Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cap:32




—Llegamos demasiado tarde. —Dijo Jefferson agitado después de correr, estaba todo oscuro considerando que sólo eran las diez y media de la noche, y las razones de eso era para sospechar.

—¿Hay algo? —Alzó la voz a Víctor dentro de la tienda que negó—. Destrozó todo. —Comentó está vez.

Debían haber llegado antes y quizás se habrían topado con Ramón, la información de que el ladrón había estado por el sector les llegó de imprevisto, de hecho no sabía quién era la fuente, sólo recuerda haber estado por la zona con Víctor y de la nada de su radio habló Valentina dándoles unas coordenadas y diciendo que Ramón estaba allí.

—Al parecer era el dueño —Víctor apretó los labios refiriéndose al cadáver detrás del mostrador—. No parece que se hubiera robado nada, puedo asegurarlo por el charco de sangre que no es de más de quince minutos y aquí parece todo normal y las cosas tiradas por todos lados debió ser parte de su rabieta al no poder conseguir lo que quería. —Víctor era un genio con ese tipo de cosas, en realidad era un genio con todo—. Por lo que debe estar en la zona. —Eso sólo debía significar una cosa.

Lo tenían.



[. . .]



Narciso estaba confundido, muy confundido, primero su noche había empezado muy bien, bastante normal diría él, comparado con otros días en el que lo mandaban al sótano a veces a ayudar con las provisiones y otras veces limpiar la sangre seca, ese día era normal, pero como si algo hubiera escuchado los pensamientos de Narciso, el Fax que estaba en el despacho de la Jefa había empezado a sonar, avisando la llegada de un nuevo correo, como ella estaba abajo junto con Alexander y no había nadie que estuviera allí se dio la misión de ir a ver el mensaje.

Claro nunca se imaginó que fuera una dirección, menos que tuviera un código que él nunca había visto, pero lo que no se imaginó jamás, fue ver el rostro de Valentina cambiar de su usual máscara sería a una de estupefacción y asombro, menos que saliera disparada a la primera radio que encontró y le dijera por el intercomunicador a Jefferson y Víctor que Ramón estaba en una tienda de relojes, claro sus días nunca podrían ser normales, menos si era un mafioso.

—¿Sabes quién lo envió? —Había preguntado apresurada ella cuando se calmó lo suficiente para no matar a alguien.

Narciso sí que estaba confundido y al parecer no era el único ya que Alexander también fruncía el ceño y miraba con confusión la escena.

—No lo sé, no me fijé en la dirección de donde fue enviado. —Y era la verdad ya que apenas tuvo el papel en las manos lo trajo enseguida—. Quizás tú lo reconozcas.

Y al terminar de decir eso Valentina corrió escaleras arriba siendo seguida de los dos.

Alexander estaba desesperado, no entendía lo que pasaba y Narciso sólo se mantenía en silencio.

—¿Qué es? —Le preguntó a su Jefa después de que llegaran—. Valentina que sucede, sabes quien lo envió. —Pero no decía nada, ella solo se mantenía en silencio.

Y se mantuvieron así bastante tiempo, el suficiente para que Valentina diera un gran suspiro y mirara por fin a sus subordinados, nuevamente su rostro estaba con el manto de seriedad de siempre.

—Nada, no pasa nada.

Y con esas palabras ellos supieron que debían irse de allí y no preguntar nada.

Como siempre.



[. . .]




—No puede haber ido tan lejos. —Dijo Víctor manejando un Chevrolet Corsa gris, a su lado Jefferson se mantenía atento, a cualquier cosa fuera de lo común—. Esto es absurdo. —Volvió a hablar después de unos minutos rondando por la zona.

Eso llamó la atención de Jefferson.

—¿Qué quieres decir con eso? —Sonó enojado y su voz fue más grave—. Estamos cerca.

—Quiero decir que no lo vamos a encontrar. —Paró el coche y miró a su acompañante—. No así. —Aclaro sacando de su bolsillo la radio—. Jefa soy yo, no lo encontramos.

Jefferson a su lado se exaltó por el comentario e iba decir algo cuando la voz de Valentina sonó del otro lado.

—No importa, quiero que vuelvan. —Sonaba tranquila y apacible, totalmente lo contrario a como era unos minutos antes—. ¿Víctor tienes todo? —Preguntó con recelo.

—Sí, Jefa. —Y la señal se cortó.

No sabía qué pensar o que creer, Jefferson al parecer no sabía nada, ya que después de ese intercambio pregunto de qué tipo de cosa hablaba Valentina y él no le quiso decir nada, dejándolo en la ignorancia. Un poco enojado no quiso indagar en el tema pero si se sentía inseguro, no sería la primera vez que se guardaban un secreto o en este caso se ocultaba un secreto, siempre era mejor saber.

Mientras miraba por la ventana empezó a pensar en que Valentina siempre les ocultaba las cosas, pareciera que no pero si escondía cosas, siempre decía contarles todo lo que pasaba pero ella no lo hacía y se guardaba lo más importante, quizás estaba siendo paranoico pero también estaba la posibilidad de que supiera que era un encubierto, más alerta giró su cabeza hacia Víctor analizándolo.

Cuando Jefferson había entrado a la Mawe Víctor ya era un miembro activo y muy difícil de tratar, a simple vista no había mucho que recatar, su rostro era ovalado su nariz recta y su cabello castaño un poco largo, pero lo que llamaba la atención a primera vista eran sus ojos grises, que contrastaba con su piel morena, esa era su mayor característica física pero en cambio su personalidad, eso era otra cosa, era tosco y serio, él no solía estar en la casa, de hecho nunca se ve a menos que sea una misión, es él más reservado de los líderes por lo tanto el que guarda más secretos, no tiene sentido del tacto y suele ser muy directo pero claro Jefferson también lo era.

—De que estaba hablando Valentina. —Intentó nuevamente, la brisa húmeda que se filtraba por la ventana delataba una posible llovizna el ambiente era tenso y frío y cuando Víctor volvió a ignorarlo él volvió a repetirlo—. Dime de qué estaba hablando Valentina. —Está vez recalcó cada palabra con fuerza mirándolo fijamente y tuvo una ligera reacción cuando Víctor volteo a verlo.

—No es tu asunto.

Lo único que había obtenido era eso, exasperado pensó que nunca había hablado con él más de unas simples palabras y siempre era en torno a una misión.

—Yo también soy parte de la Mawe y soy un líder así que, Víctor si es mi asunto. —Sentenció.

Contrario a lo que esperaba, la reacción que obtuvo fue una más violenta. El auto de repente frenó y Jefferson se tuvo que afirmar fuerte de los lados para no pasar de largo y chocar con el parabrisas.

—¡¿Qué te pasa?! —Gritó con fuerza mientras se acomodaba, pero antes de poder hacerlo completamente, un golpe en la mandíbula lo dejó confundido unos segundos y el rostro de Víctor a pocos centímetros del suyo fue lo único que vio.

—Si te digo que no hagas ruido, tú no haces ruido. —Estaba enojado—. Si te digo que te calles, te callas. —Su mirada se volvió oscura mientras se inclinaba cada vez más cerca—. Si te digo que no es tu asunto no es tu asunto y ya. —Termino de hablar.

Soltó el cuello de la camisa de Jefferson y volvió a su sitio, encendiendo el auto y se puso a manejar como si nada hubiera pasado, bajo la consternada mirada de su compañero a su lado.




[. . .]




Huella digital, se preguntaba Ramón, refuerzo de titanio, al parecer sí que era algo grande, quizás no podría abrirlo, sabía que no podría, si no obtenía una manera de lograrlo todo lo que lo llevó a hacerlo se iría por la borda.

Frustrado se secó el sudor de la frente y miró a su alrededor, estaba en una bodega abandonada en el territorio de la Elecma, en realidad era la frontera de la Elecma y la Mawe, un lugar desolado y extrañamente tranquilo, pero aún tenía sus riesgos, no podía quedarse tanto tiempo allí y con ese pensamiento se dio la tarea de volver a buscar algo que lo ayudará a abrir el maletín, salió del lugar y se camufló entre las sombras de la noche.

Sin percatarse de que lo estaban observando.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro