También estuve ahí...
Tibias corrientes de viento podían sentirse aquella tarde de verano. Habían pasado unos días desde que los sobrevivientes habían llegado a la finca para recibir tratamiento de sus heridas. Estos habían mejorado rápidamente gracias a las extrañas medicinas que Shinobu les hacía tomar, las cuales a pesar de tener aspectos y sabores totalmente repugnantes, producían una rápida regeneración a nivel celular en los susodichos.
Obviamente, las visitas de familiares y amigos no cesaban en el lugar, habiendo tres personajes característicos que día tras día se hacían presentes, aunque uno de ellos simplemente se quedaba sentado en los inmensos jardines que decoraban aquel hogar.
Sabito diariamente se hacía un tiempo libre para poder acompañar a su amigo hasta aquel lugar y así visitar a Makomo, quien a pesar de haber presentado bastante mejoría, quedó con graves secuelas que le llevaron a perder su mano izquierda.
Este, constantemente le llevaba algún dulce que compraba en una panadería muy reconocida por el delicioso sabor de sus preparaciones, lo cual llamó la atención de nuestro joven protagonista quien también sintió el deseo de poder comprar uno para alguien especial.
- Oe, Tomioka - Sabito miró al chico levantando una ceja - ¿Acaso estas comprando uno para Shinobu? -.
-Hm - fue lo único que articuló para asentir mientras recibía aquel pequeño paquete donde una tarta frutas había sido envuelta.
-Me parece curioso que vengas cada día a ver a alguien la cual dijiste que no te gustaba... -.
-Vengo a ver a Makomo.. -.
-Entonces supondré que aquella tarta es para Makomo... -.
Tomioka guardó silencio un momento, no, no era para Makomo. Pero debía buscar una forma más sencilla de decirlo.
-... Es para agradecer a Shinobu por todo lo que ha hecho por Makomo.. - dijo finalmente - sabes que no tengo otro interés en ella.. -.
Sabito suspiró, para él los sentimientos de Tomioka por Shinobu era demasiado obvios, y claro, además el conocía toda la historia que estos habían atravesado juntos. Pero aún así, algo en lo profundo de él se calmaba cuando escuchaba aquellas palabras, que a pesar de no ser nada sinceras, reconfortaban un poco su corazón.
-... Además - continuó Giyuu - no debo fijarme en una chica por la que mi mejor amigo tuvo sentimientos.. -.
Una gota de sudor estilo anime escurrió de la cabeza del chico. Se le había olvidado completamente aquella mentira de Urokodaki.
"Maestro.. Algún día me las pagará."
Cruzando los brazos y sin decir palabra alguna se dirigió camino hasta la finca con marcha rápida para adelantar a aquel Tomioka que se encontraba con la mirada perdida en un muro, el cual al percatarse de la acción de su amigo comenzó a caminar rápidamente tras el.
(....)
-Shinazugawa-sama, hoy también ha venido - una dama de la finca se acercaba amablemente a recibirlo - ¿No le gustaría pasar esta vez? -.
- Es usted muy amable, pero no vengo a ver a nadie en específico - dijo emprendiendo camino hacia uno de los jardines - gracias de cualquier forma -.
Sanemi no había pasado un día sin poner un pie en aquel lugar. Cada visita era lo mismo, ser bienvenido por una dama, rechazar la invitación, caminar hacia el jardín principal y finalmente trepar para descansar en la gruesa rama de un árbol, donde alguna vez, descansaba acompañado.
Un extraño sentimiento le embargaba los momentos que a lo lejos veía pasar a Shinobu, aquella cálida sonrisa dibujada en su rostro al igual como siempre lo estuvo en el rostro de Kanae hacía que su cuerpo comenzara a temblar, y cuando abría sus labios dejando escapar esa característica frase le hacía sentir temor de quebrar en llanto en cualquier momento, lo cual era completamente inusual en el.
"Kanae... ¿Aún no me has abandonado del todo verdad?.."
Un profundo sentimiento de melancolía y tristeza se apoderó de él en un momento que quedó observando aquel gran portón que delimita el inicio de la finca mariposa.
"Yo también estuve ahí.. ¿Lo sabías?"
Comenzó a recordar el momento en que mientras se encontraba entrenando en su hogar escuchó que la Pilar de la flor finalmente había regresado de aquella complicada misión a la que hacía unos días había sido enviada junto con Himejima. Eso le hacía sentirse extrañamente feliz, un sujeto como él no estaba acostumbrado a cierto tipo de emociones o sentimientos, y los que Kanae producía en el eran exactamente la gran mayoría de ellos.
Desde aquel primer día en que la Pilar personalmente había atendido sus heridas no podía quitarla de su mente. Era la única persona que a pesar de lo agresivo de su conducta se dirigía a él de forma tan amable y cariñosa, lo cual terminó captando completamente la atención del Pilar del viento.
Aquella sensación se había convertido en una especie de droga para él, cada día le necesitaba sentir más y más, y la chica no mostraba problema alguno en acompañarlo, al contrario, pasaban muchas tardes sentados conversando en aquella gran rama que nacía de uno de los árboles del jardín principal de la finca.
Un día Kanae hizo algo que lo sacó completamente de sus cabales.
" -Sanemi-san, por favor cierra los ojos.
- ¿Qué demonios te pasa ahora Kanae?
- Solo hazlo por favor..
De mala gana el pilar había obedecido a la petición de aquella chica que con tanta dulzura se le había quedado viendo. Y mientras aún maldecía por dentro por el hecho de estar siendo tan blando y sumiso frente a una mujer, el cálido tacto de unos labios sobre los suyos le colocó la mente en blanco de golpe. "
"Eras un frasco de sorpresas, Kanae.."
Volvió a recordar aquel día, aquel maldito día en que con una inusual sonrisa en el rostro se dirigía camino a la finca decido a pedirle a aquella adorable chica que aceptara ser lo que la gente suele llamar novios.
Pero solo bastó un segundo para que todo su mundo y sus planes se derrumbaran estruendosamente por los suelos.
Al doblar por aquella esquina por fin pudo verla después de tantos días, pero no de la forma que el esperaba.
Podía ver el rastro de sangre por debajo de su cuerpo, el cual era delicadamente sostenido por su compañero el pilar de la roca. Unas horribles heridas asomaban tanto en su rostro como en múltiples partes de su cuerpo siendo expuestas por su desgarrado uniforme.
Su hermana menor llegaba corriendo donde ella y él lentamente se acercaba hasta aquel horrible panorama sin poder decir palabra alguna, ubicándose a un costado del portón observando como aquella chica que tantas cosas había producido en él, lentamente, abandonaba aquel lugar para siempre.
"Yo también estuve ahí, Kanae.."
(....)
- Gracias por venir cada día verme - dijo Makomo a aquellos chicos con una gran sonrisa - se que este lugar igual queda un poco lejos de casa -.
- Siempre estaremos para ti Makomo - Sabito cogió su mano - aunque en realidad uno de nosotros venga buscando a otra persona.. - lanzó una mirada a Giyuu entrecerrando los ojos.
- Yo.. No vengo buscando a nadie más - dijo fríamente mirando hacia otro lado.
- ¿Entonces por qué siempre apartas la mirada? - preguntó Sabito.
Solo un leve gruñido salió de los labios de Tomioka quién, en forma de llevar la contraria a lo que su amigo le decía, los quedo viendo a ambos fijamente.
- ¡Hola Shino-chan! - Makomo elevó su mano e hizo un gesto de saludo mirando hacia la puerta de la enfermería, provocando que automaticamente su amigo de azules ojos se volteara emocionado hacia el lugar que ella señalaba..
Unas estruendosas carcajadas por parte de Makomo y Sabito resonaron por aquella enfermería lo cual provocó que una de las damas les llamara la atención.
- Sumimasen.. - Makomo apenas pudo hablar entre sus risas - debiste ver tu cara Giyuu-kun - no, no lograba parar de reírse.
- Debo aceptar que fue muy gracioso - decía sabito aún con la sonrisa en su rostro pero más calmado que su novia - esa es mi chica -.
El rostro de Tomioka hablaba por si solo, le habían tomado el pelo completamente.
Un ligero tono rosado comenzaba a subir por sus mejillas, evidenciando lo avergonzado que se sentía por la situación que acababa de acontecer.
-Ya me retiro - dijo cohibido.
-Shino-chan se encuentra regando las flores del Jardín donde está la fuente con forma de árbol.. - le dijo Makomo con una sonrisa.
-¿Quién dice que iré donde ella? - fue lo último que le escucharon decir antes que rápidamente desapareciera por aquella puerta.
"Giyuu-kun, eres tan obvio.."
(......)
- ¡Tomioka-san! Hoy también has venido - emocionada de verle aparecer tras ella, la revoltosa mariposa dió un brinco para quedar atrapada en sus brazos - Me hace muy feliz tenerte acá -.
-Puedo ver que ya te encuentras mucho mejor... - intentó en vano quitar a la chica de encima, a pesar de dejar de sostenerla esta seguía aferrada a su cuello firmemente.
- Ne Tomioka-san, el otro día me cargaste varonilmente en tus brazos ¿por que ahora quieres bajarme? - una burlona sonrisa se dibujó en su rostro.
Tomioka, sin responder a su pregunta, la tomó firmemente con sus brazos para dejarla sentada en el césped muy bien cuidado de aquel lugar, y sin decirle palabra alguna extendió hacia ella un pequeño paquete.
- ¿Para mí? - la chica lo recibió e inmediatamente lo abrió, mientras Giyuu se sentaba a un lado de ella.
Sus ojos brillaron al ver que se trataba de una apetitosa tarta de frutas, Tomioka no lo sabía, pero Kanae solía preparar aquel dulce cuando quería lograr subir el ánimo de su pequeña hermana.
-Arigato.. - Dijo sin quitar la vista de aquel pequeño gesto de cariño que le habían obsequiado - Ne, Tomioka-San.. Hay algo que he querido preguntarte.. -.
El chico la miró atentamente, lo cual le daba a entender en su lenguaje algo especial que podía continuar.
- ¿Por qué insistes en que mantengamos esto en secreto? - un par de ojos violeta, algo apenados, se posaron en unos inexpresivos ojos azules.
-Porque no es correcto esto que sentimos.. -.
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