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36. Carmesí

Mirtha POV

Una menos.

Eso es lo que pienso al mirar la escena frente a mi: Paula bañada de sangre con más de cien agujas incrustadas y con un grandioso corte en el cuello.

¡Qué hermoso!

Observo mis manos y no puedo evitar lamer mis dedos, éstos tenían el sabor a una férrea victoria carmesí.

— Pareces que ya acabaste — miro a Isaac quien tiene el ceño fruncido en mi dirección — ¿qué haremos con el cuerpo? — me le acerco y éste se aparta — por favor limpia tus manos — comienzo a reír.

— ¿Acaso le temes a un poco de sangre? — me dirijo al cadáver y tomo un poco de su sangre bajo la atenta mirada de Isaac y me la bebo — deberías probarla — sonrío en su dirección — es deliciosa — Isaac niega con la cabeza mientras yo me encojo de hombros — bueno, te lo pierdes — observo el cadáver de Paula y le digo mis últimas palabras para ella — tú te lo buscaste, quisiste interferir en mis planes y así terminan los que se atraviesan en mi camino — acaricio su cabello — saluda a mi padre por mí, querida — dije haciendo énfasis en la última palabra.

— ¿Qué haremos con el cuerpo de la jefa? —giro mis ojos.

¿Debería matarlo también?

No.

No puedo, todavía es útil.

— Ex jefa Isaac, ex jefa — suspiro — vamos a dejarla frente a la mansión Mc'Cride, aunque de todas maneras ya mi hermano debe saber la verdad gracias al video que envié — este asiente en silencio — voy a tomar una ducha rápida — señalo a Paula — coloca el cadáver en el vehículo, no tardo.

En menos de diez minutos ya estaba nuevamente en el vehículo.

El viaje hacia la mansión Mc'Cride fue en silencio, pero no un silencio cómodo, sino uno lleno de tensión.

Siento que algo ha cambiado en Isaac.

Pienso que sólo es cuestión de tiempo para que me traicione, pero por ahora sigue siendo útil, no puedo deshacerme de él.

Sólo Isaac conoce a profundidad los negocios de Paula y si quiero hacer bien mi papel de mafiosa debo mantener al mejor de los hombres de mi lado.

Cuando conozca lo suficiente me desharé de él.

Cuando llegamos a la mansión Mc'Cride salgo un momento del vehículo y le digo a Isaac donde dejar el cuerpo de Paula.

Miro a todas partes, tengo la extraña sensación de que alguien me observa.

Pero no hay nadie, quizás es solo una mala jugada de mi mente.

Quizás.

Luego de dejar a Paula nos marchamos en dirección a la que será mi nueva casa. En el camino le digo a Isaac que convoque una reunión con todos mis nuevos subordinados para mañana a primera hora, éste solo hace un asentimiento con su cabeza.

Tengo que hacer algo para contentarlo, parece que la muerte de Paula le afectó más de lo debido.

Al llegar a la casa me le acerco con coquetería a él.

— ¿Por qué no aprovechamos que estamos a solas? — observo el desastre que hay en la cocina y parte de la sala debido a la explosión — eso puede esperar hasta mañana — él me mira con una sonrisa pícara adornando su rostro.

— ¿Hasta mañana? — acaricio su abdomen plano y luego rozo mis labios con los suyos.

— Hasta mañana — digo ya en un susurro.

De imprevisto siento una de sus manos posicionarse detrás de mi nuca y termina de cortar el poco espacio que había entre nosotros con un beso.

No es de esos besos cargado de sentimientos como el amor, no; sólo es de esos que se dan en esos momentos donde damos riendas sueltas a nuestros demonios y deseos impuros.

Un beso cargado de necesidad y lascivia.

Un beso lleno de salvajismo avasallador donde él es el único que tiene el control.

Uno donde nuestros cuerpos son los encargados de hablar por nosotros y no el alma o el corazón.

La falta de aire hace que me separe de él.

Sonrío.

Es tan fácil tratar con los hombres, son tan básicos.

Ellos son como juguetes ya que son fáciles de manipular. Además me divierto utilizándolos.

— ¿Qué te pareces si me esperas en mi habitación mientras yo verifico que mi madre esté en las condiciones que la dejé? — Isaac asiente y después de otro acalorado beso se va.

No necesito bajar puesto que en el lugar dejé cámaras para mantenerla vigilada.

Sigue allí, aparentemente viva.

Luego le bajo algo de comer o beber.

Unos toques en la puerta me alertan. Iba a llamar a Isaac pero decidí arriesgarme y ver de quién se trataba.

Sean.

— Mi amor necesito de tu ayuda — dijo con voz forzosa, lo contemplo mejor y noto que tiene una herida en el abdomen que no deja de sangrar.

— Cielo ¿qué pasó? — digo con fingida preocupación, dejándolo pasar.

Sólo espero que Isaac no nos escuche y baje.

— Encontré a Avril y le saqué la verdad pero la muy perra me clavó una navaja — Sean se sienta en uno de los sillones que permanecen intactos en la sala de estar y yo me dirijo al botiquín por algo para limpiar la herida y parar la hemorragia.

Un momento...

— ¿De qué verdad hablas? ¿Ella es Zoe o no? — digo con los utensilios en mis manos.

— Zoe de alguna manera... — se detiene y yo largo un suspiro, me siento a su costado y lo aliento a seguir mientras le levanto la remera con cuidado para limpiar y curar su herida —  adquirió los recuerdos de Anne — culminó.

Inmediatamente lo miré con cara de “me estás jodiendo ¿no?” pero su seriedad sólo me confirmaba que no se trataba de ninguna broma o juego.

Esto es peor de lo que pensé.

— ¿Qué le hiciste Sean? — me levanté del sillón y comienzo a caminar, estoy ansiosa, esto no me puede estar pasando — ¿la mataste? — le espeté y el niega cabizbajo — ¿por qué mierdas no lo hiciste? ella es peligrosa, no debiste dejarla vivir — le rugí esto último.

Ya estoy perdiendo la paciencia.

— Amor ella está entrenada para combate cuerpo a cuerpo — me mira suplicante — lo siento, por favor sigue con lo de mi herida — ruedo los ojos, me siento nuevamente en el sillón y me dispongo a limpiar primero la herida — eso no es todo — después de haber desinfectado comienzo a aplicar los ungüentos especiales para cicatrizar heridas — ella está embarazada de Peter — dejé de hacer lo que hacía y suelto una risa seca.

¿Se repite la historia?

— No — lanzo el ungüento en el sillón y me levanto furiosa — esto se suponía que... — grito, empiezo a caminar por la sala, me tomo del cabello y luego me dirijo y le doy una bofetada a Sean — nunca debería suceder — a otra que no soy yo pensé.

Sean se levanta del sillón y coloca una mano en mi hombro para  intentar calmarme.

— Podemos solucionarlo mi cielo — niego.

Todo está jodido.

— No, todo acaba aquí — me zafo de su agarre — ¿crees que Peter te perdone al saber lo que le hiciste a la futura madre de su bebé? ¿crees que te deje volver? — pregunté y este negó.

Como lo suponía, ya no me eres de utilidad Sean.

— Pero quizás no le crea a ella — me río de su inocencia.

— Anne vivió cosas que de seguro solo saben ellos dos — meto una mano dentro del bolsillo trasero de mi pantalón y tomo lo que agarré del botiquín y escondí sin que Sean se diera cuenta — y te aseguro que cuando se las cuente a detalle no habrá lugar a dudas de que sea ella.

Iba a atacar sin embargo un ruido, mejor dicho la voz de Isaac me interrumpió.

— ¿Qué está pasando aquí? — Isaac llega hasta nosotros vestido únicamente con un ajustado bóxer blanco.

No podías llegar en un mejor momento.

Sean lo escruta con la mirada y luego me observa a mi con una mezcla de asco, decepción, dolor, enojo y algo más; eso me da a entender que ya cayó en cuenta de lo que ha estado pasando entre Isaac y yo.

Comienza a retroceder mientras niega con la cabeza.

— Dijiste que me amabas — espeta dolido.

— Pues ya ves que no — miro a Isaac y éste asiente.

— ¿Qué pasó con lo que planeamos juntos? — me río en su cara.

Llevaba tiempo queriendo hacer esto.

— Te engañé y utilicé pero como ya no me eres útil — me acerco a él — no veo la necesidad de que sigas viviendo — Isaac aprovechó el momento en el que Sean se distrajo y lo toma por detrás, yo agarro la daga que cogí del botiquín y le asesto una apuñalada a Sean en el abdomen — esto es como un deja vu ¿recuerdas? — hundo el puñal y la sangre fluye en gran cantidad pintando mis manos de un color carmesí — vas a morir de la misma forma en la que lo hizo Anne hace años.

— Mirtha yo te amo — lágrimas comienzan a bajar por su rostro — maldita yo te amo — dijo en un grito ahogado por el dolor, Sean intenta zafarse pero está tan débil por la pérdida de sangre que no lo logra — ¿sabes? Algo dentro de mi sabía que esto terminaría mal pero aún así decidí seguir.

— Ves querido — saco la daga y se la vuelvo a clavar con más fuerza en el estómago — por eso siempre debes hacerle caso a tu intuición — le tomo la cara y le doy un casto beso, Sean no tiene fuerzas para resistirse — ¿últimas palabras?.

— Me arrepiento de haberte ayudado a ti y no a mi hermano Peter, le tenía envidia, siempre tuvo lo que yo nunca pude tener, lo que tanto deseé tener: dinero, poder, admiración, inteligencia, respeto y a ti — su respiración es cada vez más forzosa — sólo espero que logre ser feliz o que por lo menos tu no cumplas tus planes — se ríe — nos vemos en el infier... — saco la daga y le corto rápidamente la garganta.

En segundos Sean yacía muerto.

— Me cansó con tanta palabrería — sonrío en dirección a Isaac pero de pronto siento que algo no anda bien conmigo.

Tengo escalofríos.

Estoy mareada.

— Mirtha ¿qué tienes? Estás pálida — Isaac deja caer el cuerpo de Sean al suelo y se acerca a mi.

Me cuesta respirar.

Me duele mucho la cabeza.

— ¿Qué me han hecho? — eso fue lo último que recuerdo antes de desplomarme y que todo se sumiera en una profunda oscuridad.

N/A:

Este capítulo fue tan... ufff, no creo que tenga muchas palabras que resuman tantas emociones que tuve al escribirlo.

Otro muerto, esta vez Sean, la verdad se veía venir pero debo aclarar que no será la última muerte... ya estamos entrando a los últimos capítulos de la historia.

Y eso que ocurrió al final del capítulo. ¿Qué creen que le pasó a Mirtha?.

¿Algunas palabras para Sean?

Eso es todo... o no?

Nooooooo!!!

Hoy les daré mi regalo de Navidad para ustedes!!! Un especial navideño. Espero que les guste.

Miguel Morales.

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