SUEÑOS ROTOS

La noticia que le dieron a la señora Margara Hamilton, fue la gota que derramó el vaso.

No estaba nada contenta, con saber, que su hijo hizo plenamente una novela gay, al igual que el señor Marcus Hamilton. El padre de William.

-Le pido mis más sinceras disculpas -dijo la madre de William-. No sabía que mi hijo había hecho algo así.

-No voy a permitir que mi hijo salga desviado -dijo el señor Marcus-. Estoy seguro, que toda la culpa, la tiene el mariconazo con el que se junto. Mi hijo no es así. Está siendo mal influenciado.

-Y, así como usted no va a permitir eso, yo tampoco voy a permitir que hable así de mi hijo -espetó la señora Elizabeth. -Le pido más respeto.

-¡Señora, usted es la culpable de toda esta maldita situación! -estalló en rabia, el señor Marcus-. ¡Nada más miré lo que hizo! Está criando a un enfermo, a un homosexual. Y yo no voy a permitir que ese muchacho, mal influencie más a mi hijo.

-¡¿Ya terminaste?! ¡Si es así, entonces cállate! -dijo William exaltado. -¡Dejen de meterse en mi vida! ¡Ya me tienen harto! Para empezar, ustedes nunca han sido buenos padres conmigo, y ahora quieren dárselas de santurrones y entrar a mi vida. ¡Larguense los dos! ¡Para mi están muertos!

Y sin más, salió azotando la puerta William.

Estaba furioso William. Y claro que tenía razones para estarlo. A él le daba completamente lo mismo lo que pensarán sobre él, si era gay, o no, no le interesaba. Pero la gota que colmo el vaso para William, es que ellos intentarán aparentar ser sus padres.

Y el que insultaran a Alex, le dejo un sabor amargo.

Aunque no tenía mucho trato con él, lo poco que convivió con él, era suficiente para agarrarle al menos un poco de cariño y sentir empatía por él.

-¡Joder! -expresó William cabreado.

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Mientras que por otro lado, Alex quería salir a buscar a William, pero los padres de William no se lo permitieron.

-¿A dónde crees que vas, maldito enfermo? -lo insulto el señor Marcus. -¡Aléjate de mi hijo!

-No te acerques más a nuestro hijo, o sino atente a las consecuencias -amenazó la señora Margara.

-¡Ya basta señores, por favor! -dijo la madre de Alex-. Por Dios, ¿no se dan cuenta del daño que están ocasionando con todo esto? Son adolecentes. Si son gays, heterosexuales, o bisexuales, no es nada de lo que alarmarse. Ellos están experimentando. Y viviendo. Y por eso mismo, les exijo que respeten la orientación de su hijo, y respeten al prójimo. ¿Qué no se dan cuenta de todo el mal que le están haciendo?

-Usted no es nadie para venir a decirnos todo eso -selló el padre de William-. ¡Usted no se meta!

-Lo siento señores, pero no pienso hacerles caso -dijo Alex y salió corriendo lo más rápido que pudo, tras haber dicho esas palabras de la oficina.

En lo único que pensaba Alex, era en consolar a William.

Así que corrió, y corrió, y cuando lo encontró, se acercó lentamente.

-¿William? -habló Alex.

-Vete Alex, necesito estar solo -respondió William.

-Yo... -No sabía que decirle Alex-. Sabes, yo... Me quedaré aquí contigo. No diré nada. Solo... te acompañaré.

William no dijo nada.

Se quedó en silencio y tras quince segundos transcurridos, habló William y dijo:

-Bien.

Ninguno decía nada. Solo admiraban el buen clima que hacía. Y el como podían estar juntos. Aunque, esto lo sentía más Alex. Con cada segundo transcurrido, más se enamoraba Alex de William.

-Gracias... por quedarte -agradeció William para sorpresa de Alex. Él lo miró sorprendido y después sonrió.

-Para eso están los amigos, ¿no?

Si, él mismo se acaba de mandar a la Friendzone.

-Si -dijo William.

Alex se mantuvo en su lugar y dejo que el aire le diera en su rostro. Mientras su cabello castaño se movía por el viento.

-Oye, Willy -habló Alex-. Hay algo que quiero preguntarte, pero no sé si eso te va a incomodar.

-Suéltalo.

-Una vez te escuché decir, que si tus padres no iban a venir al cumple de Sofi -empezó a hablar Alex. -¿Acaso ellos... No iban a ir?

-Hablar de ellos, me deja un mal sabor en la boca -contestó William. -No quiero hablar de los desobligados e irresponsables padres que tengo.

Ante eso, Alex volteó a mirarlo directamente y lo miró afligido.

-En verdad lo lamento...

-No es tu culpa.

Alex no supo que más decir.

-Espero que todo mejore... -añadió Alex.

-Eso espero...

***

Los padres de William, regañaron a su hijo una vez llegaron a la casa. Aunque ese día, William no llego temprano. Pues anduvo todo el día afuera de su casa, porque no quería verlos ni en pintura.

-¡Eres una deshonra para la familia! -dijo el colerico de su padre. -¡Una maldita vergüenza!

-¡¿Y qué vas a hacer?! ¿¡Golpearme como antes!? -gritó William en un arranque de furia.

-¡No me alces la voz! -respondió Marcus.

-¡Y tú no te metas más en mi vida! -y sin más, William azotó la puerta y se fue de casa.

-Déjalo -le dijo Marcus a Margara. -Ya volverá. Pero ese muchacho está en serios problemas.

Ese día, como era de noche, no tenía nada que hacer afuera. Sus amigos, ya estaban dormidos. Pero en eso, pensó en Alex. En cómo ese muchacho, siempre planeaba hacerlo sentir bien.

Alex para William, era como una segunda oportunidad en la vida. Aunque él fuera una bomba de tiempo. Para William, aunque él todavía no lo supiera. Era todo lo que necesitaba. Y así fue.