Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Ese no es Theodore Nott

Hola, tanto tiempo. Aquí vuelvo con otra historia de esta preciosa pareja.

Cree esta historia como la primer fase para un concurso (CLC 1 - concurso literario confundus) pero este concurso quedo en nada y como ahora me encuentro eliminando ese libro decidí agregar esta historia aquí.

Debo agregar que es muy posible que esta historia se convierta en el inicio de una mucho más larga, ya la tengo medio planeada, pero me pondré en ello cuando me desocupe un poco. Mientras tanto espero que les guste.

*********************************************************  

Ese no es Theodore Nott

Los días ya se habían vuelto bastante fríos en Hogwarts, por lo que los alumnos pasaban más tiempo en el interior del castillo, eran pocos los que salían a los jardines en sus ratos libres, pero el frío no detendría a cierta Ravenclaw, que muchos tildaban de extraña y loca.

Esa tarde el viento era bastante fuerte, la rubia leía, bastante abrigada, debajo de un árbol, que bordeaba el claro de los thestrals, mientras una de las criaturas estaba echada a sus pies. Ya hacía un buen rato que estaba allí, el frío se hizo más intenso y el cielo comenzó a oscurecerse, por lo que la rubia decidió que ya era momento de volver al castillo. Acaricio la cabeza del thestral, se puso de pie y se encamino hacia el castillo, como de costumbre poniéndole atención a todo en su paso, menos al camino... y de repente choco con algo o, más bien, alguien.

Al mirar se encontró con un Theodore Nott, a dos pasos de ella, que la miraba enojado... era extraño nunca había visto esa mirada, su cabello, negro como la noche, estaba más peinado que de costumbre... en verdad había algo raro en él, y ya hacía tres días de esto.

―¿Qué rayos haces por qué no te fijas por dónde vas? ―su voz sonó más dura que de costumbre.

―Lo siento no te vi, no esperaba encontrar a nadie aquí ―se disculpó la Ravenclaw mirándolo extrañada, ¿Qué estaba pasando aquí?

―Ni se te ocurra mencionar que me viste aquí ―dijo el pelinegro con los dientes apretados y una mirada completamente amenazadora, a lo que la rubia solo pudo asentir, no por miedo, sino por la confusión y el desconcierto que sentía... el pelinegro se alejó sin cambiar su expresión.

Luna lo observó alejarse, esto era raro, Theo no era así... y con una maraña de dudas en su cabeza siguió el rumbo del pelinegro hacia el castillo, manteniendo su distancia.

Ya en el castillo fue directo a su habitación para dejar algo de la ropa extra que llevaba encima, después de unos minutos estaba nuevamente caminando hacia el gran comedor, donde ya se encontraban la mayoría de los alumnos esperando que apareciera la cena. A diferencia de lo que hacía siempre se ubicó en una esquina en la mesa de Ravenclaw, donde sabía que nadie la molestaría, necesitaba tranquilidad para tratar de desenmarañar el lio que había armado, en su mente, la actitud de Nott.

En un momento sus ojos se desviaron a la mesa de las serpientes, más precisamente a donde se encontraba Nott, junto a sus amigos, los cuales hablaban mientras él parecía algo distante, quizás más que de costumbre. Después de un buen rato los alumnos comenzaron a abandonar la sala, y la rubia decidió esperar un momento más, para no encontrarse con los pasillos repletos de gente.

Iba por uno de los pasillos, todavía algo perdida en sus pensamientos, cuando escuchó una voz que se le hizo familiar, y al mirar encontró a unos cuantos metros de ella, a Nott acercándose amenazadoramente, a un pequeño Ravenclaw, que lo miraba aterrado mientras retrocedía.

―¿Eres un pequeño idiota o qué te pasa? ―no podía creer lo que veía, pero no se iba a quedar sin hacer nada y apresuro el paso.

―Yo... yo... no... qui... quise... ―tartamudeaba el niño cuando la figura de la rubia se interpuso entre él y aquel aterrador Slytherin.

―THEODORE NOTT BASTA ―la voz de la rubia resonó en el pasillo, y vio la furia destellar en aquellos ojos azules que tanto le gustaban, y de repente sintió las manos que comenzaban  a apretar su cuello.

―¿Es cosa de los Ravenclaw ir chocando a todo el mundo? ―las palabras fueron escupidas con asco. Luna escucho los pasos del niño que se alejaba corriendo y luego sintió como su cuerpo era estampado contra la pared, y las manos que apretaban su cuello se cerraban cada vez con más fuerza impidiéndole respirar. Sus ojos no se despegaban de los de él... y de repente algunas varitas apuntaron a la cabeza del pelinegro.

―Suéltala Nott ―el muchacho obedeció, y la rubia pudo volver a respirar, ya estaba a punto de quedar inconsciente, tocio un poco y acaricio su cuello, antes de mirar a su alrededor, y encontrarse con Neville, Malfoy y Zabini... ¿era eso posible?

―¿Qué rayos crees que haces? VAMOS ―rugió el rubio, realmente enojado antes de empujar al pelinegro para que lo siga, y así se alejaron las tres serpientes discutiendo.

―Luna ¿estás bien? Pregunto Neville mientras revisaba el cuello de la rubia.

―Deberías ir a la enfermería ―la rubia busco de dónde provenía esa vocecita, y encontró al pequeño que había tratado de ayudar, parado junto a Neville, su cabello castaño claro estaba bastante despeinado, y sus ojos color miel estaban llenos de preocupación.

―Yo estoy bien, no te preocupes, ¿tu como estas?

―Bien, gracias a ti ―respondió el pequeño con una gran sonrisa.

―Si solo casi se queda sin garganta gritando "la va a mayar, la va a matar" ―dijo Neville entre risas, ganándose una mirada seria del pequeño, cosa que el Gryffindor ignoró―, vamos a la enfermería.

―No hace falta Neville, en verdad estoy bien.

―Luna esas marcas se van a convertir en moretones, deberías...

―No importa ―interrumpió la rubia antes de volver a mirar al pequeño― ¿Cómo te llamas?

―Erik Davies... primer año ―respondió esbozando una sonrisa.

―Bien, un gusto Erik, yo soy Luna Lovegood y él Neville Longbotton... ahora será mejor que vallamos a nuestra torre ―dijo la rubia mientras le tendía la mano al pequeño, la cual este aceptó y sin más se encaminaron a su torre.

―Bueno, ya que estoy los acompaño ―agregó Neville empezando a caminar junto a ellos.

En el camino a la torre Ravenclaw los dos muchachos le contaron lo sucedido... Erik salió del gran comedor distraído y perdió a su grupo, los estaba buscando cuando, sin querer choco con el Slytherin, que al parecer tenía algo en las manos que se cayó y después de romperse en el suelo, desapareció... entonces el muchacho se enojó mucho con él, ahí fue donde apareció Luna, el niño corrió y antes de girar en la esquina vio que el pelinegro la empujaba contra la pared sujetándola del cuello, entonces comenzó a correr y gritar para que alguien lo ayudara. No muy lejos de allí estaba Neville, y unos metros detrás de él los dos Slytherin, los tres se acercaron corriendo al niño, que al instante los guio sin decirles nada más... y después venia la parte que la rubia ya conocía.

―Es raro que Nott se comporte así... es una serpiente lo admito, pero no es de hacer esas cosas ―murmuró el Gryffindor.

―¡Ese no es Theodore Nott! ―sentenció con firmeza la rubia, los dos muchachos solo la miraron y decidieron no replicar.

Esa noche la rubia no pudo pegar un ojo, daba vueltas en su cama le dolía el cuello y no dejaba de pensar en lo que había sucedido.

Esa mañana antes de salir de su habitación se volvió a acomodar la bufanda, tendría que usarla todo el día si no quería tener que estar dando explicaciones, pues tal y como Neville predijo los moretones en su cuello eran horribles.

En el gran comedor ocupó el mismo lugar que la noche anterior, por lo visto los Ravenclaw ignoraban ese lugar, estaba empezando a desayunar cuando noto que alguien se le acerco y depositó un beso en su mejilla mientras dejaba una rana de chocolate junto a su mano en la mesa... esto tomó por sorpresa a la rubia, y al mirar se encontró con unos ojos color miel muy alegres que iban a la perfección con la sonrisa de ese pequeño.

―Gracias, eso es para ti.

―Gracias a ti Erik... pero no era necesario ―dijo la rubia con una gran sonrisa― después de todo tú también me ayudaste ―el niño asintió y se sentó a su lado, ante la atónita mirada del resto de la mesa, cosa que ni él ni la rubia notaron.

El pequeño comenzó a hablar con Luna, sobre cualquier cosa, en verdad le interesaba mucho la magia, todo era nuevo para él, pues fue criado en un orfanato muggle, su madre lo había abandonado allí cuando apenas tenía un año. Se alegró al notar que la rubia no hizo cara fea o dijo algo cuando él le contó esto, por lo visto había bastante gente prejuiciosa por allí. De repente el pequeño se quedó callado mirando la mesa de los Slytherin, cosa que la rubia ya estaba haciendo desde hacía unos momentos.

―¿En verdad crees que no es él?

―Si ese no es Theodore Nott.

―¿Entonces quién es? ¿Dónde está el verdadero? Y ¿Cómo es posible que sea idéntico?

―Hay pociones que pueden hacer... eso... pero ―la rubia se detuvo y miró al pequeño–creo que tienes que ir a clase ―Erik hizo un puchero y luego salió junto a un grupo de primero que iba hacía su primer clase del día. Mientras tanto la rubia pensaba ¿Por qué alguien querría reemplazar a Theodore Nott? Y después de un rato decidió saltarse su primera clase e ir a hablar con el director.

Iba pensando en que no sabía la contraseña, pero al llegar a la estatua que le tenía que dar el paso, se encontró con Draco, que comenzaba a subir las escaleras, dudo un momento y finalmente subió detrás de él, si tenía que esperar lo haría. El rubio la miró de reojo, pero no dijo nada, al llegar a la puerta, la encontraron abierta y vieron al anciano director, de pie en su oficina esperándolos.

―Buenos días, señor Malfoy, señorita Lovegood... los esperaba, pasen por favor ―dijo haciendo una seña con su mano, indicándoles que tomaran asiento, mientras él bordeaba su escritorio y se sentaba en su sillón, a esperar que alguno de los dos comenzara a hablar. El Slytherin y la Ravenclaw se miraron con algo de recelo, finalmente la rubia suspiró y habló.

―Señor, creo que algo le paso a Theodore Nott ―el director la miró con algo de sorpresa, y Luna continuo hablando un poco más rápido―, el Theodore Nott que está en el castillo, no es el verdadero Theodore Nott ―los ojos del director se centraron en Draco, esperando que él rubio le aclarara lo que la chica decía.

―Si... creo lo mismo, ese no es el Theodore Nott que yo conozco...

―Ambos piensan que lo reemplazaron... ¿pueden aclararme por qué?

―Su actitud es diferente... es mucho más agresivo e hizo algo que Theo nunca haría... antes se corta las manos ―dijo Draco, tratando de evitar la mirada de la rubia. El director miró a la rubia y esperó a que ella expusiera sus motivos.

―Su aura es diferente... sus ojos tienen algo distinto y su aroma no es el mismo ―tanto Draco como el director la miraron algo extrañados.

―Bien tendremos que averiguar que sucede aquí, si ha cambiado tanto, puede ser que lo hayan reemplazado... sería difícil adivinar los motivos, pero una cosa es segura, quien quiera que sea, tiene que tener al verdadero Theodore en algún lugar, no se preocupen me ocupare de esto de inmediato.

Luna y Draco se retiraron de la oficina del director, bajaron las escaleras y antes de separarse en el pasillo el rubio la detuvo.

―¿Hay algo entre Theo y tú?

―¿Por qué tendría qué? ―susurró Luna.

―¿Por qué te preocupas por él? En verdad creí que venias a contar que ayer trató de ahorcarte ―dijo Draco, corriendo un poco la bufanda de la rubia y dejando a la vista los moretones que Theo le había dejado―, pruebas no te faltan, y testigos tampoco.

―Theodore nunca me hizo o dijo nada malo... y estoy completamente segura de que este no es él...

―Bien, al menos en eso estamos de acuerdo... y eso ―dijo señalando uno de los moretones de la rubia―, es lo que me confirma que este no es el Theo que yo conozco ―y sin más el Slytherin se alejó de ella.

Unas cuantas horas después llego a oídos de la rubia el rumor de que algo le había sucedido a Theodore Nott, aunque nadie sabía bien qué... Luna buscó al director, pero la profesora Mc Gonagall le dijo que él estaba muy ocupado y no había forma de verlo por el momento. Entonces empezó a recorrer todo el lugar buscando a alguien que pudiera decirle algo más concreto. En el camino se encontró con Erik quien decidió acompañarla. Ya le había preguntado a muchas personas, se sentó en un pasillo junto a una ventana, sentía un nudo en la garganta y estaba demasiado preocupada, Erik trataba de animarla y ayudarla, por lo que se alejó para seguir preguntando, no sin antes hacer que la rubia le prometa que lo esperaría allí, se notaba que el niño estaba preocupado por ella. Después de un rato allí vio a Draco que se acercaba hacia donde ella estaba.

―Al fin te encuentro ―dijo Draco con un tono algo serio al igual que su mirada― ¿Qué sabes?

―En verdad nada, solo los rumores que corren ―la rubia no lo noto pero había comenzado a temblar hacia un rato, pues no llevaba capa ni más abrigo que un sweater, y la bufanda que cubría los moretones en su cuello, al verla así Draco suspiró y se sentó a su lado mientras movía su varita.

―Perdón, creo que estoy algo nervioso ―en eso una capa negra y verde llego volando hasta el rubio, quien la tomó y se la dio a Luna, esta no dijo nada y se envolvió en ella, al acurrucarse un poco en la prenda sintió ese perfume que le era tan familiar y le encantaba... al instante sus ojos se clavaron en Draco―... cuando lo encuentre lo voy a matar... me ha enloquecido hablando de ti y de que podía hacer, cuando ya hay algo entre ustedes ―Luna sonrió―, Dumbledore mando a llamar a Nott, al rato que salimos de su oficina, y nadie los ha vuelto a ver desde entonces, Mc Gonagall aleja a todos los estudiantes... pero sé que han llegado varias personas del ministerio de magia, y algunos aurores.

―¿Me dices porque estas preocupado? ―el rubio intentó ignorar aquella pregunta, pero se rindió ante la mirada suplicante de Luna.

―¿Debo suponer que sabes, más de lo que cualquiera creería, sobre Theo? ―la rubia asintió―... entonces sabe que no es fácil tomarlo por sorpresa... y menos vencerlo en una pelea... ―la respiración de Luna se detuvo por un momento ¿Cómo pudo olvidar eso? Esto cambiaba completamente la situación... y su preocupación subió a límites insospechados.

―No puede ser... tienes razón... pero esto significa que...

―Tranquila, tranquila... seguro está bien... solo tenemos que pensar y buscarlo.

―¿Y que esperamos? ―preguntó la rubia mientras se ponía de pie y se acomodaba la capa, que evidentemente le quedaba grande, Draco la imitó y la detuvo antes de que esta comenzara a caminar.

―Creo que necesitaremos ayuda... busquemos a alguien que pueda ayudarnos y nos vemos en, no más de una hora en la puerta de la biblioteca ―Luna asintió y se alejaron en diferentes direcciones.

La rubia iba rumbo a la torre Gryffindor, pensando donde alguien podría haber escondido a Theo, cosa que era prácticamente imposible de adivinar, Hogwarts es enorme. Paso junto a unas puertas que daban al patio, y una brisa fría entro por ellas, la rubia se aferró más a la capa y ese perfume volvió a invadirla, haciéndola recordar lo extraño que le había parecido Theo el día anterior cuando choco con él en el bosque, de repente se detuvo, a ese Theo le preocupó que ella le dijera a alguien que había estado en el bosque, su corazón se agitó ante la idea, sin dudarlo un momento cambió su rumbo y salió al patio, sin notar que un pequeño de cabello castaño la miraba y se acercaba a ella.

―Luna... ¿A dónde vas? ―la rubia se giró y le sonrió a Erik.

―Erik... tienes que hacerme un favor ―él niño asintió― busca a Neville, Ginny o Hermione, son de Gryffindor, diles que vallan a la biblioteca, tienen que hablar con Malfoy... ¿puedes hacerlo por mí?

―Claro... pero tu...

―Tengo algo que hacer, yo luego me encuentro con ellos ―dijo con una sonrisa y depositó un suave beso en la mejilla del pequeño― gracias.

Erik vio a la rubia alejarse en dirección al bosque prohibido, y después de unos minutos había desaparecido entre los árboles, esto asustó un poco al niño, pero decidió que lo mejor sería hacer lo que la chica le había pedido, y sin perder más tiempo volvió al castillo.

Luna tomo el mismo camino por el que había vuelto al castillo el día anterior. Después de cinco años, podía decir que conocía una buena parte del bosque, aunque nunca se había adentrado demasiado, sabía que el lugar estaba repleto de criaturas mágicas, en su mayoría peligrosas. Llegó al lugar donde había chocado con Nott, y continuó adentrándose, apretando firmemente su varita con su mano derecha... escuchó unos suaves pasos cerca de ella, al mirar se encontró con un thestral que la seguía, le acaricio la cabeza y siguió adentrándose.

A medida que avanzaba los arboles eran cada vez más grandes, y había menos luz, por lo que encendió la punta de su varita. De repente llegó a un sector donde los arboles formaban una especie de circulo, y ya no sabía por dónde seguir, a lo lejos se escuchaban cascos golpear en la tierra y rocas... tenía que moverse, no le convenía que los centauros la encontraran allí. Volvió a dar un vistazo a su alrededor, buscando algo que la ayudara a elegir un camino, pero no había nada, en eso ve que el thestral que la acompañaba comenzó a adentrarse en el espacio entre el tercer y cuarto árbol a su derecha, y con un suspiro decidió seguirlo.

Al pasar entre esos árboles, sintió como si hubiera pasado por una cascada de agua helada, y al mirar alrededor noto que este sector era diferente al que acababa de abandonar, aquí había mucha más luz, los arboles no eran tan grandes y tétricos... y lo más importante, aunque cubierto por hojas, parecía que había un camino... miró con más atención y al parecer había huellas. El thestral siguió aquel camino, y ella no se quedó atrás, después de un rato caminando se encontró en un pequeño claro, un poco tétrico, donde se podía ver una torre bastante desvencijada. El pasto y la maleza cubrían el lugar, una enredadera, crecía pegada a la torre, y ya cubría gran parte de la misma, pero de todos modos se notaban varios agujeros en las paredes y el techo, la puerta era grande, de madera muy oscura. El thestral corrió hacia la torre y se detuvo frente a la puerta, la rubia lo siguió, abrió la puerta y se adentró en el lugar. El interior era circular y no había nada más que una escalera pegada a las paredes, que subía en espiral hasta el final de la torre.

―Bien... ¿me esperas aquí? ―preguntó Luna mirando el animal, que le respondió echándose en el piso, la rubia sonrió y comenzó a subir.

Tardo un rato en llegar hasta arriba, eran demasiados escalones, y algunos de ellos comenzaban a deshacerse. En la cima de la torre había un pequeño rellano que daba paso a una puerta de madera.

Luna suspiró, volvió a apretar la varita en su mano, y empujó la puerta, que parecía demasiado pesada, y para sorpresa de la rubia se movió con mucha facilidad.

El interior estaba iluminado por la luz que entraba por las descubiertas ventanas. Se veía que había algunos muebles, una cama con un mohoso y roto colchón, una pequeña mesa, dos sillas y un mueble con las puertas abiertas, que dejaba ver su vacío interior... y en una zona oscura al lado de ese mueble, lo vio... un bulto... sentado en el piso, abrazando sus rodillas, y envuelto en una manta finita y mohosa, donde escondía un poco la cabeza.

―¿Theo?... ―su nombre se escapó en un susurro, mientras bajaba la varita y se acercaba un poco.

El bulto se movió, la manta cayó de su cabeza y dejo ver el rostro sucio, con algunos moretones y cubierto de sangre, ya algo seca en el lado izquierdo; el cabello negro enredado y sucio... y unos ojos azul eléctrico se destacaban aun entre las sombras... pero aun así pudo reconocerlo, ese si era Theodore Nott, su Theo.

―¿Luna... que haces aquí? ―preguntó el pelinegro mientras se ponía de pie y se acercaba a ella.

―Te busco a ti... ¿no es obvio? ―dijo la rubia mientras lo abrazaba con fuerza y el nudo de emociones que había estado sintiendo comenzaba a liberarse. Él se aferró a ella como si fuera lo único que lo pudiera mantener en la tierra― ¿Creíste que no me iba a dar cuenta que no eras tú?

―Sabía que lo notarias al instante ―dijo Theo mientras acariciaba el cabello de la rubia y esta sentía como sus ojos comenzaban a inundarse.

―Me parecían raras algunas cosas pero ayer lo confirme ―la rubia despego el rostro del pecho del pelinegro y lo miró, ya con las lágrimas a punto de salir. Él le acaricio la mejilla, y sus labios se encontraron en un beso, que la rubia término ante un quejido de dolor del pelinegro―, te amo.

―Yo también te amo Luna... pero no debiste venir... ahora estamos atrapados los dos ―la voz de Theo era suave y tranquila, sus manos seguían sujetando a la rubia, manteniéndola muy cerca de él–... la torre tiene un hechizo y no podemos salir.

―Bueno, tengo mi varita, puedes hacer algo ―dijo esbozando una sonrisa, entonces sus ojos se centraron en la sien izquierda del pelinegro, donde se notaba un corte que había sangrado― ¿Estás bien?

―Sí, no te preocupes, préstame la varita ―al instante Luna le entrego la varita y el pelinegro hizo varios intentos hasta que uno funciono y su herida comenzó a cerrarse, luego de esto probo hacer varios hechizos más pero casi ninguno funcionaba, la rubia se mantuvo en un lugar y lo veía ir y venir moviendo la varita y murmurando un hechizo tras otro―, este lugar es una maldita trampa mágica, podemos usar muy pocos hechizos aquí dentro... estamos jodidos hasta que alguien nos encuentre o él venga...

―Nos van a encontrar, no te preocupes.

―Eso espero, al menos pude acomodar un poco esto ―dijo sentándose en la cama, mientras la rubia se acurrucaba en la capa. Aquel lugar era una coladera, faltaban varios ladrillos en las paredes, el techo también tenía agujeros, importantes agujeros y las ventanas no tenían vidrios, postigos, ni nada para evitar el paso del frío aire del invierno. El pelinegro la miró inclinando la cabeza y preguntó― ¿Esa es mi capa?

―Sí, Draco me la dio ―Luna se puso de pie y se acercó a él― ¿No tienes frío?

―Sí, pero no hay problema ―la rubia se quitó la capa y se la puso a Theo, y antes de que este pudiera decir algo se sentó a su lado, muy pegada a él, envolviéndose también en la capa.

―Así podemos compartir... ¿me vas a decir que te paso y quien es "él"?

―Ok ―dijo mientras pasaba su brazo por los hombros de la rubia–... el lunes por la mañana después de mi primer clase fui hasta el bosque prohibido, había recibido una nota urgente, no reconocí la letra, y por alguna extraña razón pensé que era tuya, fue raro, luego me entere que era un hechizo. Buscaba el lugar que la nota indicaba, cuando de repente un hechizo me dio de lleno, creo que mi cabeza golpeo fuerte en algo, porque perdí el conocimiento por bastante tiempo, cuando desperté ya era de noche y estaba aquí, no tenía varita ni abrigo, intente salir, pero es imposible... ¿notaste que la puerta desaparece una vez que entras? ―la rubia en seguida miro hacía donde debía estar la puerta, pero esta no estaba–, al rato de que desperté llego mi... captor... mi padre...

―¿Qué?

―Mi padre... cuando capturaron a ese grupo de mortios en el ministerio de magia, de alguna forma el escapo y había estado desaparecido hasta ahora... en verdad no sé qué piensa hacer, pero está usando poción multijugos... estos últimos días ha estado haciendo aparecer algo de comida y agua... en verdad llegue a pensar que nadie me encontraría...

―Nos van a encontrar... mis amigos no se rinden tan fácil y los tuyos tampoco.

―¿Qué saben?

―Draco y yo, hablamos esta mañana con Dumbledore, le contamos que nos parecía que Nott no eras tú, y lo que supimos luego fue que el director lo llamó y ya de ahí no sabemos nada, solo que han estado llegando toda la tarde personas del ministerio de magia y algunos aurores... si ya descubrieron que es él solo les queda hacerlo confesar donde estas...

―Es un maldito, jamás va a hacerlo, lo conozco...

―Theo, sabes que con la magia eso no es mucho problema

―Amor, sé que eres optimista y esa es una de las cosas que me gustan de ti, pero en verdad no conoces a Marcus Nott.

.

.

.

CONTINUARA...


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro