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¿Cómo es posible?

El muchacho caminaba por el bosque prohibido, perdido en sus pensamientos «¿Por qué rayos me tiene que pasar esto a mí? ¿Tengo que pagar algo que hice en otra vida? ¿Por qué mierda yo? Y como si fuera poco esa loca no me deja en paz desde que llegó»... su mente estaba revuelta por tantas preguntas, pero sus pies ya conocían el camino, pues había ido muchas veces a ese pequeño lago oculto en el bosque, era uno de sus lugares favoritos, podía estar solo y los thestrals no rondaban mucho por allí, no le gustaba admitirlo, pero verlos le recordaba uno de los momentos más terribles de su vida.

Casi sin darse cuenta había llegado hasta el claro que rodea el pequeño lago, todavía estaban en los últimos días del verano y el pasto seguía cubierto de flores silvestres... se sentó entre ellas mirando hacia el lago tratando de despejar su mente de todo lo que lo estaba agobiando, necesitaba decidir qué hacer. Miró las pequeñas flores, que le recordaban a su madre, y suspiró.

―Mamá... sé que te prometí que no iba a ser como él... pero... ¿qué hago?

―Seguro lo que sea que te haga feliz le parecerá bien.

Él se sobresaltó, llevó la mano al bolsillo del pantalón donde tenía la varita, mientras miraba hacia el lago y frente a él salía del agua una muchacha. Sabía quién era, pero su mente se negaba a darle su nombre, estaba demasiado ocupado observando ese cuerpo que se acercaba a él, cubierto solo por una maya de dos piezas sujetador azul sin tiras y un mini short ajustado también azul, las curvas de su cuerpo eran perfectas «Wow se ve hermosa... ¡¿Quién diría que la lunática tenia semejante cuerpo?!» se regañó a sí mismo por quedarse viendo como un idiota.

―Lovegood... ¿Qué haces aquí? ―ella sonrió y levantó su varita hacia un árbol a su derecha.

―Accio ―una toalla voló a su mano libre―, busco peces Theodore Nott ―y se cubrió con la toalla.

―Claaro... ¡¿por qué dicen que estás loca?! ―su voz era sarcástica, ella solo sonrío y se sentó a su lado.

―Piensan que estoy loca porque ellos no creen en lo que yo ―inclino la cabeza para verlo mejor―, no sabía que tú no creías en los peces ―su tono fue burlón y no pudo evitar soltar una risita que contagio a Theo.

―Loca y graciosa... ¿es una buena mezcla? ―su sonrisa se amplió.

―No lo sé... ¿serio y sarcástico lo es? ―él volvió a sonreír.

―Tampoco lo sé... al sarcasmo, uno se acostumbra con las serpientes y lo demás viene de familia... ¿tú que excusa tienes? ―«¿Por qué me está hablando? O mejor ¿Por qué YO le hablo?» se regañó.

―Mmm según mi padre me parezco demasiado a mi madre en lo físico y el carácter y de él solo saque el amor y fascinación por los animales extraños ―dejo su varita entre las flores, corto algunas y las levantó para observarlas mejor, Theo no perdía detalla «así que la locura viene de él» sonrío y volvió la vista al lago. Ambos se mantuvieron en silencio por un rato, una pregunta volvió a inundar la mente de Theo, suspiró y volvió a mirar a la muchacha que ahora miraba el cielo.

―¿En... verdad... crees lo que dijiste?

―Si... todo padre desea que sus hijos sean felices ―Theo soltó una risa triste.

―Mi padre no... eso te lo puedo asegurar ―ella lo miró, sus ojos celestes hipnotizaban, quizás era eso lo que hacía que él le hablara.

―Pero tú le estabas preguntando a tu madre... y seguro ella sí lo desea.

―Puede ser, no lo sé... recuerdo tan poco de ella que no sabría decirlo ―Luna volvió a sonreír y él bajo la vista hacia su mano derecha que descansaba entre las flores.

―Yo también recuerdo poco de mi madre... una de las cosas que recuerdo de ella es que le gustaban mucho las flores silvestres, su sonrisa era hermosa y se la notaba muy feliz cada vez que yo le regalaba alguna ―Theo volvió a mirarla y esbozo una sonrisa...

―A la mía también, aunque en mi casa no había, ni hay flores, me costaba mucho encontrarlas pero lo hacía con gusto para verla sonreír ―ahora ella mira las flores en el pasto, suspira y suelta una risita triste.

―Hace algún tiempo le llevamos flores a su tumba... y mi padre me contó que las flores silvestres comenzaron a gustarle porque yo se las regalaba ―sonrío y corto una flor―, a ella le encantaba verme sonreír y a mi verla feliz ―volvió la vista a los ojos azul eléctrico de Theo―... creo que tu madre era como la mía...

―¿Cómo?

―Sonreía por ti... porque le gustaba verte feliz ―Luna le regaló una sonrisa muy dulce, y Theo no pudo evitar recordar a su madre...

"Tenía nueve años, corría por los jardines muertos de su casa, sabía que su madre estaría junto a la fuente este, a ella la gustaba ese lugar, era la única parte de esos jardines que no resultaba tétrica. Giró tras un feo arbusto y allí estaba sentada al borde de la fuente... una mujer hermosa, alta de cabello negro con suaves ondas, que rodeaba su rostro, bastante pálido, y resaltaba sus ojos celestes, llevaba un vestido azul sencillo. Theo no conocía otra mujer tan bella como su madre, pero lo que más le gustaba era su sonrisa.

Theo estaba bastante sucio, había trepado la reja para salir y volver a entrar, pero valía la pena, miró las flores que llevaba en su mano y lo invadió la tristeza, su sonrisa se borró y frunció el ceño... las flores estaban secas y las que no, lo hacían lentamente... volvió su vista a su madre y noto que ella se acercaba a él.

―¿Theo... que pasa? ―se agachó para estar más a su altura y él no pudo verla a los ojos.

―Perdón... buscaba unas flores para ti pero ―levantó su mano, sucia y arañada, donde todavía apretaba el ramito de flores ya marchitas y bajo la cabeza no quería ver a su madre decepcionada de él, a la decepción en los ojos de su padre ya estaba acostumbrado, pero de ella no lo soportaría...

Ella lo tomó de la barbilla y levantó su rostro para que la mire a los ojos... sonreía y sus ojos estaban llenos de dulzura.

―No tienes que disculparte... son hermosas, gracias amor ―diciendo esto tomó las flores de su magullada mano, lo abrazó y depositó un beso en su mejilla.

Theo no comprendía que pasaba, él sabía que esas flores se veían horribles. Cuando ella lo soltó la miró todavía serio, ella imito su expresión, y volvió a sonreír.

―Son hermosas porque tú me las regalas y porque te esforzaste para conseguirlas ―dijo besando uno de los raspones de su mano―... ahora ¿sabes que me haría realmente feliz? ―Theo negó con la cabeza―, que me regales una de tus preciosas sonrisas.

Él asintió y sonrío lo mejor que pudo y como recompensa recibió la sonrisa más dulce que su madre le había regalado hasta el momento"

Luna era la segunda persona en su vida que le sonreía con tanta dulzura, y eso le gustó, no discutió el punto de Luna sabía que ella tenía razón, era rara, pero de alguna extraña forma podía entender y aceptar cosas que otros no «tal vez ella pueda ayudarme» esa idea comenzó a crecer en él, no podía dejar de verla, no sabía en qué momento pasó, pero la toalla que la cubría se había caído, ella seguía en silencio mirando el cielo. De repente se giró hacia él para verlo, con una hermosa sonrisa.

―¿Qué? ―Theo cambió su expresión tratando de decir que no sabía a qué se refería, ella río―, se nota que quieres decirme... o preguntarme algo ―él se tensó y suspiró.

―¿Cómo es posible? Nadie nunca distingue nada en mí... para todos siempre estoy bien ―respondió, mientras pensaba «solo mi madre distinguía lo que me pasaba».

Ella se encogió de hombros, tomó su varita e invocó sus cosas que se encontraban a los pies de un árbol bastante alejado de donde ellos estaban.

―Ya te olvidaste que muchos, por no decir todos, creen que soy rara... tal vez sea eso.

―Quizás eres más observadora de lo que todos creen ―ella sonrío, mientras sacaba la camisa de la mochila y se la ponía.

―Quizás... o quizás estas más vulnerable que de costumbre Theodore Nott... se nota que algo te tenia perturbado antes de que yo saliera del lago ―él se quedó en silencio un momento mientras ella se ponía de pie para acomodarse la pollera antes de volver a sentarse a su lado. Theo suspiró, ella lo tenía atrapado no podía dejar de ver cada movimiento que hacía.

―Me preguntaba si puedo confiar en ti... sí te digo algo ¿Se lo dirás a alguien? ―la miró de reojo y ella solo sonrío y echo la cabeza hacia atrás.

―¿Por "alguien" te refieres a Ginny, Hermione o Harry? ―ella lo imito mirándolo de reojo y él solo asintió―. Como poder puedes, yo no le diré a nadie lo que me digas... el tema es ¿en verdad confiaras?

―No lo sé...

―Y... ¿si te juro que no se lo diré a nadie? ―preguntó mirándolo a los ojos con mucha decisión.

―¿Un juramento inquebrantable? ―lo dijo sin pensarlo siquiera y ni bien las palabras salieron de su boca se arrepintió «claro como si eso fuera a pasar... idiota de mí... ¿por qué no puedo confiar en nadie?»

La sonrisa en el rostro de Luna se esfumó y se puso de pie, dio dos pasos hacia el lago y suspiró, Theo la imitó poniéndose de pie, pero se quedó en su lugar ¿debía disculparse o simplemente dejar que se fuera y lidiar solo con sus problemas? Se sorprendió cuando noto que en el fondo no quería que ella se fuera. Estaba a punto de disculparse, abrió su boca, pero no salió ninguna palabra, Luna volvía a estar frente a él mirándolo a los ojos, con una sonrisa dulce en los labios y tendiendo su mano hacia él.

―Bueno ―él la veía sorprendido-... Si necesitas eso para confiar... por mí está bien ―Theo no podía creerlo, su sonrisa era cada vez más hermosa y él estaba atontado por ella «¿Qué pasa por la mente de esta chica? ¿Por qué es tan encantadora?... momento... desde cuando pienso así en ella... ¿Cómo puede leerme y entenderme?» movía su cabeza negando mientras las dudas sobre Luna enredaban su mente―... Bueno ¿vas a hacerlo o... ni siquiera así confiaras en mí?

―No ―el rostro de Luna se ensombreció bajó su mano y su vista, dio un paso atrás, se estaba girando para irse, cuando sintió que Theo sujetaba su mano, volvió la cara para verlo, y descubrió algo de desesperación en sus ojos―... No te vayas... no necesito que jures nada... creo que puedo confiar ―ahora él bajaba la mirada―. No me dejes, por favor ―«¿Qué rayos me pasa con ella? ¿Por qué no quiero que se vaya?»

Luna lo tomó de la barbilla y levantó su rostro para que la mire, sus ojos eran tristes, y ella no podía soportar eso, le gustaban cuando reflejaban su sonrisa y le decían que Theo estaba bien y feliz. Sonrío para él.

―De todas formas puedo prometerte que no se lo diré a nadie ―él esbozó una sonrisa todavía triste y ella soltó una risita-. Igual... ¿quién le creería a la lunática Lovegood que Theodore Nott le hablo?... y menos aún que me contó un secreto ―Theo no pudo evitar reír ante esto.

―¿Por qué no habrían de creerte? ―ella se encogió de hombros.

―Eres un Slytherin ―leyó en el rostro del chico la pregunta «¿y eso qué?» miró a otro lado y continuo―... ellos solo se acercan a mí para burlarse o agredirme de alguna forma ―su voz tembló levemente―, además... eres uno de los chicos más... codiciados del colegio... ¿Por qué hablarías conmigo? ―Theo con su mano libre guío su rostro para que volviera a mirarlo, y ella trataba de esquivarlo con una sonrisa nerviosa― ¿Por qué hablas conmigo?...

Theo sintió que parte de esas palabras le dolían, fueron como una cachetada para él, definitivamente no quería ver esa sombra de tristeza en sus ojos... y solo se dejó llevar.

―Quizás porque creo que puedes entenderme... quizás porque no soy solo un Slytherin ―comenzó a acercarse lentamente a ella―... Quizás porque me haces sonreír... quizás porque me has enloquecido chocándome desde tu primer día en Hogwarts... quizás me gustas ―Luna se sonrojo al escuchar esto y por la cercanía de aquel rostro al de ella―... Quizás confié en ti ―esto último fue un susurro sobre los labios de Luna, ella sonrío y él finalmente la besó. Luna correspondió al beso que comenzó dulce y suave... y poco a poco se fue volviendo más intenso y desesperado... él rodeo su cintura con uno de sus brazos y la otra mano se perdió entre el cabello húmedo, en la nuca de Luna, mientras ella rodeaba sus brazos en el cuello de él. Se separaron buscando aire, sus labios estaban rojos y ninguno de los dos parecía poder separar sus ojos de los del otro. Las mejillas de Luna se ponían cada segundo más rojas, y Theo no podía dejar de sonreír, no sabía cuándo comenzó a desearla de esa forma, pero sentía como su cuerpo y su corazón se desesperaban al saber que esas sonrisas eran para él, comenzó a acercarse nuevamente, pero se detuvo y giró tan rápido como pudo al escuchar un ruido detrás de ellos. Luna se sorprendió al ver la pose protectora del chico, se inclinó hacia un costado para ver, ambos suspiraron al ver que solo era un pequeño thestral.

Theo se tensó y Luna al notarlo tomó su mano, entrelazo sus dedos con los de él y presiono un poco, hasta que él volvió a verla.

―Solo es un thestral, se debe haber perdido ―le regaló una sonrisa y él se la devolvió. Inclinó un poco la cabeza, y con la mano lo invito a sentarse donde habían estado antes―, bueno... creo que querías decirme o preguntarme algo... ¿no?

―Ok ―suspira-, solo espero que no corras despavorida y te alejes de mí ―él presiono un poco más su mano, y ella sonrío.

―Yo no haría eso, y en todo caso siempre puedes encontrar a alguien más que te escuche ―él acaricia la mejilla de Luna y está se vuelve a sonrojar.

―Puede ser... pero no encontrare a alguien que me sonría y me haga reír como tú.

―Bien, aceptare lo que dices, y tratare de no correr ―Theo sonrío y suspiró.

―Tú, al igual que todo el mundo mágico, sabes que mi padre es un mortifago ―ella asintió―, está en Azkaban desde su intromisión en el ministerio el año pasado ―él suspiró y a la mente de Luna volvieron un montón de recuerdos de su incursión al ministerio, volvió a ver a Theo y esbozó una sonrisa para él.

―Tú no eres como él ―el chico la miró sorprendido una pregunta se formó en su mente, abrió su boca pero no llegó a decir nada―, era eso lo que le decías a tu madre.

―En realidad no... yo le prometí a ella que no me convertiría en alguien como mi padre... y hasta ahora lo he cumplido... pero ―se detuvo y ella se acercó más a él, tanto que sus piernas y brazos se rosaban, él se sintió más seguro, no parecía que ella fuera a salir corriendo, se centró en esos ojos que lo incitaban a seguir y suspiró―... hace algunos meses me llegó una carta y luego me visitaron... los mortifagos esperan que yo ocupe el lugar de mi padre entre ellos...

―¿Y... tú quieres hacerlo?

―Claro que no... no me interesa para nada seguir a ese maldito, hacerlo significaría romper mi promesa... pero si no lo hago... seguro me matan ―sintió como Luna presionaba más su mano y se tensaba a su lado, no pudo decir más nada, la sombra de la tristeza se veía en los ojos de la chica, así que decidió esperar a que ella hablara.

―Entonces debes aceptar ―su voz y expresión demostraban mucha decisión, esto sorprendió a Theo, era la misma expresión que le gusto en ella el año anterior, cuando la ayudo en la biblioteca.

―¿No hablas en serio? ¿Dices que debo convertirme en un mortifago? ¿Romper mi promesa?

―Creí que habías prometido no ser igual que tú padre.

―Así es... ¿Crees que convertirme en un mortifago no me va a hacer igual que él? ―levantó un poco la voz, destilando sarcasmo y enojándose un poco por la absurda idea de la chica, ella noto esto y acarició suavemente la mejilla de Theo.

―Sí... tú no eres igual que él... y no lo serás nunca ―él abrió la boca para hablar y ella deposito su dedo índice sobre sus labios y allí lo dejo para callarlo―, tú no serás igual que él porque no quieres serlo, no cometerás sus mismos errores, si te conviertes en mortifago es para mantenerte con vida... si lo piensas eso es lo que tu madre deseaba para ti, que vivas y... no solo ella lo desea ―esto último salió en un susurro casi inaudible, pero no para Theo. Se quedó un momento en silencio pensando en todo lo que Luna dijo, y no pudo evitar sonreír por ese susurro.

―Puede que tengas razón ―ella sonrío―, en verdad no creí que hubiera alguien a quien yo le importar ―dijo con una sonrisa de lado haciendo que la chica se sonroje― ¿Por qué te importaría que me pase algo?

―No lo sé... solo sé que me preocupo mucho cuando estas triste y... no sé ―se notaba que ella estaba nerviosa, Theo sonrío.

―Quizás te preocupa no tener con quien chocarte una vez a la semana ―ambos soltaron una carcajada por el comentario, sabiendo que era verdad que esa chica siempre chocaba con él en alguna parte del castillo, Luna le dio un suave golpe en el hombro y volvió a reír.

―Hay muchos alumnos en el castillo... no te creas tan especial Nott ―él sonrió y cambió su expresión simulando estar ofendido, acercándose más a ella y al sentir la respiración de ella sobre su piel susurró.

―Pero ninguno besa como yo ―y con esto volvió a apoderarse de los labios y la boca de Luna, ella no se resistió, sino que profundizo el beso y mordió el labio inferior de Theo haciéndolo gemir. Al separarse volvieron a perderse en los ojos del otro, ambos sin dejar de sonreír. Theo no recordaba cuando había sido la última vez que había sonreído tanto o si alguna vez había sentido todo lo que Luna le estaba haciendo sentir... nunca había confiado tanto en alguien y menos con tanta facilidad, y ella con su simple sonrisa hacia que él se olvidara de todos sus problemas... quería verla sonreír siempre.

―Sí besas bien, pero ahora deja de tratar de escaparte del tema ―ambos sonrieron―... ¿Qué vas a hacer?

―No tengo más opción que aceptar... ¿verdad? ―Luna asintió―, pero la verdad no sé... es complicado...

Luna amplió su sonrisa, se acercó a él, depositó un suave beso en su mejilla y susurró en su oído.

―Yo estaré siempre para ti... y... tal vez deberías hablarlo con alguien más.

La rubia se alejó, tomó su mochila y se puso de pie, él la imito mirándola perplejo... «¿Qué rayos quiso decir con eso?» al verlo ella sonrío, lo besó suavemente y comenzó a caminar hacia atrás, mientras Theo permanecía en su lugar, su mirada pedía una explicación, y Luna no pudo dejarlo así.

―Piénsalo Nott... En Hogwarts siempre se prestara ayuda a quien la pida ―Luna le lanzó un beso―, Ahh cierto...  ¿te agradecí lo del año pasado en la biblioteca? ―él sonrío y respondió.

―No...

―Bueno, algún día lo hare ―diciendo esto, sonrío dio media vuelta y se alejó dando saltitos.

Theo analizó lo que le dijo antes de eso y una imagen se formó en su mente «¿Sera posible? De todas formas ¿Qué otra opción me queda? Como dicen»...

―... Él que no arriesga no gana ―sonrío, Luna ya había desaparecido entre los árboles, volvió a mirar las pequeñas flores que crecían en el pasto y suspiró― ¿Es ella la que tanto he esperado?... tendré que averiguarlo ―sonrío para sí mismo y volvió a mirar el lago―, definitivamente es una buena combinación... loca, graciosa... perfecta.

Con estas palabras se encamino de regreso al castillo, decidido a resolver sus problemas como sea... solo sabía que quería ser libre de todo, para poder estar con Luna y ser feliz, como acababa de serlo en ese pequeño lago.

Tenía que arriesgarse, era como si de repente su mente se hubiera aclarado, ya no había nada a lo que darle vueltas, si Voldemort conseguía lo que deseaba, todos estaban perdidos, su vida sería un infierno, terminaría como su padre, un maldito amargado, al que solo le importa la pureza de la sangre y el poder, que solo era feliz maltratando y matando a las personas buenas como su madre... ese recuerdo le hizo hervir la sangre, volvió a ver en su mente, su rostro sonriendo, pero de repente se transformó, su cabello ya no era negro, sino rubio, la sonrisa era más hermosa que la anterior, pero la dulzura que se veía en esos ojos era la misma que reflejaban los de su madre... Y como un torbellino Luna volvió a pasar por su mente y borró todo lo que volvía a atormentarlo.

Theo decidió tomarlo como una señal, quería ver sonreír a esa muchacha alocada y algo torpe, sabía que probablemente no llegaría a ser nada más que un amigo para ella, pero en ese momento eso le alcanzaba. Y así comenzó a encontrarse por "casualidad" con ella en diferentes sectores del bosque prohibido, en la biblioteca, a orillas del lago, hablaban de lo que fuera y Theo era feliz, volvía a sonreír de verdad.

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Esta historia fue la piedra inicial de una novela un tanto más larga, que ya casi esta completa, espero pronto poder empezar a revisarla y editarla; en cuanto eso este comenzare a publicarla.

Espero les guste esta historia.

Saludos


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