8. Pequeña caja Azul.
Recuerdo el día en que quise averiguar sobre ellos.
—¿Qué es lo que queres saber?
—Sobre mi Papá...
—Lo único que tenes que saber es que está muerto.—me dijo mirandome con desprecio aquella mujer.— Sácate de la cabeza la idea de querer saber sobre él porque no hay nada, ninguna información y te recomiendo que no te ilusiones con que van a adoptarte porque eso no va a pasar, no creo que nadie te quiera para que seas parte de su familia.—agregó casi sonriendome.
Recuerdo que con tan solo seis años había tomado el valor de ir a hablar con la directora del lugar, una señora vieja y amargada sin una gota de amor ni empatía hacia los nenes que tenía bajo su cuidado, la frialdad con la que nos trataban y el poco tacto para decir las cosas hacia que todos se quebraran ahí.
Quizás fue la manera en como me lo dijo, esperando que rompa en llanto delante de ella lo que me hizo entender, siendo una nena, que no debía mostrar debilidad ante nadie porque ese era nuestro punto débil, parecía que les gustaba a la mayoría de los que trabajaban ahí, hacernos llorar, vernos sufrir a todos, porque hasta a los que se creían malos y maltrataban a los demás, tenían su punto débil, porque aunque éramos diferentes, algunos más buenos o más malos que otros, teníamos algo en común, no teníamos a nadie que nos quiera, por eso mismo los cuidadores usaban palabras que dolían contra nosotros.
¿Cómo un niño no va a a quebrarse con eso?
Porque a veces la palabras duelen más que un golpe.
Desde ese día aguante y nunca más lloré delante de nadie, para que nadie sepa lo vulnerable y frágil que podía llegar a ser, solo me permitía llorar sola y en silencio lejos de todos sin que nadie me viera, durante mucho tiempo...
Lloré porque era huérfana.
Lloré porque nadie me quería.
Lloré porque estaba sola.
Alejo los recuerdos de mi mente cuando siento que la falta de aire aparece, pensamiento tóxicos que solo hacen que me lastimen a mi misma, los papeles siguen sobre la mesita de noche los agarro y tomando valor, abro el sobre de papel que los contiene.
No me gasto en seguir leyendo, cuando confirmo que es verdad todo lo que aquel hombre de ropa elegante decía, los datos de Luigi y su firma están junto a los datos de una mujer— que recuerdo perfectamente—junto con todos mis datos, día, fecha, hora de nacimiento, lugar, año, no faltaba nada.
Guardo todos los papeles en un cajón de mi ropero, después de tanto años creyendo que soy huérfana tengo Papá.
Camino de un lado al otro esperando que Alec salga de su turno de trabajo, sé que es perjudicial para mí y mi tonto corazón estar cerca de él pero... necesito hablar con alguien y es con el único que puedo hablar.
Leer lo del sobre hizo que mi cabeza no pare de pensar en cosas relacionadas con Luigi.
¿Cambiarían las cosas ahora?
Sé que de cierta forma sí, pero no sé.
Y la última vez que lo vi, no salió bien, no me olvido que uno de los hombres de seguridad iba a pegarme con su arma en la cabeza.
—Gise.—doy vuelta encontrándome con él.—Que lindo verte por acá.—dice estirando sus brazos para que lo abrace.
—Necesito hablar con vos.—digo dándole un abrazo rápido, alejándome de él.
Cuanto más lejos estén nuestros cuerpos mejor.
—Iba a ir para tu casa, averigüe sobre lo del secuestro... no hay novedades, seguimos trabajando en eso.
—Está bien, no vine igual a hablar de eso... encontré a mi Papá, me enviaron unos papeles y ahí está todo, hoy me llamó, no sé como tiene mi numero nuevo porque lo cambié y quiere que vaya pero yo no quiero saber nada sobre él.
—Eso es bueno Gise tenes una familia.
—No Alec vos sabes lo que yo pienso y no quiero saber nada...
—Vamos a mi auto.—caminamos hasta su auto y subimos.
—¿Qué te dijo?
—Quiere que vaya, me está esperando.— muevo mi pie impaciente mirando hacia adelante.
—Te conozco... estás por explotar y no es bueno.
—Alec, no quiero verlo pero a la vez quiero decirle unas cosas que tengo atravesadas en mi pecho.—digo mirándolo.—pero no sé si ir.
—Si decidís ir, yo te acompaño... quizás tendrías que ir y ver que te dice, déjalo hablar y después le decís todo lo que le tengas que decir, esto es algo muy importante.
—No quiero saber nada de él... pero una parte de mí necesita ir, para cerrar una etapa quizás.
—Yo creo que si necesitas ir y luego de eso no verlo más, está bien... te va a servir para arrancar desde cero.
—También lo pensé.—le confiezo.
—Sabes que contas conmigo.—dice, haciendo que mi corazón se estruje.
—¿Podes ahora?—asiente con un rápido movimiento de cabeza.
Soy de las que tienen que hacer las cosas sin pensar porque si lo pienso entro en dudas, porque indecisa siempre
Entonces lo mejor en éste caso es ir y terminar con todo esto de una vez.
—Vamos.
—Cualquier cosa llámame.—dice Alec dándome un beso en la mejilla, solo digo que sí con la cabeza para ver cómo se va caminando hasta el ascensor, cuando las puertas del mismo se cierran entro a mi departamento.
Porque sí, lo pensé y me arrepentí y no pude ir.
Porque si pienso demasiado las cosas la cago y no hago nada por mi estúpida indecisión.
Por eso prefiero esperar para ir a verlo, estuve toda mi vida sin conocerlo, sin tenerlo aunque lo necesitaba junto a mí, puedo seguir sin que él esté en mi vida.
Creo que es por el hecho de que me aterra saber la respuesta a la pregunta que quiero gritarle, me aterra saber que quizás él nunca apareció no porque no pudo, si no porque no quiso.
Entonces nada de los justificativos que pensé tendrían validez.
Entonces ganaría la idea de que él es feliz con su familia y que yo nunca le interesé.
¿Cómo puede vivir feliz un padre con su otra familia, ignorando el hecho de que quizás uno de sus hijos puede estar viviendo una vida de mierda?
¿Cómo puede vivir sin la preocupación del pesar si come o no?
Si está bien o está mal.
¿Cómo tienen la conciencia tranquila?
Hay que ser sorete no hay otra explicación para ser así.
Durante dos semanas me vi obligada a ver como Matteo y sus amigos se "divertían" por las noches en el bar donde yo trabajo, al parecer según lo que dice el dueño, les agrada el lugar y su idea era alquilar el vip durante todo el mes pero después de que nuestro jefe haya escuchado lo tan a gusto que están con el lugar y con la atención, no tuvo otra mejor idea que decirles que luego de que a ellos se les venza el mes de alquiler, había interesados para alquilarlo, que no iba a poder volver a alquilárselos a no ser que ya pagaran por adelantado otro mes, cosa que hicieron, así que voy a tener que seguir viéndolo durante un mes y dos semanas más.
Luego de mi pequeño viaje con Matteo no volvimos a hablar más, solo una vez a la noche cruzábamos miradas y nos hacíamos algún movimiento de cabeza en señal de saludo, a veces ni eso y me parece bien, pero no voy a negar que sé que él está acá porque Luigi lo mando de cierta manera a que me vigile, porque si Matteo cree que no me doy cuenta que cada media hora más o menos se acerca a hasta la orilla para ver hacia donde estoy yo, está errado porque lo deja más que obvio, definitivamente no sabe disimular, —o no quiere disimular—es obvio que lo hace para ver que hago, y aunque ignoro su mirada todo lo que puedo, inconsientemente siento como me sigue con su vista, como si fuera un imán atrayendo mi mirada hacia la suya casi imposible de evitar.
No tuve noticias de Luigi pero sé que sus empleados lo tienen al tanto de todo lo que hago, porque si cree que ignoro, al auto negro que a veces me sigue o me siento observada desde algún lugar, está equivocado.
Y lo que hace es ilegal podría denunciarlo.
—Estimados clientes en diez minutos el establecimiento va a cerrar, gracias por venir... los esperamos todas las noches como siempre.—el mensaje informando que ya queda poco para cerrar suena en todo el lugar.
Como siempre hay un bullido de queja de la mayoría de los presentes pero de a poco comienzan a irse del lugar.
Gio hace un baile corto festejando que ya nos vamos a casa.
—¿Te llevo?—dice Romeo pasando su brazo por mi hombro.
Paso mi brazo por detrás de él, casi abrazándolo de costado, mientras miro como van bajando de a poco las chicas que estaban en el vip, algunas intentado no caerse por su claro estado de ebriedad, claro que algunos de los chicos no se quedan atrás pero por lo menos no les cuesta tanto bajar las escaleras como a ellas, los únicos que siempre bajan bien manteniendo la imagen son Matteo y su amigo, durante todo este tiempo que los veo por acá nunca los vi ebrios.
—No te preocupes pido un Uber, tenes que llegar rápido a tu casa para dar esa tesis.—digo mirando rápido a Romeo antes de que Matteo me vea mirándolo.
—No me cuesta nada...
—Gracias pero no, la próxima vemos.—agrego dándole un beso rápido en la mejilla, separándome de él.
—Nos vemos a la noche entonces diosa.—dice sonriéndome, afirmo con la cabeza, camino hasta Gio, me da un beso en la mejilla y voy por mi mochila y a cambiarme de ropa para salir rápido del lugar.
Golpeo mi pie impaciente cruzándome de brazos, sosteniendo mi celular en una de mis manos, mientras espero que mi Uber llegue, las persianas del bar ya están cerradas y solo quedan dos grupos en la verada, no muy lejos de donde yo estoy, un grupo de tres chicas se ríen mientras el grupo de cuatros chicos les dicen cosas que no logro escuchar, calculo que invitándolas a algún lugar, dos de las chicas no tarda en aceptar la oferta y comienzan a caminar hasta donde están los chicos tratando de convencer a la otra chica de que vaya con ellas, la chica no deja de negar con la cabeza dándole a entender a las amigas que no quiere ir, pero ambas chicas agarran de los brazos de la chica mientras se ríen obligándola a ir con ellas a donde está el grupo de los chicos que al parecer acaban de conocer.
Noto la incomodidad de la chica y las ganas que tiene de no estar ahí, de no ir con ellos, una de las chicas acepta la botella que uno de los chicos le da, toma un trago largo de su contenido, luego se la pasa a la otra chica para que beba también, su amiga las mira con desaprobación a ambas, y niega rotundamente cuando la botella es ofrecida hacia ella, uno de ellos dice algo y todos se ríen inclusive sus amigas.
siento pena por ella, por el hecho de tener que hacer o aguantar cosas que no quiere sólo para pertenecer a un grupo, son tantos los que pasan por cosas así por no saber valorarse y aceptar que a veces es mejor estar solos que mal acompañados a estar con personas toxicas que solo nos hacen daño.
—¿Gisela?—miro al hombre que asoma la cabeza desde la ventanilla de su auto.—¿Vos solicitaste un Uber?
Digo que sí con la cabeza y abro la puerta trasera del vehículo, no sin antes verificar que sean los datos del auto que iba a pasar a buscarme.
Por suerte el conductor no saca ningún tema de conversación durante el viaje y agradezco por eso, lo único que dije al bajar de su coche fue un simple gracias para luego cerrar la puerta.
Entro al edición caminando rápido hasta las escaleras, troto por ellas hasta mi piso, pocas veces subo por el ascensor porque es muy viejo y por ende lento y no me da demasiada confianza el ruido que hace al subir o bajar siento que un día de estos va a cortarse y se va desplomar contra el suelo provocando un accidente.
Visualizo una cajita azul con moño blanco en la puerta de mi departamento cuando llego al pasillo, al llegar veo que en la puerta hay pegado un sobre blanco con cinta adhesiva.
Lo despego mirando para todos lados verificando que no hay nadie así puedo sacarme está sensación de que nuevamente soy observada.
Abro el sobre, sacando la hoja.
Para que se lo des al señor Ferrero en forma de aviso...
Él sabe que hacer.
gracias, que tengas un buen día.
Sin entender mucho lo que quiere decir la nota, pero sabiendo a quien se dirige, me agacho en cuclillas sin soltar el sobre, mientras abro la pequeña caja, sacando solo la tapa sin levantarla del suelo para ver lo que contiene.
Se me hela la sangre al ver lo que es.
Dejo caer la tapa al lado de la caja y me paro rápido alejándome mientras cierro mis parpados con fuerza, como si eso funcionara para que lo que acaban de dejar en la puerta de mi departamento, desaparezca.
Un Maldito dedo.
Un asqueroso y mutilado dedo humano.
Nota:
Si llegaste hasta acá no te vayas sin dejar tu voto porfa (ayuda mucho a la novela)
Si queres dejame algún comentario sobre que te pareció el capítulo. QUIERO SABER QUE OPINAAAAN.
Gracias por leer Y votar!!! Por el apoyo que está recibiendo la historia, disculpa por alguna falta de Ortografía que seguro se me paso.
Quiero decirle que: Arranca lo bueno en la historia.
Hasta el viernes que viernes Chiquis como todos los viernes 22:30hs Arg, besos
Gisela Ayelen.
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