19. La fiesta
Narrador omnisciente
Los rayos del astro rey se colaban por las ventanas de la mansión Mc'Cride donde Grettel , la organizadora de eventos, junto a su equipo de trabajo colocaban los adornos y arreglos florales para la fiesta de la menor de los Mc'Cride. Todavía era temprano, aún tenían muchas cosas que hacer, pero afortunadamente contaban con la ayuda de Paula quien conocía los gustos de Mirtha a la perfección.
Esta última había pasado todo el día anterior con Avril, Sara y Alexa en el centro comercial, aprovechando, que por algún motivo que ella no supo Peter no estaba en la mansión. Compraron los vestidos para su fiesta de cumpleaños, zapatos, bolsos, collares, anillos, maquillaje, zarcillos, brazaletes y hasta ropa íntima, porque según Sara nunca se sabía cuando podría haber acción.
Después de su día de compras, Avril y Mirtha se despidieron de Sara y Alexa, quienes le aseguraron haber cumplido su labor de invitar a prácticamente todo el instituto. Corrección, todo el instituto, porque hasta el encargado de la limpieza recibió una invitación.
Mirtha tuvo que reprimir su deseo interno de degollarlas por haber hecho eso, porque se suponía que debía seleccionar a los invitados. Sin embargo, se encogió de hombros y con un gesto se despidió de las primas y tomó del brazo a Avril para marcharse en dirección a la mansión. La ojiverde extrañamente se había quedado absorta de todo aquello que la rodeara... otra vez.
Mirtha le preguntaba los motivos por el cual ella estaba en ese estado pero nunca tuvo respuesta de la castaña, así que no le quedó de otra que ingresar a la mansión para comer y encerrarse en su habitación hasta que amaneciera, puesto que si Avril no quería hablar, ella no iba a forzarla ni mucho menos rogarle para que lo hiciera.
Avril apenas si cenó ese día, estaba hecha un lío con sus emociones, no sabía si odiar a Peter o quererlo porque a pesar de que trató de que su cercanía no le afectara, no pudo. Se la pasó maldiciéndose una incontable cantidad de veces a sí misma por fallarse y por dejarse dominar por esos absurdos sentimientos. "¿Cómo puedo siquiera pensarlo? Ha hecho tantas cosas que debería odiarlo, pero no lo hago, no, no puedo dejarme dominar por esa parte de mí que me incita a besarlo, quererlo o amarlo, debo alejarme de él" pensó la castaña cuando ya estaba en su cama intentando dormir pero antes de caer en los brazos de Morfeo un par de preguntas cruzaron por su mente "pero... ¿podré hacerlo? ¿querré hacerlo?".
Por otra parte, Peter había logrado exitosamente ingresar en el edificio donde resguardaban los códigos genéticos de todas las personas del país, aunque lamentó un poco las muertes de los encargados de la seguridad de esas instalaciones, pero era algo que tenía que hacer, no podía desaprovechar esta oportunidad de deshacerse de Wings. Ya todo estaba planeado: descubrir la identidad de Wings, ubicarlo, torturarlo y matarlo.
Pero cuando ingresó a la habitación donde debería estar la computadora con esos datos, descubrió algo que lo desalentó. Supo que iba a demorar. Era una computadora antigua, de un modelo de hace 80 años atrás. "¿Cómo es posible que para datos tan importantes y confidenciales usen esta chatarra?" criticó cuando la vió.
Luego de ingresar los datos de Wings en la computadora, la máquina comenzó a buscar entre todos sus archivos. El problema radicaba en las siguientes dos cosas: no mostraba los resultados hasta no terminar el procedimiento y que tardaba una eternidad en llegar apenas al 1%.
Ese día sería largo, pero de algo si estaba seguro: no se iría hasta no tener algún resultado.
De todas maneras el tiempo no lo iba a perder, ya que como jefe tenía muchas labores pendientes, como revisar las cuentas por pagar, verificar la seguridad de las rutas por donde se trasladan las mercaderías, negociar nuevos acuerdos, transportar mercancías, evaluar al nuevo personal, chequear los avances con respecto a las innovaciones de armamentos y municiones, entre otras... son tantas las cosas que a Peter le faltaba hacer que ese tiempo que demoraría la máquina para arrojar su tan esperada respuesta le venía como anillo al dedo.
Wings había pasado ese día ajustando algunos detalles de su plan, no sin antes curarse la mano que tenía una leve abertura provocada por la mordida de Mirtha, la maldijo muchas veces por haber sido capaz de hacerle eso pero luego de que su médico personal y hombre de confianza le dijera eso una sonrisa adornó su rostro.
Esa noticia cambió su estado de humor, tanto así que después de terminar los asuntos pendientes del "Plan Fiesta Boom" decidió pasarse el resto de la tarde y la noche junto a su médico favorito.
August gustosamente acompañó a su jefa, ya que no perdería la oportunidad de tener intimidad con ella. Y precisamente en eso fue que ocuparon casi todo el tiempo restante.
Wings sabía que todo plan sin importar que tan bueno que sea, siempre tiene posibilidades de fracasar, por eso disfrutaría ese día al máximo, como si fuera el último que pasarían juntos.
Aunque tenía la esperanza de que al final del día siguiente los suyos salieran vivos y victoriosos.
- Listo Paula muchas gracias por tu ayuda - dijo Grettel dando brincos, emocionada por haber terminado a tiempo de decorar la sala principal y el jardín donde se concentraría la fiesta - sólo falta terminar los platillos, como en 30 minutos estarían terminados - se acercó a Paula y le dió un abrazo que la tomó por sorpresa - sé que te pagan por trabajar aquí pero en serio agradezco mucho tu ayuda - Paula correspondió al abrazo y se separa lentamente de la organizadora con una sonrisa.
- Lo hago con mucho gusto querida, cualquier cosa que quiera saber sobre Mirtha o su hermano me pregunta ya que llevo 26 años trabajando aquí - el gesto de sorpresa de Grettel no le fue indiferente a Paula ya que se comenzó a reír.
- No se ría de mi - musitó con la cabeza gacha y mejillas ruborizadas- es que usted no aparenta tanta edad - levanta la cabeza mostrando su hermosa dentadura - cuando llegue a su edad quisiera verme como usted, de seguro debe tener muchos hombres detrás suyo.
- Señorita - comenzó a reír avergonzada - me halaga con lo que dice querida, verá yo comencé a trabajar aquí desde los 20 años y a pesar de que este trabajo me exige mucho tiempo y esfuerzo, trato de alimentarme bien e ir en mis horas de descanso al gimnasio para mantener mi figura porque podré ser de la servidumbre pero jamás descuidada con mi apariencia ya que ésta es lo primero que vendemos a los desconocidos.
- Tiene razón con lo que dice señora Paula y gracias a usted me he animado a ir al gimnasio porque es bueno dar una buena primera impresión a los clientes - decía Grettel un tanto ruborizada y Paula arqueó una ceja.
- ¿Será que te ha gustado Peter? - soltó Paula sin tapujos y Grettel se quedó callada - no respondas querida, solo quiero dejarte claro algo - ella asintió - una cosa es aquel hermoso exterior que pueda tener una persona, aquel que puedes tener a base de ejercicios, buena alimentación y cuidados especiales en el cuerpo; y otra muy distinta es el interior, éste a diferencia de lo primero es la verdadera esencia de la persona y no siempre es bonita como la veíamos al principio, todos tenemos ese interior oculto ¿entiendes? - Grettel asintió nuevamente quedando alelada por las palabras de Paula: ¿No era más fácil decir "no es buena persona" o un simple "aléjate de él" en vez de ese discurso? La gente mayor siempre complica las cosas pensó - bueno me retiro, para cualquier cosa que necesites estaré en la cocina preparando un desayuno especial a mi niña - se fue sin esperar respuesta alguna de la organizadora que tiempo después reaccionó y solo dijo un "que rara" para luego continuar con su trabajo.
La tarde llegó rápido y ya Mirtha estaba casi lista para bajar a su fiesta de cumpleaños, la cual comenzaba dentro de poco. Avril se encargaba de terminar de retocar el maquillaje de su amiga con una pequeña sonrisa en su rostro.
- Estás hermosa amiga - elogió Avril al finalizar de maquillar a Mirtha. Ésta da una vuelta sonriendo porque sabía que tenía razón.
Cargaba un vestido azul eléctrico escotado en "V" que le llegaba por las rodillas y se ajustaba a la perfección a su cuerpo, unos tacones plateados con incrustaciones de pequeños diamantes, el cabello lo llevaba suelto y liso hasta la altura de los codos y a ese look lo completaba el precioso collar de zafiros junto a un gran trabajo de Avril con el maquillaje.
- Tu no te quedas atrás amiga - dijo Mirtha aprobando el vestuario de Avril - pareces una princesa.
Y era cierto, Avril le llegaba a la altura con respecto a la vestimenta de la festejada. Llevaba puesto un vestido rojo con escote corazón, con una abertura en las piernas, descubierto por la espalda y ajustado a su increíble figura, unos tacones dorados hacían juego con un hermoso collar de oro con dije de corazón que llevaba en el cuello, el cabello lo llevaba rizado, éstos caían como remolinos de chocolate tres dedos debajo de los hombros, sinceramente estaba preciosa.
Era más que una princesa... era una diosa.
- Gracias Mirtha - dijo sonrojada mientras buscaba en su bolso la cajita con el anillo que había comprado días atrás para regalárselo a su amiga por su cumpleaños - ten - le dijo cuando tuvo la caja entre sus manos y se la entregó a una ansiosa cumpleañera que al ver el regalo sonrió con autenticidad - sé que te encantan los diamantes y zafiros y por eso te quise dar ese anillo, lo vi y pensé en ti.
- Muchas gracias amiga, te quiero - dijo mientras le daba un abrazo y contempló el anillo nuevamente mientras se lo colocaba, admiró el inmenso diamante y las pequeñas inscrustaciones de zafiros que rodeaba al diamante... y el oro blanco fue lo que la llevó a decir - sencillamente perfecto, conoces bien mis gustos - ambas sonrieron - ¿mi hermano habrá llegado? - Mirtha notó que su amiga se tensó, más no quiso comentar nada, sin embargo esperaba saber después si algo pasaba entre ellos dos.
- No lo he visto, a lo mejor llega más tarde - dijo una nerviosa Avril que comenzó a pensar en algo para cambiar de tema, puesto que no quería que nadie se enterara de la relación que había entre Peter y ella... si es que a eso se le podía llamar como "relación" porque apenas si se trataban más sin embargo la atracción es algo que aunque no quisiese, era más fuerte que cualquier pensamiento que ella pudiese tener en contra de él. El teléfono de Mirtha sonó avisando que había llegado un mensaje. No logró encontrar un tema distinto que hablar pero agradeció a quien sea que le envió a Mirtha, ésta última se quedó observando el aparato un rato y lo guardó antes de dirigir su mirada nuevamente a su amiga.
- Era Alexa avisando que están a menos de cinco minutos de aquí - Mirtha se encamina a la puerta de su habitación - ¿Bajas conmigo o te vas a quedar allí? - fue allí que la castaña reaccionó, sin embargo no dijo ninguna palabra, sólo se limitó a asentir y a seguir a la ojiazul.
Poco a poco fueron llegando los invitados, solo faltaban Erick y Peter. La mansión estaba abarrotada de gente mayormente del instituto donde estudia la festejada, la música podría escucharse a kilómetros de distancia, y el alcohol con la buena comida no faltaron.
- ¿Ese no es el conserje del instituto? - preguntó Avril un poco divertida.
- Si, y tengo que admitir que no se ve nada mal ¿cierto Sara? - dijo Mirtha y a Sara casi se salen los ojos por el comentario de su amiga.
- Emm - Sara estaba sonrojada - pues para que negarlo - suspiró y sin cohibirse lo miró con descaro mientras se mordía el labio - si está para comerlo con chocolate.
El conserje era un hombre de 32 años, de tez morena, alto, ojos mieles, cabello negro, y un cuerpo que robaba suspiros de muchas estudiantes y profesoras; llevaba tan solo alrededor de ocho meses trabajando en el instituto y ya se escuchaban rumores de él que lo vinculaban con la directora, la profesora de Geografía y algunas alumnas.
Todo un mujeriego.
- No tienes remedio alguno prima - Sara rodó los ojos y Alexa fingió indignación mientras observaba mejor el atuendo de Mirtha, sus ojos pasearon por el vestido hasta llegar al collar de zafiros - que precioso collar.
- Tienes razón es un hermoso collar aunque no se compara con la belleza de la princesa que lo lleva puesto - dijo una voz que hizo sobresaltar a las chicas. Mirtha se volteó y observó a un sonriente Sean que llevaba un ramo que contenía muchas rosas azules entre las cuales sobresalía una de color negra con manchas rosadas - feliz cumpleaños pequeña - la abrazó y le entregó el regalo y le susurró en el oído - dentro del ramo hay algo más pero preferiría que lo vieras cuando estés sola - Mirtha asintió, le dio un beso en la mejilla y se separó antes de que sus amigas malinterpretaran la situación.
- Gracias Sean, muy lindo detalle - éste asintió y se retiró, ese día le tocaba trabajar como miembro del equipo de seguridad de la mansión.
- Lindo chico el que tienes amiga - después de un corto silencio escuchó esa voz y la festejada se tensó.
- No me llames amiga ¿quieres? Solo limítate a hacer tu trabajo Sora - Sora se mostró un poco triste, Mirtha añadió - ah y no es mi chico, así que infórmate antes de hablar ¿QUIERES? - todas se quedaron sorprendidas por la actitud que tomó Mirtha con Sora, la cual ya tenía lágrimas bajando por su rostro.
- ¿Aún no me has perdonado por lo que ocurrió ese día? Ya te expliqué que... - Mirtha volvió a interrumpir.
- Primero no me tutees porque yo no soy tu amiga para que me trates como una, segundo no me gusta que hagas comentarios fuera de lugar y mucho menos si es sobre mi y tercero limítate a cumplir con tu trabajo - al decir eso Sora rompió en llanto y sacó una caja de regalo.
- Feliz cumpleaños - le entregó rápido el obsequio a Mirtha y antes de que la rechazara y la siguiera humillando se fue corriendo.
- ¿Qué te ocurre Mirtha? Fuiste muy grosera con ella - espetó disgustada Alexa por la actitud de su amiga.
- Es cierto amiga, hasta yo que fui la más perjudicada por su actitud ese día creo que te pasaste - dijo una Avril que se encontraba confundida - ¿te hizo algo para que la trataras así?.
- Si, puedes confiar en nosotras - opinó Sara que hasta ese momento se había quedado extrañamente en silencio.
- No pasa nada, solo que no me gusta que los empleados se crean que pueden tomarse atribuciones que no le competen, aunque quizás me pasé un poco - las chicas pusieron una cara de "¿En serio?" - después le pediré disculpas.
- Me parece bien, aunque para estar segura que no vaya a cometer una locura iré a ver como está - dijo Alexa antes de perderse de vista, Mirtha observó a Sara y a Avril pidiéndoles alguna explicación sobre el comportamiento de su amiga pero éstas se encogieron de hombros.
Minutos pasaban y las personas no dejaban de ingresar, y felicitar a Mirtha. Personas a las cuales nunca había visto. No habían visto más a Alexa, Sara se animó a pedirle un baile al conserje y Avril se fue al baño puesto que extrañamente no se sentía bien.
Aprovechando que nadie la observaba, sacó la rosa negra del ramo y frunció el ceño al ver lo que tenía atado: una pequeña llave con una nota escrita en papel.
Tener acceso a este lugar será de gran utilidad. Espero poder ir allí, junto a ti algún día mi pequeña. Feliz cumpleaños.
Con amor,
- S.
PD: Deshazte de esta nota por favor, tratemos de no dejar ninguna evidencia.
Mirtha sonrió y se guardó la llave en el bolsillo. De pronto sintió la presencia de alguien acercándose detrás de ella y pensando que fuese su hermano se metió la nota a la boca y se la tragó con ayuda del vino que agarró de uno de los meseros que afortunadamente pasaban por el lugar.
- Estás verdaderamente hermosa Mirtha - un sonriente Erick observaba descaradamente a la rubia de arriba hacia abajo - gracias por invitarme a tu fiesta, la verdad no esperaba recibir una invitación - le mostró una caja de regalo envuelta en papel negro - feliz cumpleaños.
- Gracias - dijo sonrojada mientras abría el regalo y sus ojos brillaron al ver su contenido - ¿cómo supiste que siempre quise tener uno? - una lágrima de emoción salió de los azules ojos de Mirtha mientras sostenía al cachorro de raza Husky entre sus brazos - es el regalo más hermoso que he recibido en mucho tiempo, muchas gracias - luego de que esas palabras salieran por sus labios, se le lanzó a Erick para darle un abrazo y luego decir - ya regreso, voy a dejar a Océano a mi habitación - Erick al escuchar como llamó al cachorro no pudo evitar soltar una carcajada - ¿Por qué te ríes?
- Con ese nombre no me sorprendería que escapara esta misma noche - a Mirtha no le hizo mucha gracia por lo que se acercó a Erick en una actitud desafiante.
- Ese nombre le queda perfecto, tiene ojos hermosos, azules como los míos y al verlos me pierdo en su profundidad, tal y como son los océanos, hermosos, azules y profundos ¿captas? - se gira y antes de irse escucha decir a Erick.
- Creo que como nuestro primer hijo sería lo justo que se llamara como el padre - Mirtha comenzó a negar divertida con la cabeza y se fue a su habitación, pero antes de irse susurró un "idiota" a Erick que hizo acrecentar su sonrisa.
De lejos Sam veía la escena que montaba Mirtha y Erick con los puños apretados y la mandíbula tensa, le disgustaba la idea de que su más grande amor pudiese tener algo con ese don nadie, no lo podría soportar.
- Hermano relájate, estás en una fiesta no en un ring de boxeo - escuchó la voz de su hermano Sean y se giró para verlo - sé que debe ser difícil pero deberías entender que así como está ella es feliz - le puso una mano en el hombro pero Sam la apartó.
- No fastidies - lo miró de mala manera - y no necesito que me hagas entender algo que sé - se fue del salón dejando a Sean con la palabra en la boca, dirigiéndose al jardín, necesitaba estar sólo.
Peter por su parte ya tenía, por fin, los resultados que por tanto tiempo quiso, ya sabía la identidad de Wings. Le parecía increíble que ella estaba tan cerca de ellos y nunca lo sospechó, sólo esperaba que cuando llegara a la fiesta no fuera demasiado tarde. No dejaría que se saliese con la suya esta vez.
Wings se encontraba esperando el momento adecuado para actuar, había visto a Zoe y uno que otros de sus hombres en la fiesta. Solo deseaba que todo saliese como lo vendrían planeando. Mientras tanto iba a seguir disfrutando de la fiesta como otra invitada más.
Después de dejar a Océano en su dormitorio, Mirtha se disponía a bajar donde estaban los invitados de su fiesta pero unos extraños ruidos provenientes de alguna de las habitaciones de huéspedes la detuvieron. Se acercó minuciosamente hasta llegar al origen del ruido.
- Alexa esto no es lo correcto - la voz de Sora se escuchó, dejando momentáneamente confundida a Mirtha. ¿Qué estará pasando? - pensó.
- Ssh... silencio - la voz de Alexa era apenas audible para Mirtha - he deseado estar a solas contigo desde que te vi abajo - se escuchó un sonido, ¿acaso se estaban besando? ¡oh por Dios! ¡Alexa y Sora son lesbianas! - se que lo deseas tanto como yo.
- S-si - se escuchó entre gemidos la voz de Sora y Mirtha comprendió que ya había escuchado lo suficiente, era momento de volver con los demás.
Cuando Mirtha había llegado a la sala principal trató de encontrar a Avril, Sara, Erick o hasta a Sean pero fue prácticamente imposible por dos cosas.
Primero, habían muchas personas y era difícil distinguir a una del resto.
Y segunda, y aún más importante, la sala principal se acababa de quedar a oscuras.
Sí, a oscuras. Algo o mejor dicho alguien cortó el flujo eléctrico y ahora la gigantesca mansión Mc'Cride estaba sumergida en las tinieblas.
Los gritos junto a sonidos de disparos se empezaron a escuchar creando un caos total, la menor de los Mc'Cride no sabía donde ir hasta que sintió unas cálidas manos que suavemente la arrastraron camino a la planta superior.
- Mi niña debe resguardarse, no sabemos quiénes están allí y le pueden hacer mucho daño - dijo Paula acercando a Mirtha a la puerta del laboratorio de Peter - escóndase aquí, este lugar es poco frecuentado y por lo tanto seguro, yo veré que pasa abajo.
- No vaya Paula, es peligroso, le puede pasar algo, por favor no vaya, no me deje sola - trató inútilmente de retener a su nana pero ésta, con una sonrisa negó.
- No mi pequeña, no se preocupe por mi, no me pasará nada - dice ésto para luego retirarse en dirección a la planta inferior.
Dudó mucho en si entrar o no al laboratorio puesto que era un lugar que desde que tenía uso de razón le fue prohibido ingresar. Pero era un asunto de vida o muerte así que pensó que su hermano no se molestaría tanto si le contaba lo sucedido.
Decidió entrar, y se arrepintió al instante en el que la puerta se cerró.
Como si de un mecanismo se tratase la luz se encendió dejando a la vista una chica, golpeada, delgada, atada a una camilla y conectada a una máquina... esa máquina. Esa máquina fue la misma que fue usada con ella la otra vez, por culpa de esa cosa ella perdió sus recuerdos.
Se acercó con cautela para ver mejor a la chica y cuando escasos metros faltaban para llegar a su lado la reconoció. Era Amy Jones, una de las científicas que trabajaban para su hermano, pero, ¿qué hacía ella allí? ¿quién es el causante de esto?. Mirtha comenzó a negar con la cabeza, estar en ese lugar se estaba volviendo más peligroso que estar afuera, allí era un blanco fácil.
Se dirigió a gran velocidad a la puerta, intentó abrirla una gran cantidad de veces pero fue en vano. Se desesperó, comenzó a golpearla y hasta a insultarla. Sabía que estaba actuando de la peor manera, sabía que estar en ese estado no la ayudaría a salir.
Pero no sabía que otra cosa hacer.
Así que resignada, se dejó caer al suelo, apoyada a la puerta, observando la inmensa pantalla la cual estaba conectada a la pobre de Amy que seguía inconsciente.
De pronto una luz iluminó la pantalla a la cual estaba conectada Amy y un video se proyectó. En él aparecía su hermano teniendo relaciones sexuales con la científica, ver esa escena la incomodó y le disgustó de sobremanera.
Se levantó dispuesta a arrancarle o los cables o los pelos a Amy por lo que acababa de ver pero el siguiente video la hizo detenerse.
Y esas imágenes fueron la causante de un inmenso dolor en ella.
En ese video aparecía su hermano matando a Jeremy, a su Jeremy. Al papá de su bebé, y de la manera más cruel.
Lágrimas bajaban a mares por sus mejillas y lentamente fue retrocediendo hasta llegar al pasillo.
Espera... ¿al pasillo?
¿Acaso la puerta no estaba cerrada?.
Mirtha decidió observar la entrada y se dió cuenta de dos cosas: que la puerta estaba abierta y que se había restaurado el servicio eléctrico.
Lástima que no se haya percatado de la presencia de Wings a su espalda.
Y no se dió cuenta hasta que ésta colocó una de sus manos enguantadas alrededor del cuello de Mirtha.
Wings estaba vistiendo sus típicos atuendos, éstos consistían básicamente, en una máscara blanca que deformaba la voz, una túnica negra y guantes negros. Guantes que fueron testigos de sus más macabros planes. Guantes que sujetaban el arma que apuntaba a la cabeza de la festejada de la noche.
El miedo circuló en cada órgano de Mirtha como si de sangre se tratase. Sabía que estaba en graves problemas y que tal vez ese sería su fin.
El arrepentimiento surcó en lo más profundo de sus pensamientos, tanto que quería hacer, tanto que tenía planeado y en ese momento todo se podría ir al caño.
Pero alguien llegó a la escena.
Alguien que Wings no esperaba tan rápido.
Alguien que ordenó a sus hombres a asegurar el perímetro y a evacuar a las personas de la fiesta.
Alguien que sabía la verdad de Wings y que en ese momento estaba apuntándola con su arma.
Y ese alguien es Peter.
Había llegado a enfrentar a Wings, pero no esperaba que su hermana fuese su rehén. Estaba jugando sucio - pensó.
- Deja a mi hermana libre y te daré una muerte rápida - dijo con furia y se arrepintió al instante, no debía de mostrar esa faceta delante de Mirtha quien lo observó sorprendida por sus palabras.
- Que ingenuo eres si piensas que la voy a dejar libre - Wings comenzó a negar - ella es mi salida de aquí y mi venganza perfecta contra ti - jaló un poco a Mirtha para apegarla más a su cuerpo.
- ¿Porqué quieres vengarte de mí? - Peter arqueó una ceja en señal de una genuina confusión - dime ¿qué hice contra ti? ¿qué fue aquello tan malo que hice que ha hecho ganarme tu rencor? - se acercó cautelosamente a Mirtha y a Wings que lo miraba expectante - dímelo Paula, ¿qué he hecho?.
Paula comenzó a negar con su cabeza, no podía creerlo, ya sabía su identidad. No pudo evitar soltar una maldición que hizo a Peter reír.
- Déjame decirte que me sorprendió y me costó mucho dar con tu identidad - prosiguió Peter ante el mutismo de Paula - bastó solo un error tuyo para dar contigo - la miró más calmado que hace unos instantes - así que sabiendo tu identidad créeme que tardaría mucho menos en dar contigo otra vez así que te recomiendo a que entregues a mi hermana por las buenas.
Paula supo en ese momento que debía actuar por medio del plan B. Así que para sorpresa de todos, aflojó el agarre y le susurró a Mirtha un "no te muevas cariño". Luego llevó una mano a su máscara y la arrojó por algún lugar del pasillo.
Ya no le era útil.
Y no lo sería nunca más.
- Ya no es necesario que lleve la máscara si ya sabes mi identidad querido - después ubicó sus manos a los hombros de Mirtha y la giró para que la viese a los ojos - mi niña, se que debió haber sido impactante todo lo que viste y lo que está ocurriendo, pero debes saber que aquí el único responsable es tu hermano, él se encargó de matar a mi hijo Jeremy y a tu padre Patrick, yo solo trato de hacer justicia por ellos - Mirtha asintió con la cabeza ante sus palabras, era la oportunidad que tanto había esperado para seguir con sus planes, corrijo, es más de lo que esperó, las cosas le estaban saliendo de maravilla y para seguir con el dramatismo comenzó a llorar; y Paula se propuso a consolarla - ya mi niña, no llores, te propongo algo, si quieres... - le levantó la barbilla que en algún momento estuvo apoyada sobre su pecho - si quieres puedes venir conmigo ¿aceptas?.
- No de eso nada, ella no se irá de ninguna manera contigo - dijo Peter, éste mantenía su arma en dirección a donde estaban Paula y Mirtha, ésta última era usada como escudo humano - esto es entre los dos, deja a mi hermana libre.
Pero Mirtha habló dejando a Peter atónito.
- Cállate Peter, estoy cansada de que creas que puedes escoger por mí, de que digas lo que debo o no hacer, de que me exijas cosas y me mantengas alejada de todo y de todos - lo miró de una forma tan fría que a Peter se le heló la sangre - vi como mataste a Jeremy y no sabes como me sentí al saber que tú me mentías acerca de él, diciéndome que me quedara tranquila, qué él aparecería cuándo muy bien sabías que no era así porque tú mismo te encargaste de mandarlo a la otra vida - Mirtha soltó un grito cargado de frustración y dolor - no sabes lo duro que fue verlo y el colmo de todo ha sido observar como te divertías con Amy Jones - comenzó a negar y expulsó una sonrisa irónica - eres un ser despreciable, un miserable y me odio a mi misma porque a pesar de todo te sigo queriendo - la mirada de Mirtha se posó en Paula - acepto irme contigo pero no en condición de rehén.
- Claro que no mi niña , serás mi invitada de honor - ambas comenzaron a alejarse pero Peter disparó su arma, y le hubiese dado a Paula sino fuese que August se interpuso en el camino recibiendo un impacto en el pecho.
- No August, no, tú no puedes dejarme, no podré sin ti - dijo Paula, cuando logró acercarse a August que con una débil sonrisa negaba.
- No señora, usted es fuerte y podrá seguir sin mi - hizo una mueca de dolor, ya se le dificultaba hablar - prométame que seguirá con los planes, que no se derrumbará y se mantendrá así de imponente y sexy como siempre - soltó con una sonrisa lo último, algo que hizo reír a Paula.
- Lo prometo - dijo y August sonrió como respuesta.
Y allí, sin importar quien los viese, lo besó. Lo besó con cariño, transmitiéndole mediante éste, todas las cosas que no se dijeron. Lo besó hasta su último aliento. Lo besó hasta el momento en que una lágrima bajó por su mejilla.
Allí supo que era el momento de salir de esa mansión para continuar con lo planeado y no de llorar, se lo había prometido y se lo cumpliría. Así que se levantó y con la mirada cargada de odio observó a Peter quien miraba la escena con indiferencia.
- ¿Sabes como llamé la operación de hoy? - preguntó Paula descolocando a Peter.
- No y no me interesa - dijo Peter y comenzó a levantar la mano para apuntar a su nana y se detuvo al ver lo que tenía entre sus manos.
- "Plan Fiesta Boom" - Paula se acerca a Mirtha sin quitarle la mirada a Peter y con ésta lo rodea hasta llegar cerca del final del pasillo que las dirigía a las escaleras - tengo instaladas en gran parte de la mansión varias bombas, así que no te atrevas a intentar algo porque no me importaría tocar la pantalla táctil del mando y volar todo el lugar.
Peter maldijo a sus adentros y comenzó a buscar una forma de alejar a su hermana de Paula para acabar con ella pero la voz de aquella que se hizo pasar por Wings lo sacó de su ensimismamiento.
- Gracias por tu colaboración mi niño - dijo Paula antes de activar el detonante de una de las bombas e irse con Mirtha a un destino desconocido.
Segundos después la bomba explotó, una bomba que hubiese acabado con la vida de Peter si no hubiera sido porque alguien llegó en el momento justo para alejarlo del lugar donde la bomba explotaría y tumbarlo al suelo.
Esa persona se había ganado algo más que gratitud de parte de Peter al salvarlo.
Y él no sabía si eso sería bueno o malo.
Si sería su salvación o perdición.
Pero había decidido que ya no se cohibiría más y viviría su vida como quisiese.
N/A:
Wow... capítulo largo.
Más de cinco mil palabras. 😅
¿Quien pensó en Paula como Wings?
Y Mirtha ¿hizo bien en irse con Paula?
¿Cuál fue la parte que más les gustó del capítulo?
La mía fue cuando Mirtha quedó encerrada en el laboratorio y vio como murió Jeremy para luego quedar en el pasillo sin saber quien estaba detrás de ella 😰
Hay muchas cosas que aún faltan por desvelarse, muchos secretos y deseos ocultos.
Así que no crean que porque se supo la identidad de Wings se acabó esto 😉
Con cariño se despide...
Miguel M.
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