🌠 16 🌠
ENTRE NOSOTROS
Bien dicen que secreto entre dos, lo sabe Dios. Y secreto entre tres, descubierto es.
Pero de alguna u otra manera, Alex y William se las ingeniaron, para que ese momento tardará en llegar.
Cada vez era más evidente el amor que estaba sintiendo William por el castaño.
No podía y ni quería retenerlo.
-Alex, quería darte las gracias por todo -agradeció William. -Sin ti, mi vida estaría acabada. En serio gracias.
-De nada Will -dijo Alex, tocando con sus manos el rostro de William-. Lo hago de corazón...
-En serio te lo agradezco... -respondió William sujetando las manos de Alex.
Y en eso, escucharon el sonido de una puerta abriendose.
-Estoy en casa -canturreó la señora Elizabeth.
-Es mi mamá -dijo Alex-. Iré a saludarla.
-Sí, ve.
Alex bajo las escaleras y fue hasta con su madre.
-¿Estás solo? -le preguntó ella.
-No, aquí está Will y Sofí.
-¿Y ya comieron?
-Aún no.
-¿Cómo qué aún no comen? -repuso la madre de Alex-. Ven.
Y eso hizo Alex.
Fue hasta la cocina y le dijo su madre que le ayudará a hacer la comida.
William escucho la conversación y entro a la cocina.
-Señora, quiero darle las gracias por la hospitalidad -empezó a hablar-. ¿Podría ayudarla? Como forma de gratitud.
-¿Cómo crees? Eres nuestro invitado -dijo la madre de Alex. -Tú siéntete como en casa.
-Reitero, quiero ayudar. -se opuso William.
Al ver la actitud de William, la madre de Alex, no tuvo más opción que aceptar la petición del muchacho.
-Está bien -respondió la señora Elizabeth. -Ven.
Y fue así, que William fue con la madre de Alex, y empezaron a hacer la comida entre los tres.
-Se hace así Will -dijo Alex entre risas, sujetando las manos de William-. ¿Lo ves?
William ni siquiera miró lo que estaba haciendo, sus ojos viajaron al rostro de Alex y sonrió.
-Sí, es perfecto -sentenció.
La señora Elizabeth los miro enternecida.
-¿Ya terminaron? -preguntó la señora Elizabeth.
-Sí -respondieron el castaño y el pelinegro.
***
Se sentaron a comer, y posteriormente comieron.
-Mañana te llevaré a un lugar -le dijo William a Alex antes de irse de su casa.
-Mi madre está de acuerdo con que me secuestres, así que adelante -dijo el muchacho de cabello castaño.
William sonrió y le dió un beso en la mejilla.
Y posteriormente se fue William con Sofi.
Y ahí se quedó Alex mirando a la nada, mientras sonreía como un bobo.
"Me besó" es lo único que Alex se repetía mentalmente.
Lo beso.
***
Comenzaba un nuevo día, pero para William empezaba un infierno.
-¡¿Por qué demonios te sigues viendo con ese maricon?! -indagó enojado su padre. -¡¿Qué no te advertí que te dejaras de ver con ese maldito mocoso?!
-¡No te haré caso, ni una mierda! -espetó furioso William-. ¡Yo lo seguiré viendo te guste o no te guste! ¡Y más te vale entenderlo!
-Yo no te eduque así -habló la señora Margara-. Yo no crié hijos antinaturales. Tú no eres mi hijo.
-¡Y me alegra no serlo! -respondió William-. ¡Me alegra no ser hijo de la basura como ustedes!
Sabía William, que lo que dijo tendría repercusiones, pero poco le importaba.
Su padre, furioso y molesto, lo empezó a golpear, pero William se defendió.
-¡Fuera de mi casa! -gritó aquel hombre.
-Me iré después de llevarme a Sofi -repuso William.
-¡Ni lo pienses! -alegó la señora Margara-. ¡No dejaré que vuelvas a ver a Sofía! ¡Eres un peligro para ella!
-¿Porque yo sea gay? -respondió William en un grito-. ¡Pues eso no les concierne a ustedes! ¡Entiendalo! ¡Es mi vida y yo decido como soy! ¡Vayanse al carajo!
-Desde ahora ya no eres más nuestro hijo -habló la señora Margara decepcionada.
-Me importa una mierda -espetó William furioso y adolorido por los golpes que le proporciono aquel hombre.
William trato de subir las escaleras e ir por Sofi, pero el señor Marcus fue más rápido y lo jalo del cabello con fuerza.
-¡¿A dónde crees que vas, maricon de mierda?!
-¡Por Sofi! ¡Ella no merece estar con ustedes! -respondió en un quejido William.
El señor Marcus le propinó un golpe en la nariz, lo que hizo que de esta comenzará a brotar sangre.
-¡Largo! -le chilló el señor Marcus.
-¡No hasta que me den a Sofi!
-Maldito imbécil -maldijo el señor Marcus-. ¡No te la daremos, ahora lárgate!
-No me iré -masculló William.
-Entonces te sacaremos a la fuerza -propuso aquel señor.
***
Comenzó a llover, y William estaba desorientado, con varios golpes en su cuerpo.
Pronto cayó rendido en las calles.
Y una señora que pasaba, lo vio y llamo a la ambulancia.
-¡Rápido! ¡Subanlo a la camilla! -ordenó un enfermero.
William, había perdido la consciencia, pero lo único que se repetía en su mente, era Alex.
Ellos viviendo, juntos.
Porque si, William, ya había caído en Alex Collins.
-¿Dónde estoy...? -preguntó desorientado William, cuando despertó en un hospital.
-En el hospital -respondió una enfermera-. ¿Cómo te sientes, cariño?
-Terrible. Me duele como un carajo la cabeza y el cuerpo...
-¿Tienes idea de quién te hizo esto?
-Sí, mi maldito padre...
.
.
.
La enfermera le preguntó a William si tenía algún familiar. Y él solo pensó en Alex.
-Sí, su número es...
Y cuando terminó de darle su número, ella lo llamó y le contó la delicada situación.
-¡Voy para allá! -emitió Alex.
No pasaron ni diez minutos, cuando ya había llegado Alex con su madre.
-¡William! -gritó hecho un desborde de lágrimas Alex-. ¡Dios mío! ¡No puede ser!
-Hola... -saludó con sus pocas fuerzas William.
-Dios mío -Alex estaba totalmente roto al ver a su amado así...-Cariño... ¿cómo te encuentras?
-Mal, pero ahora que te veo, estoy mejor -respondió sincero William.
Alex dejo salir más lágrimas.
-¡Todo estará bien, Will! -le aseguro entre lágrimas Alex. -¡Te lo prometo!
-Te creo.
William le creyó. Y ese fue su error...
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