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Capítulo 66. Los malditos celos.

Bianca se quedó descolocada cuando Valeria quiso irse de esa manera tan apresurada. Algo había pasado para que la joven quisiera irse así. Y lo único que había hecho ella era hablar por teléfono con Noelia. Joder,ahora tuvo miedo de pensar que igual le había dicho algo inapropiado a Noelia y Valeria lo escuchó malinterpretándolo. Pero estuvo repasando toda la conversación que había mantenido con su compañera y no había notado nada raro. ¿Sería que Valeria había tenido celos de Noelia? Bianca no quería por nada del mundo que la joven se sintiera insegura con ella. Si supiera todo lo que la amaba, la joven no dudaría ni un momento por todo el amor que sentía por ella. Se acababa de ir de su casa y ya la estaba echando de menos. Sólo esperaba que si se había ido enfadada, se le pasara el enfado cuanto antes, porque la necesitaba, y quería estar bien con ella. 

En la universidad, cuando Camila vio sólo a Diana en clase, le sorprendió no ver a Valeria ya que siempre andaban juntas, por lo que le preguntó a Diana por ella.

-Hola Diana, ¿Cómo te fueron los exámenes? Y Valeria ¿Dónde está? A ella le fue bien, ¿Verdad?

-Hola Camila. Sí, me consta que a Valeria le fueron bien. Como siempre. Ya sabes que ella depende de las becas y no puede jugársela. Y esta mañana mi madre y ella han quedado para encargarse de unos asuntos. 

-Ah, vaya - la alerta de Camila se encendió. ¿Cómo que Valeria estaba pasando la mañana con Bianca? Tendría que volver a espabilar con esas dos. Se había dormido en los laureles porque pensaba que Valeria tenía más que claro que no debía de tener nada con Bianca, pero a la joven se le debió de olvidar en lo que había quedado con ella. Y si Valeria se había atrevido a reírse en su cara, las consecuencias iban a ser buenas.

Valeria llegó justo para las dos últimas clases y cuando Diana la vio, lo primero que hizo fue abrazarla y preguntarle cómo había ido todo con su hermana. La joven se alegraba mucho de que su madre hubiera ayudado a su amiga.  

-Hola Diana, fue todo a pedir de boca. La verdad es que tu madre es un amor de mujer. Lo que ha hecho por nosotras es increíble -Valeria no dejaba de pensar en Bianca y en cómo se había ido de su casa. Tenía que aprender a confiar más en sí misma y a contener sus propios impulsos si no quería cagarla con Bianca. Y para colmo ahora se sentía mal por haber hecho lo que había hecho con la madre de su amiga. 

-Me alegro mucho, Valeria, pero ya conoces a mi madre, ella lo ha hecho encantada. Ella te aprecia mucho. 

-Lo sé y vaya si me lo ha demostrado -A valeria le costaba mirar a la cara a su amiga. ¿Por qué tenían que ser así las cosas?¿ Por qué se tenía que haber enamorado de la madre de su mejor amiga? -Y por cierto, sigues sin saber nada de Pablo, ¿Verdad?- Valeria necesitaba cambiar de tema rápidamente.

-De momento nada. Pero te digo una cosa, ahora con tu apoyo y el de mi madre, sé que voy a salir adelante. Ahora no estoy sola y me siento más fuerte que nunca. 

-No, no lo estás. no lo olvides. A tu madre y a mí nos vas a tener siempre a tu lado- Valeria volvió a abrazar a su amiga -Y me alegro que te sientas fuerte. Es que lo eres en realidad, Diana.

-Por cierto, ahora vendrá a clase Camila. Antes me ha preguntado que dónde estabas. 

Valeria se tensó. Lo que le faltaba. Ya ni se acordaba de ella. 

-¿Y qué le dijiste?

-Que estabas encargándote de unos asuntos con mi madre. No quería decirle nada de lo de tu hermana, no venía a cuento. 

Valeria tragó saliva. Ahora pensaría que Bianca y ella estaban quedando a sus espaldas.

-Tranquila, Diana. Has hecho bien, ¿Entramos en clase?-Valeria estaba de los nervios y quería comenzar la clase para así poder centrarse en otra cosa que no fuera Bianca o Camila. 

-Vamos. 

Para sorpresa de Valeria, Camila apenas le dirigió la palabra, pero si las miradas hablaran, le dirían a Valeria que Camila estaba tramando algo. Así que la joven sabía perfectamente que debía de tener mucho cuidado cuando se viera con Bianca, y desde luego no fiarse de Camila. No era trigo limpio. 

Llegó la hora de la comida y Bianca había quedado con Aitana a comer. Cuando las dos amigas se vieron, se saludaron y enseguida se sentaron en la mesa que habían reservado.

-Bueno, Bianca, lo conseguiste. Sacaste a Pamela de allí y además te llevaste el premio gordo. 

-Aitana, sabes que lo has hecho todo tú, en realidad. Me ha ayudado mucho que tú fueras la abogada de la demandante. Y sí, en lo otro sí tienes toda la razón, el premio gordo me lo llevé yo -Le contestó Bianca riéndose. 

-Sí, lo sé. Con toda la información que tú me diste, a la chica no le quedó otra que retirar la demanda. Ella al principio no me dijo nada de lo que le estaba haciendo a Pamela en el instituto. Cada uno cuenta lo que quiere, cómo y cuándo quiere. 

-Ya. Ya sabemos la importancia de escuchar a las dos partes en caso de que ésto sea posible. Y para nosotras ha sido perfecto que nos conozcamos. Si podemos contrastar la información, mucho mejor. 

-Sí. Tenemos que ver cuándo quedar las cuatro para hacer la medicación. 

-Sí, ya vamos hablando de eso. Ahora hablemos de otras cosas, ¿Te parece?

-Por supuesto. Por cierto, Bianca, hoy te noto con un brillo totalmente inusual en ti. ¿A qué se debe?

-Ya lo sabes a qué se debe. 

-Sí, lo sé. Así que me lo confirmas. Pero prefiero que tú me cuentes con pelos y señales a tener que inventarme yo todo lo que me puedo imaginar. 

-Está bien, Aitana. Sí, tiene que ver con Valeria. Y sí, estoy muy enamorada, no te lo voy a negar. Estoy como una niña con zapatos nuevos. Aún no me lo puedo creer. Esa chica me tiene totalmente encandilada. 

-¿Qué no te puedes creer?¿Ha pasado algo entre vosotras?

-Aitana, no interrumpas, por favor. 

-Perdón. Sigue, que me muero de ganas de saber qué ha pasado entre vosotras.

-Bueno, ayer estuve en los calabozos con Pamela y ella. Cuando la vi, sentada, sola, me dio mucha pena y dulzura a la vez. Cuando ella me vio me pidió un abrazo, y yo por supuesto se lo di. Joder, todo mi cuerpo se estremeció cuando la sentí. Bueno, luego llegaste tú. Después de hablar contigo y con Pamela después, salimos de allí y fuimos a cenar algo rápido. La verdad que lo pasamos muy bien juntas. Es una chica divertida y puedes hablar con ella de todo un poco. Y después la llevé a su casa. Si te soy sincera, me moría por subir con ella a su casa. Milagrosamente, ella me invitó. Y como puedes suponer, no me lo pensé ni dos segundos. 

-¿Y…?-La abogada se moría de ganas por escuchar a Bianca decirle lo que pasó en casa de la joven. 

-Pues que pasó lo que tenía que pasar. Acabamos en su habitación, y bueno, hicimos el amor - le dijo Bianca con una sonrisa resplandeciente y llena de plena felicidad. 

-¿Qué? Joder, no me lo puedo creer. ¿Te has acostado con una chica de veinte años?¿Y cómo es acostarse con alguien tan joven? Te habrá dejado exhausta, porque una chica tan joven debe de tener las hormonas descontroladas, y nosotras ya tenemos una edad como para estar follando a todas horas y estar a la altura de las circunstancias. 

-Aitana, baja la voz que nos pueden oír. Sí,lo hicimos y tengo que reconocer que con todas las mujeres con las que me he acostado, ninguna me ha hecho sentir ni una milésima parte de lo que he sentido con Valeria. Te lo juro, he hecho realidad un sueño recurrente.

-¿Y está buena Valeria? Porque vestida tiene un cuerpazo, todo hay que decirlo. 

-Tiene un cuerpo que quita el sentido. Al principio me daba miedo tocarla, pero es que ella quería lo mismo que yo, así que me dejé llevar. Esa chica me tiene a sus pies. Aún no me puedo creer todo lo que me hace sentir, y que ella corresponda a lo que yo siento. 

-Me lo puedo imaginar, Bianca. Pero…¿Cómo lo vais a hacer? No podéis estar siempre escondidas como si estuvieras haciendo algo ilegal. La ilegalidad además no va contigo. 

-Lo sé Aitana. Luego me topo con la realidad, y me dan ganas de llorar si pienso en Diana. Sé que es legal lo que estoy haciendo, pero moralmente no me siento bien. 

-Te entiendo. Pero, ¿Vas a hablar con Diana?

-Sí seguimos Valeria y yo, sí tendré que hablar con ella. ¿No crees?

-Sí creo. ¿Y tu intención es seguir con ella?

-La mía sí. La de Valeria no lo sé. Hoy fuimos a mi casa y justo llamé a Noelia para que me contara cómo le había ido el juicio. Total que Valeria se despidió de una forma rara de mí, y se marchó. Así que...No sé. 

-Vaya. ¿Pero qué hablaste con Noelia? 

-Ya te lo he dicho. Le pregunté por el juicio y cuando me dijo que lo había ganado, hablamos de ir a celebrarlo después del trabajo.

-¿Valeria es celosa? Porque si lo es, ahí tienes la respuesta. 

Ahora encajaba todo, Valeria la habría escuchado decirle de tomar una copa para celebrarlo, y era más que posible que le hubiera sentado mal lo que escuchó. Así que intentaría hablar con ella cuando tuviera un rato libre para llamarla o mandarle un WhatsApp. 

-No sé si es celosa, no la conozco tanto como para saberlo. Pero ahora que lo dices, le ha podido sentar mal que le dijera a Noelia de salir a tomar unas copas. Por cierto, tengo que hablarte de Diana también. Ha estado sufriendo acoso por parte de su ex. Valeria y yo hemos hablado con ella y se ha animado a ir a un psicólogo. Resulta que él la acosaba diariamente con mensajes y llamadas. Ya decía yo que parecía otra…

-Joder, ¿Y no lo vais a denunciar? Vaya cabrón. 

-No, de momento. Hemos quedado en que si él volvía a escribirle o llamarla, yo tomaría cartas en el asunto. 

-Ah bueno, siendo tú abogada Diana no tiene por qué aguantar absolutamente nada de ese tío. 

-Sí, lo sé. Y por eso me siento mal. Por no haberme dado cuenta antes. Sabes, por el tema de Valeria me puse a trabajar más de la cuenta y así no pensar en ella. Y con ello descuidé a Diana. Soy una madre nefasta. 

-Lo sé Bianca. Lo has debido de pasar mal. Y no eres mala madre, Diana ya es una mujer. No tienes por qué estar encima de ella. Tú bastante has hecho que siempre has estado ahí para ella. 

-Sí. Tienes razón, pero ella me ha necesitado este tiempo atrás y no he estado ahí. Me consuela saber que he llegado a tiempo. 

-Quédate con eso, Bianca. Por cierto, mi prima es psicóloga, te acuerdas, ¿verdad? Creo que le podría venir muy bien a Diana. 

-Sí, lo he pensado y te agradecería si hablaras con ella. 

-Claro, cuenta con ello. 

Las dos amigas tuvieron una comida muy distendida. Les venía muy bien a las dos quedar de vez en cuando para contarse cómo les iban las cosas.

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