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Capítulo 39. El poder de Camila.

Valeria estaba atando su bicicleta cuando vio de lejos a Diana acercarse a ella. La saludó como siempre. 

-Hola guapa. ¿Qué te pasó ayer? Me dejaste algo preocupada. 

-Hola Diana. Me debió de sentar mal algo que cené y por la mañana no me encontraba nada bien. Pero hoy estoy mejor. Gracias por preocuparte.

-¿Cómo no lo voy a hacer?

-Imagino que Pablo sigue como siempre, ¿No? - Quiso preguntarle a Diana para desviar el tema. No quería seguir mintiéndole a su amiga. Se sentía tremendamente mal cuando lo hacía. 

-Sí, ahora peor, no para de insultarme y amenazarme diciéndome que si no vuelvo con él, que me atenga a las consecuencias. 

-Joder, Diana, creo que ya va siendo hora de que hables con tu madre.

-Lo sé. Mira, por ahí viene Camila. Qué raro que no venga con Eva.

Valeria se puso nerviosa al oír el nombre de Camila. No tenía ninguna gana de verla. Le repugnaba tener que hacer lo que una persona como Camila le decía que hiciera. Pero no le quedaba otra si quería seguir manteniendo su amistad con Diana.

-Hola chicas, ¿Qué tal estáis? Valeria, ¿Qué te pasó ayer que no viniste a las clases? Espero que estés bien- dijo Camila sonriendo a Valeria -por cierto, me gustaría hablar luego contigo, ¿Te parece bien?

-Sí, claro. Cómo no - le contestó Valeria asqueada. Sólo deseaba poder mandar a la mierda a esa chica tan horrible. 

A Diana le pareció raro lo que su amiga se traía entre manos con Camila. ¿De qué quería hablar ésta con Valeria? Hasta donde sabía ella, a Valeria no le gustaba Camila. 


Cuando acabó la primera clase, en el descanso entre clase y clase, Valeria fue al baño, y Camila la siguió para hablar con ella. Y cuando se aseguró de que estaban solas en los baños, se dirigió a ella:

-Eh, Valeria. ¿Qué tal? Sólo quería saber, ¿Cómo vas con Bianca?

Valeria la miró a los ojos con furia. No pudo evitarlo. 

-Bien. Ya hemos quedado que cada una por su lado. ¿Estás contenta?

-Bueno, estaré más contenta cuando quedes conmigo. Así que vete pensando en un día y me dices. Por cierto, ten mucho cuidado cuando vayas a casa de Diana, que no me entere yo que hay algún tipo de acercamiento con Bianca. 

-En casa de Diana no hay acercamientos. Recuerda que está Diana delante. 

-Muy bien. Sigue así y podrás seguir con Diana como amiga. Recuerda que te voy a estar vigilando. No bajes la guardia. 

Valeria tenía ganas de golpearla y darle su merecido. Pero sabía que no merecía la pena hacer eso. Además la violencia no iba con ella. Necesitaba sacar la rabia que llevaba dentro. El mero hecho de estar a solas con Camila en los servicios le estaba produciendo ansiedad. Necesitaba que la dejara sola. Y como si Camila le hubiera leído la mente, se despidió de ella y se marchó. 

Valeria se miró en el espejo. Tenía unas ojeras considerables. Tuvo que esforzarse por controlar su propia respiración porque los malditos nervios hicieron que ésta se acelerara. Esperó unos minutos hasta tranquilizarse, y cuando por fin lo consiguió, salió de los baños en dirección a las clases. 


Ya en clase, Diana la invitó a ir a su casa. 

-Valeria, por cierto, vente hoy a casa. Y si quieres nos damos un baño.

-Tenemos que estudiar, Diana. Además esta tarde está algo fresca. 

-Podemos estudiar juntas. Si te parece. Sabes, por las tardes es cuando más me escribe Pablo, y no me gusta estar sola en casa. Me da miedo, además mi madre no sé si vendrá pronto esta tarde. 

Valeria no podía negarse si su amiga se sentía insegura en su casa al estar sola. Debía estar para ella cuando ésta la necesitaba. Así que finalmente le dijo que sí.

-Está bien. Iré. No te preocupes.

Diana le sonrió, mientras entraba la profesora en el aula. Esa tarde Valeria volvería a ver a Bianca, seguro que la abogada no se esperaba que la joven volviera tan pronto a su casa. Ni ella misma se creía que la fuera a ver después de haber dejado lo que había entre ellas. Desde luego era una situación bastante incómoda para las dos mujeres, pero Valeria tenía más que claro que en el fondo se moría de ganas de verla. A pesar de lo breve que había sido lo que había habido entre ellas, a la joven le había servido para darse cuenta que estaba completamente enamorada de Bianca, aunque a decir verdad ella siempre pensó que el enamoramiento era proporcional a la intensidad y al tiempo de la relación, y ella, con Bianca, sí habían sido muy intensos sus sentimientos, pero hacía poco tiempo que la conocía. Desde luego esa mujer había llegado a su vida para desbaratarla de forma fulminante. El amor era muy caprichoso, por lo menos en el caso de ellas. 

Cuando terminó la clase, Valeria se acercó a Diana para decirle que lo mejor sería que Camila no supiera que seguía yendo a su casa por las tardes. Quería evitar cualquier tipo de malentendido por parte de Camila, y aunque Diana no entendió ese punto, no quiso discutir ni dudar de Valeria, porque lo que sí tenía claro que su amiga se llevaba algo entre manos con Camila. 


Camila, antes de que las dos jóvenes salieran del edificio, se acercó a ellas y les preguntó si querían hacer algo juntas esa tarde. Valeria se tensó, pero terminó contestando Diana.

-Yo no puedo. Lo siento. Tengo que ir a ver a mi abuelo - mintió Diana. Sólo esperaba que Camila no dudara de sus palabras. 

-Yo tampoco puedo -Valeria prefirió contestar de forma seca. Para ella no merecía la pena ni mentirle en la cara. El tenerla enfrente le provocaba un sentimiento de rabia que nunca había experimentado. Le parecía increíble tener que tolerar que esa chica la manipulara a su antojo y la amenazara si no hacía lo que ella quería. Era deprimente la situación que estaba viviendo por culpa de Camila. Pero no le quedaba otra más que tragar. 

-Está bien, chicas. Quedaré entonces con Eva. Nos vemos mañana - dijo por fin Camila con una media sonrisa y sin quitar sus ojos de Valeria. Esos ojos inquisidores le estaban indicando a Valeria que tuviera mucho cuidado de no mentirle, y Valeria solo pudo estremecerse cuando sintió esa terrible mirada puesta en ella.

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