Capítulo 92. Necesitándose una a la otra.
-Valeria, ¿qué quieres tomar?-Le preguntó Bianca algo nerviosa y dirigiéndose a la cocina con la joven siguiéndola.
Para la abogada, el no saber qué estaba pensando Valeria la tenía de los nervios. Pero la joven estaba igual o peor que Bianca, puesto que no sabía qué pensaba la mujer sobre las fotos que vio. Además, Valeria estaba a punto de desmoronarse al tener a Bianca tan cerca, estando a solas, y sentirla a la vez tan lejos. Se moría porque la abogada la abrazara como solo ella lo sabía hacer, y la besara, para con ese beso poder dejar atrás todo lo que Camila le había hecho pasar. Necesitaba que Bianca la perdonara y confiara en ella. La joven estaba dispuesta a contarle toda la verdad a Bianca y no sabía si ésta la iba a creer. Pero tenía que intentarlo si quería avanzar con ella.
-Tomaré un refresco, si tienes. Gracias.
-Claro.
La joven ya no pudo más y se derrumbó. Cuando Bianca sacó de la nevera el refresco y fue a servirlo en un vaso, se dio cuenta que Valeria estaba llorando y lo primero que hizo fue dejar el vaso en la encimera y acercarse a la joven.
-Eh, Valeria, ¿por qué lloras?- Bianca se acercó todo lo que pudo a ella y sin preguntarle, la abrazó con mucho cuidado. Por fin Valeria sintió la calidez de esos brazos alrededor de su cuerpo y pudo echarse a llorar con ganas. Ahora sí no pudo contenerse más y se dejó llevar sacando todo lo que llevaba dentro durante tanto tiempo atrás.
-Valeria, cariño, no llores, por favor.-Bianca llevó su rostro al cabello de la joven y ella misma se relajó como hacía días que no lo hacía. Si fuera por ella, no sacaría su rostro de ahí en la vida. El ver llorar de esa manera a la joven la estaba destrozando.
Valeria también abrazó a Bianca. Necesitaba sentir su cuerpo pegado completamente al suyo. Era una delicia sentirla de esa manera, además de la seguridad que la abogada le brindaba sin ella darse cuenta.
Ahora fue la joven la que llevó su nariz al cuello de Bianca, y ésta, al sentir la errática respiración de Valeria rozando la piel de su cuello, soltó un suave gemido sin poder evitarlo. La piel de la abogada se erizó al instante.
Valeria comenzó a rozar suavemente con su nariz el cuello de Bianca, hasta que llegó a acariciar la mejilla de la mujer, y ésta sólo pudo cerrar los ojos y no moverse ni un sólo milímetro, puesto que Valeria la estaba llevando directamente al cielo y no quería estropear ese maravilloso momento.
La joven llevó su nariz a los labios de Bianca. Los rozó con mucho cuidado, hasta que decidió rozarlos directamente con sus propios labios. Bianca parecía un bloque de piedra. Era imposible que se pudiera mover mientras sentía a Valeria hacer de las suyas. La joven tenía la necesidad imperiosa de poseer esos labios que había echado tanto de menos.
Bianca sintió los húmedos labios de Valeria acariciar los suyos, muy despacio, hasta que por fin la lengua de la joven se hizo hueco y se introdujo entre los labios de Bianca. Ésta no pudo evitarlo y su cuerpo se estremeció. Luego la lengua de Valeria comenzó a moverse de un lado a otro, recorriendo completamente los expectantes labios de la abogada.
Bianca todavía apretó más el cuerpo de Valeria contra el suyo, hasta que los pechos de ésta quedaron aplastados por los suyos. Las dos mujeres estaban muy excitadas.
La abogada comenzó a acariciar la suave piel de los brazos de la joven con la yema de sus dedos y luego llevó sus dedos a los bajos del vestido de Valeria. Se lo subió mientras no dejaba de besarla con una pasión que ya no era contenida, al contrario. Llevó directamente sus manos a las nalgas de la joven, masajeándolas con cuidado, y notando la entrepierna húmeda de Valeria rozando la suya.
-Valeria, cariño, me muero por sentirte-Le susurró al oído Bianca. Necesitaba dejarse llevar por lo que sentía o iba a explotar de un momento a otro.
-Y yo necesito lo mismo, Bianca. No sabes cómo te he echado de menos.
-Yo también a ti, amor.-Bianca cogió a Valeria de los muslos, poniéndolos alrededor de su cintura, y la sentó en el borde de la isla de la cocina. Mientras la joven tenía sus brazos alrededor del cuello de Bianca. No quería soltarla.
Bianca volvió a llevar sus manos a los muslos de Valeria, y los masajeó dulcemente, recreándose en esa espectacular piel que tenía la joven. A Bianca le volvía loca. Luego llevó sus dedos a los tirantes del vestido de Valeria y se los bajó cuidadosamente, quedando los pechos de la joven y parte de su abdomen a la vista de la abogada. Ésta podía tener un increíble orgasmo sólo con lo que sus ojos estaban observando y admirando. Para Bianca, Valeria era un espectáculo increíble. Sólo ella la podía excitar de esa manera tan exagerada.
Valeria cogió las manos de Bianca y las condujo directamente al interior de sus muslos, mientras su lengua se recreaba en los labios de la abogada. Se estaba desesperando por sentir los dedos de Bianca debajo de sus bragas mojadas.
Bianca tenía sus manos en el interior de los muslos de la joven, cuando acercó la punta de sus dedos a las bragas de Valeria, y cuando sintió lo mojada que estaba ésta, ella misma se excitó todavía más si cabía. Comenzó a acariciar por encima de las bragas el clítoris de la joven y ésta empezó a gemir sin poder evitarlo. Se iba a correr de aquí a nada gracias a los experimentados dedos de Bianca.
Bianca ya no pudo más. Con los dedos de la mano derecha le corrió las bragas para un lado, mientras los dedos de la otra mano los llevó directamente a tocar la vulva incipiente y abultada por la excitación de Valeria. Los gemidos de ésta se intensificaron, mientras abría al máximo sus piernas. Los dedos de Bianca no podían estar más mojados, y eso excitó de tal manera a la abogada que la hizo tocar el cielo en unos segundos, perdiendo también los estribos y gimiendo como pocas veces lo había hecho.
Luego, mientras sus dedos hacían de las suyas debajo de las bragas de la joven, la abogada llevó los dedos de la otra mano al rostro de la chica, se lo acarició y acto seguido los introdujo en la densa cabellera de Valeria, para así poder profundizar al máximo el beso que se estaban dando las dos. Le estaba comiendo la boca literalmente.
Con los dedos de Bianca acariciando la vulva de Valeria, de arriba a abajo y en círculos, ésta no tardó tampoco en explotar de un placer majestuoso mientras su cuerpo estaba completamente agitado.
Valeria abrazó a Bianca con muchas ganas, cuando ésta aún no había sacado la mano de debajo de las bragas de la chica.
Mientras ambas recuperaban el ritmo normal de sus respectivas respiraciones, Bianca necesitaba decirle algo a Valeria, por lo que no aguantó más y se lo soltó.
-Valeria, cariño, necesito decirte tantas cosas, pero lo resumiré en cuatro palabras. Te quiero con locura.
Valeria no se creía, ni lo que acababa de vivir junto con Bianca, ni las palabras que habían salido de la boca de la abogada. Así que sin poder remediarlo, sus ojos se volvieron vidriosos, y para que Bianca no la viera llorar, bajó el rostro todo lo que pudo, pero la mujer posó la mano derecha en el rostro de la joven y se lo alzó suavemente. Necesitaba mirarla a los preciosos ojos que tenía, y además no quería verla llorar más.
-Amor, por favor, no llores. No quiero verte sufrir más, sé por todo lo que has estado pasando y me siento fatal por no haberte ayudado y haberlo pasado juntas.
Ahora la joven sí miró directamente a los ojos a Bianca. ¿Qué sabía la abogada realmente?
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