🌠 25 🌠
¿FIN?
William y la señora Elizabeth, rogaban que Alex recuperará la consciencia.
Pero no había indicios de que eso sucediera.
-Joder, no... No... -susurraba William destrozado.
-Hágase a un lado por favor - pidió el enfermero.
-¡Necesito estar con él! -respondió en un claro grito, William. -Por favor...
-Sí estás con él, no nos dejarás trabajar -masculló el doctor-. Déjale esto a los profesionales.
William no quería separarse de su amado, pero no tenía más opciones. Así que a duras penas, soltó a Alex y dejo que los profesionales hicieran su trabajo.
Le dieron los primeros auxilios a Alex, y posteriormente le inyectaron el medicamento, que toma para el cáncer.
-¿Cómo está? -preguntaron tanto William como la madre de Alex.
-Está más estable -respondió el doctor-. No se preocupen. Él estará bien. Solo necesita reposo.
-Gracias, muchas gracias... -dijo William entre lágrimas.
Se acercó a su Alex, y beso su frente.
Y como si se tratase de un beso mágico, Alex abrió los ojos.
Alex se encontraba desorientado.
-¿Dónde estoy...? -pronuncio débil.
-¡Alex! Amor, mío.... -dijo angustiado pero a la vez feliz, William, de ver esos ojos verdes despertar una vez más. -¡¿Cómo te sientes?!
-Supongo que bien... Aunque me duele la cabeza. -informó Alex.
-Pronto se te pasará el dolor -dijo William mientras abrazaba a Alex.
-Señora, que su hijo se tome está píldora -indicó el doctor-. Le ayudará a contrarrestar el dolor que siente.
Posteriormente agradeció la señora Elizabeth, y le dió la pildora a su hijo.
Alex cogió un vaso con agua y seguido de eso, lo bebió y se trago la pastilla.
Una vez que llegaron al hospital, el doctor prosiguió a explicarles la razón, del desmayo tan repentino de Alex.
-Al parecer sus glóbulos faltantes, le hicieron más falta que antes y eso le provocó el desmayo repentino. No es nada de lo que alarmarse, sin embargo necesita chequeos. ¿Cuándo fue su último chequeo con su doctor de cabecera?
-Como dos semanas antes de venir a Portland -respondió la madre de Alex.
-¿Y se tomó su medicamento como es debido? -preguntó el doctor.
-En realidad... Se me olvidó tomarmelo en la mañana -confesó Alex-. Quizás eso repercutió...
-Bueno, si fue así. No hay nada más que decir -comentó el doctor-. Solo que repose y asista a las quimioterapias como es debido.
-Gracias doctor -agradecieron los tres.
***
-Lamento los problemas que les cause... -dijo Alex apenado.
-No te preocupes, cariño -respondió la madre de Alex-. Lo importante es que estés bien.
-Sí amor -habló William-. Estábamos realmente preocupados por ti.
-Lamento haberlos asustado... -añadió Alex apenado consigo mismo.
-No te preocupes bobo -le dijo William-. Está bien, ¿si? No te preocupes. Te seguimos amando.
Alex sonrió y después se fueron a dar un recorrido por el jardín chino clásico de Portland.
-Es bellísimo, tomen fotos muchachos -les dijo la señora Elizabeth.
Alex sonrió y posó para una foto. Y William atesoro esa foto.
-¡Deberíamos venir más seguido! -añadió la madre de Alex-. Que Alex, cumpla años más seguido, ja ja.
-Trataré mamá -dijo Alex soltando una carcajada.
-Pronto será mi cumpleaños -dijo William-. No se preocupe suegra.
Alex sonrió, realmente estaba feliz de tenerlos en su vida.
¿Qué más podría pedir Alex?
-Eh, vayamos para allá -sugirió Alex.
Fueron al lugar que señaló Alex, y se divirtieron.
Veían las afueras desde una vista de Portland. El lugar era del agrado de la señora Elizabeth. Tenía todo lo que deseaba ver. Y sobre todo, donde sentarse.
-Voy a ver el feisbuk -dijo ella.
-Es facebook, mamá -la corrigió Alex.
-Como se diga. -añadió ella.
-Cosas de madres -le dijo Alex a William.
-¿En serio? No lo sabía -respondió William-. Mi madre... Es especial. Nunca se ha comportado como una madre realmente para mi... No sé lo que es tener una madre.
-En serio lo lamento, Will... -dijo Alex. -No te lo mereces...
-No te preocupes -dijo William-. No me importa eso.
Alex quiso indagar más, decirle algo más al respecto. Pero no quería atormentar a William, más con ese tema.
-Todo estará bien -le dijo. -Te lo aseguro.
-Te creo.
***
Regresaron al hotel, después de unas horas pasadas.
-Tomenme una foto muchachos -asevero la señora Elizabeth.
Alex y William cogieron sus celulares, y le tomaron la posterior foto a la señora Elizabeth.
-Alex vente -le dijo su madre. -Y sonrie, ya que tú nunca sonríes en las fotos.
Alex se cruzó de brazos y miró hacia la cámara del celular de William.
-¡Otra más! -pidió la señora Elizabeth.
Y desde luego, que esa otra más, se convirtió en una eternidad.
Cuando llegó la noche, Alex y William se encontraban durmiendo en la habitación del hotel. Pues compartían cama.
Alex se despertó en la madrugada, debido al dolor punzante que sentía. Y miró a su amado dormir plácidamente.
-En serio te amo... -susurro Alex desde lo más profundo de su corazón.
A pesar de todo, lo amo hasta el último de sus días.
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