🌠 09 🌠
LO QUE SOMOS
Era domingo por la tarde.
Alex no tenía nada interesante que hacer.
Sin embargo, pronto se interesó en ver el perfil de Facebook de su crush.
William Hamilton. Cuenta con setecientos amigos y quince fotos en su galería.
En la primera foto de su perfil, salía posando sobre un árbol.
Se veía tan jodidamente perfecto, por lo que, eventualmente, tuvo como todo un fanboy, a Alex.
-Es tan malditamente perfecto... -dejó salir.
Y antes de que se pudiera dar cuenta, le dió like a esa publicación por error.
-¡Maldición! ¡Maldición! -maldijo Alex entrando en pánico.
"Joder, le di like a la foto más vieja de su perfil, ¡ahora pensará que lo estaba acosando...!" Pensó para si mismo, Alex.
Y antes de que pudiera salir de esa terrible y vergonzosa situación, William le mando un mensaje.
No sabía que te gustaba ver fotos viejas.
Alex se sonrojó inevitablemente ante ese mensaje.
No es lo que parece.
Se aprontó a escribir.
¿Ah, no?
No.
Ah. Bueno.
Y ahí quedó todo.
"Tragame tierra" no podía sentirse más desdichado Alex.
.
.
.
El lunes se llegó más rápido de lo esperado. Y ahí estaban, Alex y William, recapitulando, y escribiendo y viendo posibles errores ortográficos que hayan podido dejar escapar en la obra.
Todo marchaba bien, hasta que llegó Sonia y azotó con su mano, el pupitre de William.
-Escuchenme bien, ustedes dos sigan haciendo todo el trabajo como lo están haciendo, y cuando terminen, entonces yo lo presentaré y así estaremos equilibrados -dijo Sonia.
-¿Disculpa? ¿Equilibrados, dices? -dijo Alex empezando a enfadarse. -Pero si para empezar, ¡tú nunca estuviste interesada en el trabajo! Ahora vete a la mierda y déjanos en paz.
-Olvídate de que presentes el trabajo tú -puntualizó William. -Nosotros hicimos todo el trabajo, y nos tomamos nuestro tiempo para hacerlo, mientras que tú estabas muy quitada de la pena, tomandote selfies con tus amigas. Así que, lárgate.
-¡Son unos desgraciados! -les reprochó. -No tenía tiempo.
-Si claro -se burló William. -No tenías tiempo, pero estabas muy ocupada, saliendo de casa con tus amigas.
-¿Y eso qué carajos les importa a ustedes? -dijo estresada, Sonia. -¡Sólo déjenme presentar el puto trabajo y ya!
-Estás muy equivocada si crees que te dejaremos presentar el trabajo -alegó Alex. -Vete a joder a otro lado. Nosotros estamos muy ocupados, bye, bye.
-¡Malditos infelices! -agregó Sonia-. ¡Me la pagarán!
Y sin más, se fue Sonia.
-Joder... -se dejo caer sobre su silla Alex-. ¿Qué molesta es, no crees?
-Demasiado. Pero no pensemos en eso. No tenemos mucho tiempo -recordó William. -Tenemos que presentar la obra.
Retomaron el trabajo y ya para cuando empezó la primera clase, que era Literatura, ya habían terminado el trabajo.
La profesora nombraba a cada alumno, hasta que dió con Alex y William.
-Bien, déjenme su novela ahí -dijo la profesora señalando un lado de su escritorio.
William puso la novela en dónde estaban apiladas una sobre otra, lo que eran, más novelas hechas por los estudiantes.
-Por fin terminamos -dijo Alex.
-Sí. -respondió William.
-Oye... William -agregó Alex apenado-. Lo que pasó ayer... Es que...
William miró atentamente a Alex.
-No me digas que yo te gustó -dijo William.
-¿Qué? -dijo sorprendido Alex.
-Solo bromeaba -añadió William y posteriormente se fue a su pupitre.
Y ahí se quedó Alex, mirando a la nada, con las mejillas sonrojadas.
No había forma de que lo supiera. ¿O si?
***
Una vez que llegó el recreo, Alex se fue con sus amigos a la cafetería.
-¿De qué hicieron su novela? -preguntó Erick-. Yo de ciencia ficción.
-Hasta la pregunta ofende, viejo -dijo Brad-. Obviamente de zombies.
-Me lo esperaba -dije yo con una sonrisa.
-Ahg, qué puto dolor de cabeza fue hacer este trabajo -se quejo Isaac. -Mi equipo y yo hicimos de hombres lobos y vampiros.
-¿Y tú, Alex? -preguntó Erick. -¿De qué trata tu novela?
-Es de romance melodramatico -respondió Alex. No podía decirles que era una novela gay porque aún no estaba listo para salir del closet oficialmente.
-Parece que tenemos a un enamorado -dijo Erick cotilleando.
-Ya basta -inquirió Alex sonrojado.
-¡Hasta se ha sonrojado! ¡Ahora dinos quien es! -exclamó Erick como todo el chismoso que era.
-Hey, dijimos que esperaríamos a Alex -dijo Brad-. No lo molestes.
-¿Es qué acaso eres su niñera o qué carajos? -solto un bufido Erick.
-No, obviamente soy su amigo -remarcó Brad. -Pero sé que Alex no se siente preparado para decirnoslo, así que deja de joder, Erick.
Erick miró con mala cara a Brad.
-Eres un maldito aguafiestas -recrimino Erick.
-Me da igual lo que pienses -añadió Brad.
Por otro lado, a William le preguntaron que clase de novela hizo con Alex y Sonia, y el sólo se limito a decir que de romance juvenil. Y con esa respuesta, ya no dijeron más.
.
.
.
Una vez que se termino el recreo, Alex y William fueron mandados a dirección.
-¿Cuál es el incidente por el que nos hablaron? -se aventuró a preguntar William cruzado de brazos.
-La profesora de Literatura, Geraldine, dice que ustedes hicieron algo prohibido, algo que va en contra de lo normal -dijo el director. -Dice que hicieron una novela gay. Y eso va en contra de nuestros principios.
-¿Qué? -dijo desconcertado Alex. -¿Pero cuál es el problema señor director? No lo entiendo.
-Lo que estoy tratando de decirles -agregó el director mirándolos con el semblante totalmente serio-. Es que lo que hicieron es algo imperdonable para nuestra institución.
-¿Pero por qué? -inquirió Alex. -¿Cuál es el proble...?
Las palabras de Alex fueron interrumpidas, cuando ingreso la profesora Geraldine a la oficina del director.
-Como ya les dijo el director -habló ella-. Lo que hicieron no tiene nombre, y ni perdon. Están reprobados y sancionados.
-¿QUÉ? -dijo incrédulo Alex. -¡Pero...!
William, por otro lado, analizaba la situación.
-No hay pero que valga, señorito Collins -dijo el director-. Estarán sancionados por una semana y llamaré a sus padres. Está actitud es imperdonable.
-¡Pero el amor es amor! -alegó Alex-. ¿Acaso está mal amar...?
William, colocó su mano en el hombro de Alex y le dijo con la mirada que dejara todo así, que no se desgastará por esto.
Pero Alex no se iba a dejar sancionar y mucho menos, que William sufriera por esto.
-Señor director, y profesora, entiendo que su pensamiento sea diferente -habló Alex. -Pero estamos en el siglo veinte. Y ya es completamente normal el matrimonio entre personas del mismo género. Y...
-No alegue señor Collins -dijo la profesora cortando sus palabras. -Ustedes tienen que recapacitar. Y para eso, ya hablamos con la psicóloga del bachillerato. Pase, por favor.
La puerta de madera oscura, fue abierta y de ahí entro la psicóloga. Una señora de 1.63 centímetros de altura, cabello rubio teñido recogido en un moño, y piel blanca.
-Yo hablaré con ellos. Los despachare a mi salón. -dijo la psicóloga, Andrea.
-Adelante -le dijeron.
***
Una vez, que ya habían ingresado en el salón de la psicóloga, Alex se quejo.
-¡Es injusto! -expresó Alex. -Entiendo que no piensen igual que nosotros y que piensen que necesitamos ayuda, pero eso no es verdad. Nosotros estamos bien, además la novela no nos define.
-Considero que ellos deben rectificar su comportamiento -habló William para sorpresa de Alex.
-Los entiendo muchachos -dijo la psicóloga-. Pero lamentablemente no puedo hacer nada en esta situación...
-Pero al menos usted si está de acuerdo, con nosotros, ¿verdad? -preguntó Alex.
-Lo estoy. -añadió la psicóloga-. Pero a mí no me pagan por estar de acuerdo con los estudiantes... A mi me pagan, por obedecer órdenes directas de dirección... Desafortunadamente, tendrán una semana de sanción, como les dijo el director. Empezando por hoy.
-Ahg... No es justo... -dijo Alex devastado.
-Vuelvan a la dirección chicos -les dijo la psicóloga. -El director les dirá algo más.
A duras penas, fueron hasta donde estaba el director y les puso de castigo limpiar los baños.
-¡Esto es una mierda! -expresó su frustración Alex. -En serio lo lamento William... No quería involucrarte en esto....
-No es para tanto -dijo William. -Por ahora enfoquemonos en hacer lo que nos dijeron.
-De acuerdo... -dijo desganado Alex.
Alex siguió limpiando las paredes, pero para sorpresa de él, William habló y le dijo:
-Oye, ¿eres gay?
-¿Qué? -Alex sintió que se atragantaba con el aire.
-Que si eres gay.
No sabía que responder Alex a esa pregunta. Desde niño, siempre le gustaron más los niños que las niñas. Y eso fue muy evidente. Pero no tenía buenos recuerdos de eso. Pues, el niño que le gustaba en el kinder, se burló de él con sus amigos, cuando le confesó sus sentimientos. Y si bien, eran tan solo unos niños, Alex a medida que fue creciendo y teniendo varios crush, se dió cuenta, que no todos le correspondían. Y eso lo desalentaba en gran medida.
Y es por eso, que no sabía que decirle a William. Si él armaba los cabos, daría pronto con la verdad de que Alex está enamorado de él. Y Alex no quería eso.
-No... Es decir, yo apoyo a los LGBT. Pero no soy gay...
Se sintió terriblemente mal por haberle mentido. Pero, ¿qué más podía hacer?
-Entiendo. -dijo William-. Por un momento creí que lo eras, por tu forma de comportarte allá en dirección.
-¿En serio? -preguntó Alex.
-Sí.
-Vaya, pues no sé que decir...
-Sabes, pienso lo mismo que tú. El amor es amor. El amor no merece ser ocultado.
Alex abrió sus ojos y pensó en algo tan descabellado, como que William, también podía ser gay.
-¿Ah sí? ¿Y qué me dices de ti, tú eres gay?
-No, soy asexual.
-Oh. Ya veo.
Alex ahora tenía más oportunidades para conquistar a su crush.
¿Pero el tiempo estaría de su lado o en su contra?
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