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Voy a intentar arreglar este problema

Salí de la habitación, y corrí donde me dijo Gabriel que fuera, no sé qué voy a hacer, pero algo se me ocurrirá, necesito plan, pero ya, porque la verdad no tengo nada, lo único que puedo hacer es cerrar el lugar, donde sea, o no lo sé, tengo que hacer algo, pero no sé qué hacer, me estoy comiendo la cabeza, no sé qué hacer, pero creo que lo mejor es destruir el punto de acceso, con una explosión. Cuando iba para allá encontré a varias personas, que estaban pegándole a una mujer, yo no podía dejar eso, cogí mi metralleta y le empecé a disparar, a todos los bandidos, matándolos. Me acerque a la señora y la ayude a levantar.

- gracias, pero ellos salieron peores ¿Cómo te llamas?

- mi nombre Arturo.

- gracias príncipe Arturo ¿Cómo te puedo ayudar?

- la verdad si necesito ayuda con un pequeño problema.

- claro, espero intentar ayudarte ¿Qué necesitas?

- nuestros amigos entraron por un hueco, lo que yo necesito es cerrar ese hueco, para que los zombis no entren ¿alguna idea?

- no, la verdad que no, solo destruirla entrada, derrumbarla, pero no se si funcione.

- creo que es la única manera ¿me acompañaras?

- claro, me ayudaste ahora te ayudare ¿tienes un arma?

- no, lastimosamente solo tengo esta y dos espadas, pero no te la voy a dar, todavía, cuando encontremos zombis, yo uso la espada y tú la arma.

- me parece bien.

- gracias señorita... - mierda no le pregunte el nombre.

- mi nombre es Ivana – ella se río, me dio un poco de pena.

- bueno, gracias señorita Ivana, pero si quieres quedarte aquí, está bien, yo lo entiendo.

- no, tú me ayudaste, me salvaste la vida, ahora tengo que devolverte el favor, así que voy a ir.

- está bien, gracias, vamos para allá.

- pero una pregunta ¿Tienes un explosivo?

- una granada.

- creo que necesitamos un explosivo más grande.

- ¿Cómo qué?

- no sé, pero algo que explote más, como bombas, creo que en la artillería hay algunos, lo más probable es que sí.

- mierda, vamos para allá, sígueme y se dice armería – ahora me tengo que devolver, perfecto.

Camine con mi compañera a la armería, tuvimos que ir lentamente, porque mi compañera no tenía un arma, no podía meterle en una pelea, podría salir herida, así que nos ocultábamos. Iba todo muy bien, hasta que nos encontramos de frente a unos bandidos, nosotros nos escondimos en un cuarto y esperamos a que se fueran, pero no se iban, miraba por un hueco que tenía la pared y no iban de ese lugar, así que teníamos que matarlos, cogí mi arma y tumbé la puerta, ellos no se esperaban que alguien saliera de ahí, así que no tenían en la mano su arma y eso me dio la ventaja y los mate o los dejé gravemente heridos. Cuando estaba en el suelo, saqué la espada y empecé a cortarles el cuello, pero uno de ellos se movió y grito.

- por favor no me mates.

- lo siento, te llego la hora, a todos le llegan la hora, pero a ti te llego primero.

- por favor, tengo familia.

- todos tenemos familia, yo también tengo familia, mis amigos pueden ser familia, todas las personas tienen familias ¿tienes hijos?

- sí, dos niños, uno se llama Oliver y el otro se llama Pedro.

- bueno, piensa en ellos, piensa en cada momento junto a ellos, cuando dormiste con ellos, cuando los ayudaste con sus miedos o en general, cierra los ojos y recuerda todos esos momentos a su lado, y tal vez te perdone – el cerro los ojos - ¿lo estás haciendo?

- sí, recuerdo en su cumpleaños – le corte la cabeza, no quiero escuchar una historia sentimental, no tengo tiempo para esto.

- vámonos de aquí, tenemos cosas que hacer.

Volvimos a caminar hasta la armería, casi sin ningún problema, cogí unos explosivos, unos c4 o cosas así, dinamitas, de todo, no sé cómo funciona esto, pero ella si sabe cómo utilizarla, así que más que nunca la necesito a mi lado, necesito protegerla. Estábamos caminando de regresos al hueco, todo se volvió más fácil, ya no hay más bandidos, eso no se si es bueno o malo, por ahora es bueno, porque no encontramos más bandidos, pero debe haber una razón y esa razón puede ser mala. Todo iba bien, hasta que escuchamos un grito, eso me asusto y quería alejarme de ahí, aunque algo en mi quería ver por curiosidad y para saber si esta persona estaba bien, pero ahora era más importante cerrar ese hueco que esa persona, pero cuando quería seguir caminando, ella me cogió del brazo y me detuvo.

- ¿No vas a ir donde gritaron? ¿Y si alguien está sufriendo?

- tenemos que cerrar la puerta, el hoyo, si no, cosas malas pueden pasar, es nuestra prioridad.

- eres un caballero, debes poner tu vida por los otros.

- no, no soy un caballero, soy un samurái o algo así, que sepa usar la espada no significa que soy un caballero y que mi nombre es de un famoso caballero, no significa que voy a ser un caballero. Segundo, no voy a dar mi vida por los otros, excepto que sea super importante, si doy la vida es por lo más importante en ese momento y lo más importante es cerrar ese hoyo y no salvar una persona.

- está bien, tú te puedes ir a donde quieras, nos vemos después – se volteó y empezó a caminar.

- ¿A dónde vas?

- voy a ayudar, si tu no quieres, yo si lo hare – yo la seguí.

- espera, no tienes ni arma, será un suicidio.

- no me importa – le agarre de la mano.

- no vas a ir, no sola, voy contigo, no voy a dejar que vayas sola por ahí, no quiero que te hagan daño.

- ¿Por qué no?

- no tengo ni idea de explosivos, tu si, entonces te necesito.

- pensé que era porque teníamos algo especial.

- te conozco hace unos minutos, no eres muy importante para mí, pero no significa que te quiero ver muerta, si vives, que bien, podrás se mi amiga, si mueres, no me afecta más allá de que no se cómo explotar esto.

- está bien, vamos a ayudar esas personas y yo te ayudo.

- está bien y lo siento, sé que te enojaste.

- claro que no, todo era parte de mi plan, no soy tan estúpida como ir allá sin armas, si no vendrías conmigo, me devolvería donde ti.

- ¿me puedo arrepentir de lo que dije?

- no, es muy tarde, vamos caballero, es hora de salvar algunas personas.

- no soy un caballero.

- para mí sí y gracias por todo, lo que hiciste fue muy valiente y muy importante para mí, sin ti estaría muerta, literalmente.

- no fue nada ¿nos vamos de aquí?

- claro, ve primero mi caballero.

Camine un largo rato para encontrar a esa maldita persona, si esa persona sigue viva, la matare por desaparecer. Pero por suerte la encontré, cuando perdí la fe y me iba a devolver, escuché otro grito, así que estaba más acercándome a él. Camine hasta escuchar unas voces, me acerque y vi a varias personas, torturando a unos de nuestros amigos, vi a alguien conocido, era el amigo que Gabriel saco de ese lugar, nunca supe cómo se llamaba, pero necesito salvarlo. Agarro mi arma y les disparo a casi todos, luego saque mi espada y le empecé a rematar, uno por uno, pero el señor amigo de Gabriel me detuvo, me cogió del brazo, yo lo mire raro.

- ¿Qué haces?

- no lo mates, aun no.

- ¿Por qué no?

- él es como nosotros, necesita una segunda oportunidad, todos la merecemos en nuestras vidas.

- no lo creo, él no es como nosotros, merece morir, además no sabemos si ya tuvo una segunda oportunidad, yo no se la voy a dar.

- ¿vas a cargar con la culpa de quitarle a un padre, amigo, pareja de alguien?

- sí, la puedo cargar, la cargue todo el tiempo, él la puede cargar, todos cargamos con esa culpa, pero no sabemos, no estamos pensando en eso, porque es estúpido, no te puedes preocupar por tu enemigo, no puedes sentir lastima por tu enemigo, sería muy estúpido, en tu vida solo importas tú, porque es tu vida, entiendes tu vida.

- entiendo y concuerdo contigo, pero ¿Me dejas hablar con él unos momentos antes que lo mates?

- está bien pero rápido, no tengo todo el día, ve y háblale.

- gracias, que dios te pagué – se acercó a él – ven aquí, yo te prometí algo y lo que prometo lo cumplo – lo cogió de la camisa y le pego en la cara varias veces – maldito, eres una mierda, a mí nadie me amenaza, nadie, te dije que ibas a salir caro, muy caro, te dije que ibas a morir y te reíste, pero ahora quien ríe – lo empezó a ahogar - ¿ahora quien se ríe? ¿dime? Cierto, te estoy ahogando, no puedes hablar, porque el aire no te pasa por tu cuerpo – lo soltó – cuando te vayas a morir piensa en tu familia, todos los que quieras, todos los que tienes, te los voy a quitar, hijos, hermanos, amigos, primos, pareja, incluso tu madre van a morir, si tu madre ya está muerta, la voy a desenterrar y la vuelvo a matar, a mí nadie me amenaza y sale vivo, mucho menos a los que quieres, tu hiciste lo mismo, pero yo si lo cumpliré, no como tú, que no podrás a hacer nada – le siguió golpeando una y otra y otra vez, hasta casi dejarlo sin cara, lo soltó, se acercó a mí y con su mano ensangrentado me toco el hombro – ya lo puedes matar, obviamente si yo no lo mate ya, pero igual clávale la espada.

- ¿Qué fue todo esto?

- me vengue, me insulto, no me hizo daño físico, pero si sentimental, al final me decidí vengarme, se lo merecía.

- ¿No crees en dios?

- si ¿Por qué lo dices?

- por lo que acabas de hacer, no es de sacerdote o algo así, lo que me decías antes, contrasta con lo que hiciste.

- es simple, yo sí creo en dios, solo creo que hay un cielo y un infierno y que dios controla uno y el diablo el otro, pero nada más, creer en dios no importa a mi forma de hacer, más allá de no tener miedo a morir, por eso creo en dios y te dije todo esto porque pensé que eras un caballero y los caballeros creen en dios o la mayoría o eso creo yo, así que te dije un sermón de dios, porque pensé que creías en dios y si te daba un sermón sobre él, tal vez me dejaras ir a partirle su madre, pero no funciono.

- ¿Por qué todos creen que soy un caballero?

- tienes nombre de un caballero, espadas y varias cosas que te hacen pensar eso.

- lo mismo pensé yo, pero no era así, era mentira, es un samurái o algo así.

- no soy un samurái, solo se utilizar la espada y ya, solo eso, soy un espadachín.

- bueno, gracias por salvarme, te debo una.

- sí, sabes, creo que te necesito para algo.

- ¿Para qué me necesitas?

- me acompañas, necesito hacer explotar el hoy donde entran, así que necesito un soldado más.

- está bien, lo hare, solo porque te debo una.

- por eso estoy aquí, también me salvo.

- que bien, eres todo un caballero – espero que no lo haya dicho de la forma que estoy esperando – me refiero a la forma que eres, se cómo estas mirando, no es ese tipo de caballero.

- gracias, porque si lo decías te mataba, bueno ¿estamos listos?

- espera, voy por un arma – corrió y cogí una ametralladora y varios cargadores del arma y se acercó – ahora si estamos listo amigo mío.

- no soy tu amigo, pero me gusta tu actitud.

Caminamos un rato, el ambiente se tensionaba, había mucho silencio, tanto que podemos oír la respiración de los demás, eso no me gustaba nada, no podía decir algo, porque tenía miedo, mucho miedo, y si decía algo podía atraer invitados no deseados. Todo iba bien o relativamente bien, hasta que alguien me salto en la cara yo saque mi arma y le dispare al suelo, no sabía si era un bandido o alguien de los nuestros.

- ¿De qué equipo eres? ¿Del nuestro o de nuestros enemigos?

- eso no importa, ya vienen, hay que correr, hay que huir antes que sea tarde.

- quien va a llegar – creo que es poco obvio Ivana.

- ¿Cómo que quienes? Los... - no pudo la frase porque un zombi le mordió el cuello, nosotros le disparamos hasta matarlos, a los dos.

- mierda, eso fue inesperado ¿Quién quiere mi arma?

- ¿Vas a pelear sin armas?

- tengo mis dos espadas y me siento más cómodo con ella que con esta arma.

- yo la quiero.

- aquí tienes Ivana toda tuya – le pase mi arma.

- mierda, me ganaste – se acercó a ella – si se me acaban las balas tú me defenderás.

- yo los defenderé a los dos o por lo menos lo intentare, así que vamos, nos estamos acercando.

Saqué mis dos espadas y caminamos, hasta encontrar un zombi, decidí matarlo con las espadas, porque no quería que el ruido de las armas llame la atención a más zombis. Cada vez que nos acercábamos nos encontrábamos más zombis, pero pudimos superarlo, yo mataba a casi todos, pero ellos eran mi respaldo, yo les cortaba la cabeza, o los partía por la mitad y cuando estaban en el suelo les explotaba sus cabezas, era algo satisfactorio el ruido de sus cabezas rompiéndose. Luego de un tiempo encontramos el hoyo, pero estaba lleno de zombis, así que lo tuvimos que eliminar, primero mis amigos tuvieron que disparar, para que nos presten atención, luego todos vinieron, yo estaba en un punto estratégico para cortarles las extremidades, todo fue bastante asqueroso, incluso creo que me entro un poco de carne de zombi, no me lo trague, solo lo escupí con mucho asco. Después de un largo rato matamos a todos, pusimos rápida las cargas, pero hubo un pequeño problema, un zombi se levantó, el chico cristiano le disparo a la cabeza, pero eso no lo mato, siguió caminando como si no hubiera pasado nada; ahí me di cuenta que no era un zombi normal, eran de esos especiales y que yo tengo encargarme de él, agarre bien fuerte mis espadas y le intente cortar la cabeza, pero las espadas se quedaron pegadas, no pude cortarle la espada, el solo se quitó la espadas, yo me puede soltar de él, pero ahora sé que esto es más complicado de lo que esperaba, le intente cortar el cuello, pero él se puso sus manos en su cuello y no pude atravesar su cuello, ni siquiera le pude cortar las manos, saque una espada, así la corte y se la clave en la cabeza, él intento pararme la espada con su mano libre, pero mi espada la atravesó y le pegue en la cabeza, no lo mate, pero me dio una pequeña idea, saqué la otra espada y le corte la mano, luego le pegue varias veces al otro brazo hasta cortárselo, saque la espada que estaba en la cabeza, cortando un pedazo de esta, el pedazo izquierdo donde estaba el ojo, se le cayó, le pude ver el cerebro, casi vomitaba, pero necesito quitarle todo, luego de eso lo hice picadillo, no lo mate, porque es imposible, pero no va a ser una molestia para nosotros.

- listo, lo acabe, no nos molestara más.

- nosotros también, lo siento por no ayudarte.

- no pasa nada amigo, yo podía solo.

- ¿Me dijiste amigo?

- si.

- pensé que no lo era, después de esto vamos a celebrar.

- claro ahora ¿Quién lo explotara?

- tu deberías hacerlo, tu fuiste el de la idea, tú la terminaras.

- está bien, gracias Ivana – cogí el cargador – esperemos que funcione – accione el explosivo y todo exploto. Creo que no era una buena idea explotar la pared ¿En qué pensaba? ¡el puto agujero es más grande que antes y llamamos la atención de los zombis! ¡mierda, no puedo hacer nada bien! Este será mi fin. Escuchamos unos pasos, nosotros nos volteamos para ver quien era y resultaba ser mi muerte, era Gabriel.

- ¿Qué mierdas paso?

- pues, intentamos cerrar el hueco con explosivos, pero, salió muy mal y ahora es más grande.

- ¿Enserio pensaste que eso ayudaría? No lo hizo, no te culpo porque yo también lo pensé, pero pude pensar bien las cosas, no como tú, pero bueno, voy a llamar refuerzos y prepararnos para un posible ataque zombi.

- no, posible no, aun ataque a los zombis, están viniendo.

- gracias Daniel por decírmelo, ahora se útil y respóndeme ¿tienen más explosivos?

- sí, nos quedan algunos.

- póngalos ahorra y prepárense – saco una radio y la encendió – tenemos un problema, véanme donde les dije, vengan con armas, que esto se pondrá muy feo – se quedó unos segundos en silencio – gracias, los esperamos, pero vengan lo más rápido que puedan – se guardó el radio y me miro.

- ¿Dónde conseguiste esa radio?

- pues, me encontré con sobrevivientes y me la dieron, cuando tenga un problema yo les avisaba.

- que bien y perdón por lo que hice, debí pensar las cosas bien.

- sí, debiste pensarlo mejor, pero no importa, solo espero que hayas aprendido lo que paso y no lo repitas.

- tranquilo Gabriel, no repetiré esto y lo siento, intentare arreglar este problema.

- ¿Vas a intentar o lo harás?

- voy a arreglar este problema – me puso una mano en el hombro.

- así se habla, prepárate que vamos a pelear, tú también Daniel, prepárate y la señorita, prepárese que esto se pondrá feo.

Luego de un tiempo, los amigos de Gabriel vinieron y nos alistamos, yo estaba enfrente de todos, porque tengo espadas, así que voy de primero. Primero dejamos que algunos zombis entraran, teníamos que tener el mayor número de zombis cerca de las bombas, para poder explotarla; empezaron a venir cada vez más, al principio era "fácil" contenerlos, pero cuanto más tiempo pasaba más zombis venían y era más difícil evitar que pasaran, así que poco a poco nos íbamos para atrás, hasta que no pudimos más y nos tuvimos que alejar, un poco, cada vez era más difícil, incluso perdimos a una compañera, no era Ivana así que no me preocupe mucho. Poco a poco la gente se iba, porque no tenía más balas así que no servían mucho, al final solo quedamos, Gabriel, la persona religiosa que salve y dos personas más que no conozco, aunque fuéramos solo cinco, manteníamos nuestra posición, por un tiempo, pero no pudimos más y nos retiramos poco a poco, cuando estuvimos muy lejos de las bombas, las explotamos y no solo eso, después de eso Gabriel lanzo una granada, matando a varios zombis más, esperamos que eso haya funcionado. Al final nosotros ganamos, todos los zombis estaban muertos, pero teníamos que asegurarnos, así que yo y Gabriel nos devolvimos para ver si lo habíamos logrado. Cuando llegamos no vi nada fuera de lo común, todo estaba bien, afuera no había ningún zombi, así que tenemos tiempo para cerrar el hueco.

- al parecer lo logramos.

- claro que lo hicimos Gabriel ¿lo dudabas?

- pues un poco si, la verdad, pero lo hicimos bien, solo mataron a tres personas los zombis, ahora podemos cerrar el hueco.

- si ¿Cuántos mataste?

- no sé, no conté cuantos maté, pero a muchos ¿Tú los contaste?

- sí, o algo así, mate a cincuenta y siete zombis como mínimo, porque puede que se me haya escapado algunos y pude haber matado más.

- vaya, lo bueno es que todo esto termino, ya no tendremos más problemas.

Después que el dijera eso, tres zombis se levantaron, lo que nos faltaba, a uno le faltaba media cara, otro no tenía piernas, pero se podía sostener con los brazos y al otro le faltaba un brazo. El primero en atacarme fue el que le faltaba un brazo, le clave mi espada en el pecho y lo pateé, porque el zombi que le faltaba la otra mitad de la cara se acercaba a él, intente cortarle la cabeza al zombi, pero el zombi que le faltaba las dos piernas me ataco, no sé cómo, pero llego hasta mi cabeza, el salto de alguna manera y llego a mi cabeza, con sus brazos se cogía de mi cuello para no caerse e intento morderme el cuello, pero yo le puse mi espada en su boca y le empecé a cortar poco a poco, el me empezó ahorcar, pero cuando le corte por completo la cabeza, el me soltó. Yo respire agitadamente, me quise levantar, pero alguien me agarro de la camisa y me lanzo contra la pared, cuando me levante, vi que Gabriel o estaba haciendo relativamente bien, se alejaba del zombi y le pegaba con el arma, adivino que se le acabaron las balas; también vi que el que me cogió era el que solo tenía un brazo, vaya fuerza la que tiene, y que aún tiene mi espada en el pecho, me acerque a él y le intente cortar la cabeza con mi espada lo más rápido que pude, pero el cogió mi espada y la paro con su mano, intente quitársela, pero no pude, así que cogí la otra espada y la moví hacia arriba, pero no pude moverlo mucho, porque era casi imposible moverlo, como si su cuerpo estuviera echo de metal, pero si le pude hacer un poco de daño, pero no el suficiente, además él no es tan estúpido como los demás zombis, además no me intenta morder, parece más como si me intentara matar; él me pego un rodillazo en la panza, eso hizo que soltara las dos espadas, el tiro la que tenía en la mano, luego me cogió y de la camisa y me lanzo hacia el techo, lo más sorprendente es que toque el techo con mi espalda y creo que si ese techo no estuviera allí, iría más lejos. Cuando caí, el zombi, si es que es uno, me pego una patada y me lanzo contra la pared ¿Cuánta fuerza tiene esta cosa? Es sorprendente y doloroso; yo me pare con dificultad, mi cuerpo me duele un poco y creo que me rompí algunas costillas, pero no es nada, escuche a Gabriel decir mi nombre, lo mire y vi que me lanzo una granada, también vi que él no está mejor que yo, creo que está un poco peor, pero no por mucho, porque a él solo lo golpeaban, pero no sufría, además Gabriel siempre lo esquivaba; agarre la granada, ahora solo tengo que hacer algo con ella, así que tuve una idea, él me iba a pegar, yo lo esquive y él le pego a la pared, yo corrí y cogí mi espada, ya hice lo simple, ahora toca hacer lo complicado, fui a atacarlo, le hice pensar que iba a atacar su cabeza, así que puso su mano en la trayectoria, yo atravesé un poco un mano, el cerro la mano para que no pudiera sacar la espada, así que me facilito el trabajo, porque fue más fácil mover su brazo, con la boca le quite el seguro a la granada y se lo metí en la boca y le saque la espada que tenía en el pecho y me aleje de él; la granada exploto y quedo sin cabeza, pero él maldito no murió, siguió vivo. Él ya no podía ni ver ni escuchar, pero eso no significa que aún no sea un peligro para nosotros, pero por suerte él se encontró con el otro zombi e intento pegarle un puño, pero el otro le esquivo, le saco la espada y le corto la mano, después le hice picadillo.

- ¿Cómo estás?

- pues vivo, así que no me quejo y ¿Tú?

- creo que me rompí unas costillas, pero estoy bastante bien ¿Tienes algún plan?

- no morir.

- que buen plan.

- me parece algo raro.

- ¿Qué cosa?

- míralo bien, ve su cuerpo, todas las balas que yo le pegue y no hay un agujero de bala – lo mire detenidamente y era verdad lo que decía, no tiene ni un agujero de bala, esto es muy raro.

- ¿Quieres decir que se puede regenerar?

- no lo sé, porque mira la parte de su cabeza, le falta.

- esto es raro.

- si quizás... - no pudo terminar la frase porque el zombi le lanzo mi espada cerca suyo, hasta yo me asuste, nosotros miramos al zombi, el empezó a hacer sonidos extraños, como si se estuviera ahogando, así pausas y nos miraba fijamente, no entendíamos lo que decía, pero ciertamente me causaba un poco de miedo – tenemos que matarlo – esto ya me está asustando, mi manos estaban temblando, tenía miedo, me costaba respirar, pero me pegue una cachetada y reuní el valor para enfrentarlo, yo puedo hacerlo.

- hagámoslo, vamos a matar a ese hijo de puta – el me miro raro.

- ¿está bien?

- pues, lo mejor que puedo hacer en un apocalipsis zombi.

- entonces vamos a matar a este maldito.

- toma la espada – cogí la espada de la pared y se lo lancé - ¿sabes utilizarla?

- un poquito, pero no soy todo un experto, se me defender.

- entonces a matar.

Ambos fuimos al ataque al mismo tiempo, Gabriel intento pegarle en la cabeza, pero él puso su brazo, y agarro el filo de la espada y se la quito, solo con una mano, yo le clave en el pecho, pero el me agarro la mano y me pego un cabezazo, luego una patada, me cogió del cuello y me lanzo para atrás, nos ganó a los dos, al mismo tiempo, pero no nos vamos a rendir, nos levantamos, yo le intente pegarle en la cara, pero me esquivo, cogió la mano de Gabriel y le hice una llave y después lo pateo, yo le pegue en la espalda, se volteó a verme lentamente y me vio fijamente, esos ojos sin vida, grises, mirando fijamente, me daba mucho temor y me quede paralizado, él se acercó a mi he intento sonreír, pero esos dientes podridos, sin un pedazo de labio y le puedo ver el cerebro, me dio tanto miedo que me quede paralizado, no pude hacer nada, el solo se aportó de mí y se puso detrás de mí y volvió a hacer sonidos raros, yo aproveche esto para correr lejos de ahí. Me hice lo más lejos que pude, solo lo pude ver, como hacia sonidos, es como si se comunicara, Gabriel estaba algo asustado, pero mucho menos que yo, estaba más que todo confundido, este zombi actuaba demasiado raro y lo peor de todo es que no podíamos hacer nada; pero de pronto se escuchó paso y vi a una mujer con un lanzacohetes, le disparo y lo destruyo, no sé quién eres señora, pero gracias.

- Juliana, gracias por salvarnos.

- sí, lo siento por la demora, era difícil llegar aquí con un lanzacohetes y mucho más difícil dispararlo, pero al final los salve.

- espera ¿Cómo lo sabias?

- hola, soy Juliana y Gabriel prendió su radio, pudimos escuchar todo, desde los sonidos, gritos y golpees, solo yo tuve el valor de ir a donde estabas tú.

- gracias por todo, te debo una, eres muy valiente, espero que esto haya terminado ¿Los demás? ¿Dónde están los que van a arreglar el hueco de la pared?

- van a venir cuando vayas con ellos o la gente te va ir allí.

- está bien, vamos para allá, espera, voy a hablar con mi amiguito – se acercó a mí – no hay nada de malo en tener miedo y en quedarse paralizado, bueno, en quedarse paralizado sí, porque no puedes actuar, si tienes miedo o mucha presión solo respira y das lo mejor de ti, sé que es difícil actuar en situaciones, pero con el tiempo lo harás, sé que cada día vas a ser mejor y no te volverás a congelar.

- ¿Se me noto mucho?

- demasiado.

- gracias por el consejo, lo tomare en cuenta.

- bueno, vamos por ellos, necesito acostarme, me duele todo.

- a mí también me duele todo – él se río.

- cuando sea el líder, tú serás capitán de los mejores soldados.

- gracias, seria todo un placer.

- no es nada, ahora vámonos de acá – Todos empezamos a caminar siguiendo a Juliana, la amiga de Gabriel y si no estoy mal, también es amigo del religioso.

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