Cap 8
Lauren's POV
Hailee era una chica estupenda, habíamos congeniado a la primera. Era fácil llevarse con ella y mis amigas la adoraron apenas la conocieron. Tenía esta personalidad que simplemente te permitía quererla al instante, era estupenda.
Ese día anduvimos recorriendo gran parte de la gran ciudad de New York, mostrándole lugares que frecuentábamos seguidamente en grupo. Me había dicho que su padre le obsequiaría un auto para sus dieciséis que sería en diciembre, y claramente ya estábamos invitadas.
En cuestiones familiares no había indagado mucho, solo sabía que sus padres eran separados, ella vivía con su mamá y su papá tenía otra esposa e hijo en Londres. Aún no tenía la oportunidad de conocer a su madre, pero mamá me había dicho que era una mujer estupenda y que este sábado ella iría a una cena en nuestra casa, así que tampoco me preocupaba.
—La peli iniciara en cualquier momento. —Kendall comentó revisando su reloj de pulsera. —Será mejor que vayamos al cine. —dijo sonriéndome y estirando su mano para que la tomara.
—Bien, ¡vamos! —exclamé, entrelazando mi mano con la de mi novia.
— ¿Qué película veremos?—preguntó Hailee mientras caminaba a mi lado y junto a ella, mi hermano Patrick con Keana –quienes se veían muy juntos últimamente- y mi hermana mayor Megan, conversando con Alexa, nuestra prima.
—No lo sé. —me encogí de hombros. —Vero y Kendall se encargaron de comprar los boletos.
Kendall me sonrió y luego le dio un guiño a Hailee.
— ¿Te gustan las pelis de terror? —le preguntó mi novia.
Y Hailee sonrió como niño en juguetería mientras mi hermana rodaba los ojos y Alexa suspiraba.
*
— ¡Dios! Esa película fue fascinante. —chilló mi nueva amiga cuando salimos de la sala.
—Eso estuvo del horror. —escuché como Keana se quejaba, las películas de terror no solían ser sus favoritas.
—Si mi mamá la hubiera visto, habría salido llorando. —comentó Hailee. —Ella detesta esas películas, si la ve es por complacerme.
—Eso es genial. —comenté. —Mamá no las ve ni por mí, ni por nadie.
—Mi mamá es la mejor. —continuó mientras caminaba a mi lado pues los demás iban con rapidez al patio de comidas. —Ella es super cool, además su edad ayuda. Es muy joven, cuando la conozcas te caerá muy bien. —dijo dándome dos golpecitos en el hombro.
—Entonces, esperaré ansiosa conocerla. —respondí.
Me sonrió para después acercarnos al puesto de McDonald's donde estaban los demás. Mi hermano se estaba encargando de ordenar los pedidos de los demás. Yo abracé a mi novia, hundiendo mi nariz en su cabello, aspirando su aroma. Ella es realmente preciosa y la quiero mucho.
Teníamos cuatro meses como pareja oficial, pues antes la pasábamos tonteando. Yo había "salido del closet" frente a mis padres a los catorce años, cuando me di cuenta que me gustaban las chicas gracias a mi pequeño enamoramiento por una chica mayor a mí, Ashley Benson.
Lastimosamente, ella estaba en último curso y tenía novio, quien curiosamente era mi hermano que para ese entonces aún estaba en el colegio y era el quarterback del equipo. Así que solo me limite a observarla de lejos.
Mi madre estuvo histérica por el primer mes, pero poco a poco se le fue pasando. Su aceptación y apoyo era lo que yo más necesitaba, y la obtuve. Ya saben: lento pero seguro.
Mi padre, a diferencia de mi madre, me apoyo desde el primer momento, claro que después de darles la noticia estuvo shockeado por un momento; no es fácil asimilar que tu hija de catorce años te diga con toda seguridad que le gustan las chicas.
Y eso fue lo que a él le agrado, el hecho de que fuera valiente al enfrentarme a ellos tan joven y afirmar mi sexualidad. Según él, tenía una gran admiración por mí, y el que mi padre me diga eso, es de las mejores cosas que me han pasado en la vida.
Por otra parte, la conversación con mis hermanos fue las más fácil y divertida, ninguno de los dos se lo tomó en serio al inicio, pero no era porque no me creyeran, sino que querían aligerar el ambiente y no ponerme nerviosa. Eso era lo que adoraba de ellos, sabía que pasase lo que pasase, ellos siempre estarían para mí, después de todo era la pequeña de la casa.
Patrick había dicho estar feliz por no tener que preocuparse de algún chico, porque él siempre será celoso, incluso con Megan, quien aun siendo la mayor, no se salvaba del 'hermano celoso'.
Y cuando empecé a salir con Kendall, él fue el primero en enterarse y la razón principal fue que yo no sabía cómo ligar, y bueno, mi hermano tenía fama de rompecorazones.
No puse en duda ninguna de las técnicas que me dio para conquistarla, pues fueron dando resultado hasta que empezamos a salir a escondidas, sin ningún título ya que ella tenía que hablar con sus padres primero.
Tenía un punto a mi favor dado a que ellos me adoraban, y cuando Kendall llegó al colegio un día, diciéndome que les había contado a sus padres y que querían que fuera a cenar ese fin de semana, no lo dudé y le pedí que fuera mi novia.
Nuestra relación era linda, por así decirlo. Ella me gustaba y mucho, me gustaba abrazarla, acariciarla. Sus besos me fascinaban, pero nunca había experimentado esa sensación de vértigo al estar junto a la persona que amas, o las tan clichés mariposas en el estómago.
Realmente deseaba sentir algún día esas cosas, como en los libros que leía. Como lo que sentí el día que vi por primera vez a la mujer de mis sueños en el aeropuerto.
Suspiré.
Camila Cabello ha sido mi más grande crush en la vida, incluso más que Ashley. Esa mujer es simplemente maravillosa, inteligente, talentosa, hermosa... ella es perfecta. Siempre había deseado conocerla y ese día, ese día sentía como si mi mundo se fuera a desbaratar. Su mirada; esos ojos marrones me habían atacado.
Mi corazón pálpito frenéticamente contra mi pecho, mis rodillas fallaron y por un momento sentí un extraño movimiento en mi estómago... como las mariposas de las que había leído.
Yo deseaba a Camila Cabello con todas mis fuerzas, la deseaba con tanta intensidad que había noches en las que la soñaba.
A Kendall la quería. Pero a esa mujer -estaba completamente segura- la amaba. La amaba y la tendría, ahora que la vi en persona, y que la volveré a ver en la firma de libros, no me cabía la menor duda que ella era la mujer de mi vida.
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