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Capítulo 13: En tu memoria

Esa misma noche, tras la batalla contra los clones de Ángel. Momo estaba en la enfermería cuidando a Izuku y a Yui, ambos inconscientes.

— Así que un sinnúmero de mentes se fusionaron con la suya al mismo tiempo. -decía Momo al aire, consigo misma-. Esto es mi culpa.

— No tienes que decirlo, actuaste como tal y resolviste la peor crisis que hemos tenido, era difícil preverlo y decidiste rápido. No era fácil saber que en el camino al Gremio habían clones. -Ochako estaba en la entrada de la enfermería con vendajes en el pecho-. Además, tratándose de varios clones que participaron en esto, era difícil evitarlo. Midoriya-san pensaría que fue la Ángel mala quien planeó todo esto.

— ¿Sí? Me alegra saber que piensas así. -Momo no estaba de humor, su tono de voz sonaba molesto y a la vez impotente-.

(Cr: ThisGuyLikesMovies en Reddit)

En la mente de Midoriya, todo estaba oscuro. Momo lloraba mientras se levantaba e iba a su base central.

— Esto es algo sin precedentes. Existe la posibilidad que ella no despierte, Midoriya-kun no sufrió los mismos daños pero el choque de fuerza de Kyuushuu fue demasiado para él. -Iida teorizaba-.

— Eso sería una anomalía, ella despertará. Lo hará y sentirá que durmió más tiempo de lo normal. -contestó Momo para contraargumentar-.

— ¿Cuál de todas ellas será al despertar? -preguntó Hitoshi-.

— ...

— SHINSOU-KUN HABLÓ DE VERDAD. -todos excepto Momo y Shoto se exaltaron-.

— SIGNIFICA QUE ESTO ES MUY GRAVE. -Kaminari pataleaba por la impresión-.

— Exactamente, ese es el problema. -Yaomomo estaba desconcertada-.

— ¿Entonces cuál Ángel será? -preguntó Monoma-.

— La primera, con la que pescamos. -Denki era optimista-.

— Pero las que nos atacaron eran monstruos despiadados. -Sero se unió al debate-.

— La probabilidad es de cien a uno. ¿Es por eso que seguirá inconsciente? -Eijiro pensaba en una respuesta-. Como todas esas mentes de golpe se metieron en su cabecita, supongo que debieron causar algún estrago, ¿no?

— Entonces, ¿despertará como una de cien personas? -Kaminari ya lo comprendía-.

— Hay un 1% de probabilidades de que sea la misma al despertar. Así que tengo un plan. -Yaoyorozu se levantó de su escritorio-. Envié a Manami-san a la Tierra del Ángel, lo acompaña alguien que puede traducir el manual de Angel Player.

— ¿Y qué hay de Kendo-san? -preguntó Eijiro-.

— Está en enfermería haciendo guardia. -aclaró la líder-.

— Borrarán los datos, cambiarán la contraseña y sellarán sus habilidades, ¿verdad? -Todoroki estaba acostado pero atento a la conversación-. Eso solo nos dará algo de tiempo. ¿Lo entiendes?

— Lo sé, superará nuestras defensas y recreará sus datos con el tiempo. -respondió Momo-.

— ¿Y si destruimos la computadora? -preguntó Neito con ganas de pelear alzando la espada-.

— Hay repuestos más que suficientes en la sala de computación. Igual con el programa. -refutó la líder al cara plana-.

— ¿Eh? Todos están bastante listos hoy. ¿Están enfermos? -decía Mina rompiendo el ambiente-.

— Solo podemos esperar. ¿De qué lado se pondrá Dios? -se cuestionaba la azabache-.

/Flashback en la mente de Izuku Midoriya/

Día 1

El pecoso despertó, le costaba respirar y moverse. Era la 1:23 am, él estaba de camino a la universidad para rendir su examen de admisión a la Facultad de Medicina. Su tren se había accidentado.

Cuando pudo ponerse de pie, no pudo reaccionar ante el escenario dantesco que tenía ante sus ojos: muchas personas muertas, otros heridos y sangrantes y el vagón destruido. Un ruido sonó en una puerta cercana, era un joven de pelo rubio, ojos rojos y muchos golpes en su cuerpo que cayó al suelo.

— Oe, ¿cómo te encuentras? -Izuku le puso su mano en la frente-.

— Estoy algo mareado. -contestó el desconocido-.

— Te sangra la frente. -el pecoso procedió a romper una tela para crear una compresa-.

— ¿Sientes deseos de desmayarte? -preguntó el joven estudiante-.

— Estoy bien, gracias. 

— ¿Cómo te sientes? ¿Tienes nauseas?

— Descuida, estoy bien... ¿Eres médico? -preguntó el rubio-.

— Ya quisiera, aún soy estudiante. -respondió tranquilamente el peliverde-. ¿Puedes pararte?

El rubio asintió para ser ayudado a levantarse por el pecoso. Este se acercó a una de las entradas del vagón, con la fuerza que tenía logró abrir con dificultad la puerta y esta cayó al suelo.

Ambos saltaron y cayeron como pudieron. Midoriya ayudó a salir al que acababa de asistir. Levantaron su vista y descubrieron que estaban en un túnel que estaba totalmente bloqueados por los escombros.

— Esto es horrible... -dijo el rubio que tenía vendada la cabeza-.

— Pediré ayuda. -el pecoso sacó su teléfono pero este no tenía señal-. Maldición, ayudaré a los que están en los otros vagones.

— Te ayudaré. -se ofreció el rubio de ojos color rubí-.

— ¿Crees que podrás hacerlo? -decía el joven de ojos esmeraldas-.

— Seguro, pero sigo un poco mareado. -mencionó entre risas el sujeto-. Ore wa Bakugou, Bakugou Katsuki.

— Midoriya, Midoriya Izuku.

— Bueno, vamos. -el rubio volvió a entrar al vagón-.

El pecoso se quedó observando los escombros que obstruían el paso en el túnel. Tenía miedo, pero no había tiempo para eso. Encontró una linterna el vagón y comenzó a buscar a las personas que estuvieran vivas.

También sacó algunos asientos del tren para que sirvieran como respaldo para aquellos heridos de gravedad. Midoriya también asistió a los heridos con lesiones sangrantes, los vendaba o les preparaba torniquetes para cortar el flujo de sangre que salía.

La gente agradecía el trabajo del peliverde, pero estaban preocupados sobre si alguien los rescataría.

— Escuchen, buscaré una salida. Pediré ayuda si logro salir, juro que volveré. Llevaré una linterna. -anunció Izuku-.

— Hai, arigato. -contestó Bakugou-. MIDORIYA... SALDREMOS DE ESTO.

El peliverde asintió y alzó la mano, descubrió que el rubio tenía don de explosiones. Pero si usaba su particularidad para abrir espacio entre los escombros, existía la posibilidad que consiguiera destruir la estructura y generar más escombros y provocar un desenlace más mortal si lo hacía desde adentro.

Midoriya caminó y caminó por un par de kilómetros hasta llegar al final del túnel, el cual tenía un tope de escombros. Alzó la mano para ver si tenía señal en su teléfono.

— MALDICIÓN... AHH... -el joven sintió un dolor inmenso en su costado-.

Esto le hizo caer hincado y apretarse por el dolor. Cuando pudo estabilizarse, descubrió que tenía un hematoma enorme que abarcaba desde las costillas hasta la parte inferior del vientre en el lado izquierdo.

¿Qué pasa...? -el peliverde como pudo se puso de pie y regresó con los demás-.

Cuando Bakugou escuchó unos pasos, este se alegró y corrió para recibirlo.

— ¿Y bien? ¿Hay una salida? -el rubio al ver la expresión del pecoso notó que algo estaba mal-.

— Está complicado...

— Ya veo... -el rubio volteó a ver a los demás-.

— Escuchen... El túnel se derrumbó de ambos extremos. Los celulares no tienen señal y no podemos contactar al exterior. Tenemos que estar juntos en esto, que nadie intente salvarse solo. Debemos repartir el agua y la comida equitativamente. -anunció el joven Midoriya para que todos voltearan y le prestaran atención-.

— Oe, ¿desde cuándo te convertiste en el jefe? -gritó otro estudiante bastante molesto-.

— ¿Y quién lo sería? ¿Quién nos dirá cómo atender a los heridos? Este chico sabe de medicina. No pensarán en abandonar a los heridos, ¿verdad? -Bakugou alzó la voz algo molesto-.

— No, pero... -el sujeto molesto ya no pudo refutar-.

— La ayuda vendrá, pero tendremos que aguantar hasta entonces. Los haremos juntos. -sentenció el pecoso-.

Día 2

Katsuki estaba repartiendo agua en vasos de cartón a los demás.

— Avísenme si tienen sed. Les haré saber la hora de comer. -anunció Bakugou-. Llamen a Midoriya si se sienten mal.

El pecoso estaba atendiendo a un hombre de pelo negro y largo, barbudo y bastantes ojeras. Estaba vendado de la cabeza y ojo izquierdo, tenía los brazos rotos y estaba cubierto con un saco que servía de cobija.

— Descuide, estará bien. Si necesita algo, llámeme por favor. -decía el ojiverde-.

— Hai, arigato. -el hombre estaba cansado-.

Bakugou llegó con un vaso de agua para Izuku, quien lo aceptó gustosamente.

— Te lo agradezco. ¿Cómo está el tema de la comida? -preguntó Izuku-.

— Unos cuantos refrigerios y loncheras, hay cinco o seis botellas de agua y té.

— Para unos tres días, ¿eh?

— Debo decir que eres impresionante. ¿Qué don tienes? -preguntó Katsuki-.

— Pues... soy mukosei. No tengo un don. -contestó apenado el pecoso-.

— Igual eres increíble. Admiro tu dedicación, muchos se habrían rendido pero estás siendo todo un héroe, mucho más que yo y quiero estudiar para serlo. Te ayudaré con lo que se pueda, conserva tus energías o serás el primero en caer. -Katsuki puso su mano en el hombro del pecoso-.

— OE, TEMME. ¿QUÉ HACES CON EL AGUA? -un joven estaba con una maleta llena de botellas de agua, era perseguido por otros dos sujetos-.

Bakugou también corrió y fue más rápido. El ladrón cayó, Katsuki llegó primero y lo golpeó con el puño cerrado en la cara. El maletín cayó con el agua, un par de botellas se abrieron y derramaron su contenido.

— Temme, ¿acaso quieres que muramos todos? -Bakugou estaba fúrico y amenazaba con explosiones que emanaban de la palma de su mano-.

Midoriya se acercó a paso lento. Notó lo que había pasado y tenía un rostro de cansancio.

— ¿Qué pasó, gran líder? ¿Vas a atarme de manos tú o esta bomba con piernas? ME DA IGUAL, NADIE DE AQUÍ SALDRÁ CON VIDA Y LO SABEN.

— Nos rescatarán. -contestó con sencillez el peliverde-.

— Es fácil decir que moriremos si desperdicias el agua. -mencionó otro joven-.

— Descuiden... Se derramó mi parte del agua... No voy a tomar agua, así que estén tranquilos, por favor. -Izuku sorprendió a todos e hizo sentir mal a otros-.

— ALGUIEN GOLPEE A ESE TIPO, SE LO MERECE. -una chica que vio todo se indignó-.

— Con mucho gusto. -Bakugou tronó sus dedos y golpeó tan fuerte al ladrón que lo dejó inconsciente al instante-.

— Creo que te excediste un poco. -decía Izuku con una gota de sudor en su rostro y una sonrisa incómoda-.

— Gomen, gomen. Pero tú tranquilo, compartiré mi parte de agua contigo. -Bakugou puso su mano en el hombro del pecoso-.

— Sumimasen. -se disculpó el joven aspirante a doctor-.

— Descuida. Llevaremos a este tipo a otro lado donde no moleste. -contestó calmado el rubio de las explosiones-.

Día 3

— Midoriya, Midoriya... -Bakugou llamaba preocupado a Izuku-. Él está mal, ven pronto por favor.

El peliverde, como pudo por el hematoma que tenía, se puso de pie y se acercó. Era el hombre que tenía la venda en cabeza y ojo, la cual estaba teñida de rojo, casi café. El hombre estaba tirado de costado en su asiento.

Cuando Izuku volteó su cuerpo, su cabeza estaba inmóvil y sus pupila visible estaba dilatada ya. Esto alertó a todos, pero el pecoso puso su oído en el pecho del paciente, no escuchaba nada; puso su mano en las fosas nasales y no sentía brisa, tomó su pulso con el dedo y empezó a darle compresiones torácicas con intensidad.

— Regresa... REGRESA. -Midoriya incrementaba la presión en el tórax y aplicó RCP, pero era inútil-.

A medida que seguía, los demás volteaban a ver a otro lado pero con ganas de llorar. Bakugou escuchó que el peliverde tenía ganas de llorar, así que automáticamente abrazó al joven, quien terminó por romperse.

Maldición... ¿Para qué me esforcé entonces? Luego que Eri me diera una razón de ser, otra vida se extinguió frente a mis ojos... Nada cambió, no cambié, sigo siendo impotente...

Día 7

Había pasado una semana, Midoriya estaba tirado en el suelo, Bakugo estaba cerca de él. En la cabeza del pecoso se proyectó un recuerdo de su hermana Eri.

¿No deberías descansar?

— Quiero seguir leyendo. -insistió Eri quien tosía-.

— De acuerdo, toma. Sería terrible que te resfriaras. -el peliverde le puso su abrigo a Eri para mantenerla abrigada-. ¿Por qué no mejoras?

— Falta un donante...

Luego de eso llegó otro recuerdo, era de esa chica ciega.

— A pesar de todo, soy feliz porque creo que puedo volver a ver. Pero la operación que necesito es muy costosa y no podría pagarla con lo que tengo. El Estado me ayuda, pero no es suficiente. -decía la señorita con una sonrisa, pero se notaba su melancolía-. Mi vida volvería a ser normal, podría volver a pelear por mi sueño de ser una heroína.

— ¿Y qué operación necesitas exactamente? ¿Es láser? -preguntó el pecoso-.

—Es una operación de reconexión de retina. Pero mis ojos nacieron con una deformidad en las córneas y es irreparable, por eso necesito que alguien me ayude... Si no puedo recuperar la vista con las terapias, necesitaría ojos nuevos...

— Bakugou... ¿tienes una pluma? -Izuku preguntó con la poca fuerza que le quedaba al rubio, quien le cedió el bolígrafo-.

Este lo recibió y sacó de su billetera la Tarjeta de Salud Pública. Al voltearla había un texto que decía: En caso de muerte cerebral, dono los órganos marcados en círculos.

Midoriya empezó a marcar donde dice: Corazón, Pulmones, Riñones, Ojos y firmó la tarjeta con su nombre.

— No tienes remedio... -Katsuki también hizo lo mismo-.

— ¿Qué es eso? -preguntó una señorita-.

— Si firmamos esto, aunque muramos, podríamos regalarle esperanzas a otros... Nuestras vidas tendrían un significado. -contestó el rubio-.

Los demás que estaban cercaba escucharon eso y tomaron en cuenta esas palabras, marcaban en sus tarjetas de sanidad los órganos que donarían en caso de morir.

— ¿Sabes, Midoriya? Eres un tipo increíble, un héroe grandísimo. Mira... todos estaban desesperados y ahora intentan animarse entre ellos. Salvaste nuestras vidas... Midoriya...

Sin embargo, desde ese momento, Izuku Midoriya no volvería a responder...

— ¿Me escuchas? -preguntó Bakugou algo preocupado-.

Exactamente un minuto después comenzó a escucharse movimiento de escombros. Una pequeña luz comenzaba a entrar en el túnel, algunos pasajeros levantaron la vista.

— Izuku... -Bakugou estaba llorando-.

(Cr: @ SINo_oa en Twitter)

/Fin del flashback/

Era de día, Izuku estaba dormido aún pero sintió una mano que acariciaba su cabello. Cuando logró abrir los ojos, alzó la vista y vio que una chica de ojos azules, cabello azabache y una expresión seria pero tranquila lo observaba. Él la veía a los ojos, pero no sentía ese mismo dolor de cabeza al dirigir su mirada a la de ella.

— Yui... YUI, ME TENÍAS PREOCUPADO. ¿Estás bien? ¿Te sientes bien? -preguntó exaltado el peliverde-.

— Fue una pelea cruenta. -dijo la ojiazul con sus ojos al descubierto-.

— ¿Pelea?

— Es un milagro que despertara yo, la que te hizo esa promesa. -ella puso su mano sobre la mano de él-.

— Lo recordé todo... sobre mi muerte. Mi tren tuvo un accidente cuando iba de camino a un examen. Quería convertirme en un médico, ser un héroe para otros. Quería una vida donde los demás me dieran las gracias. Estudié como loco. Pero, antes de morir dejé por escrito que donaría mis órganos. Mi cuerpo pudo haber salvado o cambiado la vida de alguien más, o eso creo... -Izuku estaba con los ojos cerrados y una sonrisa feliz-.

— Estoy seguro que esa persona te estaría agradecida el resto de su vida. -ella puso su mano en la mejilla de él, caía una lágrima que ella limpió-. ¿Izuku?

— Dime...

— ¿Ya no tienes asuntos pendientes? -preguntó Yui-.

— Supongo... Si pude salvar a otros, tal vez mi vida no fue tan mala... ¿Acaso voy a desaparecer? -se cuestionó el joven-.

— Si no te quedan cosas pendientes...

— Están ellos...

— ¿Quieres quedarte con ellos? -preguntó Kodai-.

— Hai, son mis amigos. Pero cambiaron mis motivos. Quiero que todos alcancen la misma paz que yo. Sería lindo que todos pudiéramos dejar este mundo juntos. Tener una nueva vida no estaría nada mal. -explicó el ojiverde tranquilamente-. Espera... ¿significa que eso era lo que querías?

— ¿No lo sabías?

— CLARO QUE NO. Cuando nos conocimos me apuñalaste.

— Porque querías que te demostrara que no podías morir.

Ambos bandos no podrían estar peor encaminados. Y me faltan palabras para describir su estupidez. -pensó horrorizado el pecoso-. ¿Ir a clases nos hará felices? ¿Los clubes nos harán sentir realizados?

— Todos los que acaban aquí no pudieron disfrutar su juventud.

— ¿En serio?

— ¿No lo sabías? -Yui inclinó la cabeza confundida-.

— CLARO QUE NO. ¿CÓMO IBA A SABERLO?

— ¿No es evidente al verlos? -preguntó ella-.

Ya veo... Este lugar está hecho para salvar almas jóvenes. Si Kirishima hubiera atrapado esa pelota, habría encontrado la paz, pero Mina y yo se lo impedimos. Jirou lo logró por su propia cuenta. Nadie está aquí por gusto, luchan por las injusticias de sus vidas. Yui intenta decirles que no es así. Que sus vidas no eran injustas, que tengan una juventud normal. Por eso confronta a quienes quieren quedarse. Es tan irónico, de eso trataba todo. Como ambos defendían tanto sus creencias que comenzaron a crear armas para pelear hasta que se volvió cotidiano. -pensó el pecoso-. Eres bastante torpe, ¿sabes?

— Lo sé. -Yui lo aceptó-. Pero si... si te quedas, tal vez puedas conseguirlo.

— ¿Me estás pidiendo ayuda?

— Francamente, debiste desaparecer pero estás aquí.

— ¿Significa que puedo ser tu amigo? -preguntó Izuku-.

— ¿No es eso mismo lo que te permite quedarte?

— Puede ser, pero... -Midoriya se puso a recordar-.

— Mi confianza como hija desapareció ese día, me arrebataron lo más importante que tenía en 20 minutos. No acepto esa clase de vida. -pensó en las palabras de Momo-.

Parece imposible. No, con mayor razón debo hacerlo. Quiero salvarlos porque intentan cargar por siempre con esos recuerdos. ¿Podremos hacerlo con este ángel tan torpe? No tiene buena pinta, pero debo detener esta disputa. Soy compañero de ellos y también quiero apoyar a Yui. Debe haber algo que pueda hacer -Izuku pensaba-. ¿Me podrías ayudar?

— Eso debería decirte yo, ¿no? -ella contestó con su tono tranquilo de siempre-.

— Supongo... De acuerdo, Yui. Hagamos que todos se gradúen de aquí. Hasta el último de ellos.

Time skip

— Dicho esto, descubrimos que un grupo de alumnos cambió los exámenes de Kodai en todas sus asignaturas en un intento de difamación. Tras una revisión, confirmamos que no era la caligrafía de ella y quedó demostrada su inocencia. Así que recuperará su puesto como presidenta del consejo estudiantil. Shoto Todoroki, que fungió como presidente interino, volverá a ser el vicepresidente... -explicaba el director a todo el alumnado-.

— AHHHHHHH. ¿Por qué debo debo hacer esto? -La Brava se lamentaba estar en castigo-.

— Ella nos delató a todos. -se quejó Ochako, aunque sabía que era lo que tenía que pasar-.

— ¿Toda esa pesadilla fue en vano? -Iida tampoco estaba feliz-.

— Y QUE LO DIGAS. -Kirishima confirmó-.

— Vaya, por fin estamos de acuerdo en algo. -Tenya estaba sorprendido-.

— Al salir volando nos hicimos hermanos. Somos compañeros de vuelo. -Eijiro trataba de darse un poco de ánimo-.

— Yamete, hacen mucho ruido. -Momo también estaba castigada-.

— Parece que olvidó todo lo que pasó en estos últimos días. -Kaminari era perspicaz pero no sabía que lo era-.

— Por supuesto, de todos modos ganó el grupo de clones. -Iida daba sus sospechas-.

— Yo pensé que podíamos llevarnos bien. -el pelirrojo estaba decepcionado-.

Primero debo descubrir qué les pasó en vida. Sin embargo, será imposible distraer a Momo sin un enemigo. Por eso ella volverá a ser presidenta. Quiero que vuelvan a enfrentarse, así que tengo un plan que Yui me ayudará a ejecutar. Lamento mucho que volverá a quedarse sola. Aunque, cuando termine... Entonces... ¿qué será de nosotros?

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