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Cap 19

Camila's POV

Aún no podía creer lo que había sucedido en la cocina hace menos de quince minutos. Y aunque parece algo malo, estoy completamente segura que no me arrepiento. Me sentí tan bien y tan feliz. Aquel beso me había hecho suspirar. Nunca nadie me había besado de esa manera ¡y me encantaba! Ahora, me moría por volver a besarla.

Suspiré tras dejar el postre de tres leches en la nevera, y empecé a ordenar la cocina. Hacer postres era una de mis cosas favoritas para des estresarme, había aprendido de Ally. Sin duda alguna tuve una gran mentora.

Sonreí viendo toda la cocina ordenada y rápidamente me dirigí al patio trasero, donde estaba la piscina temperada. La luz del sol entraba a través de aquellos grandes vidrios que cubrían la piscina. El lugar era muy espacioso. Sin duda, Drew había pensado en todo al comprar esta casa.

Nina se encontraba con el pequeño Jake en los escalones de la piscina, mientras le ayudaba a jugar dentro del agua. Patrick y Drew conversaban animadamente y bebían cerveza, mientras se hacía la barbacoa.

Los chicos estaban metidos en la piscina, aunque algunos se encontraban recostados en las sillas, disfrutando del sol que se colaba por los vidrios.

Hailee estaba dentro del agua, riendo como loca mientras Charlie, uno de sus nuevos amigos, la llevaba en los hombros. Vi a Drew fruncir el ceño, él definitivamente era un padre celoso, pero pronto Patrick lo distrajo con la conversación. Aunque, regresaba la mirada de vez en cuando, solo para asegurarse.

Caminé hasta quedar sentada en el borde de la piscina, cerca de los escalones, mirando a Jake chapotear. Me recordaba mucho a Hailee cuando se metía a la piscina en casa de sus abuelos de pequeña, era muy animada y arriesgada, igual a su padre.

—Hailee se divierte como nunca. —dijo Nina, sonriéndome.

—Lo sé, me hace feliz. —dije, viendo en dirección al grupo de mi hija.

Ahora podía reconocer a cada uno de los amigos de Hailee, y por lo poco que había llegado a hablar con cada uno, o de lo que Hailee me ha dicho, se nota que son buenos chicos.

—Ella se ve muy feliz. —asintió Nina.

—Sí, mucho. —sonreí.

Kendall se encontraba fuera de la piscina, recostada en una de las sillas junto a Alexa. Se me hacía muy raro que no estuviera pegada a Lauren, pero realmente lo agradecía. No quería ser mala con ella, porque ella ha sido una gran amiga para mi hija y eso es algo muy importante para mí, sin embargo, no puedo evitar sentirme celosa al verla junto a Lauren.

Dejé de pensar en esas cosas y me concentré en los chicos dentro del agua. Lauren llevaba a Lucy sobre sus hombros mientras esta forcejeaba con Hailee esperando derribarla, pero Charlie se mantenía fuerte, mientras que Lauren parecía estar más cansada.

Sonreí por lo tierna que se veía jugueteando y con las mejillas levemente sonrosadas y el cabello alborotado. Esa chica era perfecta.

Una pequeña carcajada se me escapó al ver caer a Hailee de espaldas al agua. Keana se había encargado de hacer que Charlie perdiera el equilibrio y así perdieran. En parte le agradecí, porque mi linda ojiverde estaba demasiado cansada, pero también había afectado los resultados del juego, lo que hacía a Hailee y a Charlie perdedores. Aunque eso pareció no importar, porque cuando Hailee salió a la superficie, saltó sobre Keana y empezaron una guerra que terminó en grandes carcajadas.

Y me hacía completamente feliz verla sonreír de esa manera.

—Metete al agua, Mila. —dijo Nina.

—Mmm... en un rato. —respondí, nerviosa.

Nina estaba en traje de baño, ella tenía un cuerpo perfecto y aunque muchas veces mis amigas me recordaban que aun poseía un gran cuerpo, no podía evitar sentirme intimidada y nerviosa. Tenía a varios adolescentes a mí alrededor. Lauren estaba ahí ¿Y si ya no le gustaba al verme en traje de baño? Yo era una mujer de treinta años, con una hija adolescente. Simplemente tenía miedo.

—Vamos Mila, si tienes un cuerpazo que mostrar. —sonrió Nina, dejando a Jake en los escalones para luego acercarse a mí. —A poco no quieres que cierta ojiverde te vea en bikini. —susurró, con una sonrisa maliciosa.

Abrí mis ojos en sorpresa y la miré. Ella estaba sonriente, parecía feliz, mientras yo estaba a punto de entrar en un cuadro de ansiedad ¿Nina nos había visto?

— ¿Tu...—balbuceé.

—Alégrate que fui yo. —sonrió. —Estabas tan sonrojada cuando entré en la cocina. —se burló. —Oye enserio, esa chica ha estado todo el tiempo pendiente a que salieras, y cuando llegaste se puso tan feliz.

Sonreí al imaginarla.

—Así que vamos a que te pongas un bikini para que la deleites, seguramente está esperando a verte de esa manera.

— ¿No estas enojadas, confundida o algo? —pregunté.

— ¿Enojada? —preguntó. —Bueno, sí, lo estoy. Estoy enojada contigo Camila, pero porque no me lo contaste antes. —dijo, cruzándose de brazos y haciéndose la ofendida.

—Lo siento. La verdad estoy confundida que lo tomes tan bien.

—Mila en la mañana estábamos hablando de tu felicidad, y sinceramente mírate ahora; estas sonriendo como una idiota adolescente de quince años que se ha enamorado del chico popular de la escuela... o bueno, de la chica.

— ¿Gracias?

—A lo que quiero llegar es... no me importa si es una chica, claro que esta jovencita..., lo importante es que seas feliz. Ya te dije. Conózcanse bien, y si crees que funcionará, pues, se lo contarán a Hailee. Los demás son lo menos importantes. —dijo, con una linda sonrisa.

—En serio, muchas gracias Nina. —sonreí, abrazándola de costado.

—De nada Milita, eres como una hermana para mí y solo quiero que seas feliz.

—Yo también. Tenía mucho miedo asimilar lo que me pasaba con Lauren, pero ella insistía y yo simplemente ya no pude resistirme. Ella es muy linda y tierna, no se... me encanta cómo se comporta con Hailee, incluso la protege. —suspiré. —Hoy fue nuestro primer beso, no nos habíamos visto en varias semanas y sinceramente ya extrañaba verla. —confesé. —Lo único malo es que ella tiene novia, pero me dijo que con ella no sentía lo mismo que cuando estaba cerca de mí. —dije, sonrojándome.

—Camila Cabello, sedujo a una adolescente de dieciséis años. —dijo, burlándose. —Si no estuviera felizmente casada, te pediría el secreto. —dijo, haciéndome reír.

—Cállate, que no hice nada importante.

—Bueno, pero ahora ve a ponerte el bikini para que la impactes por completo y así termine pronto con su novia. —sonrió malvadamente.

—Eres una idiota. —reí, levantándome del lugar.

Ella se encogió de hombros y regresó al agua con Jake. Dirigí nuevamente mi mirada al grupo de adolescentes y me encontré con unos ojos verdes mirándome atentamente. Sonreí y mordí mi labio inferior para después darme la vuelta y caminar al interior de la casa.

Lauren's POV

—Ya vuelvo, iré al baño. —dije rápidamente al grupo de chicos, sin embargo, nadie me prestó atención ya que estaban concentrados en el juego.

Nadé rápidamente a los escalones y los subí a una gran velocidad. Necesitaba volver a besarla y aprovecharía el que entró nuevamente en la casa.

—Lauren. —la voz de la madrastra de Hailee me detuvo.

— ¿Mandé? —pregunté sonando más desesperada de lo que quería. Ella simplemente sonrió.

—Fue a su habitación. Solo asegúrate de que nadie las vea esta vez. Fruncí el ceño, tratando de entender. Mis ojos se abrieron por completo al

comprender de qué se trataban sus palabras. — ¿Usted...

—Vete ya. —chilló.

Eché un vistazo alrededor y noté que todos seguían concentrados en lo que hacían, incluso Kendall que se había mantenido apartada de mí casi todo el tiempo, conversando con la rubia. Tampoco era que me importara demasiado, así tenia carta libre y podía escaparme para estar con Camila.

—Claro. —le sonreí y, tras pasar rápidamente la toalla por mi cuerpo, corrí dentro de la casa.

Rápidamente subí las escaleras, conocía la habitación de Camila, sabia cual puerta era pero jamás había entrado ahí, y estaba emocionada. La puerta estaba entreabierta y pude ver a la linda morena despojarse de su ropa, quedando en un sexi bikini color blanco.

¡Mierda! Como me pone el blanco, pensé.

Ella estaba parada frente a un espejo, revisando su cuerpo. No sé en que estaría pensando ella, pero en lo único que yo pensaba era en que esa era la mujer más sexi del mundo y me tenía completamente mal.

No pude aguantarme más y me metí en su habitación, haciendo que se sobresaltara, pero luego sonrió al darse cuenta que se trataba de mí. Cerré la puerta con seguro y me acerqué a ella, apretándola nuevamente entre mis brazos.

—Camila...—suspiré, hundiendo mi nariz en su cabello, mientras sentía su piel pegada a la mía.

Ella pegó su espalda a mi pecho, intentando dejar el menor espacio posible entre nuestros cuerpos.

—Tengo tantas ganas de volver a besarte. —suspiré. —Quiero besar todo tu cuerpo, acariciarte... —suspiré, mientras una de mis manos acariciaba su vientre.

—Eso es muy apresurado, Lauren. —dijo ella, con la voz temblorosa.

—Entonces solo quiero besarla. —dije, dejando un beso en su cuello.

—Yo también. —dijo, dándose la vuelta entre mis brazos, quedándonos frente a mí.

Mis manos bajaron a su trasero ¡esto se sentía genial! Me encantaba poder tocar su cuerpo, me encantaba ella, en todos los sentidos. Sus brazos rodearon mi cuello, yo era un par de centímetros más alta y me encantaba la diferencia.

Sus manos acariciaron mi nuca, mientras mis manos acariciaban su glorioso trasero. Nuestros labios se encontraron y nos besamos como si lleváramos un siglo haciendo esto. Nuestras bocas se conocían tan bien, aunque hace poco se presentaron. Simplemente todo era magnifico con esta espléndida mujer.

Apreté su trasero, logrando obtener un gemido de su parte. Jamás había hecho algo parecido. Kendall y yo no nos tocábamos de esa manera. No me entraban las ansias de tocarla de esa manera, mientras Camila despertaba todo eso en mí.

Logré levantarla y que rodeara mi cintura con sus piernas, y ella simplemente sonrió sin dejar de besarme.

La llevé hasta la cama y la dejé caer lentamente mientras nuestros labios seguían pegados. Yo caí sobre ella y sostuve mi peso con mis codos mientras continuaba besándola húmedamente. Su lengua y mi lengua explorándose.

Mi mano derecha continúo acariciando su trasero y bajaba por sus muslos, para regresar a ese glorioso culo que tenía. Una de sus manos acariciaba mi mejilla delicadamente ¡Esto era el cielo!

—Lauren, no. —Camila se separó levemente de mí, al sentir como mi mano intentaba meterse en su ropa interior.

—Lo siento, pero verla así me emociona. —sonreí inocentemente, dejando mi mano en su pierna.

—Solo besos por ahora. Por favor. —dijo ella, haciendo un hermoso puchero. —Solo besos. —asentí, acercándome para besarla de nuevo.

Yo aceptaría todo lo que ella podía darme.

Éste era el maldito mejor día de mi vida, al fin la tenía, ahora solo debía mantenerla conmigo sin importar lo que los demás digan. Pero debía arreglar muchas cosas, como terminar mi relación con Kendall. Aunque todo valdrá la pena, esta mujer vale la pena.

Camila's POV

—Lauren, ve con Haiz. —dije, alejándome de sus labios.

—En un segundo. —dijo ella, besándome de nuevo. Yo simplemente no me podía negar.

Amaba besarla.

Habían pasado tres días de nuestro primer beso. Aquella tarde en la piscina se nos hizo casi imposible, o al menos a mí, dejar de pensar en nuestros besos, así que cada mínima oportunidad que teníamos de escabullirnos para besarnos, la aprovechábamos. Nina nos ayudó en varias ocasiones y le debía mucho ahora.

Andrew adoró a Lauren desde el primer instante en que hablaron. Él adoraría a cualquiera que hiciera feliz a su hija, y simplemente Lauren se preocupa por Hailee. Ella es una gran amiga para mi hija.

Esa noche cuando se fueron, no logramos despedirnos como habríamos deseado, pero eso no la detuvo. Casi a la media noche la tuve fuera del balcón de mi habitación, y no pude evitar derretirme de cariño al verla ahí, abrazándose a sí misma y temblando levemente por el frío que hacía. Todos en la casa ya estaban dormidos, así que cerré con seguro mi habitación y abrí la puerta corrediza, dejándola entrar.

Ella no tardo nada en tomarme entre sus brazos nuevamente y besarme como si su vida dependiera de ello, para después dejarme sobre la cama y seguir besándome. Estuvo junto a mí por casi una hora, hasta que tuvo que irse, aunque ninguna de las dos lo deseáramos.

Y ahora estaba aquí nuevamente, y ambas corríamos riesgo que nos llegaran a encontrar.

—Debes irte antes de que venga. —dije seriamente, apartándome de ella.

—Sí, lo sé. —respondió, arreglando su cabello.

— ¡LAUREN! —la voz de Hailee resonó por toda la casa, se suponía que ellas dos estaban haciendo tareas y por esa razón la ojiverde aún no se marchaba a su casa.

— ¡VOY! —respondió Lauren.

—Debes ir, en cualquier momento llegarán Andrew y Nina. —le recordé, acercándome y dejando un pequeño beso en sus labios.

—Bien. —refunfuñó, como una pequeña.

—Eres adorable. —sonreí.

Ella sonrió con las mejillas sonrojadas.

—Iré con Hailee. —dijo, saliendo de la cocina.

— ¿No olvidas algo? —pregunté, dejando la carne sobre la tabla de picar. Ella volvió sobre sus talones y caminó hasta mí, con una enorme sonrisa. —Alto ahí vaquero. —la detuve, poniendo mi dedo sobre su pecho.

— ¿Qué? —sonrió, con esa sonrisa suya que me hacía delirar.

—No me refería a eso Laur, me refería a las galletas que Hailee te mando a ver y la razón por la que bajaste.

—Ahhh. —asintió. —Pero no hace daño un beso más. —sonrió, intentando acercarse.

—No Jauregui. Hailee bajará en cualquier momento. —dije seriamente, alejándome de ella para tomar el bote de galletas. —Toma, y ve a trabajar. —ordené.

Ella no paraba de sonreír tan hermosamente que no sabía hasta que momento sería capaz de resistirme.

—Está bien, pero esta noche regresaré. —dijo, tomando el bote de galletas y caminando lentamente de espaldas a la salida de la cocina.

—Vete ya. —regañé y ella soltó una pequeña carcajada, dándose la vuelta y corriendo fuera de la cocina.

Yo negué y sonreí mientras tomaba el cuchillo y empezaba a hacer la cena. Nina tenía razón, debía darme una oportunidad y no pensar tanto las cosas. Dejarme llevar por mis sentimientos. Lauren lograba despertar tantas emociones en mí, cosas que nunca ningún hombre logró, y el deseo era una de ellas. La deseaba como jamás deseé a alguien en mi vida.

Dinah ya estaba enterada de lo que había empezado a ocurrir entre Lauren y yo, y estaba emocionada de que me había decidido dar ese paso. Yo también lo estaba. Claro que debía contárselo a mis demás amigas, y no sabía de qué manera reaccionarían, pero Dinah prometió que las prepararía para la noticia.

En dos días sería el viaje a Miami para la fiesta de cumpleaños de Hailee y no me había dado cuenta que yo también estaba emocionada por lo que sucedería. Mi hija había cumplido los dieciséis aquel lunes y sus amigos le habían hecho una pequeña reunión sorpresa. Compraron bebidas y mucha pizza para pasarse la tarde echados en los muebles viendo películas y comiendo.

Yo había pedido la tarde libre cuando me enteré lo que los amigos de mi hija habían decidido hacer, y me uní a ellos al igual que Nina y Drew. Ellos no se molestaron debido a que Drew hizo otra enorme orden de pizzas para la cena.

Yo había logrado sentarme cerca de Lauren, y como el día anterior, la ojiverde y yo nos escabullimos un par de veces para besarnos. Me sentía como una adolescente. Ella me hacía vivir y me encantaba como me sentía al estar cerca de ella, al besarla.

Escuché la puerta principal abrirse, y segundos después los pequeños gritos de felicidad de Jake se escuchaban por toda la casa. Nina llegó a la cocina, con una gran sonrisa en su rostro.

— ¿Qué sucede? —pregunté.

—Drew y yo apostamos a ver quién podía comer más rápido dos hamburguesas, yo le gané y ahora debe bañar y vestir a Jake. A él no le gusta bañarlo porque es muy relajoso en la bañera. Además, Jake se le está burlando. —me contó Nina.

Sonreí y continúe con mi trabajo.

— ¿Qué te paso en el labio, Camila? —preguntó Nina, mientras sacaba una botella de agua de la nevera. La vi, su sonrisa bromista seguía ahí.

—Lauren bajó por unas galletas. —respondí, sonrojándome.

—Seguro que bajo por las galletas. —dijo con su tono burlón. —Pareces una

adolescente Camila... y me gusta eso. —sonrió, sinceramente.

—Ella me hace, no se...—suspiré. —Cada que se acerca mi corazón late muy rápido, y siento tantas ganas de que me abrace y me bese. —cerré los ojos y mordí mi labio inferior. —Pero tengo miedo, ella es mucho menor y puede que algún día se aburra de estar con una vieja. —torcí mis labios, abrumada con tan solo el pensamiento de no poder volver a besarla.

—No pienses en esas cosas, ya te dije, concéntrate en el presente y disfruta lo que esa adolescente puede darte. Disfruta lo que ella puede hacerte vivir. —me dijo Nina.

—Además, no estas vieja. Pero si tú piensas que sí, te diré que eres una vieja muy sexi. —dijo, haciéndome reír levemente. —Ya deja de comerte la cabeza con esos pensamientos, y disfruta.

—Gracias Nina, realmente has sido un gran apoyo para mi este día.

—Cuando me necesites. —respondió. —Ahora, iré a ver que Jake no haya bañado a su padre ya. —dijo, para después salir de la cocina.

Suspiré. Nina tenía razón. Definitivamente dejaría de pensar en aquellas cosas que me atormentaban, y dejaría que las cosas entre Lauren y yo siguieran su curso, y ver donde nos llevaría.

Más tarde en la noche, cuando todos estaban dormidos, Lauren llegó al balcón de mi habitación, y al igual que la vez anterior, me tomó entre sus brazos y me besó con toda la pasión que nos acechaba. Aquella noche se quedó conmigo, fue la primera vez que dormí en los brazos de alguien y sentí el calor de un cuerpo abrazado al mío, que no fuese Hailee. Era tan placentero tener a alguien en la cama junto a mí, sobre todo si era ella.

Y se sintió tan malditamente bien, sabía que estaba perdida, pero quería vivir eso por lo que me restaba de vida. Quería vivir todo junto a ella.

Antes de que amaneciera, tuvo que marcharse, no sin antes una larga y calurosa sesión de besos, y prometerme que haría lo posible porque nos pudiéramos ver esa tarde. Estaba emocionada como una adolescente, y me gustaba. Todo lo que ella provocaba en mi me gustaba.

Lauren's POV

El día había llegado por fin. Mis hermanos, mis primas y yo, ya teníamos todo listo para el viaje a Miami. Debíamos ir a casa de Hailee, donde nos recogería una Van para después llevarnos a todos al aeropuerto. Estaba completamente emocionada por mi amiga, pero más que eso, me moría por ver a Camila.

Llevábamos una semana viéndonos a escondidas, y se sentía tan bien poder tenerla en mis brazos y besarla, la quería tanto que dolía. Aún no había roto con Kendall, pues no hallaba el momento adecuado, además de que ha estado un poco alejada de mí. No me molestaba, al contrario, me hacía feliz, ya que así tenia oportunidad de verme con Camila sin tener que darle explicación.

— ¿Lista Laur? —Patrick entró en mi habitación, con su bolso de viaje en un brazo, y con su traje enfundado en el otro brazo.

Asentí y tomé el mango de mi maleta, al igual que mi vestido, que se encontraba dentro de la bolsa de viaje. Arrastré la maleta fuera de la habitación y bajé junto a Patrick, encontrando a las demás chicas en la sala. Incluso Ryan estaba ahí.

Vero, Keana y Kendall quedaron en llegar directamente a casa de Hailee, así que no nos preocupamos por esperarlas y nos despedimos de nuestros padres, para después, salir hacia la casa de Hailee. Camila se había encargado de hablar personalmente con todos y cada uno de los padres de los chicos que iríamos a la fiesta, así que todos estábamos bajo su responsabilidad. Bueno, Patrick, Megan y Rick no tanto. Ellos ya eran "adultos", o al menos lo aparentaban.

Esperaba que todos lograran comportarse adecuadamente y no le causaran problemas a Camila, no me gustaría para nada que eso pasara.

Cuando llegamos a casa de Hailee, el auto del padre de Kendall estaba estacionándose cerca. Le pedí a Patrick que llevara mi maleta, y a Lucy que llevara mi vestido, para luego acercarme al vehículo.

—Hola cariño. —saludó Kendall, dejando un pequeño beso en mis labios. Asentí y giré a Bruce, que sacaba la pequeña maleta de Kendall de la cajuela. —Hola Bruce. —saludé al padre de mi novia.

—Hola Laur. —se acercó a abrazarme efusivamente. —Cuida de Kendall, por favor. —dijo, casi suplicante, pero sabía que estaba bromeando.

— ¡Papá! —Kendall chilló, con una sonrisa.

—Claro, no te preocupes. —respondí, bromeando.

—Okay chicas, que tengan un buen viaje. —dijo Bruce, dejando un beso en la cabeza de Kendall, y luego a mí.

—Claro, conduce con cuidado. —dije, tomando el mango de la maleta de Kendall.

Bruce asintió y subió al auto, unos minutos después veíamos como desaparecía girando en la siguiente cuadra.

—Vamos. —dije, moviendo la maleta, mientras Kendall llevaba su vestido.

— ¿Qué tal estos días? —preguntó Kendall. —No nos hemos visto mucho. —dijo, haciendo una mueca.

—Si...—dije alargando la i perezosamente. Recordé lo bien que lo había pasado las pocas veces que podía estar con Camila y tuve que retener la sonrisa que amenazaba con aparecer. Debía terminar con Kendall, de eso estaba segura, pero no podía hacerlo hoy, no ahora. —Ha estado bien. —termine diciendo, encogiéndome de hombros.

—Ya veo...—suspiró. —También he estado bien. —asintió, parecía querer decirme algo, pero se mantenía callada.

Fruncí el ceño, pero lo dejé pasar. Sea lo que sea, tendríamos que hablarlo.

—Laur...—suspiró Kendall, deteniendo su andar.

Me detuve y giré sobre mis talones, quedando frente a ella. Podíamos escuchar la bulla proveniente del interior de la casa. Al parecer habían llegado un par de chicos ya.

—Dime. —dije, regalándole una pequeña sonrisa. —Yo...—susurró nerviosamente.

— ¿Qué sucede Ken? —pregunté. —Yo... yo...

— ¿Tu? —pregunté, elevando una ceja.

—Yo...—sus ojos se clavaron en los míos, pero pronto desvió la mirada. Inhaló y exhaló. Sonrió levemente y sus ojos se encontraron nuevamente con los míos. —Te quiero mucho.

Sonreí y asentí ligeramente.

—También te quiero. —dije, acercándome para abrazarla. Ella rodeó sus brazos alrededor de mis hombros y suspiró.

—Seré mejor que entremos. —dijo, separándose de mi abrazo, con la mirada nerviosa nuevamente.

—Claro. —sonreí y caminé hasta la entrada.

La puerta estaba abierta, así que entramos enseguida. Dentro ya estaban todos, conversando animadamente y comiendo pizza que seguramente Drew habría comprado. Escaneé con la mirada a todos en el lugar. Vero y Lucy, estaban abrazadas en un sillón compartiéndose una rebanada de pizza. Keana hablaba con Alexa, desviando de vez en cuando su mirada al vientre de mi prima.

Dejé la maleta de Kendall junto a las demás y continúe mi inspección. Zayn, Niall y Charlie jugaban a quien podía comer más rápido aquellas dos rebanadas de pizza, mientras Cara, Gigi –una amiga de la rubia que también iba a nuestro instituto– Kendall, y Hailee les animaban, y Patrick parecía ser el jurado. Ryan se reía y Megan comía de su rebanada.

No veía a Camila por ningún lado, no estaban ninguno de los adultos aquí.

— ¡Lauren! —Hailee notó mi presencia y corrió a abrazarme, enganchándose a mi cintura.

— ¡H! —Sonreí, devolviéndole el abrazo— ¿Emocionada? —pregunté.

—Mucho, me hace muuuy feliz que todos ustedes vayan. —dijo sonriente. Sonreí y dejé un beso en su cabeza.

—Nosotros estamos emocionados. —dije. Ella se separó y miró sobre mi hombro.

— ¡Hola Josh! —chilló Hailee.

Mi sonrisa se desvaneció al recordar ese nombre. Existía la posibilidad de que se tratara de otro Josh y no del que estaba tratando de conquistar a Camila.

—Hola Hailee. —saludó el hombre.

Me giré lentamente, encontrándome de frente con un hombre atractivo de unos treinta a cuarenta años. Era alto y de piel bronceada. Llevaba unos pantalones negros, una camisa a cuadros roja con una chaqueta de cuero, y su cabello perfectamente peinado.

También llevaba un pequeño ramo de rosas en sus manos. — ¿Qué haces aquí? —preguntó Hailee.

Mordí mi lengua y apreté mis puños tratando de contenerme.

—Vine a ver a Camila. —sonrió como típico galán de telenovela.

—Ella ya baja, está terminando de arreglar nuestros equipajes. —respondió Hailee.

Al menos conseguí saber dónde estaba Camila.

—Oh ¿A dónde viajan? —preguntó confundido.

—A Miami, por mi fiesta de cumpleaños. —respondió Hailee como si fuera obvio.

— ¡Oh! Woow, no lo sabía. —dijo Josh.

— ¿Enserio? Entonces... ¿Qué haces aquí? —preguntó Hailee.

—Solo pasaba a dejarle este ramo de rosas a tu madre. —sonrió ligeramente.

—Eso es lindo de tu parte Josh. —dijo Hailee. —Déjame las pongo en agua.

—Claro, claro...—dijo el hombre, entregándole el ramo a mi mejor amiga.

Hailee tomó el ramo y se perdió en dirección a la cocina, dejándonos a Josh y a mí en el pasillo, mientras los demás se encontraban jugueteando en la sala.

—Soy Josh Carver. —se presentó, estirando su mano para que la estrechase. Y lo hice, pero de mala gana.

—Lauren Jauregui. —susurré entre dientes.

Nos quedamos callados, escuchando la bulla que hacían los demás en la sala. Él se notaba nervioso, mientras yo moría de los celos.

Hailee regresó al pasillo en el momento exacto en que su madre hacia acto de presencia en el inicio de las escaleras. Ella estaba tan hermosa, radiante como cada día. Sonrió al notar mi presencia, y por un instante todo enojo, angustia y celos desaparecieron de mi cuerpo. En ese momento éramos ella y yo, conectadas por nuestras miradas.

Hasta que Josh carraspeó, arruinando nuestro momento.

—Hola Mila. —saludó con nerviosismo.

Camila no había notado su presencia hasta ese momento. Pero ella simplemente lo miró y sonrió levemente, en forma de saludo.

—Josh, hola. —saludó, bajando por las escaleras.

—Yo... Ahhh... yo...—balbuceó, y no lo culpaba. Es que Camila ponía tonto a cualquiera.

—Josh te trajo flores, mamá. —sonrió Hailee, poniendo una mano sobre el hombro del hombre. —Las dejé en un florero en la cocina. —avisó.

—Eso es lindo de tu parte. —dijo Camila, llegando hasta nosotros.

—Yo estaba pensando en invitarte a salir esta noche, por eso las flores. —confesó tímidamente, haciéndome enojar.

Camila me miró por sobre el hombro de Josh y me sonrió, transmitiéndome tranquilidad con ese gesto.

—Josh, yo lo siento pero...

—Sí, Hailee ya me lo dijo. —interrumpió Josh. —Lo lamento. —dijo Camila.

— ¡Pero! —Hailee se interpuso entre ambos, con una enorme sonrisa. Sabía que no me gustaría lo que mi amiga diría. —Podrías invitarlo a la fiesta mamá, así podría él ser tu pareja.

Por esos escasos cinco segundos que tardó Josh en hablar, sentí mi corazón latir a un ritmo casi inhumano.

—Lo siento Hailee, pero debo salir a un viaje en la madrugada de regreso a Los Ángeles para poder hablar con los productores. —dijo Josh, haciendo una mueca.

Y yo no pude esconder la enorme sonrisa que se apoderó de mi rostro. Camila se dio cuenta y negó levemente, sonriéndome.

—Oh. —suspiró Hailee, decaída.

—Tal vez para la próxima. —dijo rápidamente Josh.

—Sí, ¡claro! —chilló Hailee.

—Cariño, deja de decidir por mí. —interrumpió Camila. —Bueno Josh, estaremos en contacto por el tema de la película, espero que te vaya bien en tu viaje. —dijo Camila, tratando de ser cortes con el hombre frente a ella.

—Claro... sí, claro. —asintió, algo tímido y avergonzado.

Camila dejó un beso en la mejilla de Josh, para después acompañarlo hasta la puerta a que se marchara. Hailee hizo una mueca y susurró algo que no logré entender, para después ir a la sala. Camila por su parte me dio una mirada, para después ir a la cocina. Miré hacia la sala. Todos estaban distraídos, y Kendall hablaba animadamente con Cara, mientras Hailee se acercaba a Charlie.

Me mordí el labio y caminé rápidamente hasta la cocina, encontrando a Camila bebiendo de una botella de agua, recostada en el mesón. Sonreí y me acerqué a ella, tomándola de la cintura. Ella dejó la botella sobre el mármol y enredó sus brazos en mi cuello.

—Dime que nunca saldrás con él. —casi supliqué. Ella sonrió.

—No saldré jamás con él.

Asentí feliz, acercando mis labios a los suyos. La besé lentamente, dejando que nuestros labios se acoplasen entre sí, y nuestras lenguas se encontrasen.

—Sera hora de irnos. —dijo Camila sobre mis labios. —Vamos cariño, tenemos una fiesta.

Ella se alejó sonriente, para luego desaparecer de la cocina, dejándome embobada y feliz, con una enorme sonrisa que nadie podría borrar.

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