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Estuvimos mucho tiempo caminando, semanas quizás. A cada paso que dábamos, el mundo alrededor se oscurecía un poco más. Los animales que conocíamos ya no estaban presentes y nuestras reservas de comida se estaban acabando muy rápido. Algunos incluso ya habían muerto gracias a varios obstáculos del camino, mientras que otros se habían sacrificado para que nosotros podamos seguir con vida, y si lográbamos salir de aquí, ellos serían los verdaderos héroes.
Yo me había dado cuenta de que, mientras más avanzábamos, más extensas eran las noches. Algunos creían que eso era una señal de que nos estábamos acercando al Antiguo, mientras que otros simplemente lo veían como ya lo había descrito, que sólo las noches se habían extendido y nada más.
Habíamos caminado por casi un mes hasta llegar a un pantano oscuro. Ya no quedaba comida y tuvimos que comer a nuestros compañeros muertos para seguir con vida. Maldije el día en que decidí trabajar de explorador mientras muchos de los otros estaban en agonía, odiaba estar aquí, odiaba haber ido a buscar al Antiguo y sus leyendas.
Habíamos sido reducidos a una docena de los cincuenta iniciales, la moral estaba muy baja y aún parecía imposible encontrar al Antiguo, pero ya era demasiado tarde para retroceder, o íbamos a morir o encontraríamos al Antiguo, o quizás ambas. Me había levantado y decidí continuar, sentí las miradas de los otros sobre mí, pero no pudo importarme menos, aunque uno a uno se fueron volviendo a sumar al viaje, al punto de que todos continuamos nuevamente por el oscuro pantano.
De pronto, a lo lejos, ví una luz muy brillante entre los árboles, y sin dudarlo, fui corriendo hacia ella. Mis compañeros trataron de detenerme, pero fue inútil ya que estaba muy lejos de ellos a ése punto. Tras un minuto de estar corriendo, dí un salto hacia la luz y pude sentir por un par de segundos que caía, hasta tocar un suelo lleno de un pasto impresionantemente suave. Abrí los ojos y me levanté, ahora ya no estaba en aquel oscuro pantano, sino en un iluminado y enorme campo al aire libre, lleno de flores especiales que reflejaban la luz de las estrellas en sus pétalos, además de haber una luna roja en medio del cielo... ¡Habíamos llegado al lugar del Antiguo! No podía creerlo, y mis gritos de emoción lo delataron, eso y el hecho de que aún seguía vivo, cosa que hizo a los demás avanzar hasta llegar donde estaba yo, presenciando la misma escena con sus propios ojos.
Entonces, lo escuchamos, silbando una melodía como nunca había oído, resonando ésta por todo el lugar, además de generar un viento que movió el pasto y las flores, y entonces lo vimos levantarse... Con su piel azul y oscura, con su cabello de tentáculos y con el hueco en su cabeza donde debería estar su cara... Finalmente lo vimos, al Antiguo, brillando por mérito propio, tanto literal como metafóricamente.
Poco a poco y, creo que sin que nos haya notado, nos acercamos a él... Por los Grandes, era enorme, más grande que cualquier otro ser vivo que haya visto... Él volteó a vernos, dejándonos apreciar al completo su majestuosidad divina, pero no podíamos distraernos más con ella, necesitábamos su ayuda de inmediato.
- Tenemos un problema, y la reina dice que tú puedes resolverlo.
El Antiguo me miró, no sentí expresión alguna en él, aunque luego lo ví acercarse a nosotros con calma y nos ofreció una de sus manos esqueléticas, y yo, lentamente, la tomé.
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