Capítulo 48. La sensualidad de Noelia
Por fin llegó la hora de salir de trabajar. Bianca estuvo toda la tarde sola en su despacho y dio gracias a que tenía mucho trabajo, así no pensaría ni en Valeria ni en lo que había vivido por la mañana con Noelia. Lo de Noelia la tenía totalmente desconcertada. Noelia era una mujer que confiaba en sí misma, lo cual estaba muy bien, y luchaba por lo que quería. Eso también estaba muy bien, pero Bianca no quería tener algo con ella, por dos claros motivos, porque no pensaba tener algo con alguien del bufete y porque en su cabeza ya tenía a alguien todo el santo día, como para complicarse todavía más metiendo a una segunda persona.
Cuando Bianca se dirigía al parking, vio en la puerta del edificio a Noelia. Parecía que estaba esperando a alguien. A Bianca no le quedó otra que saludarla.
-Hola, Noelia. ¿Esperas a alguien?- preguntó Bianca por no ser descortés.
-En realidad sí, pero me acaba de llamar y no va a venir. Así que, me preguntaba si tú podrías acercarme a mi casa.
Bianca se puso rígida. Lo que le faltaba. Tener que llevarla a su casa.
-Claro, te llevo, no hay problema.
Justo Bianca recibió una llamada de Diana preguntándole a qué hora iba a ir a casa y Bianca le comentó que tenía que llevar a Noelia a su casa y que después acudiría a casa. En seguida colgaron la llamada.
Las dos mujeres subieron al coche y la abogada lo puso en marcha rápidamente. Bianca estaba nerviosa por volver a tener tan cerca a Noelia. Le daba miedo que volviera a intentar algo con ella. Y de hecho más miedo le dio cuando miró sin querer los torneados muslos de la abogada. Le costó retirar la mirada de las piernas de la mujer, pues tenía que reconocer que tenía unas piernas que a ella no le importaría recorrer tanto con sus manos como con sus labios.
Noelia le dio la dirección de su casa y Bianca condujo hacia donde le dijo. La abogada no vivía muy lejos del despacho. Estuvieron hablando animadamente durante todo el trayecto. Cuando llegaron, Bianca paró el coche en doble fila. No quería darle pie a nada a Noelia, sabía que si aparcaba el coche, Noelia lo podía interpretar como que ella quería que la invitara a su casa.
Bianca tenía la mano apoyada en la palanca de cambios, cuando de repente Noelia se animó a poner su mano sobre la de Bianca. Ésta se quedó estática en su asiento porque no se esperaba ese movimiento de la abogada. Además se puso a acariciarle suavemente la mano con las yemas de sus dedos. Bianca se estremeció y de paso se bloqueó.
Noelia se acercó todo lo que pudo a Bianca y le susurró cerca del oído que por qué no la acompañaba a su apartamento. La abogada estaba tan cerca de Bianca que estuvo a punto de rozar sus labios con los de su jefa.
A Bianca le costó reaccionar, pero finalmente lo hizo, y se alejó bruscamente de Noelia.
-Noelia, creo que ya lo dejé muy claro en mi despacho, pero veo que te cuesta entender. No vamos a tener nada tú y yo.
-Vamos, Bianca, no estás haciendo daño a nadie por dejarte llevar y disfrutar un poco. Tú y yo lo podemos pasar muy bien, y lo sabes. Además, te lo dije ya, si estás sola es porque esa persona que te gusta no te corresponde. ¿Entonces?
-¿Entonces? Si a mí me gusta alguien y quiero esperar a ese alguien, es mi problema, no el tuyo. Así que no te metas donde no te llaman, por favor. Y no vamos a tener nada porque yo soy tu jefa y tenemos que ser las dos profesionales. Y si te cuesta entenderlo entonces tendré que buscar otra abogada. Lo siento.
Noelia se enderezó en el asiento del copiloto.
-Está bien. Ya te entendí. Perdona, no volverá a pasar. Sólo que tú me gustas y me atraes mucho, no puedo evitarlo. Pero intentaré respetarte.
-No intentarás, me respetarás.
-Sí, claro. Eso mismo voy a hacer. Bueno, nos vemos mañana. Hasta luego.
Noelia se bajó del coche con un enfado considerable. Ella llevaba muy mal que la rechazaran, y ese mismo día ya había sido rechazada dos veces por la misma persona. Era algo que a ella le llevaban los demonios.
Bianca vio cómo Noelia se alejaba. Suspiró un par de veces, consiguió poner el coche en marcha y se fue de allí.
Nada más llegó a casa, fue directamente a prepararse una copa bien cargada. Diana vio lo que estaba haciendo su madre y se preocupó, ya que nunca antes había hecho eso nada más llegar a casa.
-Mamá, ¿Estás bien? ¿Qué tan estresante ha sido el día que tienes que prepararte una copa nada más llegas a casa? ¿No cenas antes?
-Hija, sí lo ha sido. Necesito darme un baño caliente, pero ya. ¿Te importa preparar la cena mientras me lo doy?
-Claro, mamá. Y así me cuentas cenando cómo ha ido tu día.
-Perfecto, cariño.
Bianca fue directamente al jacuzzi que tenía en su cuarto de baño. Lo puso en marcha mientras se iba desnudando. Había acabado el día muy cansada. Se encendió unas velas aromáticas y colocó la copa a un costado del jacuzzi. Se iba a relajar con todas las de la ley, y nunca mejor dicho.
Se metió en el jacuzzi y tal cual lo iba haciendo, el vapor llegó hasta su rostro, y al sentirlo fugazmente, la hizo sonreír. Por fin iba a poder relajarse como tocaba. Introdujo todo su cuerpo en el agua caliente y en unos segundos las burbujas lo taparon entero. Dio un sorbo a su copa e inspiró todo el aroma de las velas mientras cerraba sus párpados cansados.
Sin ella pretenderlo, comenzó a pensar en lo que había pasado con Noelia tanto en su despacho como en el coche, y de repente, comenzó a excitarse. Pero no se excitó pensando en Noelia, sino en Valeria. Se imaginaba que era la joven la que llevaba su pie rozando el interior de sus muslos, hasta llegar a su entrepierna. Se imaginaba que era la joven la que le ponía el escote delante de sus ojos. Como también se imaginó el pie de Valeria haciendo fricción en su entrepierna, y ella sin poderlo evitar, acababa abriendo sus piernas para que Valeria hiciera lo que quisiera con ella.
Bianca estaba tan cachonda que se decidió a llevar su mano derecha a su entrepierna, y comenzó a masajear su clítoris. De sólo pensar en que era Valeria la que le estaba acariciando sus partes íntimas, a Bianca se le escapó un gemido detrás de otro y fue tanta la excitación que tenía que con varios roces más tuvo un increíble orgasmo. Joder, tuvo que recobrar la respiración mientras abría los ojos y suspiraba. Se había excitado como nunca y solo por haber pensado en Valeria. Ésto era de locos. ¿Qué podría pasar si algún día llegaba a acostarse con ella?Bianca se lo podía imaginar y sabía perfectamente que si algún día llegaba ese momento, ella no lo olvidaría jamás.
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