3. Otra vez.
Salgo de la estúpida mansión.
El portón se cierra detrás de mí, así que comienzo a caminar.
No hay una sola luz, solo la luz de la luna alumbrando un poco el camino, a mis costados solo veo el perímetro de la mansión que parece interminable y arboles del otro lado.
Lo único que me queda es caminar lo más rápido posible y correr si la situación lo requiere.
No tengo mi celular, ni mi billetera, nada.
—Maldición.—murmuro cansada mientras sigo caminando.
Un auto me toca bocina, así que camino sobre la orilla de la calle, dejandole lugar para que pase, no es como que estoy caminando por el medio, pero aún así me hago a un lado, pero este no avanza en cambio marcha a mi lado.
Camino más rápido.
La ventanilla del vehículo se baja dejándome ver a Matteo.
—Te llevo.
—No, voy a caminar hasta conseguir un Taxi.
—Estás a varios kilómetros de la ciudad, y a seis o siete kilómetros de un lugar donde podrías llegar a conseguir un taxi.
—Sé que te mandaron ellos, y no quiero nada de nadie, fue un verdadero día, ya noche de mierda, no quiero saber más nada de ustedes, ni de nadie.
—No me mandaron, dije que tuve una urgencia. —¿Por qué mentiría por alguien que no conoce y a la cuál hace unas horas trataba mal? —No me gustaría estar en tu lugar, debe ser horrible.
Por ese lado iba.
—No necesito tu lastima.
—Te llevo hasta donde podes pedir un taxi, no vas a querer que te secuestren de nuevo.
Otra vez...
—¿Por qué tengo tanta mala suerte?—miro al cielo preguntandome a mi misma
Mi orgullo dice no, pero yo solo quiero llegar a mi casa.
Dejo de caminar y él me abre la puerta desde adentro, reprimo mi enojo sentándome a su lado.
Activa el seguro de las puertas apretando un botón que no llegue a ver.
Estoy con un extraño, enserada en su auto, ahora no sé si es buena idea.
Sin olvidarnos de que el tipo seguro está armado.
—Tranquila, soy todo menos un aprovechador de mujeres.—dice, seguro al notar mi reacción.—Nunca tocaría a una mujer sin su consentimiento.
—Yo no dije nada.
—No hace falta decirlo, seguro lo pensaste.—comenta, mientras comienza a andar.
Aprietan el acelerador, subiendo la velocidad, manteniéndose en ciento diez km
—Nadie la habla así a Bianca, nadie se atreve.—dice negando con la cabeza luego de unos minutos en silencio.
—No voy a dejar que nadie me trate mal, no me importa quien sea, me respeto y me gusta que me respeten.
—Aunque vos no respetes...
—Yo respeto a todos, pero... ¿Cómo se reacciona ante personas que son insolentes y que estoy muy segura que no les gustaba que este ahí? A mí tampoco me gustaba estar ahí, me sentía extraña, no quería estar en ese lugar, no iba a aguantar que alguien me hablara así, sea quien sea.
—¿Vas a hacer la denuncia?—pregunta dandome una rápida mirada, volviendo a mirar el camino.
—¿Es también por querer saber si voy a denunciar? Por eso actúas solidario.
—No, ya te dije porque vine.
No digo nada porque sé que seguro está mintiendo.
—No te conviene hacer la denuncia, no lo digo por tu Papá o
—No es mi Papá.—digo interrumpiéndolo.—No lo vuelvas a decir.
—No tenes que hacer la denuncia, la gente de los que te secuestraron van a buscarte.
Vuelvo a callarme, es mucho para procesar.
Ninguno de los dos habla durante el camino, los números en la pantalla del tablero del coche marcan casi las doce de la noche.
Paramos en una estación de servicio, Matteo detiene el coche, desactivando la traba de seguridad.
Salgo del auto cerrando la puerta, baja la ventanilla antes de que me de la vuelta para irme.
—No hagas la denuncia es peligroso.
—Por eso mismo tengo que dejar asentado lo que paso.
Abrazo mis brazos, la fría briza, golpea mi cuerpo, él estira su mano hacia los asientos de atrás, agarrando una campera, la cual extiende hacia mí.
—No, no vas a hacer la estúpida cosa de darme tu campera en forma de gesto amigable para no morirme de frió, así que deja esa campera a donde estaba, y gracias por traerme.—digo dandole la espalda comenzando a caminar hasta la tienda, vuelvo a dar la vuelta para mirarlo, caminando de espalda hacia atrás.—¿Aunque sabes qué? Retiro el gracias porque por tu culpa estoy acá.
—Te salve la vida.
—¿Y quién dijo que querías que me salves?—agrego deteniendo mi paso.
Me mira por unos segundos.
—Buen punto, estamos amano entonces.
—Seguro.—digo con sarcasmo alejándome de él.
Entro a la tienda, acercándome al chico que mastica chicle de una manera asquerosa, mientras mira su celular.
Veo por las cámaras de seguridad como Mateo sale del estacionamiento alejándose.
—Hola, necesito un teléfono para llamar, es urgente.—el chico pestanea dos o tres veces y me presta atención.—me secuestraron, necesito hacer una llamada.
—Acabas de bajar de un auto, no parecías ser un reen.
—Un tipo me encontró en la carretera y me trajo hasta acá. ¿Me prestas el teléfono?
—No hables mucho porque me lo van a descontar a mí.—dice dándome un teléfono inalambrico.
Me alejo un poco del sujeto y marco al único número que grita mi mente con locura para que llame.
—¿Hola?—responde luego del segundo tono.
—Soy yo, necesito que vengas a buscarme, me paso algo horrible.
—No te muevas de ahí, ya voy para allá, tengo localizada la llamada.
Finalizo la llamada y le doy el teléfono al chico.
No le doy las gracias por que lo agarra de mala manera.
Doy la vuelta caminando a la salida.
—Maldita sea llevo horas intentando ganar está partida.
Salgo de la tienda.
Apoyo la espalda en una de las paredes, quedándome medio cerca de la puerta de la tienda pero no tanto, por las dudas que tenga que entrar de urgencia.
Respiro hondo, tratando de no entrar en pánico, intentando concentrarme para alejarme de los pensamientos negativos que solo hacen que la falta de aire se agudice más.
Los ataques de pánico, las crisis de ansiedad, conviven conmigo desde hace años, y situaciones como estás no ayudan para nada.
La espera se hace interminable, y luego de lo que parece una eternidad, veo como su auto frenta y baja corriendo hacia mí cuando me ve.
No lo dudo y corró hacia él.
Me abraza fuerte cuando nuestros cuerpos se chocan y yo me fundo entre sus brazos, el único lugar donde quiero estar toda mi vida.
Porque no hay nadie más que él, mi Alec.
Nota:
¿QUE LES PARECIO EL CAPÍTULO?
Dos para festejar!!
Recuerden que todos los viernes 22:30 hs (Arg) capítulo nuevo.
Si llegaste hasta acá no te vayas sin dejar tu voto porfa (ayuda mucho a la novela)
Si queres dejame algún comentario sobre que te pareció el capitulo.
Gracias por leer.
Gisela Ayelen
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