Prologo.
Siempre había visto noticias o escuchado sobre algún caso de secuestro.
Sabía como los secuestradores capturaban a sus víctimas actuando todo tan sincronizado para que nada fallara.
Como en un descuido ellos accionaban su plan, metiendo al secuestrado en un vehículo mientras que con un pañuelo o trapo tapaban sus fosas nasales y su boca con algún tipo de somnífero... desvaneciéndola.
Pensaba en el momento horrible que pasaban esas personas, pero nunca me imagine que podría tocarme.
Ahora la víctima soy yo.
Atada a una silla con mis manos en mi espalda, mis pies sujetados entre si, con una especie de bolsa de tela negra en mi cabeza.
Ahora siento en carne propia lo que se siente, el miedo, la angustia, la rabia por no poder hacer nada.
La desesperación en simples palabras.
Hago fuerza con mis manos para intentar liberarme pero es inútil.
—Ya me estaba empezando a preocupar... no use demasiado cloroformo como para que durmieras tanto. —me quedo quieta al escuchar la voz de un hombre, por un momento creí que estaba sola, escucho sus pasos acercándose a mí. —Solo bromeo, yo no me preocupo por nadie y menos por alguien como vos.
—Dijimos que lo justo y necesario vamos a hablar con ella, así que no necesita saber que es broma o que no. — dice otro tipo de la nada.
Intento ver atreves de la bolsa pero lo único que se filtran son pequeños destellos de luz.
—No llores, no tenes que mostrar debilidad, nunca lo hiciste no lo hagas hora.—me digo a mi misma al notar que mis ojos se llenan de lagrimas.
—Niña, el asunto no es con vos es con tu padre.
—Nos debe una suma muy importante la cual nunca nos pagó... el muy maldito te tenía tan bien escondida. —habla el primer tipo. — él sabe cuáles son las consecuencias por no cumplir con los pactos.
—No sé...— me detengo mi voz suena ronca y temblorosa, respiro hondo para conseguir seguridad y no demostrarles que en realidad sí tengo un poco de miedo — debe haber un error creo que se equivocaron de chica.
—No hay ningún error Gisela, nos costó años llegar a la conclusión de que estabas viva...
—Por ahora...—agrega su compañero.
—No, no, hay un error... yo no soy Gisela soy Macarena.—miento
Ambos se ríen de mis palabras.
—Es hora. — mi corazón deja de latir por unos segundos cuando escucho el ruido de lo que creo yo es el seguro de un arma.
—No soy Gisela.
—Y ahí se van sus últimas palabras.
El silencio se hace presente durante unos segundos.
No me voy a quedar sin decir nada.
No soy de las que se quedan en silencio.
—Si esperan que voy a rogarles por mi vida... váyanse a la mierda.—agrego, pronunciando cada palabra con frialdad, si van a ser mis últimas palabras que sean esas mejor, nunca le rogué a nadie, no pienso hacerlo ahora.
El ruido de dos disparos retumba por todo el lugar, no siento dolor en ninguna parte de mi cuerpo... ¿Así se debe sentir morir?
Quizás la muerte es más sencilla de lo que creemos.
Escucho como algo se desploma cerca de mí.
Alguien saca la bolsa de mi cabeza, cierro mis parpados por un momento porque la luz me encandila.
Levanto mi mirada de a poco al ver que no hay rastros de sangre en mi cuerpo, veo en el suelo a los dos tipos que me hablaban hace unos instantes, ahora cada uno con un disparo en sus espaldas.
No me puede estar pasando esto de nuevo...
Siento como mi cuerpo comienza a tensarse, el temblor comienza a aparecer de a poco.
—El noventa y ocho porciento de las personas ruegan por sus vidas cuando alguien está a punto de matarlo, vos sos del el dos porciento que al parecer no.— me dice un tipo de ojos oscuros, pensativo, Como si no le importara que hay dos tipos muertos desangrándose a su lado, tipos que mato él.
—¿Rogarías por tu vida sabiendo que de igual manera van a matarte?—pregunto haciendo mi mayor esfuerzo para no derrumbarme, mientras corta la soga de mis tobillos y luego libera mis manos.
—No.—contesta firme.—por eso dije noventa y ocho, yo soy uno de los que no lo haría.
Se acerca a uno de ellos y lo toca con uno de sus pies, supongo que para verificar que esté muerto.
Respiro profundo intentando no prestar atención a su acción.
—¿Dónde estoy?—pregunto observando el lugar, un mugroso y mohoso sótano de color gris añoso es alumbrado por una sola lamparita que cuelga del techo.
—La pregunta sería a dónde vamos.—dice recargando su arma.
—Mira... lo siguiente que voy a hacer es salir de esté lugar, sola. —se cruza de brazos, observándome, como si lo cansara de tanto hablar.— Voy a ir a la comisaria y hacer la denuncia.
—Mira Gisela yo solo vive a cumplir con lo que tengo que hacer, te libere y ahora te llevo a tu casa.
—No me llamo Gisela, no soy esa tal Gisela que buscan, vos también estás equivocado.
—Ese es tu verdadero nombre, no hace falta que finjas conmigo Ferrero. — dice mirándome serio.— Y la verdad es que no tenemos mucho tiempo para estar acá porque van a venir por ellos dos.
No quiero entrar en pánico por las dos personas que están muertas en el suelo, así que pienso en otra cosa que no sea eso. ¿Pero como pensar en otra cosa cuando están al lado y es imposible no verlos? ¿CÓMO?
Durante mucho tiempo pude lograrlo, ahora tengo que poner en practica lo que aprendí.
No lo estaría logrando.
¿Ferrero?
¿CÓMO SE SABE MI APELLIDO?
—No me llamo Gisela.
—Maldita sea está bien. ¿No queres que te llame Gisela? Bien, no te llamo así, directamente no te llamo por ningún otro nombre y listo, soy un chico de poca paciencia así que mi lado amable no dura mucho tiempo, sé que debe ser difícil para vos vivir toda tu vida en una mentira pero ahora nos vamos ya.
—No voy a ir con vos... ¿No entendes? —me agarra del brazo demasiado fuerte para mi gusto acercandome un poco a él.
—Vos no entendes Gi... —cierras sus parpados por un momento largando todo el aire que parecía que estaba conteniendo, vuelve a mirarme.—tengo que llevarte a tu casa con tu familia.
—No tengo familia.—intento soltarme pero aprieta más su agarre.
—Creeme cuando te digo que sí tenes una familia y te están esperando. Tu vida está llena de mentiras y ya es tiempo de que sepas la verdad. — dice mientras me tironea para que camine hacia la salida.
—No.
No me puede estar diciendo eso.
Él chico habla sacándome de mis pensamiento.
—La verdad a veces duele... pero si algo aprendí es que la vida duele mucho más.
Nota:
Si llegaste hasta acá no te vayas sin dejar tu voto (ayuda mucho a la novela)
Capítulo todos los viernes a la noche, por eso no te olvides de agregar la historia a tu biblioteca así te llega la noti😊
Como es nueva está historia ( 14/01/21) la subí, va a ser un cap por semana luego de un tiempito dos!!
Si queres dejame algún comentario sobre que te pareció el capitulo.
Gracias por leer.
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