
Capítulo 100. Somos novias.
Valeria subió en el ascensor con varias personas más. La joven se sintió observada e intimidada por las miradas escrutadoras de los ahí presentes. Pero el darle una sorpresa a Bianca lo valía. Por ella merecía la pena hacer lo que hiciera falta.
Cuando salió del ascensor, se acercó muy decidida al despacho de Bianca. Tocó la puerta sin pensarlo, y Bianca le dijo que pasara.
La joven abrió la puerta y su corazón quería salirse de su pecho cuando vio de nuevo a Noelia sentada y hablando con Bianca. Pero esta vez estaba el escritorio de la abogada entre las dos mujeres.
Las dos abogadas dirigieron la mirada hacia la espectacular joven. Bianca sólo pudo mirarla admirando la belleza que tenía delante de ella. Y Noelia también la miró reconociendo que esa chica era guapísima.
-Hola mi amor, pasa. Nosotras ya hemos acabado lo que teníamos que hacer.-Le dijo la abogada con una sonrisa radiante. Estaba muy feliz de ver a Valeria. Además ésta lucía espectacular.
Valeria no se podía creer que Bianca la hubiera llamado "mi amor'' delante de la otra mujer, ¿se había vuelto loca acaso? Pero a Noelia le pasó algo parecido. Se quedó estupefacta cuando Bianca se dirigió a esa escultural joven como se había dirigido. ¿Bianca estaba saliendo con esa preciosidad?Además enseguida la reconoció como la camarera del restaurante Itziar. ¿Qué se había perdido? Ahora entendía por qué su jefa tenía un mejor semblante en el trabajo. Bianca estaba mucho más contenta que de normal, y ahora sabía que ese cambio se debía a esa joven. Y lo sabía porque a ella le estaba pasando exactamente lo mismo con Aitana.
Valeria se acercó a las dos mujeres algo intimidada, mientras Noelia se levantaba de la silla para saludarla.
Las dos mujeres se saludaron y Noelia acto seguido le dedicó una sonrisa sincera a Bianca. Ahora, por fin, entendía muchas cosas que antes se le escapaban porque su jefa no soltaba prenda.
Bianca cogió suavemente a Valeria de la mano y la acercó a ella, delante de Noelia. Le dio un suave beso en los labios a la joven mientras ésta enmudeció.
-Noelia, te presento a mi chica. Valeria, creo que ya conoces a Noelia.
Las dos mujeres se miraron y se sonrieron una a la otra. Valeria no podía creerse lo que acababa de pasar en el despacho de Bianca. La había llamado "mi chica" delante de Noelia. A la joven le había quedado claro el amor que la abogada sentía por ella, lo orgullosa que se sentía por salir juntas y también le había dado su lugar delante de la otra abogada. No podía pedir más.
-Hola Valeria, encantada de conocerte por fin. Ahora entiendo por qué a la jefa le ha cambiado el humor para bien. Me alegro mucho de por fin conocerte.
-Igualmente, Noelia, encantada.
-Bueno chicas, os voy a dejar, yo seguiré con el informe. Bianca, te lo doy mañana acabado.
-Por cierto, Noelia, luego vamos a tomar unas copas a un pub para celebrar nuestra relación. ¿Te quieres apuntar?- le preguntó Valeria a la abogada. Estaba eufórica por cómo estaba yendo todo, y quería invitar a Noelia también. Seguro que a Bianca no le parecía mala idea. Y estaba en lo cierto. La abogada también estaba muy feliz de cómo se estaban dando los acontecimientos.
-¿En serio? Pues si me apunto, gracias por invitarme. ¿No te importa Bianca?- Noelia era de las que se apuntaban a un bombardeo, así que esta vez no iba a ser menos. Además, Aitana ya le había dicho que esa noche iba a salir con Bianca, así que le pareció estupendo que la joven la invitara, porque se podía unir a Aitana y disfrutar de su compañía toda la noche.
-¿A mí? Me parece perfecto. Te ha invitado Valeria, así que yo feliz.-Bianca se estaba empezando a llevar mejor con Noelia, ya que ésta se dedicó únicamente a trabajar y a no ir detrás de ella. A Noelia ya le había quedado claro que con su jefa no iba a tener nada, además ahora estaba conociendo a Aitana y era muy feliz con ella. Y después de ver a Valeria, todavía le quedó más claro todo.
-Gracias chicas. Bianca dime en qué pub estaréis y yo acudo. Nos vemos luego.
La abogada salió del despacho dejando a las dos mujeres solas. Éstas seguían cogidas de la mano. A Bianca le costaba soltarla, de hecho no quería hacerlo. Por lo que tiró de ella suavemente y pegó su cuerpo al de ella.
-Ummm, cariño, ¿dónde te crees tú que vas tan preciosa? ¿Así vamos a ir al pub juntas? apuesto a que has llamado la atención de todos los hombres con los que te has cruzado en el edificio y has despertado la envidia de todas las mujeres que te han visto.
-No sé si he llamado la atención de según quien, pero lo que sí sé es que me he venido así para llamar sólo tu atención.
-¿Mi atención? Me tienes a tus pies, Valeria. -Le contestó la abogada. La soltó un momento, llamó a su secretaria para decirle que estaba reunida y que no la molestaran, luego colgó la llamada y fue directamente a cerrar la puerta con el pestillo. Necesitaba dejarse llevar con Valeria. Necesitaba sentirla plenamente.
Bianca se acercó a Valeria y la llevó a su escritorio. La hizo apoyarse en él mientras la cogía de las manos y pegaba su cuerpo al de la joven. Acercó su nariz a la nariz de Valeria, y mientras cerraba los ojos y pensaba que estaba en el mismo paraíso, su corazón comenzó a latir más relajadamente cuando rozó sus labios con los de Valeria. La joven tenía una imperiosa necesidad de comerse la boca de la abogada, y mientras ésta la besaba con una lentitud asombrosa, Valeria metía con mucha necesidad su lengua entre los labios de la mujer.
Bianca llevó la palma de sus manos al escritorio mientras tenía a Valeria entre sus brazos. Apoyó su cuerpo sobre el de la joven, mientras no dejaban de besarse como si no hubiera un mañana.
Acto seguido la abogada llevó sus dedos al borde del vestido, acariciando con sus nudillos la suave y cálida piel de Valeria. Comenzó a subirle el vestido mientras con el roce de sus nudillos iba estremeciendo a la joven y erizándole la piel. Sus vellos estaban totalmente de punta.
Bianca llevó sus manos a los muslos de Valeria y la hizo abrirse de piernas. Se moría por hacerla suya. Por penetrarla y hacerle ver las estrellas.
La joven acabó recostada en el escritorio de Bianca, mientras ésta le retiraba bruscamente las finas bragas de encaje que llevaba Valeria. Y cuando la observó tan predispuesta para ella, le daban ganas de desmoronarse. Esa chica podía volverla completamente loca de deseo, pasión y de amor a dosis iguales.
La abogada llevó sus manos a los muslos de la chica y los acarició con cierto mimo, para luego acercar sus dedos a la intimidad de Valeria. Mientras no dejaba de besarla, con sus dedos hambrientos se recreó acariciándole suavemente la vulva, en círculos primero. Ésta estaba más que mojada, y la abogada se iba a correr de sólo sentir el líquido de la joven cubriendo completamente sus dedos y resbalando por ellos. La humedad de la joven le podía hacer perder la cabeza. La deseaba como nunca antes había deseado a nadie.
Valeria también necesitaba sentir la piel de la mujer que amaba sobre ella, por lo que llevó sus dedos ya experimentados a la blusa de la mujer, y la fue desabotonando con cierta prisa. Luego le retiró la blusa quedando expuestos los exuberantes pechos alzados por el brasier de Bianca.
Valeria le desabrochó el brasier y lo retiró dejándolo caer en el suelo. Y los pechos de la mujer quedaron al descubierto y deseosos de rozar y posarse en los pechos de la joven.
La joven iba a tener un portentoso orgasmo, pero Bianca no se quedaría atrás puesto que Valeria llevó los dedos de una de sus manos a desabrochar el botón del pantalón de la mujer y los dirigió directamente al interior de las bragas de encaje de Bianca. Valeria casi perdió la razón cuando notó lo mojada que se encontraba la abogada.
Las dos mujeres comenzaron a masturbarse mutuamente mientras sus bocas hacían de las suyas juntas y sus lenguas hacían lo mismo en el interior de la boca de la otra. Cuando las dos mujeres intimaban, eran pura dinamita a punto de estallar, y justo es lo que hicieron al mismo tiempo, dar rienda suelta a su esperado y explosivo orgasmo.
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