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Capítulo 44. A Noelia le gusta Bianca.

Bianca y Noelia estuvieron trabajando codo con codo. Noelia necesitaba ponerse al día cuanto antes. Era una mujer con experiencia y con ganas de hacer las cosas bien. Bianca estaba contenta de que su padre la hubiera contratado. Le iba a quitar mucho trabajo. 

Y entre rato y rato, no podía dejar de pensar en lo que había pasado en el restaurante con Valeria. Ella creía que la joven sí estaba celosa, y por eso le dijo que podía hacer lo que quisiera. Pero esa contestación le dolió. No se la esperaba en absoluto. Bianca la vio muy guapa, tanto que sólo tenía ganas de mirarla. Le encantaban las facciones finas y suaves de Valeria. Sus ojos inmaculados color avellana eran capaces de iluminar cualquier momento oscuro de la abogada, y si pensaba en su mirada, ésta era tan intensa y penetrante que era capaz de derribar cualquier tipo de muro. Sus labios carnosos y expresivos de una arrebatadora inocencia, hacían que Bianca quedara totalmente perturbada cuando la observaba. Y para ella, sin ningún tipo de duda, eso era el amor más puro e inocente que podía existir. No podía mentirse así misma. Y se alegró mucho de haberla visto, aunque ésta le tirara el refresco. Eso había sido un mal menor sin importancia. Sólo con poder mirarla y saber que ella estaba ahí, su corazón ya podía latir tranquilo. 

Cuando Bianca y Noelia terminaron de trabajar, Noelia se había quedado con ganas de conocer a su jefa en la faceta más personal. Por lo que se atrevió a invitarla a tomar algo cuando salieran del despacho. 

-Bueno, se hizo larga la jornada pero creo que ha salido todo como queríamos,¿Verdad, Bianca?

-Sí, mañana nos espera un día también duro. Así que nos vendrá bien descansar. Por cierto, me gusta como trabajas, Noelia. 

-Gracias Bianca. Estoy contigo con lo de descansar, pero me preguntaba si te podría invitar a tomar una copa por ahí, ahora. Estoy muy agradecida por la oportunidad que me habéis brindado y además por estar hoy tan pendiente de mí.

Bianca no se esperaba que Noelia la invitara a tomar algo, la había dejado descolocada, pero ella tenía claro que no quería mezclar trabajo con placer, por lo que declinó la invitación. 

-Lo podemos dejar para otro día. Me tiene que llamar una amiga y seguramente quede con ella. Y sino me iré a pasar lo que queda de tarde con mi hija. 

Noelia se dio por vencida. Ya tendría tiempo de conocer a esa mujer tan enigmática y que tanto le llamaba la atención, si ahora iban a trabajar codo con codo en el bufete. Esa mujer la atraía mucho y no le importaría acostarse con ella. Seguro que en la cama era buena. A Noelia le excitaba mucho las mujeres con carácter, seguras de sí mismas y que no se dejaban amedrentar por nadie. Y Bianca era una de esas mujeres. Y para colmo era una mujer que llamaba la atención, porque físicamente la atraía como un imán. Cuando la vio en el baño del restaurante quitarse la blusa mojada y vio esos magníficos pechos, le dieron ganas de poseerlos. Bianca tenía un busto perfecto para su gusto, y se moría de ganas por intimar con su jefa. 

Las dos mujeres se despidieron en el parking, y mientras Bianca se subía en su coche, puso el manos libres y llamó a Aitana. Ésta había salido ya de trabajar y se estaba tomando un café en una cafetería cercana al trabajo de Bianca, por lo que decidió acudir donde estaba su amiga. Necesitaba hablar y desahogarse con ella, y prefería no ir todavía a su casa porque sabía que Valeria no iba a estar con su hija. 

Bianca saludó a su amiga nada más la vio. Ésta se levantó y le dio un beso en cada mejilla a Bianca. 

-Vaya Bianca, a pesar de estar guapa, como siempre, hoy luces…¿Cansada?

-No sé cómo luzco. Necesitaba hablar contigo. Hoy ha empezado una abogada nueva y he tenido que estar todo el día con ella. Mañana ya la dejaré sola. Tengo que reconocer que es buena. Estoy segura que va a hacer un buen trabajo. 

-Ah, bueno. Me alegro entonces. 

-Hoy comí con ella en el restaurante de Valeria. 

-¿Y? Ella trabaja los fines de semana y por la noche, ¿No?

-Sí, pero hoy justo la llamaron para que cubriera a una compañera que se había puesto mala. 

-Vaya, qué coincidencia. 

-Sí. Y bueno...Esa chica es capaz de hacerme sentir de todo en el cuerpo. De repente puedo sentir mariposas en mi estómago como puede erizar mi piel, y también puede conseguir ponerme de los nervios o incluso sacarme de mis casillas. Es una chica con apariencia dulce pero luego te da unas contestaciones que te deja en el sitio. Su sencillez y sus ganas de tirar para adelante me tienen cautivada. 

-Claro, como que estás enamorada, Bianca. Todo eso se siente cuando lo estás. Así que, no sé qué te sorprende. Además, reconozco que la chica es muy mona.

-Hoy creo que la noté celosa. Quiso sacame información de Noelia, la nueva abogada. 

-¿Noelia es guapa?, ¿Qué edad tiene?

-Sí, lo es. Guapa, echada para adelante, con carácter. Y tiene treinta y tres años. Es algo descarada, pero yo tengo claro que no quiero mezclar el trabajo con algo romántico. 

-¿Por qué es descarada?¿Se ha insinuado? ¿Y quién ha dicho que ella quiera algo romántico?

-Mira, Valeria me tiró un refresco y tuve que ir a los baños a cambiarme. Mi secretaria me trajo una blusa. Y Noelia entró a los baños y no quitaba la mirada de mis senos. 

-No me dices nada nuevo, Bianca. Yo, que soy heterosexual, también te miraría embelesada en esa parte de tu anatomía. Sabes, eres una afortunada con esos pechos que la vida te ha dado. Así que entiende que cualquier persona no pueda quitar la mirada de ahí. 

Bianca se rió. Sí tenía unos pechos bonitos pero ella creía que no era para tanto como su amiga decía. 

-Bueno, creo que a Noelia le atraigo. Hoy quería invitarme a tomar algo después de salir.

-Vaya, es de las que no pierden el tiempo. Si tú tienes claro que no quieres mezclar una cosa con la otra, entonces déjaselo claro. Porque además no eres una trabajadora más, eres su jefa, y como tal, deberías de marcar los límites. ¿Y cómo que Valeria te tiró un refresco? conociéndote, no te enfadaste con ella, ¿Verdad?

-Lo sé, Aitana. Y no, no pude enfadarme con ella. Aún tuve que hablar con su encargado para que no tuviera en cuenta lo que pasó. 

-Aunque a veces parezcas estirada, eres buena mujer, Bianca.

-Vaya, gracias, viniendo de ti eso es un piropo. 

-Tómalo como quieras. Pero es la verdad.

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