Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cap 2

Camila's POV

Aún no puedo creer que esto me esté pasando, hace nueve meses era una chica normal y, justo en este momento, estoy por convertirme en madre. Esta más que claro que mi primera vez no fue como lo había imaginado alguna vez, pues ni siquiera lo podía recordar. En estos momentos, mientras los fuertes dolores en mis caderas me atacan, estoy odiando plenamente a mis amigas y mi hermano, sobre todo a él, el responsable de esto: Andrew. Y, aunque sé que no es su culpa únicamente, pues yo también tengo mi ración de culpabilidad, no hallo la manera de calmar mi dolor si no es culpándolo y apretando su mano con todas mis fuerzas, otorgándolo en poco de dolor, nada comparado con el mío.

—Auch Camila. —gimió de dolor cuando clave mis uñas en su mano.

— ¡Cállate! —le grité, desesperada por este fuerte dolor. —Tu hija me está matando. —grité. Cada vez dolía más.

— ¡No seas dramática Mila! —exclamó, sin soltar mi mamo, pues muy en el fondo sabía que merecía sufrir un poco.

— ¡¿Dramática?!—gruñí, él sonrió. Debía estar bromeando. Aunque muy en el fondo, yo sabía que él estaba tratando de distraerme, pues verme en este estado le dolía.

Andrew y yo habíamos aprendido a convivir después de haber despertado en la misma cama, desnudos, al día siguiente de la fiesta; el día en que mi vida había dado un giro de ciento ochenta grados sin yo saberlo aún. No hay que ser adivinos para saber lo que había sucedido.

Ese día había sido una locura, ninguno de los dos recordaba lo que habíamos hecho la noche anterior, mucho menos de como habíamos acabado ambos, en aquella cama.

Yo solo tenía vagos recuerdos. Lo único que podía recordar, y a veces no sabía si era sueño o recuerdos, era hasta una hora después de haber llegado a la fiesta. Justin se había ido a bailar con Selena, claro que sentía su mirada en mi a cada momento, pues mi hermano era demasiado celoso. Recuerdo que estuve con las chicas, quienes poco a poco, me fueron dejando sola, pues las invitaciones a bailar les llovían y yo no era quien para impedirles divertirse.

Sé también que lo vi, él entro como un rey pues todas las miradas se dirigieron a él. Recuerdo que se acercó, hablamos, bebimos y, como fue mi primera vez, tanto en una fiesta como bebiendo, me pase de la raya.

He ahí el inicio de mi estado actual. Después de aquel desastre, nos habíamos cambiado y yo había salido en busca de mis amigos. Mi hermano se encontraba junto a Selena, dormidos en el sofá, mientras Dinah, Normani, Ally y Tay, se habían instalado en la sala. Austin era amigo de Justin, así que al parecer

les había ofrecido que se quedaran, ellos son de ese tipo de personas que se amanecen en la fiesta, otra de las razones por las cuales no aceptaba salir con ellos. Junto a Andrew, encontramos a más personas en la sala, dormidas, entre ellos dos amigos del ojiazul. En ese momento acordamos no contar a nadie lo sucedido, guardarlo como un pequeño secreto.

Y así lo hicimos, pues desde entonces, nos hicimos buenos amigos. Él era dos años mayor que yo y estaba en último año, pronto a graduarse, pero en otro instituto. Las chicas al conocerlo, quedaron hipnotizadas por sus ojos y aquella radiante sonrisa, porque, aunque no me gustara ni me llamara la más mínima atención, no podía negar que Andrew tenía lo suyo.

No fue hasta el segundo mes de habernos hecho amigos que nos enteramos; estaba embarazada, pues dada la confusión y los vagos recuerdos en nuestras memorias, el juraba haberse cuidado. Cuando me enteré, entre en pánico y era normal pues yo esperaba que aquella noche no tuviera secuelas y no tener razones para recordar lo que había pasado entre nosotros. Después de todo, era nuestro secreto, nadie debía enterarse.

Al final todos se enteraron.

Andrew se portó de una manera que jamás me hubiera imaginado, pues en el momento en que analicé las cosas y supe que debía contárselo, imaginé todo tipo de reacciones; pero nunca pensé que el llegaría a llorar, pidiéndome perdón y prometiendo que cuidaría del bebé y de mí.

Aquello si me sorprendió, pues, aunque lo fui conociendo en esos dos meses y nuestra amistad se consolidó, jamás pensé que se lo tomaría de esa manera. Habrá sido el escuchar las historias de chicas abandonadas por los padres de sus hijos lo que me llevo a pensar que quizás él haría lo mismo.

De todas formas, me sentía mal, un hijo es una gran responsabilidad y yo no quería arruinar nuestras vidas, aun éramos muy jóvenes. En ese momento unos sinnúmeros de opciones pasaron por mi cabeza, pero Andrew enseguida las descartó, afirmándome que aquello había sido nuestro error y debíamos afrontarlo, pues el haría lo posible para mantenernos a ambos bien.

Y le creí, y no me decepcionó.

El momento de contárselos a nuestros padres fue el más difícil, el me pidió hablar con mi padre después de haber charlado con el suyo. Tenía que pedirle trabajo si quería mantener a su futura familia.

Andrew venía de una familia millonaria, su padre era dueño de una de las empresas constructoras más grandes del país. Lo había conocido un día en el que Andrew nos había invitado a pasar un domingo en su casa, exactamente un mes después de la fiesta.

Justin estuvo a punto de matarlo, pero después de recalcarle que me había dejado sola esa noche y que, si me hubiese cuidado, nada de eso pasaría, el aparentemente reaccionó, eso y que Selena le propinó una buena bofetada tratando de tranquilizarlo. Al menos supo entenderlo y notó como Andrew se preocupaba porque todo estuviera bien conmigo, entonces ahí, mi hermano lo aceptó, sobre todo, lo apoyo el día en el que le contó a mis padres.

Andrew había conseguido salir vivo de la conversación con sus padres y los míos, claro que papá estuvo a punto de matarlo, si no hubiera sido por el hecho de que Justin y Shawn, el mejor amigo de Andrew, estuvieron ahí, atentos. A mi padre sobre todo.

El contárselo a mis amigas fue una locura, pues inmediatamente fueron haciendo planes para el babyshower, bautizo, cumpleaños..., creo que hasta armaron la boda de mi bebé.

Andrew y yo seguíamos siendo amigos, amigos que pronto tendrían una hija, aún recuerdo el día en el que nos dijeron su sexo, él estaba tan feliz que apenas salimos del hospital junto a su madre y la mía –quienes se volvieron buenas amigas, al igual que nuestros padres–, nos llevó al centro comercial, donde compró tanta ropa, que imaginaba, no cabrían tantas bolsas en el auto.

Nuestros padres supieron entender que entre nosotros no había más que una buena amistad. Así que, aunque mi padre quería, no nos obligaron a casarnos, pues él no quería que fuera madre soltera, aunque yo sabía que Andrew estaría siempre conmigo, apoyándome.

Es por eso que yo aún vivía en mi casa, solo que mi habitación le habían hecho una pequeña remodelación, ampliándola un poco y ubicando la pequeña cuna de mí bebé, cerca de esta había una mecedora, un cambiador y el pequeño guardarropa de Hailee, mi hija. De ahí el resto seguía en su lugar, mi closet, mi escritorio, mi cama, todo donde pertenecía.

En el transcurso de mi embarazo había contado con el apoyo de mis amigas, mi familia y sobre todo, con el apoyo de él. Nuestra amistad se fortaleció a tal punto que nos habíamos convertido en mejores amigos y estoy segura que no habría podido pedir un mejor padre para mi hija, pues Andrew era el mejor.

Solo había un pequeño problema, él pronto se marcharía, pues tenía su futuro en Londres, donde iría a estudiar, y yo no me opondría. Él había decidido quedarse en Miami y estudiar ahí, pero yo le había dicho que no, pues su sueño siempre había sido ese, y aunque le doliera dejar a Hailee, había aceptado, pues yo sabía, que aunque estuviera lejos, siempre podría contar con su ayuda. Después de todo mi madre y su madre me ayudarían con el cuidado de la pequeña, pero él no se iría hasta que nuestra hija haya cumplido su primer añito.

Una fuerte contracción me atacó, trayéndome al presente, al momento en el que mi pequeña estaba por nacer. Andrew había conseguido mantenerme calmada por un tiempo, mientras me sumía en mis pensamientos, recordando todo lo que habíamos vivido durante estos nueve meses.

Sus ojos, aquel mar azul que me encantaban y esperaba nuestra hija los tuviera también, me veían con desesperación. Estaba sufriendo al verme de esa manera, me lo había dicho, pero también por mi fuerte agarre en su mano.

—Calma Mila, pronto pasará. —me susurró cariñosamente. El doctor ingresó finalmente al quirófano.

—Camila, es hora de traer a tu hija al mundo. —dijo antes de empezar su trabajo y pedirme pujar.

Andrew me permitió apretar su mano con más fuerza. Él sabía que merecía al menos sufrir un poco junto a mí, después de todo estábamos juntos en esto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro