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🌠 02 🌠

NARRADOR OMNISCIENTE

                                       
                             
                       

  
Eran casi las tres de la tarde cuando William acababa de aparcar su auto frente a un minimarket.

Posteriormente salió de su auto, y fue a la entrada del minimarket. Donde ahí compro comida japonesa, pues William es amante de los productos japoneses.

Una vez que pagó por el producto, regreso a su auto y arrancó dejando atrás a las instalaciones y casas.

Regreso a su casa y abrió la puerta con sus llaves. Su gato Félix, lo recibió y él lo acaricio. Como era de costumbre, sus padres estaban trabajando. 

Félix es un gato que vive con William desde hace ya un año, es un felino de ojos verdes y de color blanco con anaranjado, que le gusta recibir mimos.

—¿Tienes hambre? —cuestionó William.

Escucho un maullido por parte del felino, por lo que caminó hasta la alacena y sacó sobres de comida para gato.

Ante eso, Félix maullo más y William procedió a darle la comida.

Mientras su gato comía, William se recostó sobre el sofá. Pues estaba bastante agotado por el bachillerato.

Estudiar en la universidad «Prescott» acababa con la vida del pobre muchacho, William.

Cerró los ojos y se dejó envolver en sus pensamientos.

Un pensamiento fugaz pasó por su cabeza.

Pensó en aquel chico de cabello castaño.

Definitivamente William lo tendrá cerca de su radar.

.

.

.

Una nueva jornada escolar empezaba para William, para las seis y media de la mañana, ya estaba arreglado y desayunado, portaba una camisa blanca con botones (pues ese era el uniforme), junto a una sudadera negra y unos pantalones ajustados de color negro y unos converse negros.

Salió de su casa azotando la puerta y abrió la puerta de su Porsche. Un regalo de su padre por su reciente cumpleaños número dieciocho.

Posteriormente entró y arrancó.

Él conducía mirando hacia el frente y la carretera. Aproximadamente pasaron quince minutos y llegó a la universidad. Estacionó su auto en el estacionamiento y salió, bajando su mochila negra.

Caminaba a paso veloz hacia el aula en el que debía estar temprano. Y cuando llegó, se sentó en los asientos de al fondo.

Seguido de eso, entró el profesor Julio Martinez al aula y dijo: —Buenos días muchachos. Saquen su tarea.

Tanto William como Alex, lo hicieron.

Por otro lado, cuando lograron sacar su tarea, Alex miró a la distancia a William.

Alex había comenzado a sentir cosas por el pelinegro de ojos verdes. Pero no fue solamente su físico, lo que le atrajo de él.

Sino también, que un día, cuando Alex sufrió un ataque de ansiedad, él fue el único que se acercó a él. Lo comprendió mejor que nadie y estuvo con él, en un momento tan delicado de su vida. 

La clase se acabó demasiado rápido, o al menos para Alex así fue, y posteriormente, el profesor Julio Martinez, salió del aula, y Alex ante eso, se puso a conversar con sus amigos.

Alex sentía curiosidad por su compañero de clases, se preguntaba que le había pasado en su vida para que fuese así de misterioso, tal vez Alex no debió indagar mucho. No debió haber entrado así como así a la vida de su compañero. 

Pero aún así lo hizo.

Y lo volvería a hacer si tuviese la oportunidad de nuevo.

                          ***

Eran las tres con quince minutos, cuando finalizaron todas las clases, Alex salió del aula acompañado de sus amigos y se encontró a William, hablar por teléfono con alguien.

—¿Cómo que no vendrán para el cumpleaños de Sofi? —inquirió molesto.

La voz de su compañero era melódica. O al menos, eso es lo que pensaba Alex.

Alex se acercó a William cuando esté guardo su teléfono, molesto.

—¿Todo bien? —le preguntó Alex.

—No... Nada está bien —respondió William

—¿Puedo saber por qué?

—Es... Complicado.

Y posteriormente William se fue y acto seguido, el amigo de Alex, quien se llamaba Brad, le preguntó si iba a ir a su casa a jugar videojuegos, pues tenían pendiente una partida del juego de Zombity. Un juego de zombies.

—Sí, a las ocho en punto voy. ¿Te parece bien? —le dijo Alex.

—Dale.

Y dicho eso, cada uno se fue por diferentes rumbos a sus casas.

Cuando llegó Alex a su casa, le pregunto a su mamá, Elizabeth, si le daba permiso de ir con su amigo.

A lo cual ella acepto.

Cuando llegó la hora, Alex salió.

Y se fue a la casa de Brad.

Tocó el timbre.

Y un momento después, le abrió su amigo Brad.

—Te estaba esperando, hombre.

Y entonces entró Alex a la casa de color blanquecina con negro, y se sentó alado de su amigo.

Conversaban sobre el videojuego, mientras Brad lo ponía.

Y cuando colocó el juego en el disco duro, empezó la partida. En la pantalla salió: "nuevo modo", dando a entrever, que podían empezar una nueva partida. A lo que Brad sin pensarlo doble vez, presionó ahí. Y empezó el juego.

Jugaron todo lo que restaba de las ocho, hasta que llegaron las nueve y media, y Alex se tuvo que despedir de su amigo y de la mamá de su amigo.

Posteriormente regresó a casa tras subirse a un uber.

Y en veinte minutos llegó a su casa. Tocó la puerta y le abrió a su mamá.

Alex se quitó el gorro negro que traía puesto y su mamá lo escaneo durante unos segundos.

—Tomate tus pastillas —le dijo.

—Voy.

Alex tomaba medicamento para la ansiedad.

Pero, sorpresivamente para él, hoy había sido un buen día para él.

.

.

.

Sonó la alarma de Alex, y Alex despertó con migraña.

Bostezo y se levantó.

Se cepillo los dientes, mientras se veía en el espejo, su cabello castaño era lo que más relucía en él. Pero sus ojos azules también lucían. A pesar de estar desvelado.

Posteriormente bajo a la cocina y su mamá le preparo el desayuno.

—Buenos días, cielo —lo saludo su mamá.

—Buenos días.

—Te desvelaste otra vez —dijo Elizabeth cansada—. Sabes que es dañino para tu salud.

—Lo sé, pero ya no soy un niño, mamá —replicó Alex. —Entiendo que te preocupes por mi, pero no me va a pasar nada malo por desvelarme una sola noche.

—En realidad si pasa y lo sabes muy bien —inqurió Elizabeth. —Come y alístate.

Y sin más, Alex se comió el desayuno que le preparo su mamá. Eran dos huevos refritos y un pancake de postre, junto a un café americano amargo.

No le gustaba que lo tratarán como a un niño. Ya tenía dieciocho años. Ya no era más un niño. Así pensaba Alex. 

Pero también sabía que su mamá solo lo hacía por su bien.

Tras vestirse con una sudadera azul y unos pantalones vaqueros negros, junto a unos Converse rojos, salió de casa y se despidió de su mamá.

Llegó a clases y se sentó en su lugar de siempre; los de al fondo.

A Alex siempre le gustaron los lugares del fondo más que los de enfrente.

Posteriormente ingresó su profesor de cálculo al aula, y puso una actividad integral.

A Alex no se le complicaban las matemáticas, pues siempre había sido un estudiante aplicado en todas las materias. Se exige, pero sin llegar a los extremos.

Posteriormente terminó el trabajo en diez minutos y se levantó. Era el primero en acabar.

El profesor lo miró y después observó su trabajo. Gesticuló un "Bien" y con esas palabras, Alex se regresó a su asiento.

Él miró a su compañero en silencio desde su asiento. Ya llevaba seis meses conociendo y compartiendo clases con William. Aunque era un amor imposible. Eso no le iba a impedir nada.

Lo que más le atraía a Alex de él, era su aura misteriosa. No conocía mucho sobre su compañero, pues él nunca contaba nada de su vida a nadie. Ni siquiera a sus amigos más cercanos.

—William... ¿Crees que puedas explicarme esta ecuación?? —habló Alex.

Desde luego que solo era una excusa para acercarse a su compañero.

—Soy pésimo, pero está bien.  

William procedió a explicarle la ecuación, que Alex ya sabía cómo resolver.

—Y entonces el resultado es x —finalizó—. ¿Alguna duda?

—No, ya todo me quedo claro, gracias.

—Okey.

Y posteriormente, Alex se regresó a su asiento.

Y seguido de eso, las clases transcurrieron y finalmente se acabaron de manera rápida tanto para Alex como para William.

Alex deseaba que llegará un día nuevo para verlo de nuevo. 

Mientras que William deseaba que se acabarán las clases para regresar a su casa.

¿Pueden dos polos opuestos atraerse como lo son Alex y William? 

Alex y William se atrayeron desde el principio.

Como dos imanes.

Tal vez Alex se enamoró primero, pero William cayó más profundo.

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NOTAS DE LA AUTORA

Hola!

Espero que todos se encuentren bien. <3

Muchísimas gracias por darle una oportunidad a mi historia. Espero que la disfruten. ♡

En multimedia está William Hamilton.

Representado por Timothe Chalamet.




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