Capítulo 43. Las miradas de Noelia.
Bianca salió del servicio con la blusa cambiada. Se despidió de su secretaria y lo primero que hizo fue dirigirse al encargado de Valeria. Cuando ésta vio a Bianca hablar con el hombre, palideció. De repente le entró miedo de que su encargado la echara del trabajo. Necesitaba ese sueldo para hacer frente a todos los gastos que tenían Pamela y ella. Pero creía que Bianca era incapaz de hacer eso.
Bianca le dijo al hombre que lo que había pasado con la camarera había sido culpa de ella, ya que sin darse cuenta de que tenía a la chica detrás de ella, fue a levantarse para ir al baño y sin querer le tiró a la joven la bandeja de las bebidas. Así que le pidió que la disculpara con la camarera.
Luego se dirigió junto con Noelia a la mesa que tenían reservada. Valeria no sabía qué había pasado con Bianca y su encargado, pero por la cara que tenía el hombre, parecía que éste no estaba enfadado, al contrario. Eso la hizo relajarse al instante.
Valeria, por fin, se acercó a la mesa de Bianca a tomarles nota. Las dos abogadas no le quitaban ojo a la camarera. Y Valeria pudo observar con más detenimiento a la acompañante de Bianca. Era una mujer de más de treinta años muy guapa, con unos bonitos ojos azules, que además miraba a Bianca como embelesada. Y después de cómo la vio mirarla en los servicios, le quedó más que claro que a esa mujer le gustaba la abogada. Por lo que no pudo evitarlo y sintió unos celos que le estaban oprimiendo el pecho. Nunca había vivido una situación igual y era la primera vez que el pecho le dolía, pero sabía perfectamente el por qué de ese dolor. Y esa sensación no le gustó nada.
Una vez que tomó nota, se alejó cuanto antes de ahí. Y a Bianca le dieron ganas de seguirla, pero sabía perfectamente que no debía hacer eso, y menos delante de Noelia.
Así que se limitó a hablar con Noelia explicándole más cosas sobre cómo funcionaba todo en el bufete.
Valeria, de lejos, cuando las dos mujeres estaban concentradas en lo que estaban hablando, no pudo evitar mirarlas a las dos. Bianca le explicaba algo a la otra mujer mientras ésta la miraba fijamente a los ojos y además le sonreía. Y si esas sonrisas hablaran por sí solas, le indicarían a Valeria lo que esa mujer estaba comenzando a sentir por Bianca. Y ella no podía culparla, si Bianca era un espectáculo de mujer. Normal que la mirara totalmente atontada. Ella misma si estuviera en el lugar de esa mujer, sólo querría comerle la boca a Bianca mientras ésta le hablaba con esa pasión e interés con el que ella solía contar las cosas. Seguro que esa mujer era también abogada y estarían hablando de temas laborales. Por eso a Bianca se le veía tan concentrada y ensimismada hablando con esa mujer.
Valeria sintió celos de esa mujer. Quería ser ella la que estuviera ahí sentada con Bianca. Tenía clarísimo que no dejaría de mirarla ni un segundo. Ni siquiera pestañearía para no perderse ni una milésima de segundo la suerte que tendría de tener a esa mujer enfrente de ella. Pero enseguida recordó que fue ella la que le dijo de no seguir con lo que habían empezado. Así que, muy a su pesar, salió de su ensimismamiento y siguió trabajando.
Cuando terminaron de comer, pidieron un café y luego Bianca le pidió a Valeria la cuenta. Bianca en realidad no se quería ir, pero debían volver al despacho. Tenían mucho trabajo.
Valeria cogió la bandeja con el cambio, y se lo iba a devolver a Bianca, cuando ésta le dijo que se lo quedara. Entonces la joven se quedó aturdida de ver la propina tan elevada que le había dejado la abogada. Pero prefirió no decir nada y de nuevo se marchó de allí de forma precipitada.
Bianca necesitaba despedirse de ella, por lo que le pidió a Noelia que la esperara fuera. Y aunque se sentía algo nerviosa, decidió dirigirse a la joven con la seguridad que la caracterizaba.
Valeria estaba de espaldas cuando Bianca la cogió suavemente del brazo, y cómo no, la joven ya sabía quién estaba detrás de ella.
-Valeria, me voy ya, sólo venía a despedirme de ti - le dijo la abogada con un semblante serio. Bianca quería hablar más con la joven, pero sabía que no venía a cuento, y además Valeria estaba trabajando.
-Bien, señora. Por cierto, gracias por haber hablado con mi encargado, y por la propina que me ha dado. Pero en realidad no tiene por qué darme tanta propina- le contestó Valeria algo avergonzada.
Bianca la miró a los ojos. Esa tierna mirada que tanto le atraía y tan loca la volvía. Tenía muchas ganas de rozar sus labios con los de Valeria. De hecho se moría por hacerlo. Se estaba volviendo loca por el deseo que sentía hacia la joven. Pero finalmente dejó su mente en blanco y consiguió contestarle.
-En realidad sí te mereces esa propina. Tu trato con nosotras ha sido perfecto.
-¿Y ese trato incluye que le tiren un refresco por encima?- Valeria consiguió quitarle hierro al asunto y se rió.
-Valeria, fue un accidente. Por lo demás, nos has atendido muy bien.
Valeria quería sacarle información a Bianca sobre su acompañante, y el momento oportuno para hacerlo había llegado.
-Según su acompañante no las he tratado bien. Ella me dijo que merecía que me despidieran.
-Sé lo que te dijo. Y ya hablé con ella sobre lo ocurrido. Lo siento, Valeria, ella no debió decirte eso.
-Si lo dijo fue por algo, ¿no cree?
-¿A qué te refieres, Valeria?¿Qué quieres decir con eso?
-Nada, que igual ella es tan próxima a usted que le dolió mucho que yo le tirara el refresco.
Bianca no se lo podía creer, ¿Estaba Valeria celosa de Noelia? Pero si ella no le había dado pie a nada. Aunque tenía que reconocer que Noelia era una mujer que podía gustarle a cualquiera y también podía provocar celos.
-Umm, verás, Valeria, te voy a explicar algo para que te quedes tranquila. La mujer con la que he comido es una nueva abogada del bufete que hemos contratado puesto que nos estamos expandiendo y necesitamos contratar más abogados. Y me ha tocado a mí explicarle cómo va todo el bufete. Sólo eso.
Valeria se dio cuenta que Bianca sólo quería tranquilizarla, pero aún la perturbó más el hecho de saber que esa mujer iba a pasarse horas y horas trabajando con Bianca, ya que se notaba de lejos que a esa mujer Bianca le gustaba, y mucho. Y sería cuestión de tiempo que intentara algo con ella. Pero a decir verdad, Bianca sólo se había mostrado educada con la otra abogada, nada más. No percibió interés alguno por parte de ella. Eso la tranquilizó un poco.
-Bueno, en realidad usted no tiene por qué darme explicaciones de quién es esa mujer.
-Tal vez yo sí quiera dártelas, porque no me gustaría que tú pensaras algo que no es.
-No se preocupe, usted puede hacer lo que le plazca.
Esas palabras le hicieron mella a Bianca. ¿A Valeria le daba igual que ella hiciera algo con Noelia? Eso quería decir que en realidad no le importaba a la joven como ella pensaba, y eso la dejó tocada.
-Está bien, Valeria, lo siento si interpreté erróneamente algo que no era. Ya me dejaste claro que no querías seguir con lo que habíamos empezado por lo tanto es normal que no sientas lo más mínimo por mí. Discúlpame. Bueno, espero que acabes bien tu turno. Ya nos vemos en otra ocasión. Adiós.
Ahora fue Valeria la que se quedó helada con la contestación de Bianca. Se había pasado de la raya con la abogada. Y sí, claro que había sentido celos, y por supuesto que seguía sintiendo lo mismo o más por ella. Eso no cambiaba de la noche a la mañana. Y Valeria sabía perfectamente que le iba a costar mucho dejar de pensar en Bianca. Si era imposible no pensar en ella. Su primer pensamiento del día y el último, siempre era la abogada. Entonces siempre que la debilidad se apoderaba de ella, pensaba en Diana y en hacer lo correcto, y dejaba de pensar en Bianca, momentáneamente.
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