Locura
Era bastante tarde, debían ser quizás las cuatro de la mañana. Tomioka había cerrado finalmente sus ojos pero no así sus labios, no paraba de hablar cosas cada vez más cercanas a la locura; y para la preocupación de Shinobu, su fiebre seguía aumentando, solo unos grados más y podría ser muy perjudicial para la recuperación de su pulmón.
- Shinobu-Sama - una joven muchacha entró a la habitación - he traído la nueva medicina, le agregué los componentes que me ha solicitado a la anterior...-.
- Arigato, Aoi... - le recibió el pequeño vaso y ella se retiró.
"Es la mejor de las nuevas chicas que se han incorporado..".
- Y por eso como te estaba contando, yo creo que Urokodaki-sama en su vida pasada fue algo asi como un cuervo.. -.
- Tomioka-san, detente un momento para que puedas tomar esta medicina, ya me contaras más sobre aquel cuervo.. - Dijo con un gran suspiro, y es que esta era, a pesar de todo, una de las conversaciones menos extrañas de las que habían tenido durante toda la noche.
El chico obedeció y sin abrir los ojos sintió como un brazo pasaba tras su cuello levantando su cabeza. Entrecerró los labios y bebió de aquel vaso que se había afirmado en ellos.
- Arigato, Kocho - dijo después que esta le limpiara los labios - siempre eres muy buena conmigo.
- Tu también me cuidaste muchos días Tomioka-san.. -.
El cuerpo del muchacho empezaba a temblar violentamente..
-Yo.. Creo que no te he sido fiel.. -.
Vagos recuerdos venían a la mente de Giyuu en donde se veía en particulares situaciones vividas con Shinobu el último tiempo, como las veces que le visitaba en la Finca, sus días en la cabaña, aquella cálida tarde en el lago.
- Shi.. Shino.. bu.. -.
Nuevamente. Otra vez unas fuertes convulsiones azotaban su cuerpo contra la fría madera del suelo entre los gritos de la pequeña mariposa que intentaban contenerlo para que no resultara lastimado.
Ya era la tercera vez que le pasaba esa noche, y siempre era un acto seguido tras recordar los momentos vividos con aquella que el llamaba Shinobu. Luego, perdía la conciencia por unos minutos y nuevamente despertaba hablando con Kocho como si nada hubiera pasado.
Los temblores habían cesado y ella, envuelta en un mar de lágrimas y frustración, lloraba sobre su pecho.
"Sabito-san, Urokodaki-sama, vuestra gran solución para que Giyuu no sufriera no ha hecho más que dañar de forma caótica su mente. Debería ser pecado alterar de esta forma los recuerdos de una persona, ya que no solamente habeis manipulado sus emociones, ahora su cuerpo está pagando las consecuencias.. "
Los minutos pasaban y el muchacho no había vuelto a despertar, preocupada, Shinobu revisó sus signos vitales y pudo ver que todo se encontraba en orden, incluso su temperatura había bajado unos grados.
-Así que finalmente te has quedado dormido.. -.
Volvió a humedecer el paño que había colocado en su frente y suavemente se acurrucó a su lado. Por fin, después de tanto caos, podría descansar un par de horas. Solo fue cosa de segundos, para que cayera rendida a sus sueños.
(.....)
- ¿Despertaste? -.
Los ojos de Tomioka estaban clavados mirando fijamente los suyos.
- Buenos días, Shinobu.. -.
La chica sintió que su cabeza iba a explotar en ese preciso momento.
¿Acaso le había llamado Shinobu?
- Buenos días, Tomioka-San - dijo finalmente incorporándose y colocando una mano en su frente para comprobar su temperatura - ¿Como te sientes? -.
- No estoy seguro -.
Su temperatura se encontraba bastante bien, por lo que comenzó a realizar los exámenes y cuidados de rutina.
- ¿A que te refieres? -.
- Claro que siento dolor, más del que quisiera, pero... Me siento algo... Perdido. - Dijo suspirando - necesito ir con Sabito para preguntarle algunas cosas ¿Podrías ayudarme después? -.
Shinobu se encontraba sacando unas agujas para poder armar una jeringa e inyectarle un medicamento, pero al escuchar aquello sus manos se detuvieron de golpe.
-Tomioka-san... -.
¿Qué se supone que debía hacer? Por lo visto Tomioka no recordaba para nada lo sucedido en aquella misión.
Pero la mente de Giyuu ya se encontraba demasiado frágil, y Shinobu lo sabía. No podía empeorar las cosas con más mentiras ni aunque estas fueran piadosas.
- ¿No recuerdas nada de la misión? -.
- Hm - gruñó en forma de afirmación - "Douma" - los ojos de la chica se abrieron de par en par - el demonio que me atacó fue la segunda luna superior, lo vi en sus ojos.. Sabito también se encontraba bastante herido, debe estar en la enfermería.. -.
Había sido él, ese maldito que todo le ha arrebatado estuvo a punto de llevarse también a la persona que ama. Se suponía que ellos andaban cazando a la primera luna, Shinobu no lograba entender que hacía también ese tipo en el lugar, ni por qué justo debía de encontrarse con Giyuu.
- Tomioka-san.. -.
- Estoy algo confundido, tengo extraños recuerdos.. Pero se que también Sabito estaba ahí, podía oír su voz claramente en ellos.. - continuaba Tomioka sin darle oportunidad de hablar a la pequeña mariposa cuyas palabras apenas y lograban salir de sus labios.
- Escuchame.. Tomioka-san.. -.
- De seguro Makomo debe estar cuidándole, ella no cayó en la misma habitación que nosotros así que.. -.
- ¡SABITO Y MAKOMO HAN MUERTO! -.
Los pequeños ojos azules incrédulos se posaron en un rostro completamente lleno de lágrimas que apretaba sus propios dientes intentando reprimir en vano aquel llanto. No podía ser mentira..
Giyuu se quedó recostado, en silencio, sólo el sonido de los sollozos de la pequeña mariposa resonaban en la habitación.
"Sabito..."
Miles de imágenes comenzaron a transitar por su mente, aquel primer día en que Urokodaki y el chico con un extraño color de cabello se habían acercado a él. Los almuerzos compartidos juntos. Las noches de extensas conversaciones...
"Makomo..."
Aquel día en que la pequeña muchacha se les sumó. Sus tardes en el prado. La cálida sonrisa que ambos siempre le ofrecían. La confesión sobre los sentimientos de Makomo por Sabito. Sus entrenamientos. La selección final. Sus triunfos. Sus primeras misiones juntos.. Los demonios acorralando a Sabito, su Nichirinto partiendose, aquella puerta abriéndose y un oscuro cabello seguido de uno rubio entrando por ella... Un grito desgarrador.
Como si un nublado cielo se hubiese roto, las lágrimas comenzaron a salir velozmente de sus ojos azules. Su pecho ya no dolía, quemaba, quemaba como si literalmente le hubiesen atravesado con fuego y a la vez oprimía. Sentía que no podía respirar, le era imposible, comenzó a hiperventilar.
- ¡No es posible! - con dificultad comenzó a ponerse de pie.
- ¿Giyuu dónde vas? - Shinobu dejó las cosas de lado y se dirigió a sostenerlo firmemente.
- ¡Tienen que estar en la enfermería! - lo había conseguido, a pesar de todo, logró ponerse de pie y sintió como una descarga de adrenalina corría por todo su cuerpo.
- Detente.. Por favor.. - la pequeña mariposa intentaba contenerlo de todas las maneras posibles.
Pero de un momento a otro, con una fuerza absolutamente desmedida, Giyuu le envía lejos golpeándose esta la cabeza con una pared.
Echó a correr por el pasillo que llevaba hacia el exterior de la casa principal y se dirigió a la enfermería, estaba a un paso de abrir aquella puerta y entrar cuando sintió una mano sobre su hombro.
- Tomioka.. -.
Al voltearse pudo ver tras de sí la silueta de su maestro, quien le sostenía firmemente.
-Urokodaki-sama - se afirmó en el pecho de su maestro con ambos brazos - Tengo que hablar con Sabito y Makomo -.
Pudo ver como aquel después de unos segundos se limitó a negar con la cabeza. El chico se desplomó y su maestro le sostuvo entre sus brazos mientras le consoloba.
- Por lo visto, Makomo encontró en peligro a Sabito y se sacrificó para protegerle, pero por la posición en que estaba este lo más seguro es que no haya resistido ver morir a la chica a quien amaba entre sus brazos por lo que decidió entregar su vida también... - lágrimas también comenzaban a asomar bajo la máscara de Urokodaki - ese es el motivo por el cual los pilares debemos limitarnos en el sentimiento de amar.. Tsuguko Tomioka-.
"Amar.."
- ¡Shinobu! - aún envuelto en lagrimas se despegó rápidamente de Urokodaki.
La adrenalina que por unos minutos había recorrido todo su cuerpo se había detenido. Podía pensar las cosas con claridad. Había sido un completo imbecil. No podía creer que había empujado a la chica que tanto deseaba proteger, pero le parecía raro que esta no le haya seguido fuera de la habitacion.
Cuando ya estaba a unos pasos de cruzar la puerta pudo oír unas voces desde dentro.
- ¿Como es posible que este noqueada? - con preocupación preguntaba una joven.
- Pasame rápido las medicinas y ayudame a llevarla al futon, comiencen a buscar por todos lados a Tomioka-sama -.
A paso lento el chico se asomó en la puerta y unas frías miradas se clavaron en él.
- ¿Qué se supone que pasó aquí? - preguntó seriamente Aoi mientras sostenía la cabeza de Shinobu en alto, quien estaba recostada, y así mejorar la circulación sanguínea.
Tomioka no decía palabra, simplemente caminaba de forma lenta y dolorosa acercándose al futon, no podía creer que él había provocado eso.
- Gomenne.. - la pequeña mariposa abrió sus ojos - iba a ir a buscar a Tomioka-san pero tropecé con mis propios pies y no alcance a apoyar mis manos, hoy me siento un poco torpe.. -.
Giyuu se dejó caer de rodillas a su lado y cogiendola entre sus brazos la atrapó contra su pecho y comenzó a llorar sin consuelo.
Con un gesto de manos Shinobu indicó a las muchachas que abandonaran el lugar y estas obedecieron rápidamente.
- Gomenne... Gomenne... Gomenne.. - Era lo único que decía Tomioka mientras las lágrimas se deslizaban por su rostro.
Pero a pesar de todo, ella no le culpaba, entendía que no se encontraba para nada bien, y que está nueva noticia había sido una verdadera puñalada en su alma.
"Ese es el motivo por el cual los pilares debemos limitarnos en el sentimiento de amar.."
Quería hablar, quería pedir perdón, quería justificarse, pero solamente podía llorar. Sus amados amigos, quienes eran como sus propios hermanos habían fallecido a unos metros suyos en la última misión, y él no había podido hacer nada para evitarlo. Para empeorar las cosas se sentía confundido, tenía muchas preguntas que sólo ellos eran capaces de responderle, y ya jamás podrían hacerlo.
Las palabras de Urokodaki-sama también resonaban en su cabeza al ver lo que con sus propias manos había ocasionado a Shinobu en medio de un arranque de sentimientos.
Pero no sabía que hacer, le amaba, de verdad le amaba y sentía que ya no había marcha atrás con aquel sentimiento.
El único problema, es que había otra mujer comenzando a ocupar espacio en sus pensamientos, a la cual por más que intentara recordar se le hacía imposible, pero sabía que lo que sentía por ella era igual de grande, y dos cosas tenía claras:
Primero, aquella mujer también le amaba, y le estaba esperando. Y segundo, los únicos que podían hablarle sobre ella, sus amados amigos, acababan de morir.
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