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HAPPY BIRTHDAY
El día 27 de octubre, ya se había llegado. Y por ende, se llegó el cumpleaños de Alexito, (dicho en palabras de su novio).
-Feliz cumpleaños -dijeron la señora Elizabeth y William, al mismo tiempo, despertando a Alex con un pastel en la cara.
-Si que se esforzaron -esbozó una sonrisa Alex aún adormecido.
-¿Y cómo no hacerlo? -inquirió William.
-Feliz día, hijo -le dijo la señora Elizabeth, dejando en la mesa el pastel de chocolate, el pastel favorito de Alex. -Te trajimos esto.
Y acto seguido, la madre de Alex, le tendió un regalo a su hijo en una bolsa azul. Adentro, había una camiseta bastante costosa.
-Ahora voy yo -le dijo William-. Es un... collar compartido. Si lo llevamos juntos, es como ir con el otro a todos lados.
-Muchísimas gracias a los dos -agradeció Alex con una sonrisa de oreja a oreja.
Posteriormente se cambió en el baño, su pijama, por la camiseta azul oscura, y se puso unos pantalones rasgados, junto a sus converse rojos, y el collar compartido en forma de ying yang.
Cuando salió, Alex, sus seres queridos lo abrazaron tras echarle confeti en la cara.
-¡Ay! -dijo Alex sorprendido.
-Vengan a partir el pastel -dijo la señora Elizabeth.
Acto seguido, fueron los dos muchachos, a partir el pastel y cuando Alex partió el primer pedazo, William dijo malicioso:
-¡¿Creiste que te escaparias de esto, Alexito?
Alex se removió y gesticuló: "¿De qué rayos hablas?"
Y un segundo después, William le embarró todo el pastel en la cara.
Alex se enojo obviamente, pero se rió.
-¡Me la vas a pagar, William Hamilton! -sentenció Alex.
-Sonrie a la camara -le dijo la señora Elizabeth muy risueña.
-Ay, mamá, no quiero fotos -le dijo Alex.
Y aún así, su madre, le tomo como quince fotos.
-¿Cómo te la pasaste? -le preguntó la madre de Alex, a su hijo.
-La verdad bien, nunca olvidaré este cumpleaños -respondió Alex. -Y tampoco olvidaré lo que hiciste, William -agregó Alex mirando con mala cara a su novio.
-En verdad lo siento, cariño -se apronto a decir William-. Pero un cumpleaños no es cumpleaños sin mordida.
-Estoy enojado contigo, no quiero verte -dijo bromeando Alex. En realidad, jamás podría enojarse con su novio.
-¿No me petdonarías? ¿Ni por sushi? ¿Tu comida favorita?
-Bueno. Consideraré perdonarte -dijo divertido Alex, recibiendo el sushi gustoso.
Ese día, se lo pasaron bien los tres. Conocieron más lugares de Portland, hasta que llegó el día de regresarse a sus casas.
***
Estando en el avión, veían una película de comedia juvenil.
-No me da risa, la verdad -confeso Alex. -Prefiero mis reality shows.
-¿Quieres buscarlos?
-Dudo que haya alguno. Pero vamos.
Buscaron algún reality show, pero desafortunadamente no había ninguno.
Pasaron dos horas aproximadamente, para que pudieran regresar a su ciudad natal.
Y cuando por fin llegaron, se bajaron del avión, Alex, de forma somnolienta y William completamente consciente.
-Los incorporaremos a un nuevo bachillerato -empezó a hablar la señora Elizabeth. -Es injusto que los hayan expulsado. Me iré a quejar.
-Gracias -murmuro Alex.
-Ustedes vayan y disfruten del día -les aconsejo la señora Elizabeth.
-Bien. -dijeron.
.
.
.
Para distraerse juntos, fueron a un minimarket. Allí vieron, cómics de Superhéroes.
-Spiderman es mi superhéroe favorito desde siempre -confesó Alex-. Quisiera llevarme este cómic....
-Yo te lo compro.
-Solamente lo aceptaré si me dejas comprarte algo -protestó el castaño.
-De acuerdo. Quiero a Thor.
Una vez que compraron los gustos, de cada uno, regresaron a casa.
Y fue entonces, que Brad llamó a Alex.
-¿Aló? -contestó Alex.
-Alex, ¿ya regresaste de Portland?
-Sí, ¿por qué?
-¿Puedo verte?
-Sí, si puedes.
-Vale, espérame -y con eso colgó.
-¿Quién era? -le preguntó William curioso.
-Brad. Quiere verme.
-Oh, ya veo. ¿Y a qué horas viene?
-Ya viene. Esperemoslo.
Y eso hicieron. Se sentaron a ver un reality show, hasta que escucharon sonar el timbre de la puerta.
-¡Brad! ¡Amigo! ¡Te extrañe mucho! -recibió Alex a su amigo con un abrazo.
-Yo también te extrañe mucho, viejo -respondió Brad, correspondiendo el abrazo.
-Entra, hombre.
Brad entro a la casa, y se pusieron a jugar videojuegos, mientras Brad les preguntaba sobre su viaje a Portland.
-Todo fue interesante -respondió Alex. -Y hay algo que quiero preguntarte, Brad...
-Soy todo oídos.
-Es sobre... Erick e Isaac...
Brad frunció el ceño y William puso una mueca.
-Sé que ya no les importo más... Por mi orientación sexual, ¿pero están bien?
-No te preocupes por esos idiotas -le dijo Brad, lanzandole una mirada de soslayo.
-Pero... -refuto Alex.
-Esos idiotas no valen la pena -continuó Brad.
-Estoy de acuerdo -habló William.
-Son unos completos idiotas -añadió Brad, ganándole fácilmente a Alex en el videojuego, y percatandose de aquello-. No te preocupes más por ellos, Ax. Ellos son de lo peor. No merecen que te preocupes por ellos.
Alex quiso refutar. Decir algo más, pero entonces entendió que esto debía ser así. Que las cosas debían seguir así.
-Bueno... -dijo Alex no muy feliz por eso.
-Necesito hablar con William -dijo un momento después Brad-. ¿Puedo?
-Por mi está bien -dijo Alex.
-Por mi también -añadió William.
-Bueno -dijo Brad.
.
.
.
Subieron a la azotea, y allí William le dijo: "¿De qué quieres hablar?"
-Es sobre Alex. -habló Brad.
-¿Qué pasa con él?
-¿Sabes lo que sucede, verdad? -inquirió Brad. -Que a Alex... Le queda poco tiempo...
-Sí... Me lo contó...
-¿Qué te dijo?
-Que su doctor le dijo que no le quedaba mucho tiempo...
-Mierda... -murmuro Brad.
-Tenemos que hacer de su vida lo mejor posible para él, ¿me escuchas Brad? -dijo William, apunto de quebrarse con un simple soplido. -Él... Merece que sus últimos días... Sean... Felices...
-Lo sé -refuto Brad-. Lo sé perfectamente. Tengo varias ideas en mente.
Siguieron conversando, mientras Alex, miraba a la nada.
No estaba escuchando.
Y no quiso escuchar.
Estaba deprimido.
Le dolía no poder hablar con sus dos mejores amigos, (él aún los consideraba sus amigos) y decirles lo que le estaba pasando. Que muy pronto no volvería a verlos. Pero no había forma.
Tristemente no había forma.
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