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🌠 03 🌠

ENTRELAZADOS

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Por fin ya había llegado el sábado para fortuna de todos los estudiantes y docentes. Pero sobre todo para Alex y William.

William veía una serie japonesa, más específicamente un k-drama en su casa.

Mientras que Alex se alistaba para salir.

-¡¿Ya estás listo?! -le preguntó su mamá.

-Sí.

Alex tenía que asistir todos los sábados y domingos a las cinco de la tarde a un grupo de apoyo para gente con cáncer.

Él sufría de leucemia aguda desde el año pasado.

Se las apañaba para estar bien.

Solo sus amigos más cercanos lo sabían. Pero ningún profesor y compañeros aparte de Brad, Isaac, y Erick lo sabían.

No quería que nadie se preocupara por él.

-Vámonos -sentencio Alex.

Alex se subió y condujo. Mientras que su mamá iba en el copiloto.

A Alex le gustaba que le dieran libertades.

Estar enfermo y que no te den libertades, es triste. En palabras de Alex. Él quería sentir que era un adolescente normal como todos los demás.

Alex visualizo el grupo de apoyo donde se hospedaban, que era un gran edificio de dos pisos.

Aparcó el auto en el estacionamiento y se bajó.

-Te quiero, mocoso.

-Y yo a ti.

La verdad es que ellos dos se llevaban muy bien. Tenían discusiones como cualquier otra familia, pero se apoyaban el uno al otro.

Caminó hacia la entrada y entró.

Ya llevaba dos sesiones completadas en aquel recinto.

Ahí conoció a Ashley y Sophia, dos chicas de dieciséis años que padecían también de leucemia.

Sophia venía de Portland.

Mientras que Ashley era de la ciudad de Alex, de Los Ángeles.

Llegaron dos nuevos integrantes ese día. Ambos se llamaban Ezequiel y Jonathan.

Ezequiel era bastante alto, debía medir entre uno ochenta y cinco metros más o menos. Mientras que Jonathan, parecía medir un metro setenta y cinco. Ezequiel era moreno, mientras que Jonathan era blanco. Ezequiel tenía el cabello lacio peinado hacia el lado derecho, mientras que Jonathan tenía rizos y era castaño.

Eran bastante atractivos los dos.

Posteriormente la que estaba a cargo de la institución: Geraldine Peters. Les dijo que se presentarán.

-Soy Ezequiel -dijo aquel chico moreno de cabello negro, con facciones mexicanas-. Tengo diecisiete años y tengo cáncer en el pulmón izquierdo.

-Yo soy Jonathan -se presentó aquel otro chico-. Tengo quince años y tengo cáncer de riñón.

Acto seguido, se sentaron en las sillas y comenzó la oración que siempre hacían todos los días. Que consistía en orar por cada uno de ahí, y pedirle a Dios por su recuperación.

Alex pensó que este día sería como todos los demás días anteriores. Aburridos.

Pero entre más piensas eso, más te sorprende la vida.

Para Alex cobraron sentido esas palabras cuando observó como su crush aparecía enfrente de él.

Pero no venía solo.

Venía con su prima.

-¿William? Qué coincidencia -dijo Alex cuando William paso alado de él.

-¿Tú también vienes al grupo de apoyo? -respondió William, ciertamente sorprendido.

-Sí. ¿Y tú?

-Vengo a traer a mi prima.

-Mucho gusto, soy Ximena -dijo la prima de William. Era de estatura mediana, media un metro sesenta y cinco. Y tenía el cabello teñido de negro ceniza, tenía cierto parecido con Marcela Valencia de "Yo Soy Betty La Fea".

-Alex Collins.

Estrecharon sus manos y Alex le pregunto qué enfermedad padecía.

-Padezco de cáncer de hueso -dijo ella-. Los doctores dicen que debo ir casi todos los días al hospital... es cansado. Pero uno se acostumbra. ¿Y tú?

-Tengo leucemia desde el año pasado -respondió.

-Cuanto lamento oírlo -dijeron William y Ximena.

-Tranquilos, a pesar de todo, me encuentro bien -agregó Alex.

-Si te sientes mal, puedes hablar conmigo. -le dijo William.

-Lo haré.

Era lo menos que podía hacer su compañero por él.

Posteriormente finalizó la hora, por lo que ya era hora de irse.

-Nos vemos William. -se despidió Alex.

Pero el muchacho William le extendió su mano.

Alex la tomó y formó una pequeña sonrisa que le hizo un hoyuelo en su rostro.

William no esbozó ninguna sonrisa, se mantuvo sereno y posteriormente se despidieron.

Acto seguido, Alex llamó a su mamá a través de su Samsung, diciéndole que ya se iba de regreso a casa. Su mamá contesto que estaba bien, así que Alex caminó hasta su camioneta gris y se subió.

Introdujo la llave en la camioneta, y arrancó segundos después.

Mientras manejaba puso música y sonó: "Beggin" de Måneskin.

Esa canción le gustaba a Alex.

Le subía el ánimo.

Y por otro lado, él se sentía feliz por haber visto a William. Pese a que las condiciones no fueran las mejores.

Definitivamente estaba feliz de haberlo visto.

***

En un parpadeo llegó el lunes.

Alex llegó al aula y se sentó en su asiento.

-Buenos días jóvenes -dijo la profesora de Historia. Ella tiene cuarenta y tres años. Y usa gafas rojas. Aunque se ve un poco más grande de la edad que tiene. Por lo que suelen confundirla con alguien de cincuenta años. -Abran su libro en la página trescientos y lean...

Se acabaron las primeras clases de la mañana y llegó el recreo.

Alex comía en compañía de sus amigos y poco después, se acabó el recreo. Sentenciando la hora de regresar a la jaula, o eso pensaba Alex.

Tocaba Literatura.

Todo marchaba bien.

Hasta que, la profesora organizó un trabajo por equipos.

-Primer equipo: Alex, William y Sonia.

William y Alex se miraron a la distancia.

-Segundo equipo...

Tanto Alex como William, se levantaron y fueron con Sonia.

-Yo no tengo tiempo para el trabajo escolar -habló Sonia. -Así que háganlo ustedes. Yo tengo cosas más importantes que hacer.

-Tienes que hacerlo -repuso Alex. -El trabajo es de los tres.

-Pues háganle como quieran. Yo no tengo porque perder mi tiempo con ustedes.

-Déjala Alex. -dijo William.

Alex resopló y gesticuló: -Bueno...

Finalmente la clase se acabó y Alex y William quedaron en la tarde para empezar con el trabajo.

Posteriormente, entró el profesor Julio Martinez al aula y una vez que entró, dijo que sacarán su libro.

Aunque las matemáticas pueden ser algo tedioso, una vez que lo entiendes, dejan de serlo. O al menos, eso le pasó a Alex.

El profesor, Julio Martinez, era un profesor bastante estricto, no toleraba que llegarán tarde a sus clases, ni mucho menos que hablarán mientras él explicaba.

-El grupito de allá atrás se me separa en este momento -dijo cansado.

Por esa y más razones era tan cansado ser profesor.

Pero si había algo que jamás se llegó a imaginar William, es que el destino fuera capaz de unir a dos personas, no solo en cuerpo, sino también en alma.

¿Crees en la magia de las estrellas?

William era un hombre misterioso y serio, aunque parecía un poco gruñón por ser serio, en realidad, él era más cálido de lo que la gente pensaba.

Alex conoció una faceta de su amigo que nunca le mostró a nadie más. Su amabilidad, fue una de las tantas razones por las que se sentía atraído hacia su compañero.

Pero era un amor imposible.

Porque para empezar, era su compañero.

Y para rematar, no sabía su orientación sexual.

Alex para estos puntos dudaba bastante que algo emocionante le sucediera en su vida.

Pero entonces la vida y el destino lo sorprendieron.

Pues los dos conocieron la magia de las estrellas.

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NOTAS DE LA AUTORA

¿Qué piensan de William? ¿Creen que esconde un lado sensible o solo es un gruñón? Jsjsjs.

Antes de decirles lo siguiente, quiero decirles que ustedes son libres de imaginar a los personajes como gusten. ^^

Solo es una pequeña representación de como los imagino en mi cabeza por lo que es para darles una referencia de como son físicamente.

En multimedia esta Alex Collins.

Representado por Tom Holland.



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