Capítulo 76. Felices.
Esa mañana las jóvenes se despertaron antes porque Diana tenía que dejar a las hermanas en su casa para que se cambiaran de ropa, y luego acercarían a Pamela al instituto.
Cuando fueron las tres a preparar el desayuno, Bianca ya estaba vestida para irse a trabajar y les había preparado a las jóvenes pancakes para desayunar, con zumo y café. Pamela no podía estar más feliz de la oportunidad que les estaban brindando Bianca y Diana, a pesar de ser de dos mundos totalmente distintos.
-Vaya, señoritas,¡Qué madrugadoras!- les dijo Bianca a las tres. A la abogada no le importaría tener a las dos hermanas siempre con ellas. A Diana también la notaba muy feliz de tenerlas en su casa. Así que todo marchaba sobre ruedas.
-Hola mamá, buenos días. Sí, ellas tienen que cambiarse de ropa, así que tienen que pasar por su casa, y luego dejaremos a Pamela en el instituto.
-Me parece estupendo.
-¿Y tú? Hoy te vas antes, tú sí que has madrugado.
-Si, ya sabes que duermo poco. Además tengo varias reuniones y tengo que preparar una al punto de la mañana.
-¿Con Noelia?Y por cierto ,¿Cómo te va con ella?- preguntó Diana sin darse cuenta de nada. Bianca se tensó, no esperaba que su hija le preguntara por ella, y menos delante de Valeria.
-Bien cariño, sí, ahora tengo que reunirme con ella. Es buena abogada, la verdad - como sabía por dónde iba a ir su hija, prefirió pararle los pies antes de que metiera la pata- Pero, ella a lo suyo y yo a lo mío. No me interesa lo más mínimo, y te lo digo Diana porque ya sé por dónde quieres ir.
Valeria suspiró tranquila. No culpaba a Diana por querer ver feliz a su madre. Además Noelia debía ser una mujer también exitosa, y para colmo era guapa. Era totalmente comprensible que Diana quisiera juntar a su madre con su compañera.
-Vaya mamá, ya sabes que quiero verte feliz. Y no quiero que te quedes sola y el día de mañana seas la abuela de los gatos. Además Noelia por lo que me han contado es una mujer muy atractiva, ¿No?
-Hija, yo ya soy feliz como estoy. Sí, ella es atractiva, pero no es mi tipo. Y tranquila que nunca voy a tener gatos, así que no seré la abuela de los gatos. No te preocupes por eso.
-Lo sé mamá. Sé que eres una mujer que vale mucho y que eres feliz estando sola. Si nunca te has atado a nadie.
-Pues eso, cariño, déjame ser feliz como yo quiera. Además, no te preocupes que cuando encuentre a esa persona que me remueva el corazón, te enterarás. Igual ese día está más cercano de lo que tú te piensas - le contestó Bianca a su hija sin dejar de mirar a Valeria. Ésta también la estaba mirando fijamente. No se creía la dirección que estaba tomando esa conversación.
-¿Qué?¿Has conocido a alguien y no me has dicho nada?
-Hija, todo a su debido tiempo. ¿Vale? No quieras correr, que ya sabes que yo siempre he estado sola. Cuando quiera dar ese paso, tú serás la primera en enterarte.
-Bien mamá. Sólo espero que sea pronto entonces, me muero por ver la cara de la persona que consiga enamorarte, porque si con treinta y siete años es la primera vez que te enamoras, entonces esa persona tiene que ser tremendamente especial. Y si lo es para ti, estoy más que segura que lo será para mí.
-Lo sé hija. Sé que para ti también lo será. -Bianca estaba más que segura de eso- Bueno, me tengo que ir. ¿Hablamos luego? Por cierto, chicas, estoy segura que a Pamela le encantaría darse un chapuzón en nuestra piscina. Así que cuando quieras, ya sabes. -Dijo dirigiéndose ahora a Pamela. Quería tener más tiempo a las dos hermanas en su casa.
-Gracias, Bianca, por todo. Sí, me encantaría bañarme en vuestra piscina - contestó la joven fascinada.
Bianca se despidió de las tres chicas con muchas ganas de besar a Valeria. Pero se tuvo que conformar con una preciosa sonrisa que le dirigió la joven. Esa mañana salió más feliz que nunca de su propia casa.
Diana acercó a Valeria y a Pamela a su casa. Y por fin Valeria la invitó a subir. Mientras ellas se cambiaban de ropa, no era cuestión de que la joven las esperara en el coche. Diana, lejos de avergonzarse de donde vivía su amiga, no pudo sentirse más orgullosa de ella. Para Diana, Valeria era una chica que valía mucho. Ella sola estaba sacando a otra persona adelante a pesar de ser muy joven, aún estudiando y trabajando a media jornada. Por eso Diana valoraba mucho lo que ella tenía, ya que su madre se lo daba todo hecho y de lo único que ella se tenía que preocupar era de estudiar.
Después Diana acercó a Pamela al instituto y ya se fue con Valeria a la universidad. Las dos jóvenes iban muy contentas.
Camila las vio llegar juntas, y tenía claro que debía comenzar a investigar qué era lo que pasaba entre Valeria y Bianca. Ella tenía que interceder entre las dos si quería salir con Valeria, porque de seguro que ésta se estaba riendo en su cara y estaba viéndose a escondidas con Bianca. Ya era hora de hacer algo al respecto.
Nada más llegó Bianca a su despacho, antes de abrir su portátil y encenderlo, como aún era temprano para que llegara Noelia, se puso a trastear con su móvil. Buscó el número de Valeria y le llamó la atención la foto que tenía en su perfil. Salía guapísima con una preciosa sonrisa que podía eclipsar a cualquiera. Cómo no iba a estar enamorada de esa mujer. De repente abrió el chat y se dispuso a escribir, aunque luego lo borró, pero de nuevo volvió a escribir y finalmente se decidió a expresarle lo que pasaba en ese mismo momento por su cabeza a la joven.
"Hola Valeria. Espero que vayan bien las clases de hoy. Sólo quería darte las gracias por la noche que hemos pasado juntas. No veo el momento de repetirla. Necesito volver a tenerte encima mío cómo te he tenido esta noche, como también el dormir abrazadas. Eres la tila que necesito para poder dormir de tirón. Y nada, decirte que llevo un par de horas sin verte y ya te estoy echando de menos".
Valeria se encontraba en la puerta del aula cuando leyó el mensaje de Bianca, y una enorme y resplandeciente sonrisa se asomó en su bonito rostro. Justo la estaba observando Camila y a ésta le llamó la atención el por qué Valeria había sonreído de esa manera tan enigmática. Ella quería saber qué había leído la joven para sonreír así. Para Camila, ya habían llegado al límite y tenía claro que ahora le tocaba a ella mover ficha. Valeria no se iba a volver a reír más en su cara y si la joven tenía algo con Bianca, ella iba a destruir esa relación y destruiría también a Valeria, y para ello necesitaría la ayuda de Eva.
Antes de meterse en clase, Valeria quiso contestarle a Bianca, pero estando lejos de Camila, ya que no le gustó cómo la miró cuando sonrió al leer el mensaje de la abogada, por lo que decidió meterse ya en el aula y escribirle el mensaje a la abogada. La joven no podía estar más feliz.
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