¿Por qué seguir adelante?
Yo acabé mi entrenamiento y cogido de la mano estaba Simón, yo lo estaba arrastrando, él no quería caminar, así que lo arrastraba hasta el cuarto, por suerte dormíamos cerca, así que no tuve que hacer mucho esfuerzo para llegar. Cuando llegamos, toqué la puerta y Daniel me abrió, deje a Simón el en suelo, cerca de la puerta y salte a mi cama para descansar, para no mover ni un musculó.
- ¿Cómo te fue? – no quiero hablar, me duele hasta hablar.
- quiero descansar.
- ¿Tan duro fue? – no para nada, fue tan fácil que me aburrí y quiero dormir.
- sí, un poco, pero no está mal, es divertido – yo reí.
- ¿Quieres que traiga a Simón a la cama? – yo lo mire fijamente y supo de inmediato mi respuesta – ya voy por él – Daniel lo agarro de la camisa y lo arrastro un poco – Simón, si te levantas y vas a la cama, te daré un premió – Simón se levantó y se puso en la cama, yo me reí.
- hablando de premios ¿Qué me darás? – Daniel sacó un libro del cajón, sabía que es lo que iba a sacar.
- toma hijo, las sabidurías de la iglesia, el libro de ciencia ficción más vendido o eso creo, el libro más grande que he visto y que nunca lo leeré en mi vida es tuyo, con este libro largo te puedes reír de lo que decían, o no, o te puedes volver religioso y decir que todo esto es una obra de dios y que la única salida de esto es rezar y esperar que dios nos escuche, cosa que no creo, creo que nos abandonó hace tiempo y está jugando monopolio con nelson Mándala – es Mandela pendejo, estúpido idiota – hizo el cielo tan perfecto que se olvidó de nosotros – él se río, vi como Simón lo mira, quería matarlo y lo que hizo fue coger la biblia y lo tiro en su cara.
- métete tu biblia por el orto y déjame en paz, yo quería un regalo de verdad – Simón se cruzó de brazos.
- me lo merecía – él se río y volvió a levantarte y saco un collar, que tiene un diente de tiburón – esto era mío, pero ya no lo utilizo más, me aburrí de eso y no sé porque, pero me molesta la piel y no la puedo utilizar, me rasca mucho, ahora es tuya – se la pasó.
- esto si es un regaló de verdad – él saltó en la cama ¿Acaso este chico no se cansa? – gracias.
- no es nada, es algo para que recuerdes que siempre te apoyo, aunque no esté o no te quiera ver.
- ¿Cómo que no estarás? ¿Te refieres a estar muerto? – él río.
- no me moriré, aun no, viviré unos diez años más, me lo propongo y me refiero que cuando estés entrenando y te tumben, agarra el collar fuerte y respira o cuando tengas miedo, pasa lo mismo, eso te pondrá mejor, cuando no sientas que todo va mal, que no puede ir peor, agarra el collar y todo estará mejor – él sonrió.
- lo intentare, cuando tenga el momento o cuando me sienta así.
- son raras las ocasiones que pasaran, pero servirá, a mí me sirvió mucho tiempo, hasta que no pude ponerme más el collar.
Yo cerré los ojos, quería dormir, que nada me interrumpiera, fue difícil coger el sueño con Simón y Daniel hablando y peleando, uno era un samurái y otro un caballero, uno tenía un escudo y una espada, se puso el nombre de Arturo, por el caballero creo yo, aunque puede ser por el compañero Arturo, aunque no lo creo. Él otro eligió Honda Tadakatsu, lo primero que se me vino en la cabeza es la marca Honda y me imaginé un caro como un samurái y me reí; no sé quién de los dos ganaron y en realidad no me importa, solo quería dormir, pero sus "gritos de guerra" como le decían ellos, no me dejaban dormir. Luego de un tiempo me estaba durmiendo, pero un ruido fuerte sonó, como una explosión o alguien rompiendo una pared, abrí los ojos, pensé que estaba dormida, así que me pellizqué el brazo, aún seguía aquí, así que no era un sueño.
- ¿También escucharon eso o me estoy volviendo loca?
- sí, ambos lo oímos, porque crees que Simón está sosteniendo el collar que le regale – me fije en Simón y era verdad – se asustó un poquito con la explosión y yo salí un momento, cuando volví tu estabas despierta y él estaba así.
- yo estoy practicando y además el collar es muy bonito y cuando lo toco es suave.
- lo sé, eso me distraía de la mierda que estaba a mí al redor, para pensar mejor, porque enojado no pensaba bien las cosas, pensaba en golpear lo primero que me encontrar, sin pensar en una estrategia o algo parecido – escuchamos como los megáfonos se prendieron.
- hola – me costó un poco saber de quién era la voz, pero luego de un tiempo lo supe. Era la voz de Gabriel – soy su jefe y les vengo a dar una noticia, paren lo que estén haciendo en este momento y agarren sus cosas y salgan de aquí, puede que en cualquier momento podemos ser atacados – se escucharon golpees en la puerta – hay que ir a la sala de vehículos, hagan lo más rápido que puedan ¡Ahorra!
yo miré la puerta algo asustada, no significa nada bueno, fui rápidamente donde estaba Simón y lo puse detrás de mí, no quería que le pasara algo malo y si alguien lo intenta, tendrá que pasar sobre mí. Luego de unos cuantos golpes la puerta cayó al suelo y dejo ver lo que empujaba, era un zombi, no se le veía mucha masa muscular, pero igual era fuerte, su pie estaba roto o doblado, así que no lo usaba, lo arrastraba; tenía que agarrar algo para usar de arma, pero el poco tiempo que tuve para reaccionar no me dio para pensar las cosas, esa siempre fue la primera regla en cualquier situación, llevar siempre un arma; por suerte, Daniel estaba listo para eso, se ocultó en un armario y cuando el zombi paso de frente de él, sin que este lo vea, salió bien despacio y con la biblia en mano le pego en la cabeza, el zombi cayó y él se montó encima y le pego una y otra vez, hasta que su cráneo se rompiera y se dejara de mover; él le dio un poco de espacio, esperando a que se moviera, esperando lo que fuera, un movimiento, un respiro, pero nada paso, si murió.
- ¿Qué está pasando?
- creo que tenemos que irnos, creo que algo malo paso y Gabriel lo sabía, pero nos avisó – un poco tarde – un poco tarde – eso dije – pero por lo menos pudo ser peor ¿Tienes un arma? – que pregunta tan estúpida.
- claro que no ¿Por qué tendría un arma? Pensaba que este lugar era seguro.
- yo tengo una – mire a Simón raro, arma de fuego o blanca, espero que sea un arma blanca – una pistola pequeña, tiene unas cuantas balas – yo lo miré confundida y un poco enojada.
- ¿Por qué tienes esto aquí?
- es un consejo que me dieron, siempre ten un arma cerca, en caso de que algo malo pase, tener un arma cerca – yo lo mire más enojada y él se echó para atrás, quería jalarle la oreja, pero Daniel me agarro de la muñeca – ya lo saco – Simón corrió y saco la arma, no sé dónde lo guardo, pero la saco y eso es lo que importaba – toma – él me paso la pistola – tú la sabes usar mejor que yo – yo la agarre – y toma las balas – me dio un par de las cargas de la pistola.
- gracias, ahora salgamos.
Yo salí primero, apuntaba a todos los lados y miraba de un lado para el otro, no había nada, luego les hice sañas para que se fueran, caminamos por el pasillo, lentos pero seguro, fuimos para una esquina y yo miré para ambos lados, no había nada, todo estaba tranquilo, fuimos a la izquierda y seguimos normal y tranquilo, pero escuchamos gruñidos y gritos, eso no era buen, volteé a ver y vi como alguien se arrastraba, le faltaban las piernas, eso solo significa una cosa, ellos ya están aquí. No me moví, estaba esperando lo peor, además tenía que ser la última, porque yo tengo el arma; luego de unos segundos, los zombis pasaron la esquina, para comerse a los restos de la persona, nosotros corrimos y unos segundos después, los zombis notaron nuestra presencia, así que corrimos más rápido; a veces me giraba a voltear y verlos, yo disparaba y volvía a mirar para delante y recargaba. Al final fuimos a un rincón sin salida y nos metimos en una habitación y tiré un armario a la puerta, para que no pasara las puertas, pero sonaron disparos, varios disparos, luego se escucharon golpees, yo por el bien de todos, hice que todos se alejaran un poquito de la puerta, por si alguna bala le pegaba a la puerta. Luego de unos minutos de puros disparos, no se escuchó nada, era total silencio, no sabía lo que pasa, así que no me iba a jugar a salir, pueden ser malas personas; luego se escucharon unos pasos muy leves, apenas se podían escuchar, solo se oía hasta hacerle un hoyó y pasar por el – hola ¿Están bien?
- ¡Javier! – Simón salió corriendo y lo abrazo – te extrañe, un poco no más.
- ¿Estamos a mano? – Simón se separó y yo me acerqué un poco, bajé el arma, pero aun lo tenía en la mano, por si algo malo pasaba.
- claro que sí, a partir de ahora eres mi amigo.
- gracias yo... - ya me cansé de esto.
- ¿Alguien me explica que pasa aquí? – Simón se acercó un poco a mí.
- ¿Recuerdas el tipo que me salvo cuando me escape de la habitación y todo eso? – moví la cabeza de forma afirmativa – pues, él fue que me salvo – yo me acerqué a él y le pegue una cachetada.
- eso es por intentarnos atacar – luego lo abracé – y esto es por rescatar a Simón.
- está bien señora, pero no me vuelva a pegar, es momento de irnos, antes de que vengan más – él salió de la habitación y nosotros lo seguimos – esperen, tengo un pequeño compañero – él fue a una puerta – quédense aquí un momentico – él abrió una puerta y se escucharon cosas adentros, eran susurros o así lo escuchábamos, susurros inaudibles; luego de un tiempo se escucharon pasos, así que me aleje de la puerta – Simón, tu mejor amigo te quiere ver – luego de eso, ese niño que es amigo o algo así de Simón apareció detrás del señor y lo abrazo fuerte.
- ¡Simón! – le grito al oído, pobre de él, hasta a mí me dolió él oído.
- tranquilo, estoy cerca de ti, no me tienes que gritar – Simón lo dijo enojado y lo comprendo, casi lo deja sordo.
- lo siento, me emocioné, pensé que te iba a perder – Simón sonrío.
- nunca lo haré, jamás lo haría, si muero, quiero que por lo menos tú me veas morir – eso es bonito, pero ciertamente tétrico, muy oscuro.
- ¿Pensaste que yo morí? Porque yo si lo hice – Simón sonrió.
- claro que no, eres algo que pase lo que pase, siempre vas a estar a mi lado, aunque no quiera – él chico río.
- tienes razón – se volvieron a abrazar y él le dijo algo al oído.
- bueno, muy bonito todo, pero hay que irnos, es peligroso – maldito, pero estoy de acuerdo, pero arruinaste su momento de amistad tan bonito.
Todos corrimos por los pasillos, no tuvimos muchos problemas, porque quizás los zombis no han entrado del todo, quizás aún están cerca donde nosotros y se están comiendo a la gente o quizás lo están reteniendo, por un tiempo, no creo que lo retengan para siempre, porque no creo que retengan eso, además si el ataque ya era previsto y aun así entraron, significa que es muy malo, que nuestros atacantes son más. Todo estaba normal, pero el problema era que casi todo estaba bloqueado y no había señales de vida; teníamos que llegar lo más rápido posible a los camiones o donde demonios fuera, si sabía que era, no puse mucha atención en mi tour por todo el lugar, pero si puse atención donde estaba, por si alguien me quería que fuera para allá. Solo conocía una forma de llegar, que miserablemente estaba cerrada, y no solo eso, estaba bloqueada por algo, lo peor de todo es que era una puerta de metal, así que no podemos tumbarla con balas, además después necesitaremos para los zombis que escuchen los disparos.
- ¿Ahora qué?
- tumbar la puerta a golpees y ustedes nos defienden, con ustedes me refiero a ti y a veces yo.
- no lo vamos a lograr así, necesitamos a alguien más – Daniel me miró y sonrió.
- ¿Tienes alguna otra arma? – miré confundida a Daniel.
- claro – le paso un subfusil – esto es un arma, una que no conozco – él río un poco nervioso – no me dieron mucha explicación de armas, solo sabía que tenía dones con las armas, así que rápidamente me convertí en soldado, saltándome muchas cosas.
- es perfecto esto, no te preocupes – Daniel sonrió.
- ¿Sabes cómo usar esto? – estará haciéndose el rudo o de verdad sabe usarla, t si sabe usarla ¿De dónde aprendió? Nunca lo vi coger un arma de fuego, incluso pensé que le temía usarlas.
- claro que sí, es un subfusil heckler o algo así, hace tiempos no veo unos de estos – tenía una sonrisa, yo tenía tantas preguntas – no me mires así, hay cosas que no sabes de mí.
- estoy tan confundida – me agarre la cabeza, disimulando que me duele y él se río.
- lo siento por reírme, es que lo que pasa es que yo antes era un sicario, yo usaba estas armas, subfusiles, para matar a la gente, obvio ya sabes es.
- si ¿Por qué no me lo dijiste?
- no te tengo que contar toda mi vida, tu no me has dicho todo, por ejemplo, no me contaste de tu vida antes del apocalipsis, pocas veces y no te pregunte, además nunca me pregustaste – yo me reí.
- pero ¿Eres religioso? – Daniel miró a Javier confundido – no tiene mucho sentido eso, los religiosos no hacen cosas buenas para ir al cielo, cielo que ellos mismo crearon – Daniel río.
- no necesariamente, de hecho, todos los sicarios de mi país eran religiosos, cuando iban a matar a alguien, se ponían en un lugar donde había una virgen, sacaban las armas y la dejaban al suelo y rezaban, siempre estaban llenos de sicarios rezando a que salgan bien, así que era ley rezar antes de una misión.
- ¿No eras religioso por miedo a morir, para pensar que cuando mueres hay un lugar mejor? – él movió su cabeza de forma afirmativa.
- sí, pero no era todo, lo hacía por eso, porque cuando iba a matar, quería pensar que había otro lugar si las cosas saldrían mal y moría, quería creer que habría algo más, así que no pensaba en eso y cuando lo hacía, decía eso, también porque para ser sicario era como obligatorio ser religioso, no sé porque, pero no me molesto mucho.
- ¡Porque no me lo dijiste ante! – me enoje un poco.
- no me preguntaste – intente decir algo en su contra, pero era verdad, así que me quede callada – ahorra empiecen a empujar.
Yo, simón y el niño empujábamos, no pudimos, estábamos cerrado con llave, así que Javier le disparo a la cerradura, supuesta mente, lo habíamos abierto, así que empezamos a empujar; el disparo hizo que los zombis se acercaran, pero todavía no nos habían visto, así que había problema. Empezamos a empujar, pero aún no se movía, así que con mi codo le golpeé a la puerta y logré abrirla un poco, se podía ver una luz que se escapaba por un pequeño espacio que pude abrir, eso significa que se puede abrir; el pequeño amigo de Simón grito ¡sí! Un grito que me asusto, lo miré enojado y el miro para abajo, creo que dijo lo siento, pero lo dijo tan pasito, que no lo escuche. Él grito hizo que un zombi se asomara, y empezó a caminar hasta nosotros, Javier agarro el rifle y le disparó, eso significa que van a venir. Yo empecé a golpear la puerta con fuerza y Javier me ayudo al principio, después de acabar con el zombi, corrió a la puerta y empezó a empujar la puerta conmigo, la pudimos abrir un poco más, pero no podíamos entrar, apenas podía pasar la mano, así que no es suficiente. Luego escuche disparos y Javier se fue, luego escuche diferentes disparos, ambos dispararon y yo disparaba; usaba toda mi fuerza, pero no podía moverla y si lo hacía, lo hacía muy poco que no lo notaba, así que volví a golpear con el codo, tomaba espació y golpeaba, con el tiempo, pude abrir la puerta, lo suficiente para que Simón y su amigo pudiera pasar y estuvieran a salvo.
- ¿Cambiamos? – Javier me paso rápidamente el arma y yo la agarre.
- ¡gracias! – él se fue detrás de mí, para empujar la puerta, o eso creo yo.
Vi adelante, había varios muertos, como unos cien o cincuentas muertos, tal vez; Javier me dio tres cargadores y una adentro del arma, esté rifle tiene treinta balas, más o menos, así que tenía; respire un par de veces y agarre fuertemente el rifle. Unos segundos después, un grupo de zombis empezaron a correr hacía a nosotros, así que empecé a disparar, matando a los de adelantes, estaban un poco lejos, así que yo solo disparé, hasta que tuve que recargar; cuando estaban más cerca, Daniel les disparaba, creo que la mayoría de los disparos le daban en la cara, no los mataba pero los frenaba, mientras yo les disparaba en las piernas, para que cayeran y luego disparaba en el pecho, el arma era bastante potente y les destrozaba todo el cuerpo. Recargue otra vez, solo me quedan veinte balas; volvía disparar, los zombis se acercaban cada vez más, así que poco a poco íbamos para atrás, lo manteníamos un poco a raya, pero pronto vamos a perder. Recargue por última vez, pero por suerte, Javier pudo abrir lo suficiente para poder entrar.
- ¡Entren! – yo mire a Daniel y el a mí.
- ve tú, yo los retengo – yo corrí y empecé y antes de entrar miré para atrás.
- vámonos – él sonrió y fue para atrás.
- los dos no podemos salir, sal tú, ¡Ya! – quería ayudarlo, pero eran muchos – sino lo haces ambos moriremos – yo entre por el espacio, tuve unos pocos de problemas, pero al final entre.
- y ¿Daniel? ¿Dónde está?
- no pudo pasar – luego de unos segundo Daniel saco mitad de su cuerpo.
- ¡Ayuda! – el disparo en subfusil, matando algunos para que no se lo llevaran, yo y Javier lo sacamos de ahí, él tenía unas cuantas mordidas en la pierna, pero a partir de ahí, todo estuvo bien – gracias, por eso, pero rápido, cerremos la puerta – todos cerramos la puerta, yo y Daniel cerramos la puerta y la mantuvimos así, Javier corrió la cosa que estaba bloqueándola puerta y la volvió a bloquear – listo, vámonos – empezó a golpear la puerta, muy fuerte, y se empezó a abrir – mierda – el corrió a la puerta y la empujo la puerta, haciendo fuerza contra los zombis - ¡Váyanse ahorra!
- pero Daniel tú... - por favor, no me dejes.
- ya estoy muerto – él río – me mordieron, así que tarde o temprano moriré, yo soy un tanque, el que tiene que dar cara, el que más se arriesga, yo ya voy a morir, así que es mejor que yo muera que ustedes – él sonrió, yo quería hablar, decir algo, pero las palabras no me salían, en cambio, las lágrimas salían por mis ojos – tranquila, te protegeré desde arriba, haré lo que dios no hace, verte y apoyarte y en el futuro nos encontraremos arriba, te quiero Juliana – la puerta se empezaba a abrir más - ¡Corran ya!
Javier me agarro de la mano y atravesamos el cuarto; lo último que vi fue como la puerta tenía tanto espació que los zombis sacaban los brazos y sus cabezas, Daniel se sacó un zapato y les golpeaba las cabezas o en las manos y detenía un poco para que nosotros pudiéramos salir. Pasamos una puerta y Javier las cerró y volvimos a correr, atravesamos tres cuartos y paramos, seguramente porque estábamos cansados o para ver si yo estaba bien, porque no lo estaba realmente.
- descansemos un poco, respiremos, estamos cerca de llegar, así que no nos alarmemos ¿Alguien salió herido? Sean sinceros, porque si mienten, será peor para todos – Simón y el otro chico dijeron que no, yo solo moví mi cabeza de forma negativa, no podía hablar, aunque quisiera – bueno, eso es muy bueno ¿Cómo están? – nadie dijo nada, Simón solo agarro el collar y unas cuantas lagrimas salieron, su amigo lo abrazo, yo solo me quede inmóvil, solo respirando, quería llorar, pero quería que alguien me diera un abrazo y me dijera que todo está bien, pero no hay nadie cerca y no voy a abrazar a Javier, no me gusta su cara, es muy cuadrada – lo siento por lo que paso, pero no podemos detenernos a llorar, no estando tan cerca, vámonos ya – yo no podía moverme y él lo notó – no podemos parar, tú amigo nos dio una segunda oportunidad para seguir luchando, para seguir adelante y sé que te duele, sé que te lastima, pero no puedes destruirte, tienes que mantenerte fuerte, arriba, si te caes, te levantas, pero si no lo haces, vas a vivir en el pasado todo el tiempo y eso no es bueno, lo sé por experiencia, te quedas viviendo en el pasado, pasado que ya no puedes cambiar y el presente, lo único que te importa, se te pasa y no lo puedes recuperar – él sonrió y eso me puso mejor, las palabras me alentaron y yo me moví y lo abracé, mientras lo hacía imagine que era Gabriel y eso me puso mucho mejor.
- gracias – me sequé las lágrimas – ahora si nos podemos largar de aquí.
- agarra tu pistola – yo lo observe, los vi a los ojos, ya sabía lo que decía, sin que dijera ni una palabra – no te puedo dar el subfusil, el rifle tiene pocas balas, así que lo siento, pero te toca esa – él camino a la puerta y la abrió – vámonos a un lugar mejor, juntos – de repente, un "hombre" o algo parecido de color marrón oscuro se puso en el camino.
- ¿Puedo pasar? – Javier rápidamente cerró la puerta.
- ¿Qué fue eso? – sonó unos pequeños leves en la puerta.
- hala vecinos ¿Tiene azúcar? Necesito un poco, pero sino tienen, con uno de ustedes, su sangre para ser más específicos, una gran cantidad, porque la glucosa es un tipo de azúcar, creo que ya entendieron ¿Me abren por favor? – Javier se hizo lejos de la puerta y puso a todos detrás de él – no bueno, entonces soplaré y soplaré y tu casa derribaré – la puerta se rompió y él entro.
- vete y no te mataré – él se río.
- alguien con espadas dijo eso, sabía cómo usar esas espadas, era rápido y letal, pero al final murió, se mató intentando matarme, exploto todo el lugar – él se acercó un poco - ¡Boom! Todo el edificio quedo en cenizas, pero yo morí ¿Tú crees que una simple arma me va a matar? – él se río.
- ¿Por qué no lo intentamos? – él disparó, todo el cargador, no le hizo nada, todo el daño se regenero, siempre estaba sonriendo, solo por unos segundos dejó de sonreír, solo porque no tenía cara con que hacerlo.
- mi turno – mis ojos no lograron ver lo que paso, en un segundo él estaba allí parado y al otro estaba delante nuestro y hizo caer a Javier - ¿Quién sigue? – él camino hacia nosotros, pero Javier lo sostuvo del pie para intentar detener su paso – patético – esa "persona" le piso la cabeza, aplastándola, se le salió todo – maldita cucaracha – él amigo de Simón se pasó delante de la "persona" no podía hacer nada, seguramente vamos a morir todos.
- oye ¿Podemos hacer un trato? – el otro se detuvo a mirarlo.
- ¿Qué tipo de trato?
- es sencillo, yo te doy mi vida y dejas a mis amigos en paz – Simón quería ir para adelante, pero yo no lo detuve.
- ¿Tú crees que necesito un trato contigo para poder matarte? – él se río.
- sé que no, sé que puedes hacerlo rápidamente, que en un abrir y cerrar de ojos estaré en el suelo muerto, pero tengo que intentarlo ¿Qué me dices? – esa cosa sonrío, con una sonrisa diabólica.
- me parece curioso ¿No me tienes miedo?
- claro que sí, por dentro me estoy cagando de miedo – él río algo nervioso – pero las personas valientes pelean contra su miedo y mi mami dijo que era valiente, estoy demostrando que es verdad y estoy venciendo a mis miedos.
- entonces ¿Darías tu vida por estas cucarachas? – él nos miró y sonrió.
- sí, sí lo haría, son mis amigos y son importantes para mí, doy la vida por ellos, porque estoy seguro que ellos harían lo mismos.
- solo tus amigos, nadie más, todos los que están en esté grupo, estoy aclarando.
- no entiendo ¿Me puedes explicar?
- que yo no atacaré a tu grupo, a todas las personas que viven en esté lugar, pero podre atacar a los otros humanos y una cosa que no dije, solo por unos cuantos días.
- me parece bien, solo me importas mis amigos, los que no conozco no me importa, además no creo que mi vida llegue tan lejos, con que salve a mis amigos, me parece bien.
- y otra cosa, seré yo, yo no los atacare, pero mis hijos sí, no los detendré, eso ya será su problema y si no lo hago, rompo una promesa que hice, que es que siempre esté atacando a tu enemigo, de alguna manera.
- te entiendo, creo, pero ellos podrán, ellos son fuerte y matarán a tus hijos casi sin problemas.
- bueno, cuando quieras, te doy tiempo para que despedirte, siendo sincero, me sorprende que un niñito como tu estaría cagado de miedo a verme, temblando y tal vez rezándole a la nada, pero me equivoqué, la humanidad es un poco interesante, pero no dejan de ser cucarachas y no me dejan de ser cucarachas, pero es curioso.
- no tengo nada que decir, ya dije todo lo que tenía que decir.
- adiós pequeña escoria – él le atravesó su pecho con su mano y le saco el corazón, él chico cayó muerto – vaya esto me sorprende, su corazón – él presiono un poco su corazón – es más pequeño de lo que creí, pensé que lo que decían la gente era verdad – yo lo miré confundido – ustedes deben saber, el dicho que dice que las personas amables tienen un gran corazón, pero este chico lo tiene pequeño – él sonrío – eso ya tiene sentido, era amable por tener un corazón pequeño, tan pequeño que no le llega sangre al cerebro – él se río y estripo el corazón – nos vemos, espero que si tengan un corazón grande, no como él, porque mírenlo, murió por nada, su sacrificio no servirá para nada, igual que los otros que se enfrentaron a mí, su sacrificio no sirvió de nada, la vida de los humanos no valen para nada, es mejor que mueran – él salió de la habitación.
Yo y Simón nos quedamos quietos, Simón lloraba y yo lo abrazaba fuerte, su respiración era cada vez más pesada y lloraba en silencio, para no llamar la atención de los zombis, pero las lágrimas salían, él solo veía el cuerpo de su amigo muerto y cómo su sangre salía de su cuerpo, yo no podía decir nada ¿Qué debo decir? Al final es cierto, su muerte no va importar, él volverá, puede fácilmente volver atacar porque quiere, porque se aburrió, no podremos hacer nada contra eso. Me levante y ayude a levantar a Simón, lo abracé fuerte y le acaricie él pelo, cuando se calmó me separé y le sonreí, aunque yo quisiera llorar, tengo que ser fuerte, por él o por lo menos intentarlo. Me acerqué al cuerpo de Javier y le saqué el subfusil, luego me despedí de él y le agradecí por todo, aunque no me escuchara y nos fuimos de ahí. El camino fue tranquilo y nadie dijo nada, no podía, solo lo agarraba de la mano y a veces le acariciaba el cabello, para que sintiera mejor y seguro; luego de unos minutos llegamos al lugar, había unas pocas personas, pero había algunas, yo me senté en una silla y luego de un tiempo alguien me dijo que me sentara dentro de un camón, seré una de las últimas personas en irse, pero hay un problema, aún no encuentran las llaves, van a esperar unos minutos antes de empezar a prenderlo sin las llaves, así que me senté con Simón en un camión y esperé, luego de unos minutos llego Carolina y Isabela, me vieron y se acercaron.
- hola ¿Cómo están? Adivino que tú eres Juliana la amiga de Gabriel.
- lo siento, no quiero hablar, estoy mal – dije deprimida ¿Cómo más voy a estar? A cabo de ver tres personas dar su vida por mí, siempre hacen lo mismo, soy una inútil.
- lo siento – ella puso su mano en mi hombro – yo también he perdido he perdido personas que amas, solo te digo es que – ella empezó a toser y le salió un poco de sangre – solo ve con alguien que te importa, yo no puedo ayudarte, solo mírame – ella tenía un horrible aspecto, se perdió mucha grasa muscular, tenía ojeras, muy grandes, su pelo era un desastre y casi siempre le salía sangre por la nariz – estoy en mis últimos minutos de vida y no te conozco, pero espero que te recuperes – ella agarro a su pareja – buena... - ella se empezó a ahogar, su novia le pego en la espalda y ella escupió sangre – lo siento – ella ríe – buena suerte chicos – las dos mujeres se fueron del lugar y yo respire un poco, tenía que calmarme. Luego de unos cinco o seis minutos Gabriel se acercó y me abrazo
- ¿Cómo estás? – yo no pude hablar, solo quería abrazarlo, y eso fue lo que hice – ya, tranquila, ya paso – algo en esa frase me calmo, no sé si fue la frase en sí, su voz o la forma en como lo dijo, pero cuando me abrazó y dijo eso, yo me sentí un poco mejor.
- pensé que te iba a perder – no quiero perderte, por favor no me dejes.
- tranquila, nunca lo harás, siempre estaré a tú lado – él se separó un poco de mí y me beso, sentir sus labios con los míos me puso feliz - ¿Estás bien?
- ¿Por qué pasa todo esto?
- luego te explico – yo lo abracé, no quería perderlo, quería aprovechar cada momento con él
- ¿Por qué seguimos luchando, si de todos modos vamos a perder a los que queremos? ¿Por qué seguir adelante, si al final, tú vas a perder todo? ¿Por qué seguir adelante? – él se sentó a mi lado.
- porque la vida solo es una, a veces es asquerosa, horrible y normalmente te tumba en el suelo – él me agarro la mano – pero hay personas porque pelear, para mí tú eres una de ellas, por ti peleó, por ti mi vida es mejor cada día – yo quería llorar, así que la abracé y puse mi cabeza en su pecho, para cubrir mi cara.
- Daniel murió – mi voz se entre cortada y me costaba un poco respirar.
- lo siento – él me abrazo fuerte – lo siento mucho, ellos siempre vivirán en tu corazón – eso es mentira, pero no quería decir nada – tenemos que seguir, la gente a veces muere, pero tu tienes que seguir tu vida ¿Qué crees que ellos quieren? ¿Qué estes triste llorando o seguir tu vida? – yo sonreí, pero él no me vio.
- ¡Salgan ya! ¡Están viniendo!
unos pasos, así que podría ser solo uno, tocaron la puerta fuerte.
- Muévanse de la puerta, no quiero hacerles daño – creo que intento abrirla, pero no podía, ni siquiera podíamos nosotros - ¡Muévanse! – la persona que estaba afuera le disparo a la puerta.
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