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Capitulo 3. Vamos adelante

En un planeta de un sistema solar bastante alejado del nuestro, aproximadamente a unos cinco mil quinientos diecinueve años luz, en el cuarto planeta de este sistema descansaba una criatura de proporciones gigantescas, de tres cabezas y de un blanco tan pulcro como el de la nieve, el cielo de un color azul bastante pálido indicaba que había cumplido con su rotación y ya era un nuevo día, el suelo compuesto principalmente de roca marrón y grisácea, fue abriéndose poco a poco para que de esas pequeñas grietas salieran tallos de distintas tonalidades de verde, de los cuales empezaron a brotar sus flores, pequeñas bolitas amarillas se elevaban por encima del suelo para alimentarse de la luz de su estrella.

Muy cerca de esa área, cierta Titánide de tres cabezas descansaba por encima de una meseta, el clima era ciertamente reconfortante para sus escamas, luego de haber pasado tanto tiempo en el frío vacío del espacio, aquella estrella parecía estar devolviéndole la fuerza que tanto necesitaban sus músculos y huesos después de estar tantos años buscándolo... Hasta ahora sin resultados.

La cabeza central del cuerpo empezó a abrir sus ojos lentamente, siendo encandilada debido al intenso brillo de aquella estrella en el cielo tuvo que entrecerrar sus dos ojos para poder ver bien el entorno en el que se encontraban, habían llegado apenas la noche del día anterior, completamente exhaustas se detuvieron en el primer planeta con condiciones habitables para descansar, siendo este su destino temporal. Callist elevó un poco la mirada, el planeta parecía estar completamente desértico y sin vida salvo aquellas pequeñas plantas que podía vislumbrar a lo lejos, vio a sus hermanas durmiendo a ambos lados, Io lucía completamente tranquila, lo cual la llenaba de gusto, el verla triste normalmente le partía el corazón, el ser la hermana menor y la última en desarrollarse en el cuerpo la hacían la más sensible de las tres, el verla llorar cada vez que recordaban a su planeta y familia, y el extrañar a San hacían que su hermana menor solo se aferrase a ella, para que su hermana mayor pudiera susurrarle que las cosas iban a salir bien, que lograrían encontrarlos, los harían entrar en razón y que volverían a casa juntos de nuevo, y aunque todavía tenía esperanzas en lo primero, siempre dudaba sobre si algún día podrían volver a su hogar después de haber viajado durante miles de años, o tal vez millones? Realmente ninguna lo sabía con certeza, las tres ya habían perdido la noción del tiempo cuando llegaron al quinto planeta de su travesía.

En cuanto Callist volteó a su derecha, todo el gusto que tenía fue reemplazado con tristeza y lástima al ver a Eura, la cual si bien estaba dormida, podía notar por sus párpados rojos y un poco hinchados, mostrando que había estado llorando bastante durante la noche, no la había escuchado para nada, por lo que probablemente se había separado del cuerpo para poder llorar en soledad, si bien entendía que su hermana quisiera privacidad, ella solo deseaba que pudiese confiar en ella y en Io, Eura desde que todas tienen memoria ha sido la más obstinada de las tres, siempre siendo el músculo del equipo que eran y casi nunca siendo completamente honesta con sus ellas con respecto a sus emociones, normalmente mostrando una faceta ruda y amenazante cada vez que alguien se acercaba a ella en un estado que ella misma catalogaba como "débil", eran contadas las veces en las que ella compartía sus sentimientos con alguien más, y eso que apenas lo hacía con sus hermanas.

Callist la miró con preocupación, ella no había visto venir que toda la situación en la que se encontraban ahora afectaría de esa manera a Eura, ella pensaba que se la pasaría haciendo comentarios sarcásticos y ofensivos contra Ni, o que se la pasaría molestando a Io, en un intento de "animarla", haciéndola enojar para que ella descargara su enojo contra ella y ella no tuviese que cargarlo por completo, sin embargo, nada de eso ocurrió, su otra hermana menor se la pasaba callada la mayor parte del tiempo, ocultando su mirada para evitar los ojos llenos de preocupación de Io y de Callist, evitaba las preguntas con mentiras diciendo que estaba bien, o que no era nada, o que no era de su incumbencia, para pocos segundos después, ver como aquellas gotas de agua que salían de sus ojos se convertían en pedacitos de hielo al entrar en contacto con el frío implacable del espacio. Poco a poco las otras dos fueron despertando, Io con una mirada neutral y algo fascinada ante la vista del planeta que tenían en frente, mientras que Eura miraba todo con total indiferencia, entrecerrando sus ojos debido a la luz que despedía el enorme astro encima de ellas y del planeta.

Este planeta es muy bonito, ¿no lo creen? —dijo Io tratando de animar un poco las cosas— que les parece si vamos a explorar un poco? Quizás podríamos encontrar algo interesante.

¿Para qué...? Este planeta tarde o temprano va a explotar, implosionar o será devorado por su sol, ni te entusiasmes tanto Io —dijo Eura, con un tono ronco y apagado en su voz, para volver a recostar su cabeza en el suelo.

Io bajó la mirada, algo desanimada por como Eura rechazó de forma cruel su idea, Callist se dió cuenta de esto y se apresuró a animar a su hermana.

Yo creo que es una buena idea Io, podríamos buscar algo de hidrógeno o helio líquido para tomar, o tal vez algo para comer, está bien? —dijo dandole un pequeño abrazo de cuello a su hermana menor— ¿te parece bien?.

Mmm, okey, me parece bien —dijo con una leve sonrisa por el intento de su hermana mayor para hacerla sentir mejor—.

Y tú Eura? ¿Qué dices? —dijo viendo a Eura—

Como sea... —dijo suspirando con cansancio.

Con cuidado, Callist controló el cuerpo para levantarse, estirando sus ya descansadas alas para tomar vuelo y elevarse por los aires, el cálido viento chocaba en los rostros de las tres, subiendo el ánimo tanto de Callist y Io, mientras que Eura se mostraba inmutable ante esto, al notar esto, Callist realizó varios giros en el aire, subiendo y bajando por las corrientes en el viento, sabiendo que si había algo que su hermana amara igual o más que a ellas, era la adrenalina. Mientras bajaban en picada, ambas notaron como una pequeña sonrisa se asomaba por las comisuras del hocico de Eura, viendo que eso daba resultados, la hermana mayor empezó a aumentar la velocidad, elevándose hasta lo que el planeta les permitía y volviendo a bajar una y otra vez, incrementando la velocidad cada segundo que pasaba.

En serio Callist? —dijo con algo de sarcasmo la cabeza izquierda.

¿En serio qué hermana? —dijo Callist con una sonrisa, viendo como poco a poco su hermana menor empezaba a recuperar su actitud de siempre— qué pasa eh?

¡Vas a necesitar más si a eso le llamas velocidad! —dijo retándola, separándose del cuerpo y tomando la delantera— ¡Atrápenme si pueden! —dijo con una sonrisa desafiante.

(Reproducir Multimedia).

Viendo como su hermana había recuperado aunque sea un poco su actitud, tanto Callist y Io se separaron también, ahora las tres quedando en sus cuerpos individuales empezaron una leve carrera, las tres avanzaban a una velocidad incluso mayor a la que iban antes en un solo cuerpo, Eura mantenía la delantera la mayoría del tiempo, haciendo giros cerrados y tirabuzones para retar a sus hermanas, Callist le seguía el paso mientras que Io batallaba un poco ya que de las tres ella era la menos veloz, pero ver a sus hermanas divirtiéndose le daba motivación para continuar en la carrera. El viento chocaba con sus caras, pasando por encima de sus escamas, las tres lo sabían, ellas pertenecían a las alturas, dominaban los cielos del planeta nuevo como si ellas hubiesen vivido ahí desde siempre, gritaban con euforia y alegría al realizar trucos en el aire y al caer en picada de nuevo una y otra vez.

Callist y Io se detuvieron en el aire, sonriendo al ver como su hermana de en medio se divertía y sonreía de nuevo, incluso vieron como subía y subía hasta casi perderla de vista, las dos se llevaron un pequeño susto al creer que ella se iba a ir del planeta sin ellas, estando a punto de ir tras ella escucharon el grito de emoción de Eura al estar cayendo en picada, abriendo sus alas poco antes de llegar al suelo y elevándose en el cielo una vez más, para después ir con sus hermanas hasta estar en frente de ellas.

Y eso señoritas, es velocidad —dijo con un rastro de vanidad— si quieren otra clase ya saben a quién preguntarle.

Sip, esa es la Eura que conocemos —dijo Io susurrando a Callist— es bueno verla de vuelta.

Callist asintió a lo que dijo Io, estando satisfecha de haber ayudado a su hermana, si bien eso había servido, ella sabía que debía hablar con ella más tarde, para que no hiciera su escapada nocturna para llorar a solas, si ella lloraba, quería estar ahí para consolarla. Las tres se fusionaron en un solo cuerpo, emprendiendo vuelo una vez más hacia el espacio, en esa mini carrera no lograron ver tan solo un cuerpo líquido en la superficie ni una sola criatura, las pequeñas plantas eran demasiado pequeñas y ácidas como para poder comerlas, yendo a toda velocidad tardaron poco más de unas catorce horas en abandonar aquel sistema solar, navegando en el vacío del espacio hasta poder encontrar algún planeta con condiciones decentes o aceptables para poder pasar la noche, si bien no encontraron uno de estos, ya que la mayoría solo eran gigantes gaseosos, encontraron uno con muchas lunas, eligieron una rocosa para poder descansar las alas y dormir un poco.

Las tres se separaron poco después de alunizar, Io fue a acostarse inmediatamente, solo que Callist detuvo a Eura antes de que hiciera lo mismo.

Eura, espera —dijo colocando una garra en el hombro de su hermana.

¿Qué pasa? Espero que sea importante como para no dejarme dormir —dijo levemente irritada.

Necesitamos hablar... a solas —dijo viendo Io al terminar esa oración— tienes unos minutos por favor?

Aghh está bien —gruñó un poco al principio para posteriormente levantarse— pero solo unos minutos okey?

Callist asintió contenta al ver que su hermana accedió a hablar, aunque ahora debía cuidar muy bien sus palabras para lo que venía, ambas se alejaron unos cuantos metros de Io, aunque no mucho para poder seguir teniéndola en su rango de visión, Eura la miró un poco impaciente mientras Callist trataba de encontrar las palabras para empezar.

Y bien? Qué sucede? —dijo Eura mientras cruzaba sus alas, viendo como su hermana trataba de hablar— ¿te comió la lengua un sarlacc?

No no, nada de eso —Callist trataba de no tartamudear, solo necesitaba mostrarse segura y sin titubear ante ella— mira, trataré de ser directa está bien?

Está bien, yo te escucho —contestó de la forma más tranquila que pudo, ya que lo único que quería hacer en ese momento era dormir un poco, o al menos tratar de dormir,

Okey... Eura, yo sé muy bien como te ha estado afectando todo esto, el cómo nos ha afectado a todas —dijo con un tono calmado.

¿De qué hablas? Yo estoy perfectamente bien —Eura afiló levemente su mirada, intuyendo a donde iba esta conversación.

Eura, yo sé bien que no lo estás, o al menos no lo has estado desde hace un tiempo, siempre que despertamos veo tus ojos rojizos e hinchados, ya no eres tan...

Tan, qué? —habló en un tono pausado, sabiendo el rumbo de la conversación quería hacer eso lo más rápido posible.

Tan... tú, ya no tienes la misma energía de antes, ya no usas tu sarcasmo como siempre, ya casi ni sonríes, hermana, se que tomamos una decisión precipitada pero si esto te está afectando demasiado o si tienes algo que decirnos por favor hazlo —se acerca lentamente a Eura, pero esta retrocede viéndola a los ojos— Eura por favor no te alejes.

Eura la miró de forma seria, con los ojos entrecerrados mientras mantenía su distancia.

Por favor Eura no me hagas esto... en verdad lo siento, jamás debimos haber abandonado nuestro hogar pero eso solo que... en verdad lo extraño tanto, Io también extraña a San pero jamás nos detuvimos a pensar lo suficiente o siquiera preguntarte si estabas de acuerdo o al menos para preguntarte tu opinión... Por favor perdóname... —mientras más se sinceraba, poco a poco las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos, Eura fue suavizando su mirada conforme escuchaba a su hermana hablar— Lo siento Eura... Nos hemos alejado de todo solo por ellos y ahora ya ni siquiera sabemos dónde está nuestro hogar, todo por mi culpa...

Callist luchaba por mantener sus lágrimas dentro de sus ojos, preparándose para lo que dirí su hermana, probablemente le respondería con un sarcasmo tan ácido para asegurarse de que recordada como jodió todo, probablemente le gritaría con odio cómo es que apenas se detuvo a pensar en lo que ella quería, se sentía como la peor hermana del mundo y probablemente lo era, pero su mente no la preparó para lo que estaba haciendo Eura en ese momento, ella se había acercado lo suficiente como para darle un abrazo de cuellos.

Mira... A pesar de todo lo que hemos pasado en estos años, jamás me he planteado en un solo momento el odiarte a tí o a Io, no pasa un solo día en que extrañe nuestro hogar y a nuestra madre, y debo confesar.. que a pesar de todas las cosas que dije sobre Ni, una parte de mi todavía lo extraña, no importa que pase, o que les haya pasado a ellos, no pienso separarme de ustedes jamás... son mi familia y lo único que tengo ahora —dijo liberando sus sentimientos finalmente, dejando a Callist anonadada, finalmente las dos sabían con claridad que pensaba la otra.

Oh Eura...—dijo Callist correspondiendo el abrazo— Gracias... Te prometo que las cosas van a salir bien para las tres.

Pase lo que pase, vamos a permanecer juntas, pero pobre de tí si le dices a Io que saqué mi lado sentimental, se va a poner a insistirme para que lo haga delante de ella —dijo viéndola con amabilidad, pero endureciendo su mirada al terminar de hablar.

Jejeje, es bueno ver a la Eura de siempre de vuelta —dijo Callist antes de volver a donde estaba Io, ambas se sentaron a los lados de la menor para cuidarla, mientras veían con admiración el imponente planeta que tenían delante de ellas.

Pasase lo que pasase, las tres seguirían juntas, yendo siempre hacia adelante.

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