. Tuviste que haber vivido algo...

Se aleja de mí y se coloca de pie, dejándome con la mano en el aire—. Una mierda —dejo caer mi brazo a un costado—. ¿Por qué putas esto sigue siendo un tema de conversación Lillai? —no lo miro a los ojos de nuevo, se me es difícil—. Estoy cansado de toda esta mierda —dejo mi mirada en una mancha que se encuentra en su camisa.

—Yo también —digo en un hilo de voz.

—¿Ah sí? —me provoca para que hable y lo ha conseguido.

Me coloco de pie frente a él, un aire frío corre por mi cuerpo provocando un largo escalofrío. Sus ojos son el veneno puro de una serpiente, pero yo no permito que me afecte—. Yo —coloco una mano sobre mi pecho—. Estoy agotada de tus juegos Leander, te tengo un cariño inmenso —su rostro se relaja y el veneno comienza a desvanecer, regresándole el color original a sus ojos—. Pero estoy cansada de no saber como identificar la verdad de la mentira cuando se trata de ti, eres un libro cerrado Leander —dejo caer mi brazo y formo un puño con mi mano—. Y me cuesta mucho creerte, es difícil para mí entender que no me has besado solo porque lo has deseado o porque es parte de un maquiavélico plan —suspiro—. Y tengo miedo —me trago el nudo en mi garganta y continúo siendo fuerte—. Necesito conocerte —insisto—. Quiero saber sobre tu pasado, que te abras a mí para poder entender todo este lío, el porqué eres el hombre que eres ahora... Para saber que no soy un simple peón —me desahogo frente a éste, me siento desnuda y vulnerable. La magia dentro de mi no se sacude mucho, permanece en un estado dócil.

Leander me mira con intensidad y sus ojos me atraen a no dejar de observarlo—. No eres alguien con quien estoy jugueteando Lillai —toma mi rostro entre sus manos y yo lo permito—. No lo eres, no eres tu hermana y no eres ninguna de aquellas mujeres —señala—. Eres Lillai, solo créeme. Te besé porque quería —muerdo mi lengua—. Malditasea —se queda en silencio por unos segundos que parecen tardar años, pienso que me besará en los labios de nuevo... Pero solo los roza—. Pero mi pasado es algo que solo merece quedar enterrado —mis labios tiemblan y éste los detiene colocando su dedo pulgar sobre ellos, los latidos de mi corazón son imposibles de paralizar—. Y sí, soy un asesino y probablemente solo quieras saber sobre mi pasado para excusar mis acciones, pero no cambiará lo que soy ahora —se aleja de mí, dejándome sin su calor. Sus ojos me escanean y guardan cada detalle de mí en su cabeza. Se detienen sobre mi despeinado cabello, mis ojos, en mis labios...—. Es mejor dejar toda esta mierda así.

Se aleja de mí, sale de la habitación y me abandona... Pero aún estoy segura de estar atrapada entre sus garras.

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Y el tablero de ajedrez se va completando poco a poco Quiero decir que el final de este capítulo ha sido uno de mis momentos favoritos, no sé porqué, pero me encanta y espero que a ustedes también 🤍

Y como siempre, mi semana súper ajetreada. Justo el lunes empiezo con exámenes 😴😴 espero que para después de eso tenga tiempo para pasarme más por Wattpad y por Instagram, si no me siguen por allá los invito a que lo hagan 🌚 mi usuario es @a_cry_babyyy

¡Muchas gracias por leer! Los amo 🌚🤍♟

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