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Capítulo catorce: Recuerdos que salen a flote.

Narra Leander:

No estaba preparado para presenciar aquello, y eso que yo estoy listo para todo, sin importar qué. La tipa de cabello castaño y despeinado encuentra a Lillai, saca el crucifijo que está dentro de su camisa y lo apunta a la bruja. Con una fuerza que no sabía que tenía, la chica a mi lado se suelta de mi agarre y extiende su mano, una luz morada sale disparada hacia la vieja en el centro de la plaza, ella colapsa en el suelo y el colgante con el crucifijo se parte en dos, el impacto ha sido fuerte. No puedo descifrar si la luz que salió de su cuerpo era electricidad u otra cosa. Las personas gritan como si hubieran visto un demonio y Lillai hace lo que nunca me imaginé.

Sus ojos celestes miran a todos con la mirada perdida, con ambas manos aparta a un enorme grupo de gente que nos intenta atacar. Por dicha usé mi inteligencia y dejé a Eliza escondida dentro de un balde porque sino solo haría esta situación más complicada—. ¡No quiero que nadie me toque o todos saldrán lastimados! —su voz es lejana y está llena de mandato, la bruja está irreconocible. Su mirada penetra con gravedad a cada persona que la mira con miedo, nadie se atreve a dar un paso al frente... aún no.

Doy un paso atrás con fascinación al ver lo poderosa que es esta mujer y todo este tiempo solo parecía una chamaca asustada, vaya que las apariencias engañan, porque la de la cara angelical ahora es cómo un demonio en persona. El silencio es abundante, casi abrumador. Saco una pistola de mi bolsillo trasero y la emoción del momento me hace sonreír de lado, apunto con el arma hacia el frente—. Nadie se mueva, nosotros nos vamos y todos ustedes... —doy media vuelta y enfrento a los que están atrás—. Harán como si aquí no hubiera pasado nada —pero mis palabras son como imaginarias para algunos estúpidos.

—¡Atrapen a los fugitivos! —no me da tiempo de actuar ya que Lillai lo hace primero.

Con solo el poder de sus manos levanta en el aire a más de ocho personas y las lanza fuera de su campo de visión, los gritos me advierten que la policía podría ser llamada y venir en cualquier momento. Lillai lanza chispas y rayos por doquier, usa la fuerza invisible de sus manos para lanzar gente. 

Toma objetos que hay alrededor y los usa como escudo para ¿Protegernos?, yo hago lo más sensato justo cuando veo que ella comienza a dejar salir fuego como si sus manos fueran encendedores—. Lillai —sin miedo a ser lastimado, tomo su mano y ella detiene su magia casi al segundo, es como si la hubiera despertado de una larga y horrible pesadilla. Mis ojos se posan en unas finas líneas que adornan su muñeca... son cicatrices, con rapidez la miro de nuevo, su mirada se relaja cuando me ve y esos ojos claros recobran su fino color. Abre su boca para hablar, pero antes de que pueda pronunciar palabra se desmorona. Antes de que caiga al suelo la tomo entre mis brazos, su cuerpo está débil y es incapaz de hacer cualquier movimiento, es como si la magia hubiera consumido toda su energía.

Al ella no ser tan pesada para mí, la tomo con solo un brazo y con el otro levanto el arma de fuego—. ¡MATO A TODOS SI SE ATREVEN A DETENERME! —mi grito deja a todos los habitantes doloridos en silencio, saben que soy capaz de quitar una vida sin importar las consecuencias. Señalo a cualquier hombre con la pistola y presiono el gatillo, el impacto hace que todos empiecen a correr y aprovecho el momento para huir con todo el alboroto.

Coloco mi brazo sobre la parte baja del trasero de Lillai y la subo a mi hombro, comienzo a correr con dirección en donde está Eliza escondida. Mientras estábamos caminando nos alejamos mucho del pueblo y cuando nos dimos cuenta Lillai no estaba siguiéndonos, así que dejé a Eliza escondida dentro del barril y salí en busca de la bruja ''malvada'' porque si íbamos los dos en busca de ella sería todo más difícil. 

Sostengo el cuerpo de ésta con fuerza para que no vaya a caer, se siente como un cuerpo muerto cuando la cargo y solo me trae recuerdos de todas la veces que tuve que cargar a alguien sin vida. Disparo una vez más, sin tener a alguien en la mira, para ahuyentar más a las personas y me introduzco entre los callejones hasta llegar a mi destino.

Mi respiración pesada hace que la hermana de la chica que llevo en brazos salga de su escondite con diligencia—. Oh Dios escuché disparos... —sale y llega a nuestro lado con torpeza—. Dime que no... —me mira alterada.

Niego con la cabeza y le muestro la pistola a Eliza para que vea que soy el dueño de esta—. Tenía que escapar —guardo el arma y acomodo a Lillai de una mejor forma entre mis brazos, coloco un brazo debajo de sus rodillas y otro detrás de su cuello. El cabello se aparta de su pálido rostro—. No sé qué le pasó —le hablo a Eliza pero tengo los ojos pegados en las facciones relajadas de la hechicera—. Se enfadó y perdió el control allá afuera, cuando la detuve colapsó.

—T-tenemos que hacer algo —ve a su alrededor y después comienza a buscar dentro de su bolsa.

La miro severo—. Haremos algo cuando salgamos de este pueblo lleno de gente loca —comienzo a caminar sin importar el peso de Lillai y el de la mochila que lleva en la espalda, está delgada y por el momento no me estorba, he cargado cuerpos más pesados.

—No Leander, detente, mi hermana se ha desmayado y tengo que hacer algo —me ruega con su voz, ahora más aguda que antes. Habla como si Lillai tuviera un brazo quebrado o un ojo morado. Después de lo que pasó en la plaza todos salieron lastimados, menos ella.

La miro molesto—. ¿Qué vas a hacer? aquí ni hay agua, tampoco se va a morir así que camina que sí saben que estamos aquí todo solo se complicará —logro que deje de hablar y salimos de aquel callejón con ésta pisándome los talones.

—Lillai no es así —empieza a hablar, esta vez no la detengo porque presiento que dirá algo importante—. Su carácter es sutil y nunca se enfada, yo soy la que me enfado con ella y Lillai solo permanece en silencio —deja salir aire por sus labios—. ¿Cómo estaba cuando la encontraste?

—Tenía la mirada perdida —miro sus ojos cerrados—. Y hablaba con fuerza, nunca pensé que la llorona tuviera tanta capacidad para gritar y tirar a gente de esa manera —una carcajada emana de mis labios y fijo mi vista al frente. Me detengo al lado de unas bancas al ver carretas llenas de cargamento, mi lado de concentración regresa a mi—. Estaba muy enfadada —digo mientras analizo la situación del cargamento que llevarán aquellos hombres huesudos.

—Estaba asustada... —se coloca cerca de mí, muy cerca, su hombro toca mi brazo y puedo oler el aroma que desprende su cabello. Yo me alejo pero se vuelve a acercar. Si algo así pasa en el burdel significa que la chica quiere que me la coja, si no conociera a Eliza y se mantuviera callada definitivamente lo haría para pasar una buena noche pero al siguiente día la dejaría tirada como a todas, me fijo en su rostro, no es mi tipo, de todos modos ninguna mujer lo es.

—Supongo —ajusto mí agarre en la bruja y veo que comienzan los tipos a subirse en los caballos para llevarse el cargamento al siguiente pueblo—. Vamos a subirnos a esa carreta, la que está llena de lana, date prisa y súbete —Eliza corre al medio de transporte y se sienta en el, escondiéndose entre la lana. Luego voy yo, con cuidado me subo y me siento frente la morena. Estiro mis doloridas piernas y siento a Lillai sobre ellas, ajusto su cabeza para que quede sobre mi pecho. La carreta comienza a moverse—. Cuando diga que tengamos que saltar de esto no vas a dudar y saldrás primero, pero será un camino largo y falta mucho para saltar, así que ponte cómoda.

Ella abraza sus piernas y deja la mirada sobre su hermana que está en mis brazos. Yo miro a Eliza de nuevo y me concentro en sus rasgos... No, definitivamente no es mi tipo. Las morenas como ella eran siempre las que se aproximaban a mí para tener sexo toda la noche, las muy malditas eran descaradas y me tocaban siempre que tenían la posibilidad. 

Aunque la chica frente a mí es más culta no quiere decir que no se parece un poco a las prostitutas que conocí en el pasado. Siempre parlanchinas y atrevidas, pero no creo que Eliza sea una de ellas ¿O sí? Me burlo mentalmente de mis propios pensamientos, vaya que soy idiota.

(...)

Eliza se ha quedado dormida sobre un montón de lana, Lillai aun no ha despertado de su desmayo y ya lleva una hora así. Me acomodo mas contra la superficie de madera y acomodo el rostro de la chica en el hueco de mi cuello para estirar mi brazo que ya duele de estar siempre en la misma posición. Miro alrededor para ubicarme, aún quedan algunos minutos y llegaremos. Coloco a la bruja de la misma manera que antes y me fijo en su rostro.

¿Estará muerta? Dejo un dedo debajo de su nariz, pero al sentir que respira retiro mi teoría. Prefiero que esté así todo el tiempo a que despierte y Eliza empiece a llorar y solo hacer que la situación se convierta en un puro dramatismo completamente innecesario. Involuntariamente llevo mi dedo a su quijada y trazo un camino suave hasta llegar a su mentón, su piel es suave al tacto ¿Acaso todas las brujas eran así? ¿De rostros angelicales y llenos de perfecciones? 

Sus ojos siguen sin abrirse, las pestañas tocan gentilmente sus mejillas y mantiene los labios resecos entreabiertos. Lillai sería la más ocupada del prostíbulo si trabajara en uno, dejaría a todas las chicas sin trabajo por su rostro. Aún no sé si su cuerpo se ve igual de bien que su semblante debido a la horrible ropa holgada que lleva puesta, pero algo en mi interior me dice que debe de ser agradable a la vista de cualquier hombre. Recuerdo las cicatrices que estaban en sus muñecas, sin tomarle la mano las observo una vez más y con calma. Debieron de ser profundas para verse de esta manera. Decido centrarme de nuevo en su rostro relajado.

Aparto el cabello de su semblante y fantaseo con la imagen de una Lillai más pequeña, sus ojos debieron de ser enormes y su cabello igual de largo ¿Su madre será igual? ¿O acaso los rasgos de Lillai son los de su padre? ¿Estarán con vida? No sé mucho de las historias que solían contar sobre las brujas, pero escuché que toda su familia había sido asesinada o algo parecido... por lo menos no fui yo el que los maté porque si no estaríamos en una situación muy incómoda. 

Coloco dos dedos en su cuello para percibir los latidos de su corazón. Están calmados, pero no lo suficiente para decir que está apunto de morir. Me concentro en ellos y pienso en todos los corazones que han dejado de palpitar gracias a mí; después los que han dejado de palpitar y significaban mucho para mí, mi madre y André.

Bajo la mirada al pensar en la pérdida de mi colega, ya todos debieron de haberse enterado ¿Sabrán que fue gracias a mi furia y egoísmo? Deben saberlo... el maldito clan debió de repetir mi nombre un millón de veces justo cuando se enteraron de la muerte de André. Maldigo mentalmente, seguro me estarán buscando para darme mi merecido, deben de odiarme y si lo hacen... significa que me he quedado sin familia. Dejo de tocar a Lillai y levanto la mirada, espero nunca encontrarme con ellos, ya que si los veo, no sabría qué decirles.

Veo que nos estamos acercando a nuestro tan esperado destino. Pateo el cuerpo de la mujer con tez bronceada para que despierte—. Hemos llegado, se acabó la siesta —sus ojos se acomodan a la luz y me mira desconcertada—. Vamos levántate que ya es hora de caminar.

Rasca sus ojos y deja salir un bostezo, se coloca al borde de la carreta—. ¿Salto? —me pregunta, aun soñolienta.

—Ahora —Eliza se deja caer y yo voy después de ella. Nos acomodamos detrás de unas cajas de madera vacías—. Saca un poco de comida que tengo hambre —nos sentamos y yo dejo a Lillai en el suelo para comer con más facilidad. Estiro mi espalda y tomo el pan que ella me entrega.

—Nos estamos quedando cortos de comida, lo mejor será robar un poco luego —habla en voz baja y saca comida para ella misma—. Y por favor necesitamos agua para Lillai —señala a su hermana que permanece en el suelo sin moverse aun.

—Después de comer —hablo con la boca llena—. Vamos a acomodarnos en los corrales de los caballos —me pongo de pie y observo la escena—. No habrá nadie cuidándolos por la noche, pero habrá que salir temprano por la mañana, ahí hay agua —entrecierro los ojos y ajusto mi mirada en los alrededores—. Es un pueblo grande, probablemente uno de los más habitados, debemos de ser más cuidadosos —dirijo mi mirada a la Lillai inconsciente, lo que he dicho al final era dirigido para ella, cuando despierte tendré un sermón preparado.

Eliza deja de comer y se coloca al lado de su hermana, toma su pulso y coloca el dorso de la mano sobre la frente—. ¿Crees que vaya a despertar en algunos momentos? —coloca la cabeza de la chica sobre su regazo y le peina el cabello de manera fraternal, sus ojos la miran con cansancio y preocupación.

—Puede despertar en segundos o en meses.

Ella ignora mi comentario—. Gracias a Dios has venido con nosotras, si hubiéramos estado solas estaríamos las dos muertas; nunca hubiera podido cargar a Lillai y menos ayudarla como lo has hecho tú —sus ojos me miran con agradecimiento, yo aparto la mirada—. Gracias.

—Sí, sí. Tenemos que llegar a los establos y luego robamos más comida. Sería bueno también conseguir unas capuchas para ambas, el cabello de Lillai no es para nada discreto.

—Eliza... —la voz baja y rasposa de Lillai toma lugar, yo giro mi rostro y efectivamente se ha despertado.

—¡Lillai!

Por favor que no empiece a gimotear porque la siguiente que quedará inconsciente será ella—. Me duele la cabeza —intenta incorporarse pero vuelve a caer sobre el cuerpo de su hermana, mantiene el entrecejo fruncido y los ojos caídos, me acerco a ellas.

—No estás bien hermana, no hagas mucho esfuerzo, ya hemos llegado al otro pueblo, estamos bien, en un momento te doy agua —la abraza con fuerza y habla precipitadamente—. Vamos Leander, tenemos que llevarla a los establos ahora.

Veo los establos, no hay nadie, solo caballos, pero en cualquier momento alguien podría llegar—. No entraremos aún, alguien nos puede descubrir, nos colocaremos al lado del pesebre y esperaremos a que se haga de noche para entrar a uno de ellos, pero por lo menos si estamos cerca le puedes dar agua.

—Yo... —Lillai pone todos sus esfuerzos para levantarse, pero es inútil, vuelve a caer. Me coloco al lado de ella en el suelo y comienzo a cargarla, primero colocando mi mano detrás de su nuca y la otra en la parte de atrás de sus rodillas—. ¿Qué haces? —su mirada se enfoca en mí y se revuelve solo un poco, sus ojos se desenfocan y luego me vuelven a encontrar, parece como si alguien le hubiera dado un buen golpe en la cabeza.

—Te he cargado todo el camino y no te quejabas, así que no empieces que todo iba bien hasta ahora.

—Yo puedo caminar —por cómo me mira sé que comienza a recobrar su postura, achica los ojos gracias a la claridad, pero aun así no deja de mirarme.

Yo comienzo a caminar y ella se sostiene de mi cuello en acto reflejo. Camino con ella en brazos hasta un lado del establo, la siento en un montón de paja y me cruzo de brazos—. ¿Cómo te sientes? —Eliza le pregunta cómo si su hermana mayor solo tuviera dos años de edad, yo la miro con incredulidad, Lillai es una mujer desarrollada y ella le habla como si fuera una bebé prematura.

—¿Me traes agua? —le pregunta agotada. Eliza no duda y sale corriendo en busca de agua, yo iba a irme para robar un poco de cosas pero su voz destacada me detiene—. Leander —dice mi nombre y yo la miro expectante, mueve sus labios, pero no sale ni una sola palabra, levanto ambas cejas y espero—. Dime que yo no... maté a nadie.

Inclino la cabeza un poco para intentar entender a lo que se refiere y después solo niego con la cabeza—. No, estabas furiosa pero solo has lastimado, no asesinado —recuerdo aquellos momentos de acción que tuvo la pequeña mujer frente a mí, su manera de ver a todos y de mover las manos para expulsar su arma letal—. Y para la próxima no te quedes atrás, fue un desastre y no quiero volver a ocasionar alborotos solo porque te perdiste entre la multitud de personas malolientas.

—No me perdí, escuché a la mujer decir mi nombre y me detuve, fue muy extraño, el tiempo se detuvo y me sentía diferente. Sus palabras me hicieron enfadar y no pude contenerme, después de que la haya lanzado lejos los recuerdos son borrosos. Pero si recuerdo con claridad qué me detuviste, vi tus ojos y luego... todo se volvió negro.

—Te desmayaste —le aclaro y la miro con obviedad, no tiene que narrar todo con tanta intensidad, pero supongo que solo me debo de acostumbrarme a ello por más que me moleste, después de todo estaré atascado con este par por mucho tiempo.

—¿Cómo hiciste para sacarnos a ambos de allí? —susurra con impresión, sus ojos recorren mi rostro, el celeste ha regresado, pero el color de su piel no, sigue luciendo como un fantasma, pero eso solo hace que sus ojos luzcan más claros. Por un segundo me pierdo en ellos y llego al mundo que era mi infancia, recuerdo aquella bóveda celeste que me acompañaba a donde iba, solía ver aquello y dejaba de hacerlo cuando el sol me molestaba. Regreso a la realidad, ahora soy un hombre, uno solitario.

Lillai sacude la cabeza y recuerdo que la he estado viendo a los ojos como idiota—. No lo sé —doy media vuelta—. Voy a robar comida y dos capuchas para las dos, será más fácil movilizarse de esa manera —me coloco el gorro y justo me voy cuando su hermana regresa.

Cuando estoy solo niego con la cabeza repetidas veces, mi infancia es solo algo que dejé enterrado en la tumba con mi madre, no quiero los recuerdos de vuelta y menos los sentimientos de aquella época que es la representación perfecta de la melancolía y sufrimiento interno. Pero sus ojos son como una máquina que me lleva en el tiempo a cualquier lugar y sin darme cuenta estoy sumergido en un mar de ese color azul claro, no está lleno de tormentas, es cálido, suave y agradable; pero es difícil salir de el y lo menos que quiero hacer es ahogarme.



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¡Hola! hace mucho que no publicaba y quería hacerlo justo el día de hoy ya que es mi cumpleaños xD Hace mas de un año que se me ha ocurrido escribir este libro, el tiempo en verdad pasa rápido. Éste libro significa mucho para mí y puedo decir que si nunca se me hubiera ocurrido la idea no sé en cual situación me encontraría. No solo escribo porque me gusta, pero también porque me deshago y me siento yo misma cuando lo hago y este libro es testigo de todo eso.

¡Espero que les haya gustado el capítulo! Hoy va capítulo doble ;)

¿Qué les pareció lo que ha hecho Lillai? ¿Qué opinan de los pensamientos de Leander?

Los estaré leyendo <3 No olviden soñar despiertos... 💕

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