Capítulo 24.
Alex estaba desesperado dando vueltas en la mansión Stottlemeyer, hacía un par de horas que había recibido la llamada de la madre de sus hijos, informándole que volvería a la ciudad porque había surgido algo, había tomado el primer avión que había salido, así que lo dijo ya a bordo, y que le explicaría cuando llegara con sus niños y su cuñado.
El vuelo tardaba aproximadamente cuarenta y cinco minutos, más el abordaje, y el camino a casa, debería estar hace una hora al menos, pero nadie aparecía por esa puerta.
—Deja de dar tantas vueltas, me mareas y creo que la harás un hoyo al piso— Dijo Víctor mientras le ofrecía un trago a su amigo inquieto.
Nate leía el periódico en su tableta mientras esperaba la llegada de sus hermanos, por la situación con el presentador había decidido quedarse en la mansión para que no lo agobiaran los periodistas en su apartamento, y de paso no meterse en más problemas, lo último que quería era que usaran su vida para interferir en la de su hermana y sobrino.
Para cuando Kane llegó a casa, era tarde, incluso el sol estaba despidiéndose del día, con sus franjas naranja ocupando el cielo azul, para entonces ya había más personas en el lugar.
—¿Y Step?— Fue lo primero que Alex después de verlo llegar solo.
—Hola, buenas noches, me fue bien el viaje—Dijo con sarcasmo, pero se veía cansado.
—¿Qué sucedió? ¿Y la loca con los gatitos?— Preguntó Nate al ver a su hermano entrar por la puerta sin su hermana, mientras llenaba su boca de cereales con leche.
—No lo sé... Después, cuando salimos del aeropuerto, ella salió, tomó las maletas y se fue un taxi aparte. Me dijo que la esperara en uno de los restaurantes, no sé qué le tomó tanto tiempo, pero cuando volvió, no venía con los niños y además se había cambiado de ropa, color de cabello y de ojos, parecía otra persona, no me dijo nada, solo me dejo en la puerta y se marchó-
—¿Qué? ¿De qué estás hablando?— Preguntó Alex casi gritando, no esperó la respuesta porque salió corriendo para buscarla, saber si aún estaba en la puerta, pero no era así, no había rastro ni del auto en el que estaba.
Alex se quedó bastante tiempo en la puerta esperando que la noche cubriera sus sentimientos, no podía entender para que le había avisado temprano que viajaba, y que le esperara en la casa de su padre si se iba a desvanecer como la espuma en el inmenso mar, su corazón estaba lleno de muchos sentimientos y preguntas, pero no podía llegar a un acuerdo dentro de sí, para saber que sentir exactamente, ni siquiera podía enojarse porque ni siquiera entendía lo que en realidad estaba pasando.
De repente, llegó un mensaje de texto, que no solo explicó las razones de su amada y madre de sus hijos, sino que el miedo invadió todo su ser.
"¿Por qué tan solito? ¿Te dejaron plantado? Deberías entrar, seguro te vas a resfriar."
El remitente hizo que sudara frío, Bruja, como había guardado alguna vez el contacto de la mujer que tanto lo había engañado, Camila Falconi.
Esa era la razón, de alguna manera Step se había dado cuenta de que esta mujer los vigilaba de alguna manera, y no iba a permitir que pusiera ni siquiera un dedo sobre sus hijos, a pesar del miedo, se alegró de lo que su mujer había hecho.
No pudo evitar sonreír, es que era muy difícil imaginar como la torpe niña, que no podía mantener la concentración o la cordura cuando despertaba en las mañanas, se convirtiera una superespía que podía esconderse a simple vista y además tuviera la capacidad de detectar a sus enemigos a larga distancia.
"No me dejaron plantado, me gusta mucho admirar cuando llega la noche y salí para ver la llegada de la luna" Escribió el mensaje como respuesta a la mujer que tanto daño le había causado a su hijo. Era su manera simple de decir, no tengo idea de que estás hablando, por ende no te tengo miedo.
Al entrar en la mansión su rostro era una tristeza oculta bajo una sonrisa mediocre, con la que intentaba ocultar su decepción por no poder ver a su familia como esperaba, y frustración por no poderla proteger como quisiera.
—¿Qué pasó? ¿Pudiste encontrarla? ¿Te dijo algo?— Preguntó Víctor, quiso darle tiempo para que pudiera procesar lo que estaba pasando, tampoco entendía mucho, pero sabía que su amiga no estaba simplemente huyendo por miedo al compromiso, sino por una amenaza real.
—No, no estaba, pero alguien más sí, ¿Sabes si Camila aún está presa?— Al escuchar ese nombre, los demás hermanos que estaban dispersos en el lobby se acercaron.
—¿De qué estás hablando?— Víctor ahora estaba muy confundido.
—Esta mañana nos llegó el periódico, un artículo mencionaba la fuga de varias presas de la cárcel para mujeres... —Explicó Kane, después de intentar unir los puntos.
—Aún está en reclusión, aunque se presentó una queja por el excesivo monto de la fianza, no solo se negaron a disminuir el valor, también se negaron a darle casa por cárcel, aún se encuentra en un reclusorio —Explicó James —He estado al pendiente de su situación, no podemos permitir que nos llegue con otra sorpresa como esa.
—Puede que físicamente esté en ese lugar, pero te apuesto lo que quieras a que está usando sus contactos del primer y el bajo mundo, es una persona que no está acostumbrada a perder —Concluyó Nate, después de todo tenía más que claro la capacidad de su maldad.
—¿Entonces? ¿Qué debemos hacer? No podemos solo quedarnos sin hacer nada —Comentó Víctor muy preocupado.
—Por ahora solo debemos esperar, no sabemos como actuar sin que nos explote en la cara —Explicó Alex, pensando en la razón por la que Step se había decidido a decir nada.
—Mejor pídeme la luna, me parece más práctico y sencillo de hacer— Dijo Víctor mientras suspiraba lentamente, pues el pedido de su amigo le parecía imposible de cumplir.
Mientras tanto, en otro lugar de la ciudad, Step colocaba a su bebé recién nacido en una cuna improvisada, el cuarto era demasiado sobrio, las paredes eran de color crema y el mobiliario dorado, la cama era lo suficientemente grande para entrar Step, con Alex e hijos, e incluso sobraría espacio para que Nate interrumpiera como siempre.
Pensar en eso la hizo sonreír, en Nate molestando en medio de ella y Alex, criticando todo y jugando con los niños, aunque quizás ni siquiera pondría un pie en esa casa, después de todo, allí habían nacido ellos, hace mucho tiempo.
Luego de colocar varios almohadones para proteger al pequeño dormilón, decidió desempacar la poca ropa que traía para sus hijos.
—¿En qué piensas mami?
—Pensaba si a tu tío Nate le gustaría venir a visitarnos aquí.
—¿Por qué? ¿Acaso no nos estamos escondiendo?
—Sí, tienes razón, nos estamos escondiendo aquí, por eso no podemos ver a tus tíos ni a tu papá, ya los echo de menos.
—Pero yo estoy aquí mami, no te preocupes, tú solo tienes que cuidar de mi hermanito, yo me encargo del resto.
—¿Cómo pude tener un hijo tan listo y dulce?— Dijo Step con una gran sonrisa en los labios —Eres un niño maravilloso.
Alguien llamó a la puerta de la habitación.
—Siga— Contestó Step deshaciendo el abrazo con su hijo mayor.
—¿Ya están cómodos?— Preguntó la mujer después de pasar a la habitación —¿Necesitan algo?
—No, estamos bien— Quien contestó fue Nathan, antes de que Step siquiera abriera la boca —Aunque si vamos a necesitar sacar la basura muy seguido, es que mi hermanito ensucia muchos pañales, aunque duerme mucho, no entiendo por qué.
—Eso es porque su cuerpo es muy pequeño, debe comer más seguido y por ende tiene que ensuciar los pañales en poco tiempo, a medida que vaya creciendo va a comer más, pero menos veces e igual irá al baño— Explicó la mujer recién llegada.
—Oh, los niños son complicados— Analizó el pequeño.
—Oh, discúlpanos Tutankamón, señor de los mil años, no me imagino ver desde tu perspectiva lo que es ser un niño— Se burló un poco Step, después de todo Nathan no había vivido ni siquiera una década, como para hablar de la niñez en tercera persona.
—¿Puedes cuidar de tu hermano un poco, mientras hablo con esta amable señora?
—Sí mami... ¿Puedo decirle abuelita a la señora?— La mujer y Step cruzaron su mirada, la de la mujer era dulce, pero la de Step era muy fría. No quería que lo hiciera, pero después de todo era el derecho de sus hijos, no algo en la que ella pudiera decidirlo, así que afirmó con la cabeza, aunque de algo estaba segura, jamás la llamaría madre.
Podía entender sus circunstancias ahora que también era madre y velaba por la seguridad y estabilidad de sus propios hijos, pero es que al final, no le llegaba a la altura de la mujer que la crío, bueno, la que la terminó de criar, después de todo su comienzo no era algo que quisiera recordar... Si ella la hubiera salvado de la mujer con la que pasó sus primeros años de vida, quizás no le guardaría tanto rencor como lo hacía ahora.
—Nos vemos en la cena, bebé.
—Claro que sí, abuelita— La mujer mayor lo miró con ternura, realmente amaba escuchar esa palabra tan dulce, estaba enternecida, había pasado muchos años sola desde la muerte de su hija menor, el divorcio fue lo siguiente, el padre de su hijita no lo amaba, era solo un compromiso por conveniencia, por la actitud indiferente a lo sucedido con su pequeña, el asco reemplazó el poco respeto que alguna vez sintió, y antes de volverse completamente loca decidió cortar por lo sano, sus padres habían fallecido, así que no había nadie que la obligara a estar en ese horrible matrimonio.
—¿Te molesta que me vea como su abuela?— Le preguntó a Step después de que salieron de la habitación.
—¿Eres su abuela? ¿No?
—Es que tu hermano y tú... Bueno, sé que no les gusta la idea de que me aparezcan en sus vidas.
—Primero que nada, te debo una disculpa, sé que hay una triste historia de nuestro nacimiento y todo eso, además he hecho las cuentas entre tu edad y la mía, y eras una adolescente cuando eso pasó, así que seguramente tomaste malas y estúpidas decisiones, todos lo hacemos, y no tenemos la excusa de ser jóvenes.
No es que no quiero, o queramos que seas parte de nuestras vidas, para Nate es más dificil, pero lo que quiero que entiendas es que puedes ser parte, solo que nunca serás nuestra madre, es que ella se ganó ese lugar, nos dio tanto amor como si fueramos sus propios hijos.
—Step, ella era su madre, siempre estuve muy agradecida por darles lo que yo no pude, quizás nos lo dio a luz, pero ustedes son sus propios hijos, igual que James y Kane, Nate y tu, son parte de su familia, no todo es cuestión de sangre, por ejemplo mi padre, ese hombre no tiene nada que ver con ustedes, y eso es realmente fantastico, y mi madre ni hablar, los hubiera hecho a ustedes muy infelices, creeme.
Esa mujer, les recordaría cada día que son fruto del amor apasionado entre dos adolecentes y por ende unos bastardos o cualquier insulto que se le ocurriera, para ella la reputación era más importante que cualquier otra cosa.
—Entonces, que bueno que no fueron mis abuelos.
—Sí, gracias por dejarme participar en la vida de tus hijos.
—Aunque no lo creas es algo que hemos hablado con Alex, y pensamos que no era nuestra decisión sino de ustedes. No puedo decir que ahora tendré una buena relación contigo, pero te juro que estpy muy agradecida que nos hayas dejado hospedar aquí, creo que es el último lugar sobre la tierra donde Camila buscaría a mis niños.
—Esta siempre será un lugar en el que te puedas refugiar, y algún día sera la casa de Nate o de Amor, lo siento, no me acostumbro el nombre del pequeño.
—Es Amorette, no te preocupes, no pensamos mucho en el nombre y nuestro hijo fue basicamente quien lo eligió, entre más lo pienso, me doy cuenta lo mala que fue la idea, pero me imagino quien estruvo detrás de la idea, así que la intención fue linda al menos.
—Así que Nate estuvo maquinando, bueno, así era su padre... Siempre pareciendo tan inocente y metiendose en problemas al final— Comentó en un nostalgico suspiro —Aunque no lo creas, Nate tiene mucho de mi personalidad, creo que por eso me odia tanto.
—Es una de las razones... Pero cambiando de tema, voy a necesitar unas cuantas cosas, entre esas que cuides a los niños, aunque no quiero que personas extrañas los vean, prefiero que esten en la casa...
—Tengo que advertirte, la hermana mayor de Camila es mi asistente personal, así que la he mantenido lejos el día de hoy porque me avisaste con tiempo, pero es normal que le pase cerca, así que por favor, llamame antes de salir o entrar de la casa, es lo suficientemente grande para ocultarlos, pero no quiero que todo se complique demás, creo que esta chica ha cortado los lazos con la mayor parte de su familia, pero Camila es su hermana menor y no sé como tomara este asunto.
—Entiendo... No sabía que era tu asistente.
—Es una historia complicada, y aunque confiaría muchas cosas en ella, no lo haré con esto, prefiero ser cuidadosa.
—Está bien...
—Ven te enseñaré varias salidas de la casa, para que vayas y vengas cuando quieras, pondré más guardias, no sé, dime que necesitas para que los tres esten seguros.
—Ok, por ahora estamos bien.
—Aún tengo algunas cosas de Elhiana cuando era bebé, ¿Te molesta si las comparto con mi amorcito?
—Pero sus tus recuerdos preciados ¿No?
—Sí, pero puedo empezar a hacer nuevos recuerdos, y bueno, no creo que Eli vaya a decir algo— Hizo un intento de sonrisa.
—No me molesta que quieras usar sus cosas, si todavía sirven, claro, cuantos años tendría Elhiana— Era la primera vez que Step llamaba a su hermana muerta por su nombre.
—Tendría veintiseis años, probablemente estaría ocupada con su carrera, su padre amaba el dinero más de lo que podía amar cualquier cosa, así que la hubiera educado así también.
—Probablemente... Pero no es bueno pensar en lo que fue y en lo que hubiera pasado, es mejor vivir el presente.
El sonido del llanto alerto la casa, era una buena acustica.
—Ya se despertó mi nieto— Estaba tan emocionada que olvidó por un momento que le había pedido permiso apenas unos minutos antes a Step para hacer parte de la vida de los niños. Step rodó los ojos.
Mientras tanto en una llamada.
—Averigue que llegó a la ciudad con su hermano mayor, pero no pude averiguar la hora, así que los esperé en la casa de su padre, pero no traían el niño con ellos...
—No tendríamos que vigilarla sino fuera una mujer tan astuta, si queremos saber donde esta ese niño, es mejor vigilar a Alex, nunca ha pasado tanto tiempo separados, ella podrá ser su madre, pero ha estado fuera de su vida, que el niño llorará por ver a su querido papá— La voz de Camila a traves de la llamada telefonica sonaba como un puchero ficticio.
—Señorita, ¿Qué hacemos respecto a Damián?
—No te preocupes, ya nos ocuparemos de ese traidor, si le damos su merecido primero, Lauren estará alerta y no podremos tocarla nunca, así que por ahora es imprencindible encontrar al niño, es la mejor manera de destruirla, desde adentro primero— Camila sonrió, si le pasaba algo a Nathan no había manera de que la culparan a ella, después de todo aún seguía presa e incomunicada.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro