Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo cincuenta y cinco: Sonrisa amarga.

Aveces Wattpad juega de loco, así que les dejo saber que he publicado un capítulo antes que este <—

Narra Lillai:

Me coloco de pie, no puedo seguir con esta cercanía; me está consumiendo y acabando con mi organismo. El bullicio dentro de mi parece acabar con el silencio del exterior y la arena bajo mis pies la comparo con arena movediza. Me trago la rabia y las lágrimas provocadas por ella, me dispongo a entrar a nuestro albergue, pero me quedo paralizada en mi lugar al sentir sus brazos rodearme la cintura con firmeza. El tiempo parece detenerse, en mi cuerpo la presión crece hasta volverme rígida y la magia deja de fluir; se queda estancada entre mis venas, creando pozos.

—Lillai —sus tibios labios chocan contra la piel de mi oreja cuando habla, los vellos en todo mi cuerpo se ponen de punta y tengo que sostener la respiración para acabar con todas estas sensaciones extranjeras—. No vayas a irte así —actúa como una persona completamente diferente y casi me hace olvidar el hecho de que es un asesino—. No es lo que quieres —mi corazón se vuelca cuando su respiración viaja desde mi oreja hasta mi cuello.

—Pero... —trago en seco—. Ahora entiendo esto cada vez menos —dejo mis manos firmes a mis lados y mantengo mi vista fija en sus grandes brazos rodeando mi cuerpo—. El día en el prostíbulo de Mark me dejaste muy en claro que querías dejar todo esta ese punto —la disposición en mi voz se afloja—. Yo... —comienzo a llorar cuando continúo hablando—. Te quiero cerca, pero es extremadamente tóxico Leander. No creo en nada de lo que dices y aún así... —me quedo en silencio y termino la oración en mi cabeza... Y aún así quiero que me toques y me mires con toda esa intensidad, me agrada.

Cuando éste comienza a girar mi cuerpo para que lo mire a los ojos, mi magia continúa con su largo recorrido por mis brazos. Sus manos calientes no abandonan su lugar sobre mi cintura y su rostro lleno de sombras logra captar toda mi atención—. Lo dije porque lo único que estoy haciendo es que divagues muy profundo en mi mundo y no lo puedo permitir.

—¿Entonces?

Sus manos se colocan sobre mi rostro y lo acunan, mi estómago ruge con molestia. Si está jugando conmigo ya ha llegado al final del tablero y superado su objetivo, porque he caído. Me odio a mi misma por estar metida en todo esto y permitir que me pase lo mismo que Eliza, odio que mi cuerpo reaccione ante su toque y no me quede otra opción que ceder—. No permitiré que lo sigas haciendo, ya has visto como soy; mi pasado no es nada diferente. Pero tu presencia me está volviendo un maldito loco Lillai —se acerca más a mí, yo sello mis labios con fuerza—. Sé lo que estas sintiendo ahora mismo, somos muy parecidos Lillai. Ambos no conocemos mucho sobre los sentimientos humanos y no me entiendo a mí mismo ya que yo no poseo esa clase de emociones.

Me suelto de un empujón y doy un paso atrás con torpeza—. Entonces si no eres capaz de entender ¿Por qué haces todo esto? —alzo mi voz y le reclamo con brío.

—¡No entiendo! —éste comienza a gritar—. Mierda —su pecho comienza a subir y a bajar con rapidez—. Estamos en los mismos malditos zapatos Lillai.

—Ya sé lo que estas haciendo —mi cerebro comienza a maquinar las respuestas que permanecían en mi subconsciente—. Estás pretendiendo para que siga creyendo que no juegas conmigo y mi... —gruño y la magia comienza a brotar de mis dedos—. Te aprovechas de mi tonta inocencia.

—¡Qué mierda!

Escucho como a mis espaldas se abre la puerta de nuestro refugio—. ¿Por qué gritan? —Eliza hace que la vuelva a ver alterada. Espero que no haya escuchado toda nuestra conversación.

—Por nada —comienzo a caminar hacia nuestro escondite y esta vez sin que Leander me detenga.

(...)

Eliza, dormida, me abraza con más fuerza. Acaricio su cabeza mientras observo la espalda de Leander. Mis ojos se pierden en las cicatrices de su piel y me tengo que obligar para apartar la mirada. Sus palabras y acciones se han clavado con fuerza en mi piel, siento como si tuviera miles de clavos sobre todo mi cuerpo. Observo el rostro relajada de mi hermana y recuerdo lo que éste le ha hecho a ella. Recuerdo mis palabras hacia Eliza cuando ésta me dijo que le parecía atractivo.

Es un asesino.

Pero no puedo evitar también pensar que, a través de toda esa fachada, hay un ser humano con un corazón, miedos y sentimientos. Quiero creerle, necesito saber que todos los besos que hemos compartido no son mentira. La única forma en la que pueda estar segura de todo eso es si me habla sobre su pasado, es un tema sensible que no le gusta compartir y por eso lo he decidido de esta manera. Si me cuenta sobre su pasado le creeré y tendré entendido que no juega conmigo... Espero estar haciendo lo correcto.

Tal vez no solo quiera saber sobre su pasado para distinguir si sus acciones son falsas, puede que también quiera escuchar los recuerdos más oscuros del delincuente para darle una excusa a todas las veces que ha asesinado a alguien. Mi corazón se sacude. Pero mi mente no puede descansar el hecho de que me... Agrada estar con un homicida.

Con cuidado hago a Eliza a un lado, ésta se revuelve y se gira para abrazar a Drako. Mi amigo permanece despierto al sentir mis caóticas emociones. Yo le hago saber, con una sonrisa, que me encuentro bien y no debe de preocuparse. Alejo mi vista del lionide y me siento, coloco las rodillas cerca de mi pecho y mantengo mi vista alejada de Leander. Una desesperación inmensa crece en mi y tengo que ponerme de pie y salir para poder respirar. Ahora me encuentro afuera, las estrellas parpadean con energía y la Luna comienza a ser cubierta por una nube. Veo a mi alrededor, no hay nada más que toneladas de arena.

Subo las mangas de mi capucha hasta mis codos y las extiendo. Las palmas de mis manos se iluminan y pequeñas luces de colores bailan entre mis dedos. La vivacidad de las luces cubren mis manos, hasta las muñecas. Mi corazón retoma sus movimientos acelerados y sacude mis costillas con cada uno de ellos. Con poco esfuerzo, levanto una pila de arena en el aire y después la dejo caer sobre el suelo. Tomo aire con fuerza, dejo que mis pulmones se llenen de oxígeno y exhalo por mis labios.

Con rapidez, comienzo a levantar con mi magia, pila tras pila de arena en el aire. Las partículas se mezclan y crean una danza sobre el cielo oscuro. La tensión sobre mis hombros desaparece poco a poco y las corrientes de poder dentro de mi cuerpo se deshacen de los nudos de la desesperación. Levanto una enorme cantidad de arena y la mantengo sobre mi cabeza. Levanto mi rostro al cielo y cierro los ojos. Extiendo mis manos a los lados y con un chasquido de dedos dejo caer toda la arena sobre mi. Bajo mis brazos a los costados de mi cuerpo y abro los ojos, permanezco viendo una estrella en especifico por más tiempo de lo necesario. La intensidad de su brillo me despierta y comienzo a sacudir el polvo de mi, pero no tiene caso; estoy completamente cubierta de arena.

Coloco mi cabello en una trenza y limpio la arena que estorba en mis ojos. Cuando me giro, detengo mis pasos, al encontrarme con Leander recostado de brazos cruzados contra la pared. Por acto reflejo, tomo el colgante de amatista entre mis dedos. Probablemente ha visto todo... Sus ojos lucen oscuros, pero no le temo a sus tinieblas. Le doy la espalda y me siento sobre el suelo, no sé si irá a decir algo; pero yo me quedo a la espera de sus palabras.

—Me he decidido.

Mi espalda se endereza y mi ceño se frunce. Lo miro sobre mi hombro—. ¿De qué hablas?

Lo observo hacer su camino hasta sentarse a mi lado. Tiene la quijada tensa, la mirada severa y la vena en su cuello prominente—. Te contaré sobre mi pasado a cambio de que me creas —sin tan siquiera mirarme, éste nota como mis espíritus se elevan—. No creas que te lo diré ahora, lo haré cuando se me de la gana —por fin me dirige la mirada—. ¿Aún estas segura de querer saberlo todo? —mi estado de animo toma un giro inesperado, las palmas de mis manos comienzan a sudar y mi piel a clamar por sus manos grandes, ásperas y tibias. Asiento con la cabeza—. Te voy a destrozar Lillai —susurra—. No tienes ni la menor idea donde te estas metiendo.

—Ya estoy muy dentro de tu mundo Leander —quiero acercarme, pero no lo hago—. Hemos estado juntos por meses y he visto lo suficiente como para saber lo que estoy haciendo —hablo con fuerza y no dejo que mi debilidad salga a la luz.

Su sonrisa es amarga—. No, no lo sabes.

Coloco mi mano sobre su hombro—. Conozco lo suficiente para saber que también eres una persona con sentimientos y una larga vida por delante Leander, sé que tienes dolores internos, miedos y deseos —trago con fuerza al recordar que uno de sus pesares debe de ser su madre—. No me vas a destrozar, no creo que nada más pueda destruirme —los rostros de mis padres toman lugar dentro de mi cabeza y luego se desvanecen, no dejan rastro y tampoco su esencia—. Y además —los nervios revuelven mis entrañas—. Quiero saber que es todo esto que siento, los dos aprenderemos juntos —mis huesos se retuercen cuando veo que aún no responde a mis palabras inseguras, sus tenso semblante sigue perdido en la nada—. Leander —susurro, parece estar muy molesto. Cuando no responde me animo a colocar mi mano temblorosa sobre su brazo.

Cuando sus lindos ojos chocan con los míos, siento como si mi alma fuera arrebatada de mi cuerpo. Esta mirada es nueva y absorbo todo de ella antes de que vuelva a colocar una pared entre nosotros. Mi corazón pierde la capacidad de bombear sangre y se deshidrata. Nunca pensé que fuera capaz de ver una mirada tan sincera de su parte. Sus pupilas gritan cansancio, sus iris exclaman la miseria en su estado más puro. Por primera vez puedo leer lo que sus ojos claman, éste piensa que no tiene remedio. La corriente inmediata de mi magia me despierta del trance y decido hacer lo primero que se me viene a la mente. Envuelvo mis brazos al rededor del cuello de Leander y le transmito mi calor. Lo escucho suspirar pausadamente, me toma por la cintura y hace que me siente sobre su regazo. No me sobresalto y me permito disfrutar de sus brazos, el silencio y la Luna sobre nuestras cabezas.

(...)

Ahora entiendo porqué Leander comentó anteriormente que Celestia es una ciudad con la frontera llena de policías. Todos aquí parecen ser criminales, la pobreza es abrumadora. Hay niños que visten ropas muy sucias, estos permanecen con sus madres mientras ellas tienden la ropa para que se seque al sol. Supongo que viven aquí por sus padres o porque no tienen otros lugares a donde ir. Mi sentido de la escucha ya se ha acostumbrado al bullicio, en cada esquina hay hombres peleando, personas vendiendo sustancias ilegales, hombres jugando a las cartas y chicas desnudas tiradas en las afueras de los prostíbulos. Tengo que apartar la vista cada segundo para no observar las atrocidades que consumen a esta ciudad.

No hay solo oficiales en la frontera, también están dentro de Celestia. Parecen estar buscándonos, pero se les hará muy difícil ahora que estoy usando mi magia para cambiar nuestros rasgos físicos. Antes de salir de nuestro escondite tomé un poco de la saliva de Drako, entonces, no me he agotado. Observo de reojo como un policía con su caballo se pasea pegando carteles de nuestros rostros, yo niego con la cabeza y continúo siguiendo a Leander. Al parecer ocupa hacer una compra.

—Supongo que nos iremos de Celestia hoy mismo —Eliza habla por lo bajo—. Este lugar no es para nada seguro.

Yo la tomo de la mano para asegurarle que estamos bien... Lo vamos a estar siempre y cuando pueda manejar usar mi magia de una buena manera. Mi hermana, me dirige la mirada, tiene sus mejillas quemadas por el sol y sus ojos curiosos se agrandan cuando ve algo detrás de mí—. No mires mucho a las personas.

—Ese hombre estaba...

Coloco mi mano sobre su mejilla y giro su rostro para que mantenga los ojos al frente—. Hermana, nuestro objetivo no es llamar mucho la atención, mantén tu vista alejada de lo que sucede al rededor.

Llegamos a un establecimiento pequeño, las ventanas están cubiertas por telas de vestidos viejos que se mueven por la poca brisa que hay en el lugar. Cuando entramos, soy abrumada por el bochorno, está peor aquí que afuera. Un hombre, de mediana edad, está sentado detrás de un mostrador. No nos mira, parece estar afilando una navaja. Nos colocamos frente al hombre—. ¿Qué quieren? —mantiene entre los dientes un palillo de madera, el masticar de este me distrae.

Leander saca una pistola de su bolsillo trasero—. Necesito nuevas municiones —la coloca con fuerza sobre el mostrador, la madera cruje bajo su golpe.

Cuando el hombre fija sus ojos marrones sobre el arma deja su tarea de sacarle filo a la navaja, levanta la mirada y frunce el ceño. Su mirada va del arma al rostro modificado de Leander—. Espera ¿De adónde has sacado eso? —las arrugas de su rostro incrementan y retira el trozo de madera de sus labios.

Mi hermana y yo volvemos a ver a Leander—. Deja que me vea —me habla sin dirigirme la mirada.

Elimino la transformación de su rostro y vuelve a la normalidad. Siento un peso desvanecerse de mis hombros cuando lo hago, se siente bien ya no llevar tanta carga. Los ojos del vendedor se agrandan y ahora nos mira a nosotras también—. ¿Leander? —baja el volumen de su voz para que sus nuevos clientes no lo escuchen—. Ya decía yo que era raro que un desconocido tuviera entre sus manos una de tus preciadas armas —la toma entre sus manos y mira con disimulo las personas detrás de nosotros—. Puedes pasar a la habitación trasera —sacude su mano, señal para que salgamos de ahí rápidamente.

Antes de seguir sus instrucciones, Leander saca de una de sus botas un poco de dinero; lo deja sobre el mostrador y comenzamos a caminar. Leander nos guía por un pasillo estrecho hasta que nos encontramos con una cortina. Éste la corre y entramos, hay un par de sillas, una mesa y un montón de armas colgadas en las paredes—. ¿Cómo lo conoces? —pregunta Eliza en un susurro.

—¿Por qué te importa?

—¡No sé! ¿Tal vez porque quería saber? —mi hermana se sienta sobre una de las sillas inestables y se cruza de brazos.

Ambas somos sobresaltadas por como el hombre repentinamente entra a la habitación, el gran salto de mi corazón no me ha desestabilizado tanto como creí. El señor primero observa con curiosidad los modificados rostros de nosotras y luego prosigue a entregarle el arma a Leander, el asesino la guarda en su sitio—. ¿Qué más necesitas?

Leander coloca su hombro tranquilamente contra la pared—. ¿Sabes? En mis objetivos nunca estuvo pasar por Celestia, pero desviarme de mi camino no ha sido tan malo después de todo... Ya que estás aquí —lame sus labios—. ¿Aún tienes el servicio de transportes ilegales?

Eliza y yo compartimos una mirada complice, sabemos a lo que quiere llegar Leander—. Bueno —el vendedor de armas suspira—. Todavía tengo algunos hombres que trabajan para mí y hacemos lo necesario para que el negocio siga con la misma fluidez. Pero hemos estado siendo detenidos muy a menudo —rasca el poco cabello que queda en su cabeza—. Y además —me mira a mi y a Eliza, sé que intenta averiguar dentro de su cabeza quién es la bruja—. Ustedes tres se han ganado la atención de todo el país, no puedo seguir con mi negocio ilegal si hay tantos policías alrededor.

Leander chasquea la lengua—. Pero no has detenido este tipo de transporte del todo —admite—. ¿Me equivoco?

—No —vuelve sus ojos inquietos a la entrada de la habitación, probablemente no quiere que nadie escuche o nos vea aquí.

—Necesito que uno de tus hombres nos saque de Celestia y nos lleve lo más cerca de la frontera posible —no es una pregunta, éste le ordena a un hombre mayor que él lo que debe de hacer.

El señor mueve uno de sus pies con inquietud, el tamborileo de su pie con la madera incrementa la anticipación del momento—. Me pides algo muy difícil Leander —le dirige la mirada—. Lo haré —el corrupto sonríe—. Pero pediré algo a cambio —su sonrisa no decae, el hombre ajusta su postura cuando ve que las comisuras de los labios de Leander no decaen—. Mi hija... —carraspea su garganta—. Está enferma, no importa cuanto dinero pague por un doctor; ninguno parece ayudar. Quiero que la bruja... Sane a mi hija.

Mis músculos se estrechan cuando veo que este hombre pide a cambio mi ayuda. Yo dejo de ocultar mi rostro, cuando lo hago pierdo el control y también dejo a Eliza expuesta. Los ojos marrones del hombre se posan sobre mí cuando ven el repentino cambio, me reconoce al instante. Puedo ver como su quijada se tensa, me quito el gorro y doy un paso al frente. Sonrío ligeramente y no espero una afirmación por parte de Leander para responder—: Le ayudaré.

————————————————-
¡Hola! Ayyy pero mírenme publicando doble capítulooo 😂🥺 como siempre súper ocupada, pero logré sacar tiempo para editar estos dos capítulos y publicarlos para ustedes.
¿Qué les pareció?

Tuvieron un poco de cuando Leander era pequeño, la mentalidad que tenía es muy diferente a la de ahora...
Y al parecer Leander le contará a Lillai todo sobre su pasado.... 🤷🏼‍♀️🤔 no diré nada más 😂😊

Tengo una pequeña cuenta en Instagram, así que de paso les recuerdo que también me pueden seguir por allí 🌚 soy más activa ahí que por Wattpad :c  la cuenta es: a_cry_babyyy

¡Gracias por el apoyo!
🤍

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro