Capítulo 58. El deseo a flor de piel.
Bianca no sabía dónde mirar. Ahora la que estaba totalmente cohibida era ella, ¿Cómo podía ser eso? Si sus amigas la vieran completamente paralizada, no dejarían de reírse de ella. Y lo peor de todo es que se reirían con razón, pero era incapaz de dominar sus propios pensamientos y movimientos.
Bianca se sentó en el sofá como pudo. O más bien se dejó caer. Valeria se dio cuenta de que algo le pasaba a la abogada. Sólo esperaba que no estuviera incómoda, porque pensaba darlo todo con ella.
Valeria se acercó a la mujer y se inclinó para coger el mando de la televisión, haciendo que toda su larga melena rozara el brazo izquierdo de Bianca, y ya lo que le faltaba a ésta, cuando sintió el cabello de la joven sobre su propio cuerpo, la abogada se enderezó. Joder como la estaba poniendo esa maldita joven. Estaba claro que no era tan tímida como parecía. La mujer sentía sus bragas ya bien mojadas, suerte que no llevaba unos jeans ajustados, sino ya hubiera tenido el primer orgasmo de la noche.
Valeria dejó el mando de la televisión encima de una mesita auxiliar, mientras le dejaba ver a Bianca unas nalgas que podían volver loca a cualquiera. Desde luego Valeria no era la chica cortada que ella conocía. Pero esta Valeria desconocida la estaba llevando al éxtasis. Y le encantaba, lo tenía que reconocer, sólo que también conseguía paralizarla. Y ella quería jugar al mismo juego que la joven, pero sin paralizarse, claro estaba.
-Bianca, me gustaría que me volvieras a abrazar, como antes - le dijo la joven cuando ya estaba una enfrente de la otra.
Bianca sólo pudo obedecer. Así que se levantó del sofá y se acercó a la joven para abrazarla. Menos mal que no pensó en lo que debía de hacer. Se moría de ganas por sentir a la joven entre sus brazos.
-Valeria, ¿Estás bien?- preguntó la mujer con la voz totalmente ronca mientras tenía ya a la joven entre sus brazos. Éstos al principio temblaban, pero consiguieron relajarse poco a poco.
-Sí, estando contigo me siento segura - la joven pegó todo lo que pudo su cuerpo al de la abogada. Se moría de ganas por sentirla, pero totalmente desnuda. Su cuerpo estaba a punto de explotar por culpa del contacto con el cuerpo de la mujer que la volvía completamente loca.
-¿Sólo buscas sentirte segura, Valeria?- a Bianca le dio de repente miedo de que la joven la viera como si fuera su madre. Aún así no dejó de abrazarla. Tenía más que claro que lo último que haría sería soltarla.
-No Bianca, no sólo busco seguridad.
-¿Y qué es lo que buscas, si se puede saber?
-Busco un todo, Bianca.
-¿Y puedo saber en quién buscas ese todo?
-En breve me parece que lo vas a saber.
Bianca debía estar soñando despierta.
-Valeria, ¿Puedo preguntarte algo?
-Sí, puedes -Valeria respiraba en el cuello de Bianca, y ésta al sentir la respiración errática de la joven posarse en su piel, sintió unas cosquillas que la estaban matando lentamente.
-Verás, quería preguntarte si una noche que cenaste en casa con Diana, estando yo con mis amigas, ¿Entraste a mi habitación? -Preguntó Bianca como pudo. Más excitada no podía estar.
Valeria se separó un poco de Bianca y la miró a los ojos. La abogada sintió un deseo totalmente incontrolable cuando ésta la miró fijamente.
-Sí. Pero no toqué nada, se lo juro.
-Ummm,¿Y puedo saber por qué entraste?
Valeria estaba muy avergonzada. No sabía que Bianca se pudiera dar cuenta de eso. La había descubierto. ¿Y ahora qué le iba a decir?¿Tenía que ser sincera? Porque a ella no le gustaba mentir.
Valeria quería separarse más de Bianca, pero ésta la agarró más fuerte para que no lo hiciera.
-Eh, Valeria, ahora no, no te separes de mí, por favor.
-Perdona. Yo, No tenía que haberlo hecho - le dijo la joven mientras bajaba su rostro. Se sentía muy miserable por haber hecho lo que hizo. Ella sabía que estaba mal, y sabía que a la abogada le podía sentar mal lo que hizo. Y ahora le entró un miedo irracional a que Bianca se fuera de su casa enfadada. La necesitaba más que nunca, y no quería que la dejara así, de cualquier manera. Pero Valeria estaba muy equivocada si pensaba que Bianca se iba a marchar así por así.
-Pero lo hiciste, Valeria, y a mí me gustaría saber por qué - le contestó Bianca mientras levantaba suavemente el mentón de la joven. Necesitaba mirarla a los ojos y sentirse plenamente viva al verse reflejada en el iris de Valeria. Los labios de una y de la otra estaban a escasos centímetros. Las dos se morían de ganas porque éstos se unieran, por fin.
Bianca tenía sus brazos alrededor de la cintura de Valeria. No quería que ésta se separara de ella, así que la abrazó con cuidado pero a la vez firmemente.
-Sí, lo hice. Lo hice porque necesitaba meterme en tu habitación, y olerla. Aproveché un descuido de Diana para ir a tu habitación. Necesitaba que tu propio olor se quedara grabado en todo mi ser. Te estaba echando de menos y pensé que sería más llevadero si por lo menos tenía tu olor incrustado en mi cerebro. No podía dejar de pensar en ti. Lo siento mucho. Sé que me equivoqué y me gustaría que me perdonaras.
Bianca no se podía creer lo que acababa de escuchar de boca de Valeria. Joder, ¿La había echado de menos tanto como ella? ¿Acaso estaba soñando? La abogada ya no aguantó más, acercó todo lo que pudo a Valeria a su cuerpo y pasó su lengua por los labios de la joven. Los chupó, recreándose todo lo que pudo y más, en esos húmedos e hinchados labios tan sumamente deliciosos para Bianca.
-Me parece bien, Valeria. Pero sabes, para estar empatadas, yo creo que ahora la que tiene que entrar en tu habitación soy yo, ¿No lo crees justo?- Le dijo Bianca de forma coqueta y provocadora mientras se mordía el labio inferior sensualmente.
-Sí, me parece bien, pero lo haremos juntas.
Dicho y hecho, Valeria entrelazó sus dedos con los de Bianca y tiró de ella para llevarla a su habitación. Había llegado el momento de que la abogada por fin supiera cómo era su habitación. Y no sólo eso, sino que quería que fuera la primera vez de las dos entre esas cuatro paredes. Y Bianca no podía ser más feliz. Después de tanto tiempo esperando y soñando con ese momento, por fin se iba a hacer realidad.
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