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Capítulo 24. Haciendo por verla.

Por la tarde Bianca se echó una siesta puesto que había dormido muy mal y necesitaba descansar. Más tarde había quedado con Aitana para tomar un café. 

Ya en el café, Aitana notó muy apagada a su amiga. 

-Eh, Bianca. Creo que necesitas que te echen un buen polvo, por la cara que llevas, hoy estás amargada. 

-No necesito eso, Aitana. No seas bestia. Y sí, estoy algo amargada. Pero ya se me pasará, tranquila.

-¿Has tenido mal día?¿Te ha pasado algo con Diana?-Le preguntó Aitana algo preocupada. Hacía tiempo que no veía así a su amiga. 

-No, con ella todo perfecto. De hecho hemos pasado la mañana juntas en la piscina. Mejor no ha podido ir. 

-Ummm...Entonces, es por Valeria, ¿No?

-Sí. Hoy la ha llamado Diana para que viniera a comer a casa y ha declinado la invitación alegando que tenía que quedarse en casa con su hermana.

-¿Alegando? Ya salió la abogada...Bueno, perdona. Igual era verdad, Bianca. 

-No, Diana dice que Valeria está rara, que parece que la rehuye. Y sabes, creo que a la que está rehuyendo es a mí, no a Diana. 

-Eso si me cuadra. Ya te he dicho que cuando te vio con esa mujer le dolió y mucho por cómo reaccionó. Te juro que no te miento. Y sí, es posible que Valeria quiera alejarse de ti. ¿Y por qué no hablas directamente con ella?

-Lo he pensado, pero no sé cómo puedo acercarme a ella. No quiero sentir que me esquiva. Eso me mata. Me hace mucho daño. Y más saber que le pudo doler el verme con esa mujer. 

-Lo sé, Bianca. Habla con ella. ¿No dijo Diana que Valeria quería hablar contigo? Pues habla con ella con esa excusa. Pregúntale qué quería decirte. 

-¿Pero cómo lo hago si parece que no quiere venir a casa? 

-Joder, espabila, Bianca. Sabes dónde vive y donde trabaja. No es tan difícil. Además, ¿Hoy no trabaja? Preséntate en su trabajo, o mejor, espérala a que acabe de trabajar. 

-Estoy nerviosa...Aitana. No podría aguantar que me rechace o que no quiera hablar conmigo. 

-Bueno, vas a tener que pasar por ello si quieres saber lo que Valeria piensa o lo que le pasa. Así que esta noche te vas a verla cuando acabe de trabajar. Y por supuesto, quiero que mañana quedemos y me cuentes. 

-Está bien, creo que tienes razón. Iré a verla al trabajo. La esperaré. Sólo espero que no me mande a la mierda.

-No lo hará, Bianca. Si la hubieras visto como la vi yo ayer, tendrías todo mucho más claro. Te lo aseguro. Y de todas formas, en la vida te había visto así. Sí debes estar muy enamorada para estar tan nerviosa como lo estás. Ni en el peor de tus juicios te he visto tan nerviosa. 

-Lo sé, y sí, creo que ya estoy perdiendo la cabeza por esa chica. Lo que siento por Valeria me desborda. Nada que ver con lo que siento cuando estoy en un juicio. No se puede comparar. En los juicios estoy muy segura de mí misma, pero cuando estoy con Valeria la seguridad que tengo se va a la mierda, tal cual. 


A Bianca se le hizo eterna la tarde y parte de la noche. Estaba hecha un manojo de nervios. Ni ella misma se reconocía. Sabía que la joven acababa más o menos de trabajar sobre las doce de la noche. Así que a las once le dijo a su hija que había quedado con Lola y Aitana para tomar algo y se fue directamente al trabajo de Valeria. Estuvo casi una hora esperando en el coche a que la joven saliera del restaurante. Pero cuál fue su sorpresa cuando vio aparecer a Camila. Eso sí no lo esperaba. Así que tenía pinta de que se iba a quedar sin hablar con Valeria. Estuvo a punto de marcharse pero finalmente decidió quedarse a que saliera la joven del trabajo. Quería ver si las dos jóvenes se besaban. Y si lo hacían así, a ella le ayudaría para intentar olvidar a Valeria. 


Cuando Valeria por fin acabó su jornada laboral, salió rápidamente del restaurante cuando se dio cuenta de que Camila la estaba esperando en la calle. Le sorprendió mucho verla allí. Y encima estaba sola. 

Camila se acercó a darle un beso en la comisura de los labios pero Valeria le hizo la cobra y le puso la mejilla. 

Bianca vio cómo Valeria le corrió la cara y no pudo más que sonreír. 

-Hola, Valeria…¿Cómo estás?

-Bien, Camila. Pero, ¿Qué haces aquí? No te esperaba. 

-Lo sé. Tenía ganas de verte. ¿Me permites acompañarte a casa?

-Sí, no hay problema.

Bianca arrancó el coche y se marchó de allí. Se quedó sin poder hablar con Valeria, y se moría por hacerlo, pero por lo menos tenía claro que la joven no estaba saliendo con Camila. Algo era algo. 

Cuando Valeria y Camila llegaron al portal de Valeria, Camila se animó a decirle que le gustaba, y mucho. Valeria no sabía ni que decirle. Pero tenía claro que debía ser sincera con ella. 

-Mira, Camila, ahora mismo necesito estar sola. Bastante tengo con mis estudios, Pamela y el trabajo. No tengo tiempo para salir con nadie. 

-Ya, pero…¿No te gusto ni un poco?-A Camila le costaba entender que la joven no quisiera tener nada con ella.

-No...Camila. Eres una chica guapa y vales mucho, pero no, no me gustas. 

-¿Acaso te gusta otra persona?- acabó por preguntarle Camila. Ella se olía que sí, que se sentía atraída por otra mujer. Y quería que Valeria se sincerara con ella. 

-No me esperaba esa pregunta, Camila. Y bueno, creo que sí, que me gusta alguien.

-¿Se puede saber quién es esa persona que te gusta?

-Prefiero guardarlo para mí, Camila. Aún no tengo claro qué siento, por lo que es preferible que no diga nada, de momento - en realidad sí sabía lo que sentía por esa persona, pero no quería compartirlo con Camila. Ésta podría acabar diciéndoselo a Diana, y eso podría destruirla.

-Está bien, Valeria. Dejémoslo así. Espero que esa persona te corresponda.

-¡Quién sabe, Camila! 

Estuvieron hablando un rato más y ya se despidieron. Camila tenía claro que tenía que descubrir si entre Valeria y Bianca había algo, y de haberlo, tendría que tomar cartas en el asunto, porque eso no estaba nada bien, que Valeria tuviera algo con una mujer tan mayor y para colmo siendo la madre de Diana. y a eso se le sumaba que Valeria tenía que darle una oportunidad a ella, ya que creía que se la merecía. 


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