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Adiós

La luz comenzó a filtrarse por aquella ventana, lo cual indicaba que ya debían ser como las diez de la mañana.
Los cálidos rayos acariciaron los ojos de Shinobu despertandola lentamente. Aún sin abrirlos su juguetona mano comienza a buscar entre las tapas a aquel chico en cuyos brazos había descansado la noche anterior... pero no había nadie a su lado.

"¿Fue.. Un sueño..?".. Poco a poco abrió sus ojos para confirmar que ella era la única persona en aquel futón, cuyo espacio donde se encontraba acostada estaba completamente desecho pero el de al lado, bien estirado, indicaba que nadie más había dormido ahí.

- ¿Qué clase de sueño con Tomioka-san fue ese? - cohibida se incorpora levemente en la cama para descubrir que no estaba vistiendo su clásico pijama si no que en su lugar una ancha camisa de hombre caía suelta por su cuerpo.

En eso la puerta corrediza se desliza y hace ingreso al dormitorio un encantador chico cargando en sus manos una bandeja que contenía un desayuno tradicional.

- Ya despertaste.. - Dijo con asombro y algo avergonzado, puesto que en realidad planeaba dejar la bandeja sin que Shinobu notara su presencia.

- Ne Tomioka-san ¿Así que tienes un lado dulce? - sonriendo terminó de incorporarse para poder sentarse en la cama.

El chico frunció el ceño y miró hacia el lado, no iba a caer en aquellos juegos con los cuales Shinobu tanto disfrutaba burlarse de él.

- Debo volver a casa.. - comenzó a caminar hacia la puerta del dormitorio. Shinobu sentía como algo oprimía su pecho.

- Tomioka-San, otra vez.. ¿Otra vez volverás a desaparecer? - aquella sonrisa no se borraba de su rostro, lo cual estaba llamando la atención del chico.

Tomioka siguió caminado y al llegar a la puerta finalmente giró su rostro para poder verla de reojo - Trabaja duro, te veo a la tarde -.

Dicho esto cerró la puerta tras de sí y se fue tranquilamente trazando rumbo hacia la casa de Urokodaki-sama.

De en medio de las cosas de la bandeja Shinobu coge una pequeña y morada flor de azafrán.

"Se que ese cálido niño que conocí hace años aún está escondido ahí dentro.."

(....)

- Así que al fin llegas.. - Sabito se encontraba tras la puerta de la habitación de Giyuu - Se te está haciendo mala costumbre parece el quedarte a dormir en la Finca -.

- Buenos días Sabito - dijo casi inexpresivo acercándose a su armario.

- No sabía que tomaba tanto tiempo entregar condolencias - el chico se dejó caer hacia atrás apoyando la espalda en el mueble, cerrando así la puerta de este.

- Shinobu-san se encontraba en casa de Ubuyashiki-sama así que decidí esperarla - resignado dejó de intentar abrir la puerta de su armario y se giró con el ceño fruncido hacia Sabito - ¿Puedo..? -.

- Acaso.. - Sabito se acerca a él y revisa sus vestimentas - ¿Estas sin camisa? - no pudo ocultar su cara de asombro.

El rubor cubrió su rostro completamente, lo había olvidado, no tenía que dejar que le miraran fijamente. Cohibido desvío su mirada y a tropiezos comenzó a empujar a su amigo fuera de su habitación.

- Tuve que quitarla para que las damas curaran mis heridas - dijo rápidamente - seguro en ese momento olvidé volver a colocarmela -.

Que argumento tan mal preparado. Pero al menos sirvió para distraer a Sabito y lograr correrlo del lugar. Apenas pudo hacerlo cerró la puerta y se dejó caer aliviado al piso.

- Oe.. Tomioka - Sabito continuaba de pie al otro lado de la puerta - ¿Podemos hablar sobre Shinobu? -.

- No es necesario.. - solo deseaba que su amigo dejara de hacer preguntas.

- Tomioka, en serio, no es correcto que tengas esos sentimientos por ella -.

La puerta se deslizó unos centímetros y el rostro serio de Giyuu se asomó a través de ella.

- Sabito, no tengo ese tipo de interés en ella... - dicho esto, volvió a colocar seguro a su puerta.

Aún no entendía el por qué Sabito odiaba tanto a Shinobu, solo algo era seguro, los dos y Urokodaki-sama se conocían de antes, y algo ocurrió entre ellos, pero no lograba descifrar que cosa. Aún así, si los sentimientos que tenía por Shinobu provocarían que Sabito interfiriera, lo mejor sería ocultar todo frente a él.

(...)

La tarde ya estaba cayendo en aquel lugar, los últimos rayos de sol comenzaban a teñir de un bello tono anaranjado el cielo y un muchacho acababa de llegar hasta la Finca.

- Tomioka-Sama ¿Ha vuelto por el tratamiento? - con mucha amabilidad la misma dama del día anterior se acercó a él realizando una reverencia en señal de saludo.

- Hoy.. - avergonzado desvío su mirada hacia el lado - hoy he venido a ver a Shinobu-san -.

La mujer le entregó una mirada cargada de ternura y a la vez un poco melancólica - Tomioka-sama, la señorita no se encuentra en estos momentos - la mujer elevó un poco sus hombros - hace unas horas atrás Ubuyashiki-sama le ha solicitado dirigirse en una misión que al parecer le tomará unos días llevar a cabo -.

- Ya veo... - si que tenía una suerte peculiar cuando se trataba de buscar a Shinobu - cuando regrese dígale que he preguntado por ella -.

La mujer asintió y regresó al interior de la casa, mientras que Tomioka emprendió camino de regreso a su hogar. No había alcanzado aún a terminar de recorrer aquellas murallas que pertenecían al gran terreno de la finca mariposa cuando una chica de aspecto conocido baja del pequeño techo de estas y se ubica frente a él extendiendo una pequeña bolsa de tela. Tomioka la recibe y antes que pueda preguntar algo la chica se retira por el mismo camino que había venido.

"A pesar del tiempo Kanao-San no cambia nada.."

Se dejó caer en la banca de una plazoleta en medio del pueblo para poder abrir aquel paquete que la menor de las mariposas le había entregado.
Lo primero que pudo sacar fue un trozo de papel el cual contenía una nota.

"Sumimasen, Tomioka-san, como de seguro ya te habras enterado me han solicitado participar de una misión por unos días. La verdad me siento feliz, ya que si estas leyendo esto significa que volviste a por mi.."

-Tsk.. -.

"Tenía esto preparado para ti, por favor cómelo cada 8 horas. Nos vemos pronto".

Tomioka sacó del interior de la bolsa una pequeña caja que contenía una especie de albóndigas pero de muy mal aspecto.

- Seguro aún planeas vengarte envenenandome, Shinobu.. - pero a pesar de susurrar aquello, tomó una de las nada apetitosas esferas y rápidamente la tragó, ya que así como su aspecto, el sabor también era repugnante.

Volvió a meter todo dentro de la bolsa, dándose cuenta que al fondo se encontraba lavada y bien doblada su camisa, y comenzó su camino de regreso al monte.

Cuando ya estaba por llegar pudo observar a lo lejos a sus dos amigos discutiendo cerca de casa. Sin saber por qué lo hizo se ocultó para que ellos no le vieran y peor aún, comenzó a escuchar lo que hablaban.

- No entiendo Makomo, sobreviviste a la selección final porque en todo momento Giyuu y yo estuvimos atentos de cuidar de ti - Sabito se veía molesto - ¿Cómo es posible que ahora decidas tomar misiones sin participar en el mismo equipo que nosotros? -.

- Creí que confiabas en mis capacidades Sabito.. -.

Las cosas no estaban yendo para nada bien entre ellos dos. Tomioka quería intervenir pero se suponía que él no se encontraba en aquel lugar.

- Confío en que tienes capacidades Makomo, pero también se que eres la única débil entre nosotros tres -.

Makomo no volvió a responder, Giyuu pudo ver como la chica daba media vuelta y se dirigía hacia la casa.

- Makomo no hagas estos dramas.. ¡Makomo! - Sabito insistía en llamarle pero ella había entrado hace unos segundos, dejando la puerta abierta a su paso. Poco tiempo después esta salió nuevamente, se había puesto el uniforme de cazador, los cuales habían llegado precisamente ese día, y se había ceñido una de las katanas de Urokodaki puesto que las de ellos aún no estaban listas.

Con un gran portazo dió a entender que a pesar de verse tan tranquila y calmada estaba hecha una furia por dentro.

- Nos vemos Sabito -.

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