NO TE ESCONDAS

Alex durante mucho tiempo de su vida, tuvo que mantenerse oculto en el closet por miedo al que dirán de él al saber la verdad. 

Había intentado aparentar frente a sus amigos heterosexuales, que era muy hetero.

Pero no se sentía bien al final del día.

Al final del día, él tenía sus sentimientos reprimidos.

Pero él no era el único que se reprimía.

Brad, su mejor amigo, se había enamorado de Alex. Y por ende, también se reprimía mucho. 

En esta historia, al final todos terminan con el corazón roto, de alguna u otra manera.

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Alex, había invitado a su amigo, a su casa, a la hora de la segunda comida.

William aceptó. Y Alex se arregló lo mejor que pudo. Vistiendo, una camisa de a cuadros azulada, con unos vaqueros negros y sus converse rojos.

El cabello castaño, lo tenía peinado hacia el lado derecho. De esa manera, se veía lindo y soft.

Cuando William llegó, tocó el timbre y Alex se aprontó a abrirles la puerta. Ahí se encontró a William y a Sofía.

-¡Hola! -los saludo Alex con un beso en la mejilla a ambos.

-¡Cullins! -expresó su emoción la pequeña.

-¡Hola Sofi! -respondió igual de emocionado Alex, abrazando a la pequeña.

-¿Cómo estás? -le preguntó William.

-¿Bien y ustedes?

-Me alegro. Yo estoy bien.

Pero la verdad estaba lejos de aquellas esas palabras.

William, recibió una paliza el día anterior.

Con mucho esfuerzo, logró tapar su ojo morado, y con una camisa de manga larga, los demás golpes que le propicio ese sujeto, que ya no era más su padre, en palabras de William.

-Pasen -añadió Alex sin percatarse de ese detalle.

Ambos pasaron, y se adentraron en un hogar cálido.

La madre de Elizabeth, preparo comida japonesa, para William.

Y para la pequeña, una hamburguesa.

-¿Quieren tomar refresco? -preguntó Alex.

-¡Yo si! -dijo Sofi.

-Ya te sirvo. -dijo Alex antes de irse de la sala.

Alex se fue por el refresco, sabor a Pepsi y le sirvió a la pequeña.

-Aquí tienes -y posteriormente le dió el vaso a Sofi.

-¡Gracias, Cullins! -respondió Sofía con una gran sonrisa.

-Denada, pequeña -sonrió Alex.

William miró de brazos cruzados a Alex, y después sonrió sin darse cuenta.

-Eres muy bueno con los niños -comentó William.

-Solo soy amable -respondió Alex esbozando una sonrisa.

William, miró los labios de Alex, formando esa linda sonrisa, y no pudo evitar fijarse en los hoyuelos que se le formaron.

-No sabía que tenías hoyuelos -objetó William-. Te ves muy bonito así. 

"Te ves muy bonito así" esas palabras calaron hondo en Alex.

Pronto se enrojecieron sus mejillas. Y William se percató. 

-¿Estás bien? Tu rostro está rojo.

-Sí, eh.... Tengo que ir al baño.

Alex se zafó de esa bochornosa situación, y se fue corriendo hasta baño. Y al llegar se miró en el espejo.

Su corazón latía bastante rápido.

Mientras que sus mejillas, ardían.

Estaba totalmente sonrojado.

Su crush lo había halagado.

Alex se sentía como en un sueño.

Cuando Alex regresó con William y Sofi, se los encontró conversando con la madre de él.

-¿Y qué planeas hacer cuando termines con la escuela? -le preguntó la señora Elizabeth a William.

-Dedicarme a la música -respondió.

-¿Te apasiona la música? -preguntó Alex apareciendo enfrente de ellos.

-Sí. Es un gran sueño que tengo desde niño... Mis padres me dijeron que era algo estúpido y patético -confesó William-. Pero siempre he deseado ser músico.

-Lo lograrás -le dijo Alex con una sonrisa llena de esperanzas.

-Gracias, Alex.

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Posteriormente, cuando ya estuvo lista la comida, todos se sentaron a comer.

-Gracias por la hospitalidad -agradeció William.

-Gracias a ti por venir -le dijo la señora Elizabeth con una sonrisa.

-Me alegra tanto haberte conocido, Alex -confesó William-. Sin ti... Nada sería igual.

Las mejillas de Alex se tiñeron de rojo.

Y él balbuceo que de nada, que era todo un placer.

***

-¿Quieren ver una película? -cuestionó Alex mirando a William y Sofía.

-¡Siiii! -dijo entusiasmada Sofi.

-¿Les parece bien, ver piratas del caribe? -preguntó Alex.

-¡Si! -dijo Sofi finalmente.

Alex sonrió y puso la película a través de Netflix.

Veían la película en armonía y paz.

Nada, ni nadie, podría arruinar este precioso momento entre ellos.

Hasta que, Alex hizo contacto con William, debido a que se movió, y termino rozando con los hematomas de William.

-¿Estás bien? -preguntó alarmado Alex, al escuchar el quejido de dolor de su amado.

-Sí, no es nada -aseguro con una sonrisa.

Pero Alex sabía que eso estaba lejos de la verdad.

-¿Puedes venir, Will? -le pregunto Alex, una vez que se levantó del sofá.

William asintió y camino hacia donde estaba Alex.

-¿Pasa algo? -preguntó William Hamilton, cuando estuvieron más alejados de los dos restantes miembros de aquella familia en la casa.

-Tu cuerpo... ¿como está?

-Bien, ¿por qué?

-Sabes que puedes contar conmigo en todo, Will, soy tu amigo -le dijo Alex, sosteniendo sus manos.

-Por eso mismo es que quiero que no te preocupes....

Alex miró preocupado a William, y se aferró al agarre que tenía con él.

-Estoy contigo bro -le dijo-. ¿Lo puedes sentir? Mi ser siempre estará contigo.

William se esforzó por sonreír, pero su sonrisa era débil.

-Todo es una mierda, Alex... -William no pudo controlar las lágrimas que salían de sus ojos.

-Todo estará bien, Will -susurro Alex, abrazándolo con calidez.

-¿Me lo prometes? -preguntó con debilidad.

-Te lo prometo.