Capítulo 105. Epílogo (parte 3)
A la mañana siguiente, cuando Valeria abrió los ojos, no se creía lo que éstos estaban viendo. Se encontraba abrazada a Bianca. Había dormido mejor que bien pegada a la abogada. De hecho ninguna de las dos se movió en toda la noche. Tanto Bianca como Valeria, se encontraban en la misma posición en la que se habían quedado dormidas. Era algo maravilloso para las dos, pero a decir verdad, las noches que Valeria dormía con la abogada, ésta conseguía dormir de tirón durante toda la noche. Bianca sabía que necesitaba dormir todas las noches con la joven porque era la única forma que tenía de dejar a un lado el estrés que le provocaba el trabajo y con ello se pudiera relajar con el cuerpo desnudo de su chica pegado al suyo.
Valeria no quería despertar a Bianca, por lo que se limitó a observarla detenidamente. A pesar de sus treinta y nueves años casi para cuarenta, le resultaba una mujer muy guapa y se conservaba muy bien. Bianca la volvía completamente loca. Entre lo que le atraía físicamente, y lo que le encantaba por cómo era por dentro, tenía claro que era la mujer de su vida. A ojos de la joven, la abogada era una mujer con una fuerza y una seguridad en sí misma arrolladoras. Y eso la tenía totalmente cautivada. No cambiaría nada de la mujer que amaba. Era perfecta para ella.
Mientras Valeria seguía observándola como si fuera la mayor obra de arte que hubiera visto en su vida, Bianca comenzó a despertarse, y al notar la pierna desnuda de Valeria sobre su abdomen, sólo pudo sonreír. Llevó su mano al muslo de la chica, y lo acarició con mucho cariño.
Las dos mujeres se miraron a los ojos con un amor desmedido. Valeria se estaba perdiendo en el precioso gris de los ojos de Bianca, mientras ésta no se podía creer todavía que esa preciosa joven de la que estaba completamente enamorada, la hubiera elegido a ella para compartir su perfecta vida.
-Mi amor, eres preciosa recién levantada. Eres lo más bonito que han visto mis ojos- Le dijo Bianca a Valeria de forma coqueta.
-Tú no te quedas atrás, Bianca. Llevo ya tiempo mirándote casi sin pestañear. Eres divina, única y maravillosa.
-Vaya, amor, es que soy la mujer de tu vida, y la mujer más afortunada del mundo.
-¿Tú crees? Porque igual la mujer más afortunada soy yo. -Valeria retiró la sábana que las cubría a las dos y se colocó encima de Bianca. A ésta se le abrieron los ojos más si cabía, viendo el monumento de mujer que tenía sobre su propio cuerpo.
Bianca se incorporó para poder besar a Valeria y abrazarla, mientras la larga y espesa melena de la joven descansaba sobre los muslos de la mujer. Podía pasarse así toda la mañana, pero Valeria tenía otros planes para compartir con la abogada. Las dos mujeres hicieron el amor como si no hubiera un mañana para ellas. Cada vez que lo hacían, era como si para las dos fuera su primera vez. En el momento que unían sus cuerpos las hacía recordar lo que les esperaba a las dos estando juntas. No había mejor momento para ellas que poseerse mutuamente. Ninguna de las dos podía pedir más a la vida que seguir siempre juntas.
Estuvieron toda la mañana amándose, hasta que llegó el momento de ducharse juntas, vestirse e irse a almorzar con Aitana, Noelia, Lola, Diana y Pamela. Iba a ser un cumpleaños para Valeria muy completo y especial. Pero aún le esperaba una sorpresa que marcaría un antes y un después en la relación que tenía con Bianca. Ese día no lo olvidaría nunca.
Las dos mujeres se subieron al coche de Bianca y se dirigieron a la hora prevista al restaurante al que habían quedado con todas. Durante todo el trayecto Valeria estuvo tocando como pudo a Bianca. Necesitaba sentirla cuando ésta iba conduciendo, y cómo no, la abogada estaba encantada de que Valeria se mostrara tan cariñosa con ella.
Cuando Bianca aparcó el coche enfrente del restaurante, Valeria se acercó sorpresivamente a la abogada y la besó con delicadeza. A Bianca le encantaba cómo la joven la besaba. Todos los besos que le daba, fueran como fueran, la hacían sentirse única y especial. Se sentía tremendamente afortunada al lado de Valeria.
Por fin consiguieron salir del coche, cuando Bianca agarró por la cintura a Valeria y se dirigieron felices al interior del restaurante.
Las demás ya las estaban esperando. Bianca había reservado una sala en dicho restaurante, puesto que quería cierta privacidad para disfrutar del cumpleaños de Valeria con todas.
Las ahí presentes fueron a felicitar a Valeria nada más la vieron, y ésta no se podía sentir más dichosa. Iba a ser el mejor cumpleaños de la joven sin lugar a dudas.
Todas se sentaron, mientras Noelia lo hacía muy pegada a Aitana, dándole la mano a su compañera y entrelazando sus dedos. Bianca hizo lo mismo con Valeria. Si por ella fuera no la soltaría nunca.
La comida transcurrió en una perfecta armonía. Todas disfrutaron mucho de la comida y de la compañía. Hasta que ya en la sobremesa, llegó el momento en el que Bianca comunicó a todas que tenía algo que decirle a Valeria, y quería hacer a todas partícipes de lo que le tenía que decir a la joven. Así pues la mujer se puso de pie, mientras los ojos de todas iban dirigidos a ella y los de Valeria la miraban con un amor que desbordaban una ternura infinita.
-Bueno, chicas. Hoy es un día muy especial para la dueña de mi corazón, cumple veintidós años y todas nosotras hemos querido que tenga el día especial que ella se merece. Pero yo quiero ir un poco más allá. Me gustaría que todas supierais lo que siento por Valeria. Así pues, Valeria- dijo Bianca dirigiéndose a la joven- nunca antes había sentido una atracción tan completa. No es sólo física, también es mental, por lo que no solo activas mi cuerpo como antes nadie lo había hecho, sino que también pones a trabajar mis neuronas y enciendes mi corazón. Me siento más activa que nunca y es todo gracias a ti. Mi vida, sé que estás muy orgullosa de mí porque me lo demuestras con cada paso que das, al igual que yo de ti. Eres todo lo que yo podría haber soñado en una pareja, y mucho más. Me das alas y me apoyas en mis peores momentos, me das amor y cariño cuando más lo necesito, me ofreces tu paciencia cuando la mía comienza a agotarse, me comprendes cuando a veces ni yo me aguanto, siempre alentándome a que siga luchando. Me das paz y locura por partes iguales, de esa que te llena el alma y te hace volar muy lejos. Me das diversión y risas por igual. Y en la intimidad somos capaces de tocar el cielo juntas. Eres mi luz, mi gran y único amor. Eres mi todo, Valeria. Así que quiero pedirte algo que debía de haberte pedido hace tiempo, y espero que me digas que sí.
Valeria a esas alturas ya tenía los ojos llorosos. Cada palabra que había soltado Bianca por su boca, podía haber salido perfectamente por la suya propia. Estaba claro que sentían las dos exactamente lo mismo. Para la joven era un sueño el que estaba viviendo al lado de la mujer que ella amaba. Y sin saber lo que la abogada le iba a pedir, ella ya sabía que le iba a decir que sí.
-Verás, Valeria. Me gustaría que ya mismo os vinierais a vivir a casa Pamela y tú. Sé que ahora vas a buscar trabajo de lo que has estudiado, al igual que Diana. Y sé que también Pamela quiere trabajar para pagarse los estudios, pero yo quiero participar en su crecimiento personal. Quiero pagarle los estudios mientras ella se dedica a estudiar. Me gustaría que las cuatro formáramos una familia.
Valeria y Pamela no se lo podían creer. Pamela se levantó de la silla sin poder evitarlo y abrazó a la mujer con fuerza mientras no dejaba de llorar. Esa mujer era pura generosidad y ella estaba feliz de que fuera la pareja de su hermana.
Antes de contestar nada, Valeria miró a su hermana mientras ésta seguía abrazada a la abogada, y sin dudarlo ni un momento, le contestó a Bianca que sí, que ya era hora de vivir las cuatro juntas. Aunque Pamela tenía la intención de buscarse un trabajo de fines de semana, puesto que sabía que podía compaginarlo perfectamente con sus estudios y no quería cargar a Bianca con todo el peso económico. Pamela sabía que aún trabajando, sacaría muy buenas notas. Ya lo hablaría con Bianca en otro momento. Pero la joven estaba como loca por irse a vivir con Bianca y Diana.
El resto de invitadas estaban exultantes de ver todo el amor que esas dos mujeres se profesaban. Además sabían perfectamente que Bianca adoraba a Pamela. Cuando ésta soltó a Bianca, fue Valeria la que le dio un hermoso beso en los labios a la abogada. Pero ahí no iban a acabar las sorpresas. Ahora la que habló fue Valeria, delante de todas y con los nervios que la tenían casi bloqueada. Pero la ocasión merecía que por una vez en su vida, se apoderara ella de sus propios nervios y miedos, y consiguiera dejarlos a un lado.
-Bueno chicas, ahora me toca a mí hablar. Si me lo permitís.-Consiguió decir sin titubear.
Bianca abrió los ojos todo lo que pudo. Sabía que Valeria era algo tímida para hablar delante de todas. Y de repente se puso nerviosa de saber qué iba a decir la joven.
-Lo primero de todo gracias a todas por compartir este cumpleaños conmigo. Que sepáis que es el cumpleaños más especial que he tenido en mi vida, quitando el anterior que lo pasé en París con Bianca. Y lo segundo, sé que soy joven para hacer lo que voy a hacer, pero cuando una encuentra al amor de su vida no está para perder el tiempo ni dejarlo escapar.-Valeria sacó una cajita de su bolsillo y ante la expectante e incrédula mirada de Bianca, se arrodilló ante ella- sé Bianca que eres la mujer más sencilla y humilde que he conocido, así me lo has demostrado. Así que me gustaría que te pusieras esta sencilla alianza que simboliza nuestro más puro y sincero amor. Quiero casarme contigo, Bianca, pero cuanto antes. Quiero ser tu esposa pero ya. No puedo esperar más tiempo a serlo.
Ahora fue Bianca la que se puso a llorar mientras abrazaba a la joven y metía su rostro en su densa cabellera. No le gustaba que la vieran llorar, pero a decir verdad, no había podido evitarlo. Así que dirigió sus labios al oído de Valeria y le dijo que sí,que iban a ser las esposas más felices del mundo entero.
Diana se levantó y abrazó a las dos mujeres. Estaba muy feliz de ver a su madre tan enamorada y de paso tan dichosa y radiante. Había sido muy afortunada al haberse topado en su camino con Valeria y estaba más que contenta de haber llevado aquel día a la joven a su casa. Su madre no podía haber encontrado una mejor compañera para compartir su vida.
Todas las mujeres brindaron por la pareja y por todo lo que se avecinaba. Y por lo pronto, ya tenían una boda a la vista. Todas sabían que de esa boda iba a salir otra. Lo tenían más que claro, sobre todo Aitana y Noelia, las dos implicadas, que las siguientes en casarse serían ellas. Quién le iba a decir a Aitana que iba a terminar siendo esposa de otra mujer. Pero ella no podía estar más feliz de tener como novia y futura mujer a Noelia. Y lo mejor de todo, es que Noelia había encajado en el grupo a la perfección. Y para ésta, era algo totalmente increíble verse de casada, cuando ella siempre había disfrutado de unos buenos momentos con otras mujeres y con ninguna había llegado a nada más que eso. No quería ningún tipo de atadura ni compromiso con ninguna, solo divertirse. Pero en Aitana había encontrado a la mujer que le había hecho cambiar todos sus esquemas y le había hecho sentar la cabeza. Por fin. Era infinitamente mil veces más feliz que antes, puesto que cuando llegaba a casa después de una dura jornada laboral, tenía a Aitana esperándola para compartir con ella el día a día de ambas.
La felicidad irradiaba en la vida de todas ellas. Diana, que al igual que Valeria, había terminado ya los estudios, se encontraba muy feliz porque por fin Valeria y Pamela iban a irse a vivir con ellas. Bianca y ella ya lo habían hablado, y Diana estaba totalmente de acuerdo. A Valeria la seguía queriendo como a una amiga, nada había cambiado entre ellas, y a Pamela ya la veía como su hermana pequeña. Así que sabía que las cuatro iban a disfrutar mucho de vivir y estar juntas.
Esa noche Valeria y Bianca iban a volver a unir sus cuerpos, como todas las noches que estaban por llegar. No dormirían ni una noche más separadas. Valeria y Pamela iban a instalarse en casa de Bianca y de Diana. E iba a comenzar una nueva vida, para todas ellas, pero siempre juntas, siendo ya, por fin, la nueva familia que habían formado las cuatro.
FIN
"El amor del bueno"
"El amor en realidad no son cuentos de Disney, ni se representa con Romeo y Julieta. Ni nos hace sufrir ni llorar, ni nos prohíbe ser nosotras mismas. Ni es para siempre cuando lo único que hace es oprimirnos.
El amor a veces se manifiesta en los principios como mariposas destrozándonos el estómago, o en forma de fuegos artificiales y preciosas miradas que te dejan bloqueada.
El amor es reírse a carcajadas, es poder llorar sin sentir vergüenza. Son las llamadas a las tantas de la noche para calmar nuestra ansiedad. Es poder ser nosotras mismas respetando nuestros espacios, nuestros tiempos, nuestros gustos y nuestro desorden.
El amor es una sonrisa y una mirada que te hace estremecerte de alegría. Es ese abrazo que te envuelve, dándote paz y seguridad. Son esas palabras que no se dicen pero que se sienten con una simple mirada.
El amor no es morir por alguien y que ese alguien muera por ti. No es prohibir y sí alegrarse cuando se divierte sin estar tú a su lado.
El amor es que te digan lo preciosa que estás y lo guapa que eres, abrazando tus defectos cada noche.
El amor es que te despierten con un beso de buenos días y un te quiero sin esperarlo y a cualquier hora del día, y te diga buenas noches con un abrazo de los que te calientan hasta el alma, no sólo la cama.
Un amor que te comprenda, que te apoye, que acepte tu pasado y no te lo recuerde innecesariamente cuando más daño te hace. Un amor de esos que no te comparan con nadie porque para ella eres única y se sabe privilegiada por tenerte.
Un amor bonito que te bese como si no hubiera un mañana, y no le importe si estás desarreglada o despeinada, que te vea sexy aún con tus estrías y tus kilos de más, y te diga lo maravillosa que eres para ella. Que el paso de los años le resulte poca cosa y que las huellas del paso del tiempo en ti le parezca lo más hermoso que ha visto en su vida.
Un amor que no diga es para siempre, y sí viva el día a día a tu lado, con sus pros y sus contras.
Un amor bonito, sano y sobre todo, libre. Un amor de esos…"
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Nota.
Si os apetece saber lo bien que se lo pasan juntas las dos protagonistas, os invito a leer el relato erótico que he escrito titulado "En el despacho de Bianca", estoy segura que os gustará.
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Queridas lectoras
De nuevo me toca poner el broche final con esta última parte del epílogo a esta bonita historia. Como siempre, os quiero dar las gracias por la buena aceptación que ha tenido, cuando la empecé sin tener nada, y sin saber si la acabaría. Pero finalmente parece que encuentro la imaginación e inspiración necesarias para dar vida a los personajes que creo. Espero que la hayáis disfrutado de igual manera que yo lo he hecho, escribiendo capítulo tras capítulo en un tiempo que a veces ni tenía.
Y para terminar, como alguna de vosotras me habéis pedido que siga escribiendo, me gustaría deciros que esta vez sí tengo una idea en la cabeza para escribir otra historia. Sólo me falta desarrollarla y tener tiempo para escribirla. Así que si al final veo que puedo con ello, os lo haré saber o bien por mi tablero o bien en una nota, y seguramente sería más pronto que tarde (aunque necesito un poco de descanso y un poco de tiempo para mí misma) ya que colgar capítulo diario lleva mucho trabajo. Así que esta despedida es un hasta pronto, chicas.
Un abrazo para todas.
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