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Cap 12


Camila's POV

Llegué a Miami a las tres y treinta de la mañana, y decidí que mejor sería ir a dormir pues seguramente no me dejarían ingresar hasta mañana. Así que fui a mi casa y me acosté en mi vieja cama.

Desperté a las nueve de la mañana, con un mensaje de Hailee. Sonreí y le respondí con unos buenos días. Me contó que había visto películas hasta tarde y que hoy terminaría de ver la saga de Pesadilla en El Street con Patrick, el hermano mayor de su nueva amiga.

Ella amaba ese tipo de películas, y yo solo las veía por acompañarla. Era agradable que ahora tenga compañero para ver ese tipo de películas.

También me contó que su amiga había caído rendida a mitad de la primera película y aún dormía, mientras ella se había acostado casi a las cuatro de la mañana y a esta hora tenía tanta energía.

Rodé los ojos.

Se supone que no la llamé cuando llegué a Miami para no despertarla, cuando en realidad, ella seguía prendida a la TV a esa hora.

Tras despedirnos, me levanté de la cama y me metí al baño. Necesitaba darme una refrescante ducha con agua fría, estaba haciendo un insoportable calor y sentía que me sofocaba.

Iban a dar las once de la mañana cuando llegué al hospital. Mi padre estaba dormido en el sofá frente a la cama de mi madre. Selena me había escrito temprano, diciéndome que se llevaría a Justin a descansar, así que supuse que ambos estarían profundamente dormidos.

—Papá. —moví cuidadosamente su hombro. Él lentamente empezó a reaccionar. Bostezó y se removió en el asiento, hasta enderezarse por completo. Talló sus ojos y giró su cabeza, me miró y me sonrió.

—Kaki, cariño ¿hace cuánto has llegado? —preguntó, poniéndose de pie y abrazándome.

—He llegado en la madrugada y me he ido a casa a dormir. —respondí. — ¿Y Hailee? —preguntó, mirando detrás de mí.

—Se ha quedado en New York, en casa de una amiga.

— ¿Una amiga? Tan rápido ha hecho una amiga. —preguntó sorprendido. Él se había vuelto sobreprotector cuando se enteró lo que sufría Hailee en la escuela. Además de que mi hija había empezado a desconfiar de las personas después de todo lo que soportó, así que el que se haya permitido a si misma acercarse a otras personas, era algo definitivamente muy bueno.

—Si papá, ya sabes cómo es Haiz. Además, se trata de una buena chica, es una vecina. Su madre se presentó con nosotras el primer día e invitó a Haiz a su casa para que conociera a sus hijos... se llevan muy bien y ha hecho más amigos. Estoy realmente feliz por eso. —dije, sonriéndole.

—Eso me alegra mucho. —dijo él.

—Sí, a mi igual. —suspiré, separándome y caminando hasta la camilla donde estaba mi madre. — ¿Cómo estás? —le pregunté, mirándolo a los ojos.

Él volvió a sentarse en el mueble donde minutos atrás dormía, y yo me senté en la camilla, junto a mamá.

—He estado mejor. —dijo. — ¿Justin? —pregunté.

—Estaba mal. —negó. —Si no fuera por Selena, estaría aquí...—suspiró.

—Lo entiendo papá. —dije. —Puedes irte a descansar, Selena me dijo que has estado aquí toda la noche.

—Solo me iré, porque necesito ducharme. —sonrió. —Vendré en un momento.

Se acercó a mi madre y besó su frente. Le susurró algo al oído y luego me abrazó.

—Nos vemos en un rato. Supongo que tu hermano vendrá en algún rato. —avisó. —Okay, ve con cuidado. —le dije.

Una vez a solas, peiné el cabello de mi madre con mis dedos y acaricié su cabeza, ella estaba profundamente dormida. Dejé un beso en su frente y me levanté de la camilla. Fui al baño y me lavé la cara.

Regresé a la habitación al mismo tiempo que escuchaba mi teléfono sonar, rápidamente me acerqué al mueble, donde había dejado mi cartera, y lo saqué.

Era Dinah.

— ¡CheeChee! —conteste.

— ¡Mila! —Chilló ella, al otro lado del teléfono — ¿Estas con tu madre? —preguntó.

—Sí, estoy aquí en el hospital. Mi padre acaba de irse.

—Bien, yo estoy llegando a la habitación de tu madre...—informó— ¿Esta Hailee contigo?

—No, ella se ha quedado en New York, en casa de una amiga.

— ¡Oh! Eso es genial, me alegra que vuelva a ser la misma de antes. —comentó mi polinesia amiga, entrando en la habitación.

Sonreí y cerré la llamada.

—Si, a mí también... ella está muy emocionada con sus nuevos amigos. —le conté, tras darle un abrazo.

—Eso está bien Mila, después de lo que la hicieron vivir esos niños...— gruñó. —Ya eso es el pasado, y Hailee empezó bien su nueva vida en New York.

Dinah sonrió y rápidamente cambio el tema, como siempre indagando en mi vida amorosa, y como siempre, no obtuvo nada nuevo.

*

Selena, Justin y mi padre regresaron poco después de las tres de la tarde, dándome tiempo para salir a comer. Así que Dinah y yo habíamos decidido ir a la vieja cafetería a la que íbamos después del colegio los viernes con nuestros amigos... ¡Aquellos tiempos! Como desearía volver a tener un momento así.

Para mi sorpresa, en el local estaban mis amigas, e incluso minutos más tarde, Selena se nos unió, sin duda ella no podía faltar.

Todas estaban felices porque Hailee volviera a ser aquella chica que era antes de todo lo sucedido en su antigua escuela. Y sobre todo que haya adquirido esa confianza con su nueva amiga como para querer quedarse con ella mientras yo no estoy. Aunque yo también confiaba en que Clara cuidaría bien de mi hija.

Taylor nos contaba acerca de su turno en el hospital la noche anterior, le había tocado estar en emergencia y todo fue un caos. Había ocurrido un accidente y al hospital llegaron tres personas con heridas graves y cinco con heridas leves... de los tres, lograron salvar a dos, y Taylor aún podía recordar como poco a poco iban perdiendo el pulso del paciente, que era un chico de no más de dieciséis años que había sufrido la imprudencia de un conductor borracho.

Pensar en ese chico me hizo recordar a Hailee, cada vez que escucho que algún adolescente muere a causa de un accidente, enfermedad, o se suicida por bullying, me entra una nostalgia terrible. Yo nunca podría soportar perder a mi hija, nunca.

Dinah golpeó levemente mi hombro, y me regaló una suave mirada. Al menos sabía que Hailee estaba bien y a salvo en casa de los Jauregui, y eso me aliviaba.

Aunque no del todo, porque no pude evitar enviarle un mensaje, para verificar. De: Haiz 👽

Mamá, tranquila, estoy bien. Hace poco acabamos de ver la película y decidimos salir a comer a McDonald's con los chicos.

Respondió Hailee.

— ¿Qué haces Mila? —preguntó Taylor.

Dinah entrecerró los ojos y me miró seriamente. Había adivinado que le escribí a Hailee. Estiró su brazo y me arrebató el teléfono, guardándolo en su bolso.

—Deja que la chica se divierta. —me dijo. —No le pasara nada, dices que confías en esa tal Clara, entonces relájate un rato. No hemos estado juntas así, sin niños, trabajo y encargos desde hace tanto. Merecemos tomarnos un descanso de la vida adulta... sobre todo tú.

—Está bien. —suspiré. —Pero devuélveme mi teléfono. —le hice un puchero, pero ella negó firmemente.

—No.

Suspiré con pesadez. Iba a ser una tarde interesante.

Regresé al hospital corriendo, con mis amigas detrás de mí, después de recibir la llamada de Justin. Mamá había despertado y se encontraba un poco desorientada, y mi hermano era muy débil en estos temas. Siempre se preocupaba de más y seguramente empezaría a reclamar a los médicos la razón por la que nuestra madre estaba así.

—Justin cálmate, tu madre estará bien. Escuchaste al médico. —Selena regañaba a mi hermano cuando entré en la habitación.

Mamá estaba sentada en la cama, con mi padre a su lado. —Kaki, cariño. —sonrió al verme.

Sonreí y corrí a sus brazos, sollozando cuando sentí su aroma envolverme. Nos había dado un gran susto.

—Tranquila cariño... no seas dramática como tu hermano. —dijo burlándose de Justin, que estaba sentado en el mueble de brazos cruzados y con puchero por el regaño de su esposa — ¿Y dónde está mi linda nieta? —preguntó.

—Ella se quedó en Nueva York, en casa de una amiga. —Qué bueno que haya hecho nuevos amigos. —sonrió.

—Sí, mando saludos a todos y decirte que te quiere, y que no vuelvas a darnos estos sustos.

—No prometo nada. —Te amo, mamá.

***

Lauren's POV

Se suponía que hoy regresaría la madre de Hailee, así que ella tendría que regresar a su casa, lo cual era una lástima. La habíamos pasado genial estos días y nos conocimos mejor, y sobre todo, Hailee me había contado todo lo que sufrió en su antiguo instituto en Miami.

Al parecer no es bueno meterse con el crush de la más perra del instituto, pues según lo que mi amiga me contó, eso fue lo que inició la guerra entre Melissa, su ex mejor amiga, y ella. Y en el medio estaba Jacob, quien era tres años mayor que ellas y capitán del equipo. Al parecer al quarterback le gustaba Hailee y ¿a quién no? La chica es preciosa, pero Melissa no pensaba igual, por lo cual provocó que Hailee quedara expuesta ante todos en la escuela, y desde ese momento había empezado su tormento.

¿Lo más gracioso de todo? A Hailee no le gustaba el chico. Lo bueno es que ahora estaba aquí, y nos tenía a nosotros.

Mi nueva amiga me había pedido que aquello no se lo contara a nadie, después de todo era parte del pasado ya superado, y no era necesario recordarlo a cada instante. Lo entendí y le prometí que podía confiar en mí.

Iban a dar las once de la mañana cuando la madre de Hailee le envió un mensaje

avisándole que ya estaba en casa. Mi amiga ya tenía sus cosas arregladas, así que se despidió y se fue, después de todo la extrañaba, pues, aunque su padre estuviera pendiente de ella, al igual que sus abuelos y sus tíos, siempre habían sido ellas dos, solas... juntas, y eso había creado un gran lazo madre e hija.

Después de que Hailee se fue, decidí dormir un rato más, ella parecía nunca cansarse, pero yo sí que lo hacía.

Me desperté a la hora del almuerzo, mi madre golpeaba a mi puerta sin parar porque al parecer, llevaba mucho llamándome y yo no bajaba.

—Ya voy, madre. —gruñí, poniéndome las zapatillas.

Bajé las escaleras, saltándome un escalón y llegué al comedor, donde ya estaban todos.

— ¿Qué hacías? —pregunto Patrick, buscando molestarme.

—Estaba durmiendo. —respondí, mirándolo con el ceño fruncido. —Solo me quedan dos días de vacaciones, sin contar el fin de semana. —suspiré.

Era miércoles, y debía aprovechar estos últimos días de libertad antes de regresar a esa cárcel, llamada escuela. No entiendo como Hailee esta tan emocionada porque empiecen las clases.

—Okay...—susurró él, tomando una cucharada de sopa.

Volví a suspirar y me senté entre Lucy y Alexa, quienes ya habían empezado a comer. Yo me concentré en remover con mi cuchara la sopa, la primera semana de clases se acercaba, así como se acercaban mis cinco meses con Kendall.

— ¿Qué te preocupa cariño? —preguntó mi madre.

Levanté la mirada, concentrándome en el rostro preocupado de mi mamá. —Nada mamá, solo pienso en que se acerca el inicio de clases. —respondí. —Déjala mamá, recuerda que pronto cumple cinco meses con Kendall y seguramente está pensando que le hará... o regalara. —dijo Patrick, burlándose. Yo lo mire mal.

— ¡Ya! No vayan a empezar con sus peleas. —dijo mi madre. —Está bien. —respondimos los dos.

— ¿Saldrán hoy? —preguntó nuevamente mamá.

—No, no lo creo. Vero está en Boston. Unos familiares de Keana llegaron y no puede salir. Kendall tuvo que viajar anoche a Los Ángeles. Y Hailee, bueno... ella se acaba de ir. Además quiero dormir toda la tarde, si es posible. —dije.

—Está bien, pero primero necesito que vayas a hacerme unas compras. —pidió. — ¿Por qué no va Patrick? —pregunté.

—Porque yo debo irme en un momento a la empresa con Megan. —respondió él, sacándome la lengua.

—Está bien ¿Chicas, me acompañan? —miré a mis primas. Alexa negó, limpiando sus labios con la servilleta.

—Lo siento, Lo. Pero iremos a visitar a nuestros padres. —dijo Lucy. —Bueno... qué más da. —suspiré, terminando mi comida.

—Yo te avisaré. —dijo mi madre.

—Bien, ¿puedo retirarme? —pregunté. — ¿No comerás el asado? —preguntó.

—Lo haré más tarde, ahora quiero ir a mi habitación.

—Está bien, te lo guardaré en el horno ¡Pero lo comes! —me apuntó, mirándome seriamente.

—Sí, mamá. —suspiré.

—Bien, ahora si puedes ir a tu habitación.

Sonreí y dejé un beso en su cabeza para después subir y encerrarme en mi habitación.

No quería que esa semana acabase.

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