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Capítulo 94. El amor...Y la pasión.

Valeria y Bianca fueron a ponerse el bikini, una en su habitación y la otra en uno de los baños de invitados. Quedaron en verse en la piscina. 

Valeria llegó antes y quería esperar a la abogada para bañarse juntas, por lo que se sentó en el borde de la piscina metiendo las piernas en el agua y moviéndolas haciendo círculos, mientras observaba su propio reflejo en el agua. Estaba muy feliz. Parecía que por fin se ponía todo en su sitio y comenzaban a salir las cosas como ella quería o como esperaba que salieran. Su hermana iba feliz al instituto. La  agresora de Pamela había dejado de atacarla, y ahora no eran amigas, pero por lo menos la respetaba y ya no se metía con ella. La mediación que hicieron las menores con Bianca y Aitana había salido muy bien. Además Pablo había dejado de acosar a Diana. Luego aún no se podía creer que Bianca hubiera descubierto ella sola todo lo que Camila le había estado haciendo. Y además tenía todo su apoyo. No podía pedir más. La abogada quería estar con ella y le había reconocido que la quería con locura. Ahora sí le tocaba disfrutar del momento y de lo que Bianca le estaba ofreciendo, porque ella estaba dispuesta a ofrecerle exactamente lo mismo o más si cabía. Sólo esperaba ver cómo se lo tomaba Diana cuando se enterara de lo que tenía con Bianca. Las dos habían acordado que se lo iban a decir a Diana cuando la vieran. Había llegado el momento de dejar de esconderse y luchar por lo que las dos querían y deseaban, que era estar juntas y no separarse nunca más. Las dos merecían ser felices.  

Mientras Valeria estaba absorta en todo lo que estaba pensando, Bianca se fue acercando a ella sin que ésta se diera cuenta. Justo se colocó detrás de la joven, se puso de cuclillas y la abrazó por la espalda. Valeria estaba encantada. Tener a esa increíble mujer solo para ella, era un sueño del que no estaba dispuesta a despertar todavía. 

-Ummm, qué bien hueles, amor. Te comería enterita. Por cierto, Diana me ha mandado un mensaje y me ha dicho que vendrá a las ocho. Así que tenemos toda la tarde para nosotras dos. ¿Qué te parece?

La joven estaba rebosante de felicidad. 

-Pues me parece estupendo, Bianca. Aún no me lo creo, la verdad. 

-El qué no te crees, amor, ¿que vamos a pasar toda la tarde juntas o que ahora mismo te voy a hacer el amor en la piscina y no voy a separarme de ti en lo que queda de tarde?

La joven se rió. No pudo evitarlo. Se zafó como pudo del abrazo de Bianca y se lanzó a la piscina de cabeza. Mientras Bianca la observaba, ella también decidió ir a por Valeria. No quería perder más el tiempo y necesitaba hacerla suya. Cuando la vio sentada en la piscina, de espaldas, con su larga melena casi tocando el suelo, su piel de un bonito moreno que a ella le encantaba, tuvo el deseo de poseerla ahí mismo, en el borde de la piscina, pero luego se dio cuenta que disfrutaría mucho más si la hacía suya en el agua. 

Bianca buceó hasta dónde estaba Valeria, agarrándola de la cintura por la espalda.

-Eh, guapa ¿a dónde te crees que vas?-Bianca la abrazó suavemente pasando sus dedos por el terso abdomen de Valeria, acariciándolo cuidadosamente. Con una mano le retiró el cabello mojado a un lado, pues necesitaba besarla en el cuello, mientras lo chupaba y lo lamía. Estaban las dos muy cachondas. El pubis de la abogada rozaba los glúteos de la joven con mucha necesidad, de hecho éstos se amoldaban a la intimidad de Bianca a la perfección. Esos dos cuerpos estaban hechos el uno para el otro. Ni más ni menos, y las dos eran conscientes de ello. 

Bianca llevó una de las manos a un pecho de la joven, mientras la otra seguía acariciándole la piel del abdomen, para luego descender y acariciar por encima de la braga del bikini los genitales de Valeria. Ésta comenzó a gemir. 

La mano que Bianca tenía en el pecho, retiró la tela del bikini y acarició directamente el ya duro pezón de Valeria, para luego apretarlo con un poco más de fuerza. Valeria iba a tener un orgasmo dentro de nada. La volvía completamente loca cómo los expertos dedos de la abogada conseguían hacerla llegar al éxtasis, mientras Bianca le bajaba con la otra mano la braga del bikini. Ella misma se bajó también su braga porque necesitaba tocar sin telas de por medio con su entrepierna las nalgas de Valeria.  

Bianca apretó el cuerpo de la joven contra la pared de la piscina, mientras la seguía teniendo de espaldas a ella. Con la mano que tenía en un pecho, decidió hacerle lo mismo en el otro pecho, poniendo los dos pezones completamente tiesos. 

La abogada comenzó a lamerle el lóbulo de la oreja y siguió por el cuello de la joven, cuando la otra mano por fin la dirigió a los genitales de la chica. Los acarició alternando suaves pellizcos en la piel de los labios hinchados, gruesos y sobresalidos, con caricias con las yemas de sus dedos. Los gemidos de Valeria se hicieron más intensos y seguidos. Y finalmente la abogada decidió introducir en la vagina de la chica dos de sus dedos. Al poco de introducirlos, Valeria comenzó a sufrir espasmos en su vagina al haber llegado al clímax, mientras las paredes vaginales se contraían al roce con los dedos de la abogada y éstos acabaron siendo retenidos sin que pudieran hacer nada o sin que quisieran salir de donde estaban. 

-Valeria, amor, date la vuelta, por favor -susurró la abogada en el oído de la joven. La chica se dio la vuelta de forma autómata. 

Cuando Bianca ya tenía los labios abultados de la joven en su punto de mira, se lanzó a besarlos con hambre y pasión. 

Valeria no se quedó atrás. Llevó sus manos a la espalda de la mujer. Quería desatarle la parte de arriba del bikini. Y es lo que hizo ágilmente. Los pechos de Bianca quedaron a la vista de la joven, y saber que esos senos tan magníficos eran solo para ella, hizo que la joven se excitara de nuevo sin poder evitarlo. 

Valeria alzó las piernas de la mujer y las puso alrededor de su cintura, mientras no dejaban de besarse. No podían separar unos labios de los otros. Como dentro del agua la abogada no pesaba nada, la joven la cogió de la cintura y pasó el clítoris de la abogada por su propio abdomen. Bianca pasó sus brazos por el cuello de Valeria. La puso a mil sentir la vulva de la mujer que amaba sobre su propia piel. No había mejor sensación que esa. Pero quiso ir más allá. Se dispuso a acariciarle con sus propios dedos la parte anterior de la vulva, buscando el clítoris bien carnoso y erecto de Bianca, mientras con la otra mano la tenía sujeta por la cintura. Valeria llevó su lengua juguetona a los pechos de la abogada. Ésta, al sentir la lengua de la joven lamer sus pezones, y sus largos dedos acariciando su clítoris, comenzó a gemir sin control alguno. Hasta que tuvo un increíble orgasmo. Pensó que la habían oído en todo el vecindario, pero a decir verdad era algo que no le importaba en absoluto. Dejarse llevar por lo que ella sentía, con la mujer de la que estaba totalmente enamorada, era la mejor sensación que había experimentado jamás. 

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