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Capítulo 74. Entre las sábanas de Bianca.

Eran las dos y media de la mañana y Valeria seguía despierta. Había intentado dormir para no hacerle caso a Pamela, pero le fue imposible quedarse dormida porque no paraba de pensar en Bianca y en ir a verla. Aunque le daba mucho miedo que ésta la rechazara. Ella misma la había rechazado en la cocina antes de cenar. Cuando tenía sus manos acariciando sus partes íntimas, creyó morirse cuando sintió las yemas de los dedos de Bianca hacer fricción en sus genitales. Valeria estuvo a punto de ella misma correrse las bragas a un lado para que Bianca pudiera notar directamente con sus dedos lo mojada que ya se encontraba. Joder, estaban perdiendo las dos la cordura. Habían sido capaces de hacer eso cuando Aitana, Diana y Pamela estaban en el jardín. Pero si Aitana y Pamela querían que ellas estuvieran juntas, entonces no habían corrido ningún peligro. 

Bianca tampoco podía dormir. El rechazo de Valeria en la cocina le había hecho más daño de lo que ella se podía imaginar. Esa chica le importaba a esas alturas demasiado. Y no sólo estaba enamorada de ella, la quería con toda su alma. Eso para la abogada ya eran palabras mayores. Pero era lo que sentía y no podía ni quería cambiarlo. Pero como no sabía qué le pasaba a la joven con ella, pensó que quizás ya se estaba empezando a cansar de estar con una mujer tan mayor como ella, y tal vez Valeria necesitaba salir con chicas de su edad. Eso la hizo decepcionarse y apenarse a la vez.

Valeria estaba angustiada y hasta reconoció que tenía algo de taquicardia. Así que después de pensarlo mucho, se levantó de la cama y fue directamente a la habitación de Diana para ver si ésta dormía. Los nervios hicieron que Valeria se excitara de sólo pensar que iba a poseer a Bianca, pero también ésta podía llegar a rechazarla. Valeria necesitaba saber qué iba a hacer Bianca con ella. Por lo que finalmente se dirigió sigilosamente a la habitación de la abogada. Y después de pensarlo durante varios minutos, se decidió por entrar sin hacer el menor ruido posible. 

Bianca estaba a punto de levantarse para prepararse una tila cuando oyó un ruido en su propia habitación. Por lo que decidió no moverse de la cama ni de posición. 

Mientras Valeria se iba acercando a la cama, se fue quitando la camiseta y las bragas, dejándolas cuidadosamente en el suelo. 

A los pocos segundos Bianca notó cómo su cama se movía por el peso de alguien recayendo sobre ella. 

Su cuerpo se tensó cuando notó la piel cálida y suave de Valeria totalmente desnuda pegándose a ella. Bianca ni se inmutó. Pero acto seguido la mano de Valeria le acarició con sumo cuidado el muslo izquierdo. La piel de Bianca se erizó rápida y enérgicamente. 

Valeria introdujo su nariz en la cabellera de Bianca, y ahora fue ella la que pegó su entrepierna al trasero de la abogada. Pero ésta seguía sin moverse. Entonces Valeria le susurró al oído que ella también la había echado mucho de menos. Y siguió acariciando la piel de Bianca. Hasta que con sus dedos subió el camisón que llevaba la abogada. 

Valeria le bajó las bragas directamente a Bianca. Y ésta seguía sin moverse. Pero estaba más que claro que la abogada ya estaba súper excitada a esas alturas. De hecho cuando Valeria le retiró las bragas, las notó tan húmedas como las suyas cuando Valeria las dejó en el suelo. Y eso la prendió más. Entonces le volvió a susurrar a Bianca al oído que por favor abriera sus piernas.Y Bianca sólo pudo obedecer abriéndolas sin rechistar. 

La joven pegó su entrepierna mojada a las nalgas de Bianca, dejándolas también bien empapadas por sus propios fluidos. A Bianca la volvió loca sentir la humedad de Valeria en sus propias nalgas. Además la joven apretó sus pechos a su espalda, perturbando a Bianca, al sentir sus pezones tiesos apretarse con su propia piel ya erizada. Luego la joven llevó su mano izquierda a la entrepierna de la mujer. A ésta se le escapó algún gemido que otro. Iba a acabar colapsando del placer que le estaba dando esa jovencita. Joder, iba a tener un orgasmo como pocos y eso que los que había tenido con Valeria habían sido todos espectaculares. A cuál mejor. La mano de Valeria parecía muy experimentada a la hora de tocar los labios vaginales sumamente mojados de Bianca. Comenzó a acariciarlos y a darles pequeños y suaves pellizcos para que éstos quedaran bien abultados. Y de hecho entre los pellizcos que le estaba dando Valeria y la excitación que ya llevaba Bianca, éstos quedaron bien turgentes. Como Valeria notó demasiado mojada a Bianca, decidió llevar sus dedos empapados por la humedad de la abogada a su boca, y lamió los dedos en el mismo oído de Bianca, para que la abogada escuchara cómo Valeria lamía lentamente un dedo tras otro hasta dejar completamente limpios los dedos. Bianca iba a enloquecer literalmente, mientras ella misma apretaba sus nalgas a las partes íntimas de la joven. Entonces Valeria, después de haber acariciado completamente los labios de Bianca, decidió meter suave y lentamente tres dedos en el interior de la mujer, puesto que estaba tan mojada que con menos dedos no conseguiría rozarlos bien con su pared vaginal. Bianca comenzó a gemir algo más fuerte. Y esos gemidos animaron a Valeria a meter y sacar sus tres dedos con más ímpetu, rozando con ganas el interior de la vagina de la mujer. Finalmente Bianca tuvo que morder la almohada para no gritar del placer que estaba recibiendo gracias a los largos y delgados dedos de Valeria en su interior, mientras una lágrima resbalaba por su ardiente mejilla. 

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