33. Plan Masacre
Peter POV
Me encontraba escondido en unos arbustos delante de mis hombres, mirando el hospital abandonado donde estaba pautado la reunión entre Tao Chung Li, Piero Gencorelli y Wings.
Ya casi es la hora indicada, pero me siento extraño.
Como si las cosas no se estuviesen dando como planeábamos.
— Está pasando algo aquí — les digo a los jefes de grupo por medio de un intercomunicador — hay más vigilancia de la usual además todo está muy callado.
— ¿Cree que alguien descubrió el plan? — pregunta Sora.
— No sé pero no debemos descuidarnos — me giro un momento y me dirijo a todos los subordinados del grupo C que hasta el momento estaban cuchicheando — escuchen — sonrío al ver como todos se silenciaron al escucharme hablar — sospecho que nos están esperando por lo tanto vamos a cambiar de estrategia.
— Pero eso es muy riesgoso jefe — escucho hablar a Sam por el intercomunicador — un cambio de última hora podría significar el fracaso de la misión y la pérdida de muchas vidas.
— Lo sé y correré ese riesgo — tomo una bocanada de aire antes de continuar — el grupo C queda desintegrado desde ahora mismo — mis empleados me miran sin entender — y se dividirán en dos subgrupos los cuales se unirán al grupo A y B, Sora ya no liderará el grupo A lo haré yo y atacaremos al mismo tiempo, ¿entendieron? — todos asienten y comienzan a dividirse, unos de ellos en dirección en donde se encuentra Sam y junto a otro subgrupo nos dirigimos hasta donde está Sora y el resto del grupo A.
Sólo es cuestión de unos minutos cuando ya nos encontrábamos cada uno en la posición correspondiente.
Decido repasar el plan nuevamente. Nada puede fallar.
Por ello entraremos al mismo tiempo de ambas partes, para que sea sorpresa.
Quien sorprenda primero al otro tiene media batalla ganada.
— Jefe estamos listos — dijo Sora, ésta se encontraba ansiosa.
— Dime Sora ¿qué pasa? — la mencionada se sobresaltó con la pregunta y comenzó a negar.
— No es nada importante jefe, no se preocupe — le miré de mala manera y comencé a buscar una de las dos armas que decidí traerme, la lanzagujas, luego apunto en su dirección y ella alza sus manos y habla — ¿qué pasa si nos encontramos a su hermana? — bajo el arma y la guardo en su lugar.
— Fácil — la miro como si fuera lo más obvio del mundo — llevárnosla a casa.
— ¿Pero y si se opone? — le miro incrédulo, comienzo a reír y me dirijo a todos.
— Oigan ¿acaso alguna vez alguien a impuesto su voluntad sobre la mía? — les pregunté y miré a Sora.
— ¡NOOO! — dijeron al unísono y sonreí con sorna.
— Ya sabes la respuesta Sora, si se opone nos la llevamos a la fuerza — miro hacia los demás — y a ustedes ¿quién les dijo que debían gritar? ¿no recuerdan que estamos en una misión encubierta? — veo que agachan sus cabezas y miro la hora — ya es el momento de actuar, sean precavidos.
Cada uno tenía puesto un Jetpack de los que siempre guardo en el almacén, un traje protector para las caídas, además que llevaban armas con proyectiles bomba-k, A16, PD-S14 y lanzagujas.
Fuimos al costado izquierdo del edificio que extrañamente estaba custodiado sólo por un vigilante y ordené a Sora que le disparara con uno de los proyectiles especiales de sueño (PD-S14) para no llamar la atención.
En cuestión de minutos estábamos todos en la azotea del hospital, dejamos los Jetpack en el suelo y miro a mi alrededor pero no había nadie.
Muy sospechoso.
¿Dónde se supone que están los demás escoltas?
— Sam — esperé a que me respondiera, luego de su afirmación proseguí — ya estamos en la azotea, a mi señal entrarán y acabarán con todo lo que encuentren.
— Está bien jefe — sonrío, siempre tan servicial — y por favor cuídese y cuide de mi hermana.
— No te preocupes, te prometo que nada le pasará Sam — pude escuchar un suspiro de alivio — sabes que los aprecio como si fuesen mis hermanos, no dejaré que nada le pase.
— Gracias jefe, quisiera pedirle algo — dijo Sam con nerviosismo en su voz.
— Claro ¿qué necesitas? — indagué curioso, él nunca me había pedido nada hasta hoy.
— Quisiera hablar contigo algo sumamente importante, a solas, pero luego de que termine la misión — lo dijo rápido, supongo que lo hizo para no arrepentirse de hablar.
— No hay problema — escuché un “gracias” de su parte y le hice señas a mis empleados para que fuesen ingresando al interior del hospital — Sam procede con el “Plan Masacre”.
— Así será jefe — responde.
— Y Sam — pensé bien mis palabras — eh... tu también, cuídate, es una orden — puedo escuchar del otro lado su risa, cosa que por un instante me hace olvidar de la situación en la que estoy.
¿Cómo sería mi vida si tuviese más familia?
Si tuviera más motivos para seguir viviendo.
Antes de saber que mi madre estaba viva sólo éramos Mirtha y yo. Con el desgraciado a quien creía mi padre muerto, al igual que mis abuelos no me queda ningún otro familiar de sangre con vida.
No tengo tíos. Al menos no vivo. El único del que escuché, fue un hermano de Patrick, el cual él mismo mató junto a su esposa que esperaba su primer bebé.
Actualmente sólo me queda mi madre, Mirtha, Sam, Sora, Sean, Océano y Avr... nadie más. Ellos son las personas por lo que haría cualquier cosa.
El resto pueden irse al mismísimo infierno.
El hospital abandonado cuenta con cinco pisos más la planta baja. Y según datos del infiltrado de Kyohei la reunión se haría en el tercer piso, en una sala donde antes era el lugar donde los médicos de guardia descansaban y solían entretenerse cuando la noche era poco movida.
Pasamos por el quinto piso sin problema alguno, sin embargo sabíamos que no podíamos confiarnos. No cuando teníamos varios líderes de la mafia en el mismo edificio.
Los disparos comenzaron a escucharse por debajo de nosotros, señal de que el grupo B ya se encontró con el enemigo.
Sólo espero que cumplas Sam... no mueras.
Estábamos por el cuarto piso, caminando sigilosamente por los pasillos hasta que un disparo sonó y segundos después veo a unos de mis hombres muertos con un charco de sangre en el suelo.
Ya comenzamos.
Varios hombres del enemigo salieron desde donde acabábamos de pasar. ¿Acaso se escondieron a la espera de que pasáramos para tendernos una emboscada?. Si, es eso sin duda y sólo puede significar una cosa: tenemos superioridad numéricay por eso no pelearon de frente con nosotros.
Eso me lleva a la segunda deducción: se enteraron recientemente que íbamos a venir y con una cantidad de personas superior a la de ellos.
Pero... ¿quién les dijo?.
¿El japonés?, no creo, además el no sabe con cuantos de mis empleados me iba a aparecer.
Entonces debe de haber algún infiltrado dentro de mi mafia, porque reitero, Kyohei no pudo ser.
Rápidamente saco mi arma lanzagujas y comienzo un tiroteo donde logré junto a mi grupo eliminar la primera ola de enemigos sin tener tantas pérdidas.
Seguimos el curso, pasando por un pasillo cerca del área donde se hacían investigaciones sobre nuevas posibles cepas, vacunas y medicación. Al final del mismo visualicé las escaleras que dan hasta el tercer piso y se me ocurre un plan.
— Deténganse — todos me obedecen, confundidos por mi repentina orden — no bajaremos por las escaleras, todos preparen sus armas con municiones A16. Derretiremos este suelo y atacaremos al enemigos que probablemente tendrán la guardia baja — en eso se escucha un estallido y comienza a sonar un aviso en el intercomunicador, es una llamada de Sam. Acepto la llamada.
— Sam reportando la situación jefe, el enemigo hizo detonar una bomba logrando acabar casi con la mitad de mis hombres. Nos superan en números. Se solicitan refuerzos lo antes posible — dijo con voz agitada en medio de sonidos de disparos.
— Ubicación actual — le respondo y cuento cuantas personas me quedan, treinta y seis personas contándome.
— Cerca de la sala de espera en el segundo piso — responde al instante.
— Bien haré lo posible por hacértelos llegar, gana algo de tiempo — después de una afirmación de su parte corté la llamada y me dirigí a mis subordinados — cambio de planes, vamos a usar los proyectiles A16 para bajar al tercer piso, acabaremos con los enemigos que encontremos y ustedes veinte — señalo a los veinte empleados — harán nuevamente ese procedimiento para bajar al segundo piso y apoyar al grupo B, ellos están cerca de la sala de espera — miro a Sora — tú te quedas conmigo, le prometí a tu hermano que te iba a cuidar — ella asiente y nos ponemos en posición.
Un nuevo estallido se escuchó.
Resiste Sam.
— Disparen ya — doy la orden y disparamos varias veces el suelo para que se derritiera más rápido y pudiésemos saltar por él agujero formado.
Saltamos hacia el tercer piso.
Gracias al traje protector contra caídas el daño fue mínimo, además que debido al arduo entrenamiento logramos reincorporarnos rápido y abrir fuego contra los enemigos antes que ellos.
Como dije antes, quien sorprende primero tiene media batalla ganada.
Y aquí no hubo excepción.
Acabamos con veintitrés de ellos en cambio nosotros sólo perdimos a cinco.
Luego veinte de mis hombres bajaron al segundo piso usando la misma táctica.
Es una suerte que este tipo de municiones sólo están a mi alcance, puesto que es de las más recientes innovaciones en el área de proyectiles y armamentos.
Los once que quedamos – Sora incluida – seguimos caminando por un pasillo. Estábamos cada vez más cerca del lugar de la reunión.
Al llegar a la puerta de nuestro destino escucho a alguien hablar.
Esa es la voz de Paula.
Iba a entrar pero lo que escuché me paralizó.
—...designo como sucesora al mando a Mirtha Mc'Cride — no, esto es lo que siempre quise evitar — ella será la encargada de administrar todos los bienes producto de la asociación a raíz de mi muerte — espera ¿muerte? ¿acaso ella...? — Cúmplase.
No podía quedarme con las dudas así que abrí la puerta de una vez y lo primero que mis ojos ven es una pantalla donde aparece mi hermana; ella está sonriendo al lado del cuerpo inerte de Paula. Se notaba a leguas que había sido torturada, símbolo de ello eran las agujas que seguían incrustadas en su piel.
Eso es horrible.
Ella no, otra vez no.
Te estás saliendo de control.
Parece que esta vez si tendré que tomar medidas drásticas contigo Mirtha.
Aunque me duela.
— ¿Sorprendido Mc'Cride? — de un costado de la habitación salió Tao con cinco de sus hombres apuntándome.
— Rata traidora — musito con odio.
— ¿Qué pasa Peter? ¿acaso sientes envidia porque ella pudo hacer lo que tú en tantos años no pudiste hacer? — del otro lado de la habitación salió Piero con seis hombres armados.
Aprieto la mandíbula y busco mi arma pero la voz de Tao me detiene.
— Yo como tú no hiciera eso, fíjate, estás rodeado y no tienes a nadie quien te proteja — observo a mi alrededor y es cierto, ninguno de mis empleados me siguieron.
Mierda.
Por un momento pensé que estaría perdido pero escucho a Sora hablar por su intercomunicador.
— Jefe a mi señal se lanzará al suelo — asiento en dirección a Tao.
— Pon tu arma en el suelo — dice Piero con una sonrisa.
— ¿Quieres que ponga mi arma en el suelo? — pregunto con el intercomunicador encendido.
— Muy bien hecho jefe, aprovecharemos ese momento en el que estés dejando el arma en el suelo para entrar a por usted — miro a Piero y le sonrío con sorna.
— Ni estando a punto de morir dejas de ser tan cabrón — rueda los ojos — tu arma en el suelo ahora.
— Está bien — busco una de mis dos armas y escucho hablar a Sora.
— Estamos listos y esperando su señal — tomo mi arma y lentamente voy bajando junto a ella. Los escoltas de ambos mafiosos en todo momento me estuvieron apuntando en espera de cualquier movimiento extraño de mi parte para abrir fuego contra mi.
— Listo ya tengo mi arma en el suelo — digo con mi arma en el suelo sin soltarla.
— Deja de hacerte el... — Tao quedó a medio hablar debido a que tres agujas traspasaron su garganta gracias a Sora.
— Acaben con ellos — grita Piero al ver ingresar a mis hombres, éstos no perdieron tiempo y comenzaron un tiroteo que en cuestión de segundos acabó con tres de los seis escoltas del italiano y con cuatro de los cinco del chino.
Yo había aprovechado el momento de desconcierto para tomar mi arma y cubrirme cerca de unos casilleros
El escolta sobreviviente de Tao levantó las manos en señal de rendición.
— Yo me retiro, sin el jefe no tengo nada que hacer aquí — dice el chino.
Al escuchar eso el intercambio de disparos cesó. Todos nos quedamos viendo al chino que ya estaba perdiendo color del miedo.
— En serio das pena, eres incapaz de morir con dignidad — soy yo quien habla desde los casilleros — sinceramente no mereces vivir después de lo que dijiste, ¿dónde queda la lealtad hacia tu difunto jefe? — empiezo a negar y salgo de donde estoy y le apunto con mi arma con municiones A16, el chino ya tenía lágrimas en los ojos y se me arrodilló.
— Señor por favor no me mate, tenga piedad — sonrío ante sus palabras.
¿Me creerá estúpido o qué?
— Le imploras a alguien que quisiste matar, piedad — hago una mueca — desde un principio me dije algo a mi mismo, que aquellos que se cruzaran en mi camino le esperaban el dolor y la muerte — me le acerco y le apunto directo a la cabeza — tu no eres la excepción — disparo y acabo con su vida al instante. Pronto el lugar se llena de un olor desagradable producto del efecto que tiene la munición sobre los animales y seres humanos. Poco a poco el cuerpo del chino se va desintegrando.
En cuanto me iba a voltear escucho un disparo que reanuda la balacera y siento como un cuerpo me tumba al suelo.
Sangre mancha mi cuerpo.
Pero no la mía sino la de Sora.
— Eso estuvo cerca — dice mientras me sonríe — no te preocupes, solo me hirieron el brazo, no es nada grave aunque duele bastante.
Decido arrastrarla a un lugar seguro y le paso un trozo de tela para parar el sangrado, luego me incorporo y tomo ambas armas.
— Yo me encargo del resto —me dirijo cerca del lugar donde están Piero y sus escoltas. Éstos están concentrados en acabar con tres de mis empleados que quedan vivos.
Apunto con ambas armas y disparo primero con la de municiones A16, creando un agujero que permitió que los múltiples disparos de mi lanzagujas y de mis subordinados acertaran, dándole fin a esta disputa.
Suelto el aire que inconscientemente estuve reteniendo y voy en busca de Sora. Ella al verme sonrió y se puso de pie.
— ¿Vamos a por Sam? — pregunta Sora cuando bajamos con precaución hacia el segundo piso.
— Si — le miro por un momento — ten cuidado porque todavía pueden haber enemigos por aquí — ésta asiente.
Cuando llegamos a la segunda planta el escenario era increíble. Cadáveres de personas sin brazos, piernas o cabezas. Otros estaban totalmente irreconocibles, todo ésto producto de las dos explosiones.
Además de los muchos otros cuerpos cubiertos de sangre esparcidos por toda el piso.
El olor a sangre predominaba sobre los demás, siendo algo repugnante para aquellos que no están acostumbrados a este tipo de ambiente.
A mi poco me importa la verdad.
No encontramos a nadie en el segundo ni en el primer piso.
Fue cuando llegamos a planta baja que vimos a Sam junto a veintisiete de mis subordinados que sobrevivieron al “Plan Masacre”.
Éste al verme sonrió, pero cambió su gesto cuando vio a Sora. Fue hacia ella, la revisó y suspiró de alivio.
— Menos mal que no es de gravedad — dice con la sonrisa que tenía antes y me miró — gracias por el apoyo, sin eso no hubiésemos logrado sobrevivir — le sonrío de vuelta y el me envuelve en sus brazos — muchas gracias y por cierto me debes una conversación — suelto una risotada y correspondo al abrazo.
— Claro, si quieres más tarde... — de pronto me empuja y caigo a suelo, al instante en que se escucha una detonación y el cuerpo inmóvil de Sam cae al piso.
No Sam, tú no.
N/A:
Primeramente muchas gracias por los 1k de vistos.
Poco a poco esta familia de mafiosos crece.
Y con respecto al capítulo ¿qué opinan?
¿Cómo serán las cosas ahora que Wings no está?
¿Qué será lo que Sam quería decirle a Peter?
Y ese final... pobre de Sam.
Les quería anunciar que estoy preparando una sorpresa para ustedes antes de que acabe el año.
Pronto sabrán de qué se trata.
Sin más que decirles nos leemos en otra actualización.
Feliz sábado.
Miguel M.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro