Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 60. La pasión continúa.

De repente en la calle el tiempo cambió abruptamente. Una tormenta eléctrica se adueñó de las calles vacías de la ciudad. El resplandor de un relámpago detrás de otro alumbraba de vez en cuando la penumbra de la habitación, mientras los cuerpos de ambas mujeres se poseían mutuamente y daban rienda suelta a la pasión.

Cuando Valeria consiguió llegar sin ningún esfuerzo al clímax, abrazó a Bianca tímidamente. Y estuvieron así unos minutos. Las dos mujeres se encontraban en la gloria. Para Bianca, a pesar de ser una mujer muy experimentada, lo que había hecho con Valeria le había parecido la experiencia más espectacular que había vivido nunca. La conexión que se había dado entre esas cuatro paredes entre ellas había sido sencillamente brutal y única.

Nunca antes la abogada había disfrutado tanto ni se había sentido tan a gusto con la otra persona, de hecho cuando se acostaba con alguien, después de haber tenido sexo con dicha persona, solía quedarse un poco más hablando y no tardaba mucho en coger sus cosas y marcharse del lugar. No nacía de ella mantener ningún tipo de vínculo con nadie. No quería atarse a otra persona ni quería dar su corazón. Así como estaba ella, creía que era muy feliz. Hasta ahora. Su vida había dado un giro de ciento ochenta grados y ahora tenía más que claro que no quería volver a lo de antes. Ahora su corazón latía por y para otra persona. Y la necesitaba en su vida.

En cuanto a Valeria, aún estaba aturdida por el descomunal orgasmo que acababa de tener. Si eso iba a sentir cada vez que Bianca la tocara, no quería separarse nunca de la abogada, porque tenía muy claro que lo que acababa de sentir con ella, no lo iba a sentir nunca con nadie.

Bianca comenzó a acariciar la espalda de Valeria, y ésta se tensó irremediablemente, curvándose. La abogada estaba como en una nube por tener a esa chica encima de ella casi desnuda. Le volvía loca sentir los pechos desnudos de Valeria pegados a los suyos. Si fuera por ella podrían pegarse así toda la noche.

Las dos mujeres seguían igual de excitadas que antes. Por lo que Valeria se deshizo del abrazo de Bianca, se levantó de sus piernas y ante la intensa mirada de la abogada, se quitó las bragas para volver a sentarse encima de la mujer. Joder, ahora sí Bianca la tenía totalmente desnuda encima de ella. Iba a volver a tener otro orgasmo extraordinario sin necesidad de que la joven la tocara. Pero Valeria también quería verla desnuda. Cómo no. Necesitaba que esos dos cuerpos se unieran desnudos y se hicieran un sólo cuerpo mientras gozaban mutuamente.

Valeria llevó sus dedos nerviosos e impacientes a los botones de la blusa de la mujer y torpemente los fue desabrochando con ayuda de los dedos de Bianca. Ésta estaba ansiosa porque la joven la desnudara.

La joven no podía quitar su lujuriosa mirada de lo que había debajo de esa blusa que, en su opinión, sobraba, así que la fue retirando despacio, mientras los voluminosos pechos de Bianca asomaban firmes ante ella. Valeria se mordió el labio, se moría por tocar esos pechos tan bien formados. La joven ya se imaginaba que la abogada tenía los pechos grandes porque se los vio con la blusa mojada cuando le tiró el refresco en el restaurante. Y de sólo ver el busto de Bianca, ella también podía correrse simplemente con esa visión tan descomunal.

La joven le desabrochó el brasier a la mujer, y ahora sí, quedó totalmente maravillada por los preciosos pechos que tenía Bianca. Y eran sólo para ella. No se lo podía creer.

Bianca sólo pudo sonreír al mirar cómo Valeria miraba atontada sus pechos. Le encantó ver esa mirada tan inocente y ardiente a la vez puesta en sus senos.

-Valeria, creo que te has enamorado de mis pechos, ¿Me equivoco?-Le preguntó Bianca con una enorme sonrisa dibujada en su rostro.

-No, no te equivocas, son increíbles para mi vista. Y de sólo pensar que ahora mismo son sólo para mí, me dan ganas de llorar.

-Son para ti siempre que tú quieras, guapa.

-¿Ah, sí?

-Sí, Valeria. Sólo quiero que los disfrutes y toques tú.

-Umm, me haces la mujer más feliz del mundo, Bianca. Desnúdate entera, me muero por sentirte.

Valeria se levantó de nuevo, para dejar a Bianca desnudarse completamente.

A Bianca le sorprendió ver a una Valeria tan decidida y segura de sí misma. La mujer se quitó los zapatos de tacón quedando casi a la misma altura que Valeria. Luego se bajó la falda y la dejó sobre la cama. Después retiró las medias de encaje y por último sus bragas. Valeria iba a colapsar cuando vio a esa escultural mujer desnuda. Tenía un cuerpo maduro y precioso a la vez. Y desde luego ese cuerpo no tenía absolutamente nada que ver con los cuerpos casi juveniles con los que había llegado a intimar. Tenía que reconocer que, a pesar de los años, era el cuerpo más bonito y deseable que había visto nunca.

Bianca volvió a sentarse en el borde de la cama, mientras Valeria se sentaba de nuevo encima de la mujer, sin previo aviso. Comenzaron a rozar un sexo con el otro mientras Valeria la cabalgaba, y los fluidos de ambas mujeres se mezclaron más y más con cada roce. Bianca no podía retirar su mirada obscena de los pechos de la joven mientras posaba sus manos deseosas en las caderas de Valeria. Las dos mujeres gimieron sin descanso, hasta que las dos consiguieron tener un increíble orgasmo a la vez. Habían llegado a la cúspide del placer al mismo tiempo. Hasta para eso se complementaban a la perfección. Y cuando ambas se estaban recuperando, Valeria volvió a abrazar a la mujer. No quería soltarla nunca. Y Bianca, muy necesitada, le devolvió el abrazo.

Aún tardaron en soltarse una a la otra. Acaban de descubrir que les encantaba sentirse desnudas, una sobre la otra, piel con piel. No había nada mejor que eso para ninguna de las dos.

Bianca quería quedarse con Valeria a pasar la noche, pero no sabía si ésta quería lo mismo. Así que le dijo que ya era tarde, esperando a ver qué le contestaba la joven.

-Valeria, cariño, ya es tarde - dijo muy decidida Bianca.

-Sí, lo es. Sé que te tienes que ir, pero me preguntaba, si te quedarías a dormir conmigo. Yo...La verdad...Me gustaría dormir abrazada a ti. Creo que es la única manera de que cierre los ojos y me duerma.

Bianca quería llorar de la emoción que la embargó en ese instante. Si Valeria quería dormir con ella, no había sido un simple capricho para la joven. Así que la mujer no podía estar más feliz. Ella sabía que era mucho más mayor que Valeria, y aunque quisiera no pensar en ello, la diferencia de edad le pesaba. Había podido ver con sus propios ojos la diferencia de un cuerpo a otro, creyendo que la joven cuando la viera desnuda podría echarse para atrás, pero lejos de eso Valeria le demostró que estaba completamente encantada con su cuerpo maduro. La abogada también sabía que sólo se vivía una vez, y estando soltera como estaba, no hacía daño a nadie por dejarse llevar por lo que sentía por esa preciosa chica.

-¿Estás segura que quieres dormir con una vieja como yo, Valeria?- Le preguntó la mujer alegremente.

-Pues verás, Bianca, no es que quiera dormir con una vieja como tú, es que me muero por dormir contigo. Noche tras noche he soñado que dormíamos juntas, cuerpo con cuerpo y corazón con corazón. Así que si te quedas, me harás la chica más feliz de la Tierra.

-Ah, bueno, entonces tengo que quedarme para poder hacerte la chica más feliz de la Tierra. Y lo mejor de todo es que tú vas a hacer a esta mujer también la mujer más feliz de la Tierra -las dos mujeres rieron felices.

Valeria no se podía creer que esa mujer tan perfecta, brillante y de clase alta, fuera a dormir en su cama, y más concretamente entre sus sábanas viejas y nada modernas. Pero a Bianca le daba todo exactamente igual, salvo la preciosa chica con la que iba a dormir durante toda la noche. Era lo único que a ella le importaba.

Las dos mujeres se acomodaron en la cama. No dejaban de mirarse. Ninguna de las dos podía creerse que fueran a dormir juntas, en la misma cama, y abrazadas. Valeria posó su cuerpo sobre el de la abogada. Sus pechos descansaban en el costado de la mujer y a ésta la volvió loca sentirlos de esa manera sobre su propia piel. Bianca la abrazó como pudo. Pasó su mano por el cabello de Valeria. Amaba meter sus dedos entre el cabello de la joven mientras lo acariciaba. Luego, después de un buen rato masajeándole también la nuca, decidió bajar sus dedos a la espalda de Valeria. Y ésta se estremeció. Estaba en la mismísima gloria y no quería que ese momento terminara nunca. Así pues, consiguieron relajarse las dos como nunca antes lo habían hecho.

-Valeria, cariño, ¿Sientes el latido de mi corazón?-Le preguntó la abogada a la joven, llevando la palma de la mano de la chica a su pecho.

Valeria posó con cuidado su mano en el pecho de la mujer. La joven estaba hipnotizada.

-Sí, Bianca, claro que lo siento. Como para no hacerlo. Pero ahora late muy relajado, a decir verdad.

-Sí, ahora está tranquilo porque te tiene a ti a su lado, Valeria.

A las dos mujeres se les dibujó en sus respectivos rostros unas sonrisas de esas totalmente sinceras y tiernas a la vez, de esas que sólo se dibujan si estás con la persona adecuada.

De repente se escuchó el sonido retumbante de un trueno resonando en la habitación, pero a las dos mujeres sólo les sirvió para abrazarse con más fuerza si cabía.

Al fin, ambas se quedaron dormidas al rato de acostarse. Valeria abrazó a Bianca mientras posaba su pierna sobre el vientre de la abogada. Las dos desnudas, piel con piel, consiguieron dormir esa noche como hacía tiempo que no dormía ninguna. Porque las dos, a pesar de todos los problemas que tenían, estaban felices de por fin, estar una con la otra.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro