Capítulo 63. Arreglando las cosas.
Bianca aparcó el coche en el parking de la comisaría. Antes de bajar, cogió la mano de Valeria y la besó.
-Valeria, cariño, ánimo, que verás que todo va a ir bien.
-Lo sé, Bianca, sé que ésto va a quedar en nada, pero me va a tocar hablar mucho con mi hermana además de intentar que no se vuelva a repetir, y no sé si ella se va a dejar ayudar.
-Bueno, Valeria. Yo puedo hablar con ella. Déjame ayudarte, por favor. Tú me vas a ayudar con Diana, así que yo quiero ayudarte a ti. Y a Pamela. Es una niña que me ha caído muy bien.
-Pero no es lo mismo. Diana es mi amiga y tú en realidad no tienes por qué ayudarnos.
-Te equivocas, yo sí quiero ayudaros y lo voy a hacer. Así que te pido que me permitas hacerlo, por favor.
Valeria miró a Bianca con un deseo irrefrenable. Quería besarla ahí mismo, sin importarle si alguien las veía. Necesitaba tanto sentirla que hasta le hacía daño tener que cohibirse.
Justo cuando bajaron del coche, Bianca recibió una llamada de Aitana y no podía haberle ido mejor con su clienta. Ésta había quitado finalmente la denuncia. La chica había reconocido todo lo que le había estado haciendo a Pamela, y las dos abogadas quedaron en hacer una mediación con las dos jóvenes para que no se volviera a repetir esa misma situación. Bianca estaba muy feliz por ello y antes de colgar la llamada, Aitana le pidió comer al mediodía con ella, porque Bianca debía contarle cómo le había ido con Valeria, así que Bianca accedió a comer con ella y le dio las gracias por todo.
Valeria estaba expectante de saber qué habían hablado las abogadas y en qué había quedado todo.
-Y bien...Bianca…-Valeria estaba de los nervios.
-Valeria, cariño, ¿Te acuerdas que te dije que tendrías que invitarme a algo si conseguía sacar a tu hermana de todo ésto?
-Si, me acuerdo, Bianca. ¿Y entonces?
-Entonces me tienes que invitar. Me conformo con una cena sólo para dos.
-¿De verdad?- gritó Valeria llena de júbilo.
-Sí, de verdad.
Valeria se lanzó a los brazos de Bianca y sin importarle nada si alguien las veía, le dio un beso en los labios a la abogada lleno de deseo y de pasión, introduciendo su lengua entre los labios de Bianca. Y ésta estaba tan hipnotizada que se dejó hacer por la joven. Sólo pudo abrazarla y devolverle el beso. A ella tampoco le importó si alguien las miraba. Es más, le encantó la espontaneidad de Valeria.
Cuando por fin se separaron, Bianca le contó lo que había hablado con Aitana.
-Por cierto, Valeria. Se va a solucionar todo. Aitana y yo nos vamos a reunir con Pamela y la otra chica para hacer una mediación entre ellas. Además la chica está colaboradora porque ha reconocido su culpa como también el acoso al que ha sometido a tu hermana durante mucho tiempo atrás.
Valeria no lo pudo evitar y se echó a llorar en los brazos de la abogada.
-Eh, cariño, espero que llores de alegría. Porque tu hermana va a volver a ser la de siempre. Y me alegro mucho por las dos. Os merecéis ser felices. Bueno, ¿Vamos a por tu hermana?
-Sí, por favor, necesito verla y abrazarla.
Las dos mujeres se dirigieron al interior de la comisaría. Aún tuvieron que esperar un rato hasta que dejaron libre a Pamela, y ésta lo primero que hizo cuando salió fue tirarse a los brazos de su hermana. Las dos jóvenes estaban muy felices. Valeria por ver libre a su hermana, y Pamela por ver a Valeria con Bianca. La joven había notado algo entre su hermana y esa mujer y ella estaba encantada, a pesar de la diferencia de edad entre las dos.
Bianca miró enternecida a las dos hermanas abrazarse, y mientras seguían juntas las dos, la abogada fue a rellenar los papeles necesarios para que la joven pudiera salir.
Cuando las dos hermanas se soltaron, fueron hacia donde estaba Bianca.
-Ey, Pamela, por fin estás libre. Tenemos que hablar, así que os invito a desayunar. Seguramente tendrás hambre,¿no?-La abogada le dio un corto pero sincero abrazo a la más joven.
-Gracias por todo, señora. Y sí, aquí no es que me hayan dado un buen desayuno que digamos -Le contestó Pamela a Bianca con una tímida sonrisa.
-Bianca, tendrás que irte a trabajar. Así que no te preocupes. Ya me encargo yo de Pamela.
A Pamela no le pasó desapercibido que su hermana llamara a la abogada por su nombre. ¿Habría dormido ésta en su casa finalmente? Tenía muchas ganas de hablar con su hermana, pero tendría que esperar a hacerlo.
-Tranquila, lo primero es lo primero. Y para mí lo primero es invitar a desayunar a dos chicas preciosas con las que estoy ahora mismo. Además ahora tendría que estar en un juicio, y mandé a Noelia porque las dos hemos trabajado juntas la defensa del cliente. Así que está todo bajo control. Cuando salga del juzgado me llamará para contarme cómo ha ido, y aún queda para eso. Así que por favor, vamos a desayunar.
Valeria se tensó al oír el nombre de Noelia. Sabía que esa mujer bebía los vientos por Bianca porque se lo había demostrado con creces, pero no pudo evitar sentir celos al pensar en esa mujer trabajando codo con codo con Bianca, porque tenía muy claro que esa abogada iba detrás de Bianca.
Las tres se dirigieron a una cafetería cercana y estuvieron charlando durante buena parte de la mañana. Fue tan ameno el desayuno que a las tres se les pasó el tiempo volando.
Pamela necesitaba descansar puesto que no había podido pegar ojo en toda la noche, por lo que Bianca la llevó a su casa, mientras que Valeria le dijo que la dejara en la universidad, y a Bianca le pareció buena idea que la joven acudiera a las clases que le quedaban.
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